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| Despertar [Privado] | |
| | Autor | Mensaje |
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Dante Devoto
172 252 Fecha de inscripción : 25/06/2011 Edad : 30 Localización : A la panxa del bou, on no hi neva ni plou.
Hoja de personaje Nombre del personaje: Dante nivel: (2/20) Monedas: 31
| Tema: Despertar [Privado] Miér 6 Feb 2013 - 17:00 | |
| El Jardín de la paz, mi tierra natal. En lo más profundo del bosque se ocultaba una de las últimas aldeas licántropas del lugar, una aldea libre.
Me introduje en el frondoso y húmedo bosque, en busca de una aldea que me repudió por un acto involuntario durante mi niñez. El bosque hablaba. Parecía advertir de la presencia de un extraño, de un non grato. Podía oír varias criaturas siguiéndome, las olía, pero hice caso omiso, sabía dónde estaban en todo momento. Llevaba un par de horas de camino, y las incesantes y curiosas criaturas empezaban a incordiarme. Me detuve; eran dos, y se acercaban lentamente por mi espalda. Desvanecí, teleportándome a lo alto de un árbol. Fue entonces cuando vi a mis acechadores. Dos licántropos, jóvenes, de mi edad diría, exploradores seguramente. No les costó detectarme, pues sus cabezas viraron en cuanto encontraron mi olor. Salté sobre uno de ellos, transformándome en mi forma bestial en el aire, golpeándole contra el suelo. Me levanté de inmediato y me abalancé contra el otro, que imitó mi movimiento, chocando los dos en pleno vuelo. Salí vencedor del impacto, golpeándole con mis patas traseras y así empujándole contra el otro licántropo aún en el suelo.
-¿Por qué me estáis siguiendo?- Dije mientras me acercaba a ellos, volviendo a mi forma humana. -Tu olor nos resultó peculiar, no pareces de fiar, es nuestro deber informar si se acerca gente peligrosa a nuestra aldea.- Dijo uno de ellos, mientras apartaba al otro de encima suyo, ambos levantándose. -Pero parece que no somos tan distintos, aunque no toleramos que nos ataque un forastero de poca monta.- Dijo el otro mientras me mostraba los dientes, preparándose para atacar. -No me interesa enzarzarme en más peleas con mis semejantes, me temo que busco vuestra aldea, nací allí, también es mi aldea.- Les expliqué.
Tras un rato de conversación, conseguí convencer a los dos licántropos de que podían confiar en mí y accedieron a llevarme a la aldea. Cuando volvieron a su forma humana confirmé que eran de mi misma edad. Portaban ligeros ropajes y largas cabelleras, algo típico entre la gente de la aldea. Estuvimos andando otra hora, aproximadamente, y finalmente lleguemos a la aldea. No era como la recordaba, estaba todo bastante cambiado, mucho más... húmedo, y menos gente. Pero, en fin, supongo que esto era lo que llaman "estar en casa". | |
| | | Dante Devoto
172 252 Fecha de inscripción : 25/06/2011 Edad : 30 Localización : A la panxa del bou, on no hi neva ni plou.
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| Tema: Re: Despertar [Privado] Jue 7 Feb 2013 - 12:04 | |
| La aldea había cambiado, supongo que podría habérmelo esperado, habían pasado más de diez años. Empecé a buscar entre la gente, que me miraba con mala cara, me olfateaban. Recordaba a mi padre. Un hombre parco en palabras, de mirada penetrante, recuerdo que se decía de él que amedrentó a un dragón que intentaba atacar nuestra aldea hace años con solo la mirada; su abundante barba y larguísima cabellera en su forma humana lo convertían en todo un icono para la aldea. Por otra parte, mi madre, siempre estuvo en muy baja estima dentro del clan, pues nunca le gustó cazar, nunca le gustó su forma animal, nadie recuerda su forma animal excepto mi padre; era demasiado dulce, demasiado humana, pero encandiló a mi padre con eso. Sin embargo, no los veía por ninguna parte. No lograba recordar a nadie, nadie en la aldea se asemejaba a la gente de mis borrosos recuerdos.
