Capítulo 2: Nuevos días, nuevas metas
Tras unas pocas semanas instalado en Rosbasha, me informé acerca de un par de interesantes cosas: el paladín y el híbrido. Las escribo por separado para no liarme uno con el otro.
Paladínhttp://www.goldmedievalrol.net/t557-dragunov-aspirante-a-paladin-aguaTras unos días de bigardeo por allí, descubrí una interesante estructura. Se asemejaba a un humilde y pequeño castillo, pero cuando me acerqué a un guardia vigilando, el tío me contó que ese edificio era la Escuela Blanca, donde se preparaba a individuos para ser magos blancos o paladines. Lo último me sonó interesante y decidí probar suerte apuntándome. Una entrenadora, un ángel algo torpe por cierto, me mandó ir a hacer de cura para una vieja endemoniada. Fue un combate en el que no empuñé mi espadón, debido, en parte, a que no podía agredir a la pobre anciana.
Sin embargo, cuando coseguí arreglármelas para exorcizar, me di cuenta de que el poder no es siempre del que aparenta tenerlo. Si no fuese por aquella niña, no sé cómo habría acabado... Resumiendo, que podría haber sido una apestosa lección sobre no subestimar y demás cosas...
Aproximadamente una docena de moratones, un hombro dislocado y unos roscos fueron lo que saqué de aquel orfanato. Mi entrenadora casi se estampa contra el suelo cuando traspase la escuela. En fin, no estuvo muy dubitativa a la hora de nombrarme paladín de Surcan. Cierto fue que se cayó, pero aquella chica empezó a caerme bien. Hasta me dio una ampolla para las heridas...
Varios días después aprendí la habilidad
Impacto Líquido.
Hibridación Demonio-Humanohttp://www.goldmedievalrol.net/t568-hibridacion-demonio-humano-dragunovRecientemente, por la taberna oí a un viejo decir que su nieto se ha hibridado con un elfo. Me acerqué y le pregunté cómo era eso posible. Él me habló de la Torre arcana del oeste, de las hibridaciones que allí ocurrían y de las pruebas de la magia de la montaña. Mientras encaminaba allá mis pasos, empecé a meditar sobre con qué ser hibridarme...
¿Un elfo? ¡Qué va! De todas formas, sólo eran más altos que nosotros, y probablemente más ágiles y avispados. No sentía desagrado por ellos, pero tampoco es que yo fuera un ferviente amante de la naturaleza.
¿Un enano? ¡Tampoco! Aunque fueran más fuertes y fornidos que un humano corriente, difería la altura y yo me sentía bien con mi metro ochenta y uno.
¿Un dragón? La idea en un principio me atraía bastante, pero mis dudas me abrumaban dada su enorme envergadura.
¿Un capra? ¡Ni por asomo! Para qué se supone que necesito unas piernas de cabrón, aunque sean más rápidas y ágiles. Además, si ya soy feo de por sí,¿qué chica querría tener rollo conmigo teniendo la cintura para abajo de la de un animal doméstico?
¿Un hombre lagarto? Eso sería como el dragón, pero más canijo y con forma más humanoide.¡Tampoco!
¿Un vampiro? ¿ Y vivir sabiendo que la luz del sol te hace polvo? ¡Nanay! No siento atracción por el zumo de tomate ni por la sangre...
¿Un licántropo? Hmmm, otra idea atractiva, pero había rumores de que estos seres perdían la cabeza en luna llena. La duda me llevó a la negativa.
¿Un tritón? Bah, esos están todo el día pegados al agua y a la orilla, tirándole los tejos a las sirenas. Abandoné esa idea.
¿Un ángel? ¡Mala elección, chavalín! Yo sería un ángel malo debido a mis acciones pasadas y venideras. Mi supuesta hibridación a ángel fue el precedente para mi hibridación definitiva.
¿Y qué tal un demonio? Son como ángeles, pero corruptos y caóticos. Aunque al principio me dio un poco de miedo cruzarme con un demonio, dado la aparición de imprevistos. Sin embargo, pensé en el mejor caso que el encargado de hibridarme sería un experto, así que abrigué esa esperanza y allá fui.
El encargado me solicitó 5 monedas y ciertos objetos como requisitos. Los traje y, posteriormente, mi hibridación humano-demoníaca fue un éxito, toda una alegría. No me sentía raro de momento.
Resumiendo, que el ansia de poder de un humano excede toda frontera imaginable, pero claro también hay que estrujarse las neuronas de uno. Como dijo mi padre adoptivo:
''Mucho poder nunca es suficiente si eres tonto, Dragunov, ¡así que léete ahora mismo el primer tomo del bestiario si no quieres que te obligue a hacer doscientas flexiones!''