Rol colectivo: Reunión con el monarca.

Las cartas habían sido entregadas y los mensajeros habían colgado las cartas y anuncios en todos los tablones de Gold en un tiempo record, al parecer el mismísimo monarca de Rosbasha había citado a cualquier aventurero que le interesara una pequeña aventura en el desierto del pesar. El monarca había citado a los aventureros en su castillo, concretamente en su lujoso comedor, los aventureros disfrutarían de un maravilloso banquete en presencia del rey, donde él les hablaría sobre la incursión en la misteriosa fortaleza que se alzaba en el desierto. El comedor era lujoso y encima de la mesa estaban servidas diferentes comidas típicas de cada región de Gold, en un extremo de la mesa se alzaba una elegante silla reservada para el rey que aun seguía sin pareja. La sala estaba decorada por las estatuas y cuadros de héroes, monarcas y los dioses de Gold, junto a columnas de mármol y de plantas. En el fondo del comedor había un gran ventanal que daba vistas a toda rosbasha ya que el castillo se situaba en una pequeña montaña.
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Podéis describir a las personas, los platos y el lugar pero no podéis decidir lo que van a decir o hacer tanto el monarca como sus mayordomos. Posteareis como si llegarais invitados a la fiesta, mastyer posteara cuando lo vea necesario hasta el momento, solo podéis abandonar el comedor para ir al jardín o para abandonar el evento.

Vaya, he sido invitado por el mismísimo rey de Rosbasha.—Fue lo primero que pensé en cuanto vi la carta. Desde luego, no iba a quedarme de brazos cruzados. Mejor eso que nada, así que me puse en camino.
En cuanto llegué entré al comedor, y me senté en un lugar apartado de la mesa, esperando.

Excelentes monumentos a dioses y héroes, todo un deleite para Morgos que desde su llegada a dichoso castillo lleno de lujos y comodidades no había dejado de comer de los ricos manjares variados que tentaban su paladar; era una oportunidad no sólo para comer, sino para decidir también sobre asuntos personales muy profundos...
—Al fin, mi oportunidad de darle un sentido a mi vida sin rumbo, encontrar un camino que me aleje de la nada subjetiva— pensaba al tanto terminó su último bocado con sutileza y decoro adecuándose al entorno que lo cohibía bastante, tal vez al punto tal que era entendible su ahorro de espacio hasta la estatua en honor a su dios, ahí cerca de ella no se sentía tan ajeno a la grandeza que lo rodeaba.

No iba a comer, no me sentaba nada bien la comida humana, saqué una petaca con sangre y bebí un par de tragos, mis colmillos se alargaron y mis ojos se volvieron rojos, una vez saciado, guardé la petaca y mis rasgos volvieron a la normalidad. Allí había otro hombre, observando una estatua. Me quedé pensando que hacer.

Spoiler:

Un sujeto de ojos azules me observaba, emanaba una apariencia Oscura por lo que en impresión capté y tal vez no era mero prejuicio pues ¿qué bebía que teñía el interior de sus labios de interesante matíz? No iba a quedarme aislado si luego de alguna manera me tocaba estar en su grupo en una misión o algo, tenía que hacerme notar confiable...

—Mis cordiales saludos a usted caballero— me presenté con voz grave y condescendiente al acercarme manteniendo distancia —me dicen Morgos, y veo que no somos los únicos interesados en este llamado de la Realeza— añado desviando la mirada hacia las otras personas que posiblemente su mayoría eran sirvientes del Rey haciendo su parte dentro de la convocatoria.

Off rol: ya me dejaron a mí sin color -.- no pasa nada, Morgos, cambiare al celeste.

On Rol: tras atravesar la ciudad para llegar al castillo, atreves e las grandes puertas de este y me adentre en los enormes pasillos del castillo, decorados por armaduras, cuadros y una elegante alfombra roja. Esperaba tener una aventura emocionante, lo malo es que seguía cojo de una pierna pero eso no me desanimaba, me daban ganas de intentar saltar. Cuando me adentre en la sala del banques observe con detenimiento la sala antes de escoger donde sentar, mi grata sorpresa fue al ver una cara conocida, Cole, el vampiro de la isla del mar del dragón oceánico. Me senté junto a él y un chico un tanto peculiar. Nuestros caminos se vuelven a entrelazar amigo de la noche, a perdone no haberme presentado-dije refiriéndome al chico- mi nombre es Alby, Líder de los Buscadores de luz y noble, espero conocerle señor.