Me presenté al líder de la aldea, pero no me contó nada acerca de que la aldea estuviera sometida bajo un tirano. ¿Por qué me mintió Valt? Estaba confuso; me quedé por la aldea, presentándome a los demás. Jamás dije mi verdadero nombre, no quería que nadie supiera quien era en realidad. Al cabo de un rato paseando por la aldea, lo que vi me dejó paralizado: la casa de mis padres, mi hogar. "Somount". Ése era mi apellido. Lo había olvidado. Una lágrima empezó a resbalar por mi mejilla, lloré por primera vez en muchos años. Era una sensación extraña, no sabría describirla. Agité mi cabeza un instante y sequé mis lágrimas. Pasó una mujer anciana por mi costado y la detuve para preguntarle qué había pasado con esta familia, por qué no había nadie en casa. Me respondió con una sonrisa: -Oh, te equivocas joven, Bella siempre está en casa.- La anciana se alejó, yo sonreí. Me adentré al jardín de la casa, pero antes de llamar a la puerta me asomé por la ventana. Junto a la chimenea había una mujer, sentada en un sillón, leyendo. Volví a sonreír, y entusiasmado fui a llamar a la puerta. En unos segundos la puerta se abrió. Era ella, mi madre, tal como la recordaba. Me petrifiqué al verla, solo pude susurrar "-Madre...-", mientras una lágrima volvía a caer por mi mejilla.
Era extraño, después de tantos años odiando a mi gente por haberme repudiado, ahora no podía describir lo que sentía al volver a ver a mi madre. Mi madre tampoco supo qué decir, preguntó extrañada mi nombre y yo no pude hacer más que asentir con la cabeza. Salió a abrazarme y me hizo entrar en casa. Me invitó a comer algo mientras me senté en otro sillón del salón. No podía creerlo, el tiempo pareció no haber pasado por aquella casa, todo era tal y como lo recordaba, mi madre apenas había cambiado, se seguía manteniendo joven, pero echaba en falta algo, o mejor dicho, a alguien. Al rato mi madre salió de la cocina con un plato de comida; parecía un trozo de tortilla de verduras. Se disculpó por no saber qué ofrecerme, a lo que yo le dije que no se preocupara, que cualquier cosa estaba bien. El primer bocado que probé me transportó en el tiempo a mi niñez, era un sabor que ya no recordaba, la comida casera. Mientras comía estuvimos hablando, no quise explicarle demasiado acerca de mi vida. Ella en cambio me contó multitud de cosas, pero no dijo ni palabra de mi padre. Hubo un momento de silencio y, tras tragar el ultimo pedazo de mi plato, le pregunté por mi padre. Ella agachó la cabeza. Insistí llamándola. Volvió a alzar la cabeza y se pasó la punta de los dedos por los ojos, secándose unas diminutas lágrimas. Me explicó que mi padre desapareció haría ya dos meses, durante una cacería, junto al resto de cazadores que le acompañaban. Dijo que intentaron encontrarles, pero no hubo éxito. Aún así, me ofrecí a partir en su busca. Mi madre se sorprendió, y tras discutirlo con ella, fui a hablar con el líder del clan. Me insistieron en que me acompañaran unos pocos hombres de la aldea, pero me negué, prefiero trabajar solo.
Les conté quien era, me miraron mal durante mucho rato, se discutió si debía ser yo quien fuera en su búsqueda, pero al final mi madre me apoyó y accedieron todos a perdonar mis actos. Me despedí de mi madre, fundiéndonos en un abrazo, y partí en busca de mi padre. | |
| | | Dante Devoto
172 252 Fecha de inscripción : 25/06/2011 Edad : 30 Localización : A la panxa del bou, on no hi neva ni plou.
