Primer paso de un gran viaje

Llegamos a la Escuela Blanca, era impresionantemente grande, me quedé un rato viendolo, entonces pensé en si me dejarían entrar siendo una vampiresa y "adorando" al dios oscuro, me dirigí a Alby. - ¿Dejarán entrar a alguien como yo? - Le pregunté. - Al fin y al cabo, soy una vampiresa y mi familia ha estado "adorando" por decirlo de alguna manera al dios oscuro. - Le expliqué.

Me sentí nostálgico cuando vio la escuela blanca, un lugar donde me entrene para ser mago blanco, después de años de entrenamiento llegue a ser un mago blanco respetable. Entonces Valeria se me acerco y me pregunto si la dejarían pasar, pues me confesó que su familia había adorado al dios oscuro. La escuela blanca abre sus puertas a cualquiera que necesite pasar, y aunque adores al dios oscuro te dejaran entrar, al fin y al cabo has sido atacada por uno de sus sectarios y eso te da acceso permanente a la escuela blanca-dije mirando calmadamente a los ojos a Valeria.

El mago me explicó que podía entrar aun siendo de una familia que adoraba al Dios oscuro, le sonreí y entonces esperé a que el mago, Alby y la noble elfa, Nawin, entraran a la escuela Blanca, si por fuera parecía increíble, por dentro sería mucho mejor, es lo que siempre pienso. - Esperame en la entrada, ¿sí? - Dije a mi cuervo con una gran sonrisa y cariño, este me correspondió rozando su pequeña cabecita con mi cara y yendo a un árbol, yo le guiñé un ojo y volví a mirar a Alby y a Nawin. - Siento esta interrupción, ahora ya estoy lista. - Les dije.

Valeria me sonrió al oír mi explicación, no conocía a muchos vampiros pero siempre había pensado que eran criaturas frías y que no mostraban muchos sentimientos. Pero me pareció que mi visión sobre los vampiros dio un giro de ciento ochenta grados al ver a Valeria, lo que más me extraño es que habiendo sido de una familia que adora al dios oscura, estar tan tranquilamente hablando con un mago blanco, prácticamente todo lo opuesto a un seguidor del dios oscuro. Entonces Valeria fue a hablar con su cuervo, cuando termino el cuervo se fue y se poso en un árbol cercano, entonces Valeria se disculpo por la interrupción. Yo avance hacia la entrada de la escuela, un gran portón de madera que parecía recién puesto, yo sabía que la escuela estaba bien cuidada por muchos de los magos. Abrí el portón y espere a que entraran Nawin y Valeria para luego cerrarlo. Respire profundamente y luego exhale. La escuela blanca es la más poderosa torre de hechicería que hay, pues no solo hay magos aquí, también paladines. Además este es el lugar donde se realizan las pruebas para entrar a formar parte del consejo mágico, ¿no notáis en el aire como una energía? Es magia en estado puro, es lo que cuida y protege la escuela blanca-dije recordando, tenia nostalgia.

Cerré los ojos y disfruté de la sensación, alzando la cabeza hacia atrás.
-Sí, lo noto...
Una sonrisa se dibujó en mis labios. La magia vibraba en el aire, acariciándonos. Era una sensación maravillosa. Me sacudí la cabeza para echarme el pelo hacia atrá. Abrí los ojos. Observé las enormes paredes del edificio. Tal y como lo recordaba. Como en los viejos tiempos. Avancé un poco, hasta llegar a las imponentes puertas de la escuela. Me detuve antes de entrar.
-Merecía la pena volver- susurré a aire. Miré orgullosa lo que había sido mi escuela, donde había llegado a ser lo que era ahora.- Por los viejos tiempos.
Entré con paso decidido, como en un sueño. Entonces me paré y me volví hacia mis compañeros.
-Vamos señores, ¡el tiempo apremia!- dije, sonriendo ampliamente, de muy buen humor.

