Diario de Shizuka Hiou

Diario de Shizuka

Post publicados (Shizuka y cía):

Rol colectivo: Reunión con el monarca.

Entré en el salón con paso decidido, observándolo todo a mi alrededor. Todavía no llegaba a comprender por qué me había invitado... cosa que pensaba averiguar. Me acaricié el labio inferior, pensativa. Allí había gente de todas las razas, muchos de ellos de familias influyentes. Tomé asiento cerca de una joven elfa. Me fijé en su postura, su mirada, su indumentaria, hasta en el báculo que descansaba junto a ella. ''Una maga blanca...'' pensé. Parecía algo nerviosa. Mejor, así sería más fácil de manipular. Estaba aburrida y sedienta. Tal vez cuando acabase la reunión... No, mejor no tocar a gente de familia noble. Comenzaron a llegar los sirvientes del rey. Los miré sin interés, con indiferencia. Ya les prestaría atención. Pensé en dedicarme a hablar con alguien, y la que estaba más cerca era la elfa. Le dí un golpecito en el brazo, para que se volviera hacia mí.
-Hola, encantada. Soy Shizuka Hiou, o Hiou Shizuka, si guardas algún respeto por mi familia. ¿Aquién tengo el placer de conocer? -pregunté, sonriente.
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Me sobresalté al sentir que alguien me intentaba llamar la atención. Giré la cabeza hacia el otro lado. Una joven, de aparencia unos veinte años, indudablemente vampiresa, con una leve sonrisa en los labios, se estaba presentando. No me dio buena espina, pero aun así, le contesté.
-Yo soy Nawin D'Eliah, de la casa de los Elfos de las Brumas -dije, titubeando. No me gustaba la forma en la que me miraba, con aquellos ojos rojos, del color de la sangre... Un escalofrío recorrió mi espalda. ¿Acaso tenía intención de convertirme en su cena? Me alcé un poco el cuello de la túnica, intentando tapar un poco la piel de mi cuello. Intenté desviar su atención, su... aquella escalofriante sonrisa.
-¡Oh, vaya! Ya ha llegado la escolta del rey... tengo una ganas de que vayan ya al grano... - comenté.
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Me levanté del asiento con elegancia, y me incliné sobre la elfa para susurrarle al oido:
-Yo también tengo ganas de que acabe la reunión.
Me alejé de la mesa y me dediqué a merodear por la sala. Observé a la elfa desde atrás. Tal vez me viniera bien un nuevo peón...
Esperé a que la sala estuviera casi vacía, y que los que estuvieran no me prestaran atención. Me acerqué a la joven por detrás, y sin previo aviso la mordí. Sentí su sangre caliente recorriendo mi boca. Sentí que intentaba resistirse, pero no la dejé. Aparté el báculo para que no lo pudiera coger. Al rato me aparté de ella y dejé que se deslizara inconsciente hasta el suelo. Me limpié la boca con el puño del kimono. Era una lástima dejarla así...
podía usarla más adelante como peón en mi juego... Me agaché sobre ella y me corté con uno de mis colmillos en la mano. Dejé que mi sangre goteara sobre su boca. Sonreí al ver a la nueva vampiresa ¿cómo reaccionaría al ver su nueva condición? Me traía un poco en frío, la verdad. Ahora estaba unida a mí por un vínculo de sangre. Seguiría siendo independiente, pero no podría rechazar mis órdenes. No la veía con la suficiente fuerza de voluntad.
Antes de que alguien pudiera reprocharme mi acción, me desvanecí de la sala para reaparecer fuera de la fortaleza. ''Pronto me serás útil...''
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Entonces llegó el momento de emprender el viaje, salí de la habitación, además también había llegado una nueva chica, estaba saliendo afuera. Vi que todos los demás también estaban empezando a irse y emprender el viaje. Justo cuando estaba a unos metros de la salida de la fortaleza olí sangre... Me temí lo peor, me giré y ví a la nueva mujer fuera, con una sonrisa siniestra. Sentí una ira increíble, rápidamente, volví a entrar a la sala, en menos de un segundo estaba junto a Nawin. Y para mi horror estaba tirada en el suelo, con una mordedura en el cuello y sangre en su boca... Levanté su cabeza y la puse en mi regazo. - ¡Nawin! ¡Nawin respóndame por favor! - Le supliqué, estaba inconsciente, ¿o estaba muerta? Le cogí el pulso y parecía que estaba viva, pues sentí su corazón, pero muy débil... Apreté el puño, iba a ir a por la mujer, pero no podía dejar a Nawin allí sola. Pero tampoco iba a dejar que esa mujer se escapara impune, cogí en brazos a Nawin y la coloqué en una silla. - "Esperame, pronto vendre en tu ayuda." - Le dije, mis ojos estaban rojos como la sangre, y tenían un brillo helador, volví a la entrada del castillo y me interpuse en el camino de ella, la empujé, y estaba dispuesta a romperle la boca de un puñetazo, pero me controlé, la miré con una de mis más frías e intimidatorias miradas. - ¿¡Cómo te atreves a hacerle daño!? - Le pregunté con ira, pero tenía cuidado de que los demás no me escucharan.
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Apreté lo labios ante la osadía de la vampiresa. Solo dije tres palabras, duras, frías.
-No me toques.
Haciendo gala de mis reflejos, desaparecí de allí. Ya tendría tiempo de ocuparme de aquella renegada... ahora me interesaba más mi próxima pupila...
Pero que no pensara que eso se iba a acabar así.
-Nos volveremos a ver... Valeria...
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Cambiando de aires