Cuando bien nos saludábamos con Cole se acercó otro sujeto, parecía ser que rompí el hielo hasta que entonces dieron a entender que se conocían...
—Un gusto, no sabía que se conocían, parece ser que tendrán cierta ventaja entre tantos desconocidos— expresé con empatía estrechando antebrazos con las manos —...me llaman Morgos, estoy ansioso de escuchar lo que el Rey tiene para decir y, aún más si habrá recompensas al final...— agregaba sólo para iniciar charla cuando noté el obtuso caminar de Alby.

—...ehmm, parece ser que tienes una pierna lastimada ¿me equivoco? es que manipulo habilidades curativas, por si lo anhelas— rápido cambié el tema para mostrarme más afable que mercenario.

Es correcto, casi se me había olvidado, hacía tiempo que lo tenía y no me había dado cuenta esta mañana, no importa, yo poseo también cualidades curativas, cure las fracturas menores pero la mayor sigue ahí, si deber quieres intentar probar a curarla te lo agradecería-dije mientras observaba mi pierna derecha, esta mañana no me había acordado de mi pierna por el cabreo que había cogido por esos magos que vienen a molestar de madrugada. Mire a Morgos y dije: es esta pierna, si no puedes curarla, no importa, ya lo hare yo cuando tenga tiempo de visitar a algún curandero. Saque la silla de la mesa y le mostré la pierna fracturada a Morgos.

Me posicioné ante la herida, no sabía que tan aguda era la situación de esa lesión así que me concentré bastante... el sello indicado en cada una de mis palmas hizo aparición con su fulgor rubí.
—Recipies a tenebris volo!— pronuncié en un lenguaje poco conocido por muchos en voz baja guturada, era en nombre de mi dios para asegurar como un rezo si era que Éste me auxiliaba, en apoyo a mi labor tal vez así no fallaría. Con intentar no perdería nada.

Había encontrado un mensajero del rey por pura casualidad.
Me transmitió el mensaje que iba pregonando y me dio una carta. Decidí ir al castillo del rey, ya que no tenía nada mejor que hacer y a ver si se me planteaba un reto en la vida.
Antes de ir a palacio paré en una posada y me lavé y vestí para la ocasión con un vestido negro y rojo y los ornamentos élficos para el pelo (si, como el que lleva Arwen cuando coronan a Áragon xDD). Me puse una capa con capucha negra y el arco a la espalda y me encaminé al castillo.
Al entrar me quité la capa y atravesé las enormes puertas que daban al comedor.
El rey todavía no estaba en la sala, pero si que había tres personas a parte de los sirvientes.
Me quedé observando el comedor. Cada pintura, cada escultura y luego a los tres chicos, uno por uno.

Off rol: la staff hemos decidido para evitar complicaciones que posteen cuando les parezca, si hay varios miembros conectados deberéis esperar a que todos posteen.

Observe como Morgos observaba la herida y empezaba ser un extraño rezo, me dio un escalofrió y note como la energía entraba en mí y me curaba la fractura, cuando termino observe a Morgos. Vaya, muchas gracias, no sabía que tenias un poder curativo así, aunque no es de extrañar, he visto a goldmitas con poderes extraños a lo largo de mi vida, te debo una Morgos-dije mientras observaba como llegaba un cuarto invitado, una elfa, pero notaba algo extraño en ella, quizás era mestiza pero no lograba saber de qué raza seria mestiza. Me levante de la silla y me acerque a ella, la curiosidad me corroía y tiraba de mi, a veces era mucho peor. Déjame que me presente ante una doncella del bosque, mi humilde nombre es Alby, ¿me daríais la posibilidad de saber vuestro nombre?-dije con una reverencia.

Al notar conforme a Alby, produje una inclinación de deferencia como diciendo ''no hay de qué'' con una sonrisa; había funcionado excelente y, parecía ser que mi entrenamiento usando animales mas que clientes fue de gran ayuda. A lo que justo llegaba una joven la cual Alby se dirige a saludar ...
—Este sujeto ha de tener muchos amigos de seguro— pensé enseguida ni bien tomaba asiento a un costado cruzandome de brazos sin dejar de prestarle atención a Cole quien parecía estar espectante así como yo, tal vez también esperaba ansioso oír qué diría el monarca aunque no aparentaba ser alguien de naturaleza sociable ante hechos de jerarquías.

Llegué por fin al destino, después de un largo viaje. Entones vi a gente que conocía desde antes, como Alby, pero también había personas que no conocía de nada, la mansión era increíblemente lujosa, además, me fijé en que tenía un jardín, eso me gustaba. - Buenas noches. - Les dije a los presentes e hice una reverencia. Luego me fui hacia el jardín. Era muy grande y hermoso, empecé a oler las flores y a que inundaran mi mente con aquellos aromas tan variados.

