Encuentro Ardiente [Eärendil, Piro y Alby]

Seguí el ejemplo de Aërendil y saqué mi arco, y seguí a Alby hacia el interior del bosque, pero en lugar de ir por el suelo preferí hacer como las ardillas y ir por las ramas, desde allí tenía ventaja si quería cazar algún animal y al tener buena vista la noche apenas me molestaba, me pareció ver movimiento algo más a delante, quise acercarme pero no quería alejarme del grupo por lo que simplemente me quedé quieta en mi lugar apostada en la rama y les chisté a los demás para que me prestasen atención, cuando me miraron señalé hacia delante con la cabeza indicando que allí había algo.

Fui con la pandilla, pero el tío del pelo rosa no se encontraba con nosotros, lo que me extrañó bastante. En fin, seguí a esta gente por el bosque sin grandes alteraciones. La elfa conocida como Alanna se subió a los árboles, desde donde poder observar...o eso creí.

En cuanto sentí a la elfa advertirnos de algo, me detuve en seco y contemplé la vegetación. ¿Qué pasaría? ¿Era nuestra caza ya o qué? Estaba listo para actuar, pero preferí antenerme vigilante antes de echar mano a la espada pesada...

La noche parecía tranquila mientras nuestra empresa se encaminaba hacia nuestra principal prioridad que se trataba simplemente de buscar alimento, caza a unos cuantos animales para poder alimentarnos posiblemente para una vez amaneciera continuar nuestro camino o también el combate que habíamos dejado a medias.

Me había alejado un poco del grupo aunque sabía que por la iluminación que daba me localizarían fácilmente por lo que no me preocupé. Pero aun así había algo en el aire que me provocaba una sensación de peligro, un extraño olor a azufre, me di la vuelta y pude ver a lo lejos a mis compañeros desenfundando sus armas para posiblemente atacar algún enemigo.
En ese momento en el que estaba desprevenido note como algo me empujaba y rodamos los dos sobre la hierba, la criatura se electrocuto por lo que una vez me tiró al suelo se apartó de mí para mirarme desde una distancia segura.

Me reincorporé para ver a mi adversario, un cancerbero negro y con varias cicatrices en una de sus cabezas, dos de sus cabezas me gruñían enseñándome los dientes mientras su tercera cabeza, la del centro, me habló: Un cachorro luminoso, de todas las presas que he estado cazando junto a mi manada esta es la primera vez que veo algo tan extraño como tú.

Desconocía como era capaz de entender lo que decía, tal vez fuera que bajo mi otra forma era capaz de hablar con otros caninos, pero en la actitud de esa criatura percibí algo oscuro, acababa de llamarme presa y decía que cazaba junto a su manada. Si realmente había algo oscuro y demoniaco en aquella criatura, estaríamos en peligro, mis compañeros y yo, por lo que por mi cabeza se me pasó la idea de alejarlo.

¿Qué es lo que quieres de nosotros?-pregunté mientras enseñaba mis colmillos.

Probar vuestra sangre, no hay nada más divertido que luchar y desgarrar miembros, ver como la sangre caliente que fluye por vuestros cuerpos es derramada, tus compañero parecen muy apetitosos-respondió el abominable ser a carcajadas.

Estás loco. Deja a mis compañeros en paz-exigí.

Ah, Las cosas no son tan fáciles, has de darme algo a cambio, ¿Qué puede ofrecer alguien como tú?-preguntó el cancerbero mientras me miraba con burla.

Te ofrezco un combate contra mí, si pierdo, podrás decidir qué hacer conmigo-expuse una oferta algo arriesgada pero tentadora.

Interesante, una vez hayamos acabado contigo volveremos y mataremos a todos tus amigos-dijo el demonio antes de aullar al cielo como si de una llamada a sus hermanos fuera.

En ese momento eché a correr mientras era perseguido por aquel ser al que se le unieron varios de su misma especie, ninguno portaba cicatrices igualables al del que parecía su líder. Tenía que alejarlos pero eran rápidos, solo pensaba en correr y correr mientras me alcanzaban. Había pedido un combate pero no me esperaba enfrentarme a toda la manada a la vez, mis esperanzas desaparecieron al ver que el camino se terminaba, bajo mis pies se halla una gran caída, una gran grieta en la tierra. Me di la vuelta para comprobar que las criaturas me rodeaban, no tenía ya escapatoria.

Algunos se lanzaron sobre mí, garras, dientes, mordeduras, sangre, olor a azufre. Mis poderes curativos me ayudaban a curarme rápidamente pero no podía curar tantas heridas a la vez, mi luz se iba apagando mientras yo retrocedía, en ese momento decidí descargar toda la electricidad que tenía en forma de campo eléctrico atacando a varios cancerberos que se encontraban cerca de mí. Había empleado el recuerdo de mis compañeros, no iba a permitir que estas bestias los atacaran o dañaran aun arriesgándome yo a acabar mal herido.

Mi luz se apagó mientras volvió a ser un licántropo corriente, delante mío se extendían los cadáveres de cinco o seis cancerberos mientras que sus compañeros volvían a la carga, en un acto vengativo, el líder se lanzo sobre mí al tiempo que la tierra bajo mis pies de agrietaba y se rompía cayéndonos los dos. Durante la caída mi forma humana apareció aunque yo no la había convocado, pero me venía bien, con mis últimas fuerzas alcé un escudo alrededor mío para así conseguir evitar el impacto total, al menos sobreviviría. Pero no ileso.