La noble elfa, Nawin y Alby entraron, yo entré detrás de ellos, miré impresionada la escuela blanca, era más grande de lo que yo me esperaba, y la mágia se respiraba en el aire. Nunca había sentido tal cosa... Cerré los ojos y dejé que la magia de aquel lugar me envolviera... Entonces miré a los dos compañeros de viaje. - Sois unos afortunados el haber estudiado en tal sitio. - Les dije con una gran sonrisa dibujada en mis labios.

Tantos recuerdos, tanta magia, era como un sueño, la nostalgia me invadía, me acorde de mi llegada a la escuela por primera vez y como había superado las distintas pruebas para salir como un verdadero mago blanco. Entonces oí lo que dijo Nawin, ella también parecía tener nostalgia, sin duda había estudiado la magia blanca en esta escuela. Luego oí lo que dijo Valeria. Puede que sí, los que tienen suerte es porque el Dios blanco les da su bendición, como a ti-dije mientras caminaba as lento para ponerme a la altura de Valeria- la escuela está protegida por esta magia, es como un ser vivo, si no le gustas no te dejara pasar y está claro que el dios blanco te ha aceptado la entrada a la escuela.

Contenta de estar otra vez entre esos muros, caminé feliz admirando cada detalle de lo que yo consideraba mi segunda casa. Recorrí con los dedos los bordes de los enormes bloques de piedra que formaban las paredes, maravillada.Sentía la magia en cada piedra de la construcción. Hacía tiempo que no estaba tan feliz. Me acerqué a uno de los ventanales y miré al exterior. El bosque se extendía más allá de lo que alcanzaba la vista. Me volví hacia mis compañeros.
-Es maravillosa ¿verdad?

Alby me dijo que la escuela me dejó entrar, yo le sonreí, entonces hice una reverencia. - Muchas gracias, Dios blanco. - Dije con orgullo, mi voz retumbó por toda la sala, luego Nawin dijo que todo aquello era maravilloso, yo estaba de acuerdo, era uno de los lugares más bellos en los que había estado... Aunque por lo contrario, si le dijera que he estado con personas que adoran al Dios blanco a mi familia, seguramente me exiliarían... Suspiré y me llevé la mano a la frente. - Lástima que toda mi familia adore al Dios oscuro. - Dije con tono cansado, luego volví a mirar a Alby con una sonrisa.

Escuche el agradecimiento de Valeria al dios blanco, yo sonreí, entonces escuche lo que dijo Nawin sobre la escuela. Es un regalo de la antigüedad, es la prueba de lo que pueden hacer las cuatro razas principales de Gold unidas, maravilloso es solo uno de los adjetivos de la lista que describen este lugar-dije mientras cerraba los ojos y me dejaba llevar por la magia, cuando los volví a abrir fue cuando Valeria suspiro y dijo algo sobre su familia- Dama de la noche, si tu familia te quisiera de verdad, seguro que aceptarían tal como eres, estés con quien estés. Entonces mire su enorme sonrisa, si no fuera porque sabía que era vampiresa me hubiera parecido que era una humana normal.

-Estoy de acuerdo con él.- dije, sonriendo a Valeria. Cada vez me costaba más mostrarme fría con ellos, cosa que no me hacía mucha gracia. Siempre evitaba crear lazos afectivos con las personas. Así, cualquier desición o situación sería menos dolorosa. Me lo había enseñado la experiencia.
Pero con ellos me sentía bien, a gusto. Además, no tenían por qué traicionarme ni nada de eso. Supongo que tendría que dejar de pensar como si aun estuviese tratando con esas serpientes que tenía por consejeros mi familia. No, Valeria y Alby eran diferentes de ellos. Sonreí.