—Buenas noches—Contesté a la Nueva chica que había llegado.
Me levanté y me puse a mirar lienzos y cuadros, bustos y estatuas, todas talladas hasta el más mínimo detalle.
Me detuve en una, mostraba el rostro de un hombre, con una corona sobre la cabeza, de pelo largo, ondeando al viento, tenía barba, y una espada al cinto, aquel era el mejor, en mi opinión, retrataba tan bien que pareciese una persona petrificada.

Una vez que me encontraba entre lo que parecía un cúmulo de individuos dispersos no me extrañó, la demora del monarca posiblemente era la que nos hacía rondar de la espera aunque, por otro lado era comprensible esperar por si llegaban más interesados en ''la aventura'' que tal vez nos preparaba la Realeza.

No me quedaría de brazos cruzados como el único inmóvil de ahí, tal vez me confundirían con una estatua si seguía así, por ende decidí ir a espiar los movimientos de la joven caucásica de ojos azules que fue directo al jardín...
—Parece ser que está fascinada con el arreglo floral del jardín, que gente tan rara, al menos ninguno presenta gran peligro a primera vista... no tendré que retractarme y, tengo más por ganar que perder— analizaba mentalmente mi contexto esperando que todo me saliera redondo aún observando los pasos de la fémina de oscura vestimenta; de seguro más de uno fingía amabilidad como yo.

Al poco de entrar aparecieron dos personas más y uno de los chicos que ya estaban en la sala se acercó y se presentó con una reverencia (la cual correspondí cuando le dije mi nombre) como Alby y me preguntó como me llamaba.
-Soy Aliwen Isïldär, de la noble casa de los Isïldär. En mi pueblo mi familia es conocida por la pureza de toda la estirpe, nunca ha interferido ninguna otra raza... hasta mi llegada al mundo...-
Le dije mirándolo.
-¿De donde sois noble mago?-
Le pregunté

Escuche el nombre de la chica, Aliwen de los Isïldär, su estirpe era pura hasta su llegada al mundo, eso me dijo. Entonces me pregunto de donde era. Soy de una noble familia que se dedica al comercio en Rosbhasha, aparte de noble soy un respetado mago blanco y líder de los Buscadores de Luz, seguramente abras oído sobre mi clan-dije mirando sus ojos color carmesí, por sus ropas parecía que su estirpe era una nobles familia. Entonces por hallar un nuevo tema de conversación le pregunte: ¿También viene usted, noble doncella del bosque, a esta fiesta para participar en esa aventura que están comentando? Más y más gente venía y reconocí entre ellos a Piro que se estaba comiendo un muslo de pavo y a Valeria que había abandonado la sala para dirigirse al jardín.

Entonces sentí que alguien me estaba espiando, me giré y vi a un joven mirandome fijamente. - Vaya, hola, no me había dado cuenta de su presencia hasta ahora. - Le dije y acto seguido le hice una reverencia, la verdad me incomodó un poco que me espiara, pero no quería parecer maleducada y fingí un poco. - ¿Y bueno, de qué familia procedéis? - Le pregunté con una pequeá sonrisa, siempre con mi tono de voz más agradable. Luego esperé su respuesta.

Con mala etiqueta me había quedado observándola, naturalmente hubiera esperado incomodidad de su parte pero no la percibí; y ya tenía que hablar de mi familia lo cual me contrariaba aunque, se supone que por cortesía las personas lo hacen...
—Pues, mi familia es un tema complejo damisela; soy Gurthorum, Morgos Gurthorum y... bueno, me disculpo por mi gesto fisgón e indiscreto... ¿Usted señorita es?

Al fin habiéndome presentado busqué opacar mi imprudencia acercándome de buena manera para preguntar sobre su nombre inclinando mi cabeza y mirada. No pude hablar sobre mi familia por la tragedia que la rodea, ni siquiera aludir a su fama o condición por una vergüenza sin sentido; nunca lo hago, desde que heredé el apellido del monje Oscuro que me crió así me expresaba.

Parecía que el joven no quería hablar de su familia, pero luego me dijo su apellido y su nombre, Morgos Gurthorum. - Así que Morgos Gurthorum, encantada de conocerle. Yo provengo de una poderosa familia de vampiros, mi nombre es Valeria. - Le dije con una gran sonrisa y seguida de otra reverencia, luego se disculpó por lo de antes. - No os preocupéis, al fin y al cabo no estaba haciendo nada que desease ocultar. - Le expliqué. - Le pido disculpas por molestarle con mi pregunta sobre su familia. - me disculpé.

yo acababa de yegar la verdad un poco tarde vi un sitio libre i me sente sin desir nada.

Una le dijo a Alby que su nombre era Aliwen, Otra le había dicho a Morgos que se llamaba Valeria, Entoncés me levanté y dije:
—Yo soy Cole.