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| Tema: Re: Despertar [Privado] Sáb 9 Feb 2013 - 1:26 | |
| Me adentré en la zona del bosque donde se supo que estuvieron mi padre y los demás por última vez. Era una zona mucho más frondosa y húmeda, y había un olor extraño en el aire. Ya me lo advirtieron los de la aldea, pero no les hice demasiado caso, aunque ahora lo notaba. Era un olor pútrido y desagradable, pero estaba acostumbrado a cosas así, no suponía un gran problema.
Exploré la zona un par de horas, pero no obtuve nada. No conseguía adivinar de dónde provenía aquél hedor. Había momentos donde era realmente intenso, pero no sabía de dónde procedía, y me ponía de los nervios. Estaba anocheciendo, pero no me importaba, no pensaba rendirme; no iba a dejarlo ahora. No tardó en quedarse todo a oscuras. La oscuridad no me suponía ningún problema, para mí ha sido una aliada desde siempre. Una ligera niebla empezó a cubrir toda la zona, el hedor era más notable ahora. Destellos. Diminutos resplandores de un azul eléctrico fantasmal empezaron a brotar por todas partes. Espectros, criaturas de otro mundo atadas a uno que no es el suyo. ¿Pero de dónde han venido? ¿Qué o quién los ha invocado? No era un fenómeno natural, ésa zona nunca había sido hogar de los no muertos, al menos yo no había oído hablar de ello. No tardaron en acercarse a mí, curiosos y hambrientos, pero no eran rivales. Arrancaba sus cabezas con solo golpearlos con mi báculo, y acertando con mis proyectiles podía desmembrarlos y mandarlos por los aires. Llegaban más y más, no se acababan, los cadáveres se amontonaban por doquier, y yo seguía combatiéndolos a todos, ninguno suponía una amenaza. Hasta que un estallido a pocos metros de mí me hizo saltar por los aires. Me golpeé contra un árbol y caí al suelo. Me levanté confuso, evadiendo a uno de esos lentos caminantes y arrancándole la cabeza de un revés con mi báculo. Busqué entre los resplandores y las sombras, y lo vi tarde. Un proyectil vino directo hacia mí desde la posición donde miraba, haciéndome saltar por los aires de mala manera una vez más. Volví a ponerme de pié, desorientado, pero no me volvería a pasar; preparé mi báculo y disparé hacia el lugar de donde provino el proyectil. Pero solo escuché el impacto y el crujido de la madera romperse. Esperé un instante. Y otro proyectil directo a mí procedente de mi izquierda, pero desaparecí inmediatamente y me teletransporté lo más cerca que pude a la posición de donde provino el disparo. Corrí unos metros y allí lo vi: un liche. Nuestros báculos chocaron y una leve explosión apartó a los lentos siervos de éste. Nuestros hechizos rivalizaban con igualdad, y sus patéticos seres eran un auténtico estorbo, debía tener cuidado de que no se me acercaran demasiado. Pero en el combate cuerpo a cuerpo, yo era superior a él. Conseguí acercarme a él y combatirlo de cerca, con mi báculo, siempre dando su merecido a todo caminante que se cruzara en mi camino. En una de estas logró darme en el brazo con un hechizo, pero yo le devolví el golpe con mi otra mano, lanzando un proyectil que le dio de lleno, haciendo que cayera al suelo. Me acerqué a él sin demora y le rebané la cabeza con el extremo de mi báculo, y para asegurarme de que no se volvería a alzar, reventé su tórax con una bola de energía oscura.
Los destellos fueron desapareciendo, y los cadáveres que yacían por el bosque se carbonizaban y desaparecían convertidos en ceniza. Pero aún así, seguía sin encontrar a nadie. Busqué por la zona donde apareció el liche, esperando encontrar alguna pista, y encontré algo interesante. Bajo un gran árbol había lo que parecía ser una entrada a una cueva con unas peculiares marcas en la piedra. Mis estudios me permitieron adivinar la procedencia de estas: nigromancia. | |
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