Acababa de entrar en la ciudad y ya había pregonado a todos mi condición de juglar, pero quizás demasiado presuntuosamente, ya que no conocía a nadie de allí. Empecé a caminar por las calles, distraído, durante horas. De repente mi mente aterrizó de nuevo en el mundo terrenal y, con un sobresalto me di cuenta de que estaba completamente perdido. Me senté tranquilamente en el banco más cercano, saqué mi cuaderno y continué escribiendo, sin preocuparme de estar mas perdido que un Wisiul en el Desierto del Pesar. Al cabo de dos o tres horas escribiendo, me aburrí y volví a guardar mi cuaderno y mirando fijamente las nubes suspiré:
Ojalá alguien me guiara por esta enorme ciudad, así no tendría que preocuparme de nada...
Y después de esperar horas y horas y que nadie se presentara, presuponiendo que quedarme allí sentado no iba a serme muy útil para mis historias, decidí que yo solo me daría una vuelta por la ciudad. Pero en el momento en que giré la esquina me encontré con que una chica, que yo supuse que debía de ser una mestiza entre humano y demonio, irrumpía a gritos en un gran edificio, diciendo algo sobre una aldea ardiendo o algo así.
Todo eso era demasiado problemático para mi, y decidí que lo mejor era largarse de esa ciudad sin hacer ruido, asi que, después de perderme otras dos o tres veces, conseguí salir de la ciudad.
CIERRO POST.