DEJO POST

Vi saltar a Eärendil en pos de socorrer a nuestros compañeros, Estaba por saltar yo también cuando el can le atizó con su cola a el otro elfo del grupo para distraerlo le lancé una rama grande que vi medio suelta pero con el impulso al lanzar-la me caí detrás de ella y tanto la rama como yo misma fuimos a impactar contra el perro, pareció como un tobogán, llegué a la cabeza del chucho y desde allí resbalé por su lomo hasta que salí volando por su cola y aterricé de culo en la hierva:

-Aish, aish, aish- me quejé mientras me levantaba y volvía a subir a unos árboles viendo que el perro me seguía con la mirada, fue entonces cuando pensé que podríamos marear lo, pero antes de hacer nada era preferible comentarlo con los demás así que cuando llegué con ellos les dije:- ¿que os parece? ¿le mareamos o a mamporro limpio?

Uno de los componentes nos abdonó llevándose consigo a parte de los perros, junto con uno que pareció incluso hablar con él. Mientras tanto, los demás nos enzarzamos en una batalla con los otros cerberos restanes...

Alanna y un desconocido elfo se metieron de lleno en una lucha contra una de esas bestias. Desenvainé el espadón y llamé la atención del cerbero, quien se lanzó a por mí... Pude detener dos cabezas con la hoja del espadón, pero la otra iba a mordisquearme. Como respuesta, interpuse el antebrazo izquierdo y sus toscos colmillos se hincaron, aunque la armadura sirvió parcialmente de protección. Empezó a mover violentamente la cabeza en un intento de desgarrarme.

El mordisco, por supuesto, me dolió un huevo y ya se había iniciado a gotear un poco de sangre. Sin embargo, reuní fuerzas para alejarlo con el espadón a la vez que propinarle un cabezazo en el hocico, con el propósito de hacer retroceder al cerbero.

En cuanto me soltó y se alejó, hinqué el espadón en el suelo y me llevé la mano derecha al antebrazo herido, murmurando algo ininteligible...

-Gracias,- agradecí a wolfer que me parase la caída- ¿estás bien? ¿te he hecho daño al caer?- tras escuchar su respuesta le sonreí y le dije- por fin nos volvemos a ver. lastima que sea en esta situación.- de repente vi como la lucha se había vuelto más encarnizada, Dragunov intentaba que no le comiesen el brazo dando mandobles con una espada, Piro, que había venido en nuestra ayuda había conseguido alejar a dos cancerberos y Eärendil había hecho rodar dos de las cabezas, eso si que no, ¿cómo podía matar a un ser vivo así cómo así? Si, habíamos salido de caza pero eso era exagerar, me agarré al tronco del árbol más cercano para no caerme de la impresión y el horror que me producía contemplar la sangre. AL final el estar apoyada no ayudó, me resbalé hasta el suelo y vi como un cancerbero se acercaba despacio, no podía moverme pero el tampoco parecía que quisiese hacerme daño, cuando llegó a mi lado al principio gruñó un poco, parecía ser aun muy pequeño, también su tamaño era menor que el de los otros, una simple cría y los demás se dedicaban a matar a sus padres ante ella. Me sentí bastante identificada con el pequeño can, y cuando logré que dejase de gruñir me y que viese que no le iba a dañar me subí a un árbol y silbé para llamar la atención tanto de mis compañeros como de los cancerberos:

-¡¡¡¡YA BASTA!!!!- no iba a llorar, hace tiempo que no lloraba por eso, pero no iba a dejar que ningún ser vivo pasase por lo mismo y por supuesto yo no iba a ser parte de tal carnicería. Bajé del árbol y esperé que los cancerberos me siguiesen aunque fuese para intentar atacarme, yo ya tenía pensada una forma de huir.

Gracias a mi magia curativa de paladín, pude frenar la hemorragia y acelerar el proceso de cicatrización, así que estaría completamente sano en menos de una hora. Aún tenía que lidiar con el cerbero que me atacó.

La bestia volvió a lanzárseme encima. Como respuesta, empecé a rodar, pues esquivar lateralmente de pie sus tres cabezas haría inevitable que me agrediese. Mantenia en guardia mi mandoble.

En uno de sus saltos, el cual fue más alto de lo normal, dirigí el espadón a su pecho, y este atravesó hasdta sobresalir por el lomo del cerbero. El animal emitió un escalofriante gruñido y cayó pesadamente al suelo. Saqué mi arma de su cadáver sin niguna contemplación y eché un vistazo a mi alrededor para cerciorarme de la situación...

Seis cancerberos se me lanzaban encima y yo salí corriendo hacia un lado. Mis pies no podían competir con sus patas, pero debía inventarme algo para sortearlos. Rodé por el suelo cuando uno de esos perros saltó hacia mí.

Tras unos pocos metros, tuve tiempo de percibir que nos dirigíamos a toda leche hacia un barranco. Frené, pero en el derrape dejé mucha distancia y me precipité al vacío. Casi por instinto, mi mano buscó desesperadamente el borde, encontrándolo. Mis ojos se desviaron a ver cómo caían aquella media docena de bestias. ¡Qué estúpidas! Si hubieran pensado antes de lanzarse a por el buen sabor de la carne.

Aplicando fuerza con el brazo diestro, conseguí subirme. Debería ir a ayudarlos, pero recordé que ya les quedaban pocos cancerberos que matar y que tenía que hacer un encargo. Sin más dilación, me dirigí a por mi primer objetivo...

[DEJO POST]