Alby me dijo que si mi familia me quería que me aceptaría, yo le sonreía, sabía que no lo harían, ya que, desgraciadamente, mi familia era una de las fundadoras de las sectas que pretenden revivir al Dios oscuro, no sabía si decirles eso, ¿me aceptarían después de decirle tal cosa? Pero pensé que no estaría bien guardarle secretos, después de todo... Eran los unicos amigos que tuve desde aquel fatídico día. - No creo, mi familia fundó una de las sectas que ahora intentan despertar y liberar al dios oscuro. - Les dije seriamente, no sabía por qué, cuando hablé de aquello, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Nawin estaba de acuerdo con lo que había dicho. Seguíamos avanzando por el pasillo de la escuela, en el ala izquierda, cerca de las aulas donde se realizaban los exámenes para llegar a ser mago blanco. No nos faltaría mucho para la sala de los maestros, donde se suponía que se estaba realizando una reunión en la que debía participar. Entonces Valeria dijo que su familia no la aceptaría pues su familia era una de las fundadoras de las sectas que intentaban liberar al Dios oscuro. ¿¡¿Qué?!?-dije incrédulo, deseando que fuera una broma pesada.

Alby parecía asombrado, yo suspiré, luego lo miré atentamente. - Desgraciadamente es cierto. - Les dije, luego miré hacia una ventana. - La verdad es que nunca le dí mucha importancia a lo que hacían... Pero ahora estoy viendo los resultados de su obra... Y la verdad son más graves de lo que pensaba. - Dije sin quitarle ojo al hermoso paisaje que se apreciaba. - Para serte franca, no lucharé a favor de nadie... No me uní a las sectas que crearon mi familia, no deseaba que ese mundo tan hermoso del que me hablaron se convirtiera en una tierra desolada por la guerra y la destrucción, pero tampoco deseaba echar por tierra los planes de mi familia... Supongo que esa sería mi parte vampírica, que deseaba y desea que el Dios oscuro sea liberado. - Concluí, luego miré las caras sorprendidas de Nawin y Alby. Esperando su respuesta.

Me quede mirando a Valeria sin quitarle los ojos de encima mientras esta relataba su historia, me parecía increíble que viniendo de una familia de sectarios se mostrara tan abierta ante unos magos blancos, un repentino odio me asalto al saber el pasado de Valeria, aunque no iba dirigido a esta pues era completamente diferente a cualquier sectario. Cuando Valeria concluyo su historia nos miro esperando nuestra respuesta, mire por el rabillo del ojo a Nawin y volví a mirar a Valeria, esta vez a los ojos. Puede que tu familia pertenezca a una secta, pero está claro que tú no perteneces pues no pareces una sectaria, para cualquier otro Buscador de luz, pertenecer a una familia sectaria es motivo de ejecución, pero por otro lado, la escuela te ha aceptado, por ello estas exenta de la ira de los Buscadores. Te has topado con la persona correcta pues cualquier otro mago hubiera atacado sin analizar la situación, por mi parte no hay ningún reproche-dije disimulando el odio que ocultaba tras mis palabras, odio hacia la palabra ‘’secta’’ o ‘’ sectario’’.

Alby parecía que me "aceptaba" por el momento, pero sabía que ahora estaría un poco incómodo conmigo, le sonreí, a Nawin y a él. - Gracias por aceptarme aún sabiendo que pertenezco a una familia tan... Oscura. - Les dije a los dos, les hice una reverencia. - Creo que me quedaré aquí a esperaros. - Les dije sonriendo, me acerqué a la ventana y empecé a contemplar el paisaje, unos pájaros estaban danzando por el cielo, yo los seguía con la mirada.

Valeria contó su historia. Me quedé sorprendida. No esperaba que su familia hubiese fundado una secta. Pero estaba segura de que ella no era así.
-Valeria, no nos importa qué hiciese tu familia ni qué dejó de hacer. Lo importante eres tú. Y eres una persona maravillosa, con un corazón grande, bueno. La escuela te ha abierto sus puertas, y eso solo puede significar una cosa; que no eres una de ellos. Y... si algún Buscador intentara hacerte algo... me encargaré yo misma de él.-añadí, con cierta frialdad. Pero en seguida volví a mirar sonriente a Alby y a Valeria. Desde que estaba en la escuela y con ellos, solía mostrarme de buen humor. Había perdido la costrumbre de hablarles de 'usted' y esperaba que ellos hicieran lo mismo conmigo. Definitivamente, parecía una persona nueva.