Allí estaba. Caminando perdida, sin rumbo...
Observé a la joven. Tenía los hombros hundidos, el rostro demacrado. Y tenía sed. Sed de sangre. Me acerqué a ella. Se había dejado caer al suelo, agotada y hambrienta. ''Pobre criatura...'' la miré a los ojos, que habían cambiado su color habitual por el color rojo de la sangre.
-Ven conmigo. Junto a mí aprenderás a manejar tus habilidades, y controlar la sed de sangre.
Le tendí la mano.
-Déjame ser tu maestra.
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Observé a Shizuka, abriendo mucho los ojos. Me estaba ofreciendo ser su pupila, aprender de ella... Me imaginé aprendiendo de ella, de una poderosa vampiresa.
Vampiresa...
Entonces caí en Valeria. La habría dejado preocupada... me mordí el labio. Estuve apunto de decir que no, pero... me estaba ofreciendo el controlar mi sed de sangre... Aquellos días había estado a punto de morder a varias personas, pero había conseguido controlarme. No estaba segura de poder aguantar más tiempo. Casi con lágrimas en los ojos, le respondí. ''Perdóname Valeria...''
-De acuerdo... maestra...
Bajé la cabeza, sin poder sostener la mirada. Intentaba recordarme que lo hacía para no causarle mal a nadie, para no acabar convertida en una máquina de desangrar...
''Perdóname Valeria...''
Dos lágrimas recorrieron mis mejillas.
-Pero lo haré con una condición -alcé la mirada.- Seré tu aprendiz si me juras que no tocarás a mis amigos.
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Fijé la mirada en los ojos de Nawin. A pesar de que mi sangre corría por sus venas, seguía teniendo la suficiente fuerza de voluntad como para negar mis órdenes. Tal vez la había subestimado. No era el tipo de persona débil a la que podía utilizar sin riesgos. Pero aun así, me podía ser útil. Debería tener cuidado. Tal vez...
-Nawin. Vuelve con tus compañeros.
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No lo comprendía.
-¿Qué...?
Volver con mis compañeros... Me daba miedo pensar su reacción al verme así. Aun así... me volví a acordar de Valeria. La había dejado preocupada.
Alcé la mirada hacia mi maestra, decidida. Asentí con la cabeza. Volvería con ellos. No pensaba dejarlos tirados.
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Vi marcharse a mi aprendiza, más segura de sí misma de lo que estaba cuando la vi. Bien, que siguiera así... no me servía de nada hundida...
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