Escuche lo que dijo Nawin casi al segundo de terminar yo de hablar, mee gire hacia ella y colocando mi mano sobre mi pecho le dije: Nawin, mientras yo lidere a los Buscadores, me asegurare de que ninguno ose si quiera intentar ponerle la mano encima a Valeria, me asegurare de que si lo hacen sean duramente castigados. Entonces me gire hacia Valeria, sonreí al ver que esta agradecía ser aceptada por nosotros, entonces nos dijo que se quedaría aquí a esperarnos. Comprendí sus motivos y me gire hacia Nawin. El motivo de mi visita a la escuela blanca es asistir a una reunión de los maestros en la sala de los maestros, me gustaría disfrutar de la compañía de una doncella del bosque durante la reunión. ¿Quieres acompañarme a la reunión?- termine la conversación con un arrodillamiento en señal de respeto.

Entendí la decisión de Valeria. Tenía que ser muy incómodo para ella. Escuché lo que dijo Alby.
-Será un placer acompañarte.- Le respondí.- Y, por favor, no hace falta que te arrodilles ante mí -añadí, sonriendo.
Volví a mirar a Valeria, esperando que cambiase de opinión. No me hacía gracia dejarla sola, a pesar de lo que había dicho Alby. Tras un instante de vacilación, acabé aceptando que se quedase allí. ''Sabrá defenderse, estoy segura'' me dije.

Escuche la respuesta de Nawin y me dijo que no hacía falta que me arrodillara ante ella, pero el protocolo me obligaba a hacerlo, eche un último vistazo a Valeria y volví a mirar a Nawin. Será mejor que nos demos prisa, no sería educado hacer esperar la reunión-dije mientras empezaba a avanzar por los pasillos hasta la sala de los maestros, una elegante sal, decorada y esculpida a conciencia por los mejores escultores de Gold, una sala con una enorme mesa circulas con un asiento tanto para cada maestro como para los invitados. Sin duda la reunión debe de haber empezado y los maestros estarían esperando por nosotros, entonces vi la puerta de la sala, una puerta de mármol con dibujos de las eras de Gold.

Alby y Nawin entraron a la gran sala, pude ver por lo alto que parecía bastante elegante, luego, cuando me quedé sola miré todo lo que me rodeaba, había grabados por casi todas partes, las miraba con bastante curiosidad, iba a tocar uno cuando otro mago blanco me gritó, fue a por mi, yo lo esquivé fácilmente. - ¿Qué? ¿Qué haces...? - Antes de poder terminar mi frase el mago me volvió a atacar, lo bloqueé con un brazo, era extraño que no usara su magia... Pero su arma fue lo suficientemente fuerte como para cortar mi piel, empecé a sangrar por el brazo, lo aparté rápidamente y lo choqué contra la pared, mis ojos se volvieron carmesí, estaba siendo tentada por mi propia sangre... Pero cerré fuertemente los ojos, solté al mago blanco y salí rápidamente fui a la entrada de la escuela. Mi herida empezó a curarse, me senté encima de una roca, miré hacia la puerta, y unos magos blancos la habían cerrado, dejándome fuera, mi cuervo vino y se posó en mi hombro, lo miré y parecía que sabía que estaba herida, miró hacia la ventana, pero lo detuve. - Déjalos, comprendo por qué hacen esto. - Le dije con una sonrisa, este me hizo caso y se acercó a mi. Yo le acariciaba y pensaba en lo ocurrido.

Tras entrar a la sala junto a Nawin la puerta se cerro, pude observar que varios de los que participaban en la reunión nos miraban con cara de reproche, también observe unos asientos en la parte oeste de la mesa, en total tres sillas vacías, las tres con la misma decoración. Me acerque y me senté en la mesa del centro y espere también a que se sentara Nawin, cuando estuvimos todos el más anciano de los reunidos, un viejo elfo de cabellos grises y arrugas en la cara, empezó a hablar: hermanos y hermanas goldmitas, se os a reunido hoy a los miembros del consejo de la magia, a los más altos nobles, a los líderes de los clanes más influyentes y poderosos de Gold. Hoy vamos a tratar sobre un asunto que atemoriza hasta al goldmita más poderoso, el aumento de las sectas, durante el último año se han dado un aumento de rituales, sacrificios, asaltos y demás actividades de estas sectas. Sienten la llamada de su dios e intentan liberarlo con sacrificios que no llevan a nada ¿Que podemos hacer? La sala entro en una discusión hasta que ocurrió lo impensable…

De pronto por la puerta entraron un grupo de aprendices de mago blanco, antes de que pudiéramos decir nada se quitaron las túnicas dejando ver trajes negros y símbolos del Dios oscuro, de pronto, el que parecía su líder, lanzo un hechizo al anciano elfo, este lo esquivo saltando hacia un lado. Una batalla había comenzado y no podía dejar de preguntarme ¿Cómo habían entrado?

De repente abrieron la puerta de nuevo, miré y vi que eran otros magos blancos. "¡Apresadla!¡Es la traidora!" Escuché que decía un mago blanco, yo no me explicaba que había pasado, entonces vi que me encadenaron las manos con lazos mágicos, intenté desacerme de ellos, pero me hirieron, rápidamente paré, mi cuervo iba a atacarles, pero le hice una señal, este se fue, varios magos me apresaron y me tiraron al suelo. - ¿¡Qué demonios...?! - No sabía que había pasado, uno de los magos, el que parecía ser el cabecilla se dirigió a mi con repugnancia. "¡¡Pagarás caro tu traición!! Pero no estarás sola en el infierno, todos los de tu raza pronto iran junto a ti, ¡¡te haremos confesar!!" Acto seguido me golpeó la cabeza con su báculo, no fue suficiente como para dejarme inconsciente, pero olí el olor de mi sangre, mis ojos volvieron a tornarse carmesí, estaba un poco mareada y confusa... -Y-yo no he hecho nada... - Les dije mirando al suelo, intentando que no vieran mis ojos, pero era demasiado tarde, ya los habían visto, el cabecilla me ordenó que me callara, yo lo hice... No deseaba hacerles daño... Cerré los ojos. "Por favor... Ayudadme..." Pensé, le pedí ayuda al Dios blanco... Pues él sabía que yo no hubiera sido capaz de irrumpir de tal forma su escuela blanca...

Todos los miembros de la reunión habían sacado sus armas, algunos báculos, otros espadas, martillos, hachas, arcos, ballestas… yo había desenfundado a tronadora y a Lunius, en la mano izquierda, Tronadora, en la derecha, Lunius. Cerca de mi habían cuatro sectarios que me habían rodeado, agarre a Lunius con la do manos y golpe he fuertemente el suelo con la parte inferior del báculo, creando un campo de energía que lanzo a los cuatro en diferente direcciones, entonces se me acerco uno por detrás e intento golpearme con una inmensa espada. Yo reaccione a tiempo y lo detuve con mi báculo, rápidamente clave mi espada en el cuerpo del sectario y al instante este empezó a electrocutarse. Saque mi espada del cuerpo del sectario y este cayó al suelo sin vida, mientras tanto un arquero me había disparado unas flechas y una me alcanzo el hombro izquierdo, maldije por lo bajo…

Agarré con fuerza a Haiass, que vibraba, listo para la batalla. Conseguí quitar de enmedio dos de los sectarios, lanzándoles sendos relánpagos. Entonces ví que a Alby le habían dado con una flecha el hombro.
-¡Alby! -chillé. Corrí hacia él, no sin antes fulminar a otro sectario más. Coloqué la mano cerca de su herida y comencé a curársela. La herida dejó de sangrar pronto. Le oprimí el hombro con la mano, para infundirle ánimos. Entonces, escuché voces fuera, en el corredor. ''¡Valeria!'' pensé. Corrí hacia la salida. Alli me encontré con lo que me temia: habían atacado a Valeria pensando que ella era una sectaria.
-¡¡Soltadla!! ¡¡Ella no es una sectaria!!
Pero no me hicieron caso. Temí por la vida de mi amiga. Con la cólera brillando en mis ojos, alcé a Haiass dispuesta a combatir con aquellos magos.
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