Interfectorem el forajido: Episodio Final [Privado]

Un viaje que fue largo, mis acompañantes no se desplazaron nada cómodos así encadenados y la parte más insoportable fue la subida a la montaña. No habíamos llegado ni cerca de la fortaleza de los dragones, la ubicación de la guarida de Averno estaba oculta, de manera muy disimulada se encubría con rocas enormes y algunos maleficios o conjuros ilusivos. La entrada se abría revelando alfombras de cadáveres: enemigos de Interfectorem y aliados también, el interior era una combinación de cueva y castillo colapsado iluminado por antorchas cuya luz era desviada por los cristales resplandecientes de rojo fulgor; pese a que era un guerrero bizarro siempre supo decorar un lugar, lástima su obsesión con esos miles de cristales que plantaba en las rocas para que crecieran a modo de luego servirle como fuente de poder, él no era mago así que yo no entendía cómo planeaba bañarse de las propiedades nutritivas de esos minerales... ha no ser que tenga a su disposición hechiceros aliados, ¡o esclavos! Así que en vez de usar su método de alimentación que yo tenía, él obviamente estaba generándose un impulsor movido a ... podría ser cualquier cosa: magia, vitalidad o cualquier forma de esencia que se pudiera deglutir en energía, ¿dónde habrá aprendido tal técnica-ritual de semejante sistema-tecnología? ¿en prisión? y tal vez sí: esa era uno de los modos que usaban los guardias para retenerlo en la celda especial.

Los corredores eran amplios y angostos en forma discontinua sin buena simetría y llenos de irregularidades, los cristales florecían de las paredes como estacas; habían prisioneros colgando moribundos del techo: desnudos, con muchas lesiones, delirando. Otros prisioneros estaban mutilados sin vida, desparramados como obras de arte bizarras por los rincones... sí, así es, nada que no tendría yo si establecía un hogar, era hermoso, lástima que tenía tan pocos soldados a su disposición (la mayoría asesinados), la única buena defensa aquí eran Mors y el musculoso sin cerebro.

Luego de cruzar un puente de piedras, un laberinto con espejos, unas salas de tortura, varias escaleras que subían y bajan sin lógica sensata, unas paredes falsas que fingían ser sólidas ¡...Y! ensuciarnos con ectoplasma, ver a Mors capturar a una esclava que decidió escapar en mal momento...

Spoiler:

y verlo presumir sus habilidades de imbécil deforme más y más

Spoiler:

...finalmente llegamos a... ¡un momento! ¿una celda? ¿¡Y dónde estaba Averno!?
—¡Pero si es mi pequeño no-hermano Abysso!
....Esa voz...
—¡Qué bueno tenerte en casa, con la familia! ¿Todavía haces esas mariconadas de meditar y relajarte?
—Sí, hermano, lo hago, a veces.
—¡Qué pena! Eso pasa porque no tuviste una madre demonio como la tuve yo y... ¿esos son amigos tuyos, o qué?
—¿Eso importa...? es decir, hace tanto que no nos vemos que no sé nada de tí, ¿qué tienes en mente?
—Te lo diré porque estás atrás de las rejas, sí, esos barrotes especiales que deterioran tus habilidades psíquicas aunque no tanto como esta guarida corroe la Luz y lo Celestial...
—...Vaya que lo has pensado todo muy bien.
—Sí, me ha dado tiempo para planificar tantos años en un agujero... ¡Pero eso ya pasó ¿verdad?! es pasado y ahora la vida continúa, Abysso, te contaré... Aquí estoy yo, fuerte y sano otra vez, rodeado de cuarenta soldados humanos cuyo número aumenta y decrece según mi buen humor, fieles a mí y que trabajan en conjunto con unos hechiceros Oscuros que tengo de esclavos para...
—¡Lo sabía!
—Si no dejas de interrumpir no te diré para qué te he invitado a tomar el té en mi casa.
—Para que como hermanos gobernemos el reino de los dragones algún día, ¡obvio!
—No, ¡qué ocurrencia! Siempre fuiste muy débil, criado muy débil, entrenado a lo débil, ¡todo frágil, flojo, endeble, enclenque, blando, delicado, desnutrido, desperdiciado y...! Bla-bla-bla, no podrías estar en mi bando aunque fueras más ágil que Mors y tan resistente como Ténebri, ¿por qué? eres pura verborrea, cuervo oportunista que...
—He cambiado, respetable hermano, ahora abuso sexualmente de niños, hadas, sirenas y asesino piratas o gente de la realeza, ¡hasta peleo con bárbaros!
—¿Ves? tienes más boca que espada, ser asesino no te convierte en el guerrero que deberías ser a estas alturas; el fin con el que te tengo aquí es ¡sacrificio!
—...¡Lo sabía!
—...y usaré en un par de horas el brío de la luna menguante en combinación con mis preciados cristales ¡para que todos ustedes sean testigos de un poder inimaginable del cual tomaré el control al cruzarlo con mi sangre! para ello necesito succionarle la vitalidad a alguien que se alimente del mismo modo que yo, un ser-abismo...
—¿...Alby?— interumpí
—...¡tú, Abysso! Ya me cansó tu inmaduréz, no explicaré nada como funciona mi plan, te perderás la mejor parte...
—¡No, espera, seré serio!
—¡Que no! Ahora me iré a preparar todo para cuando se posicione la luna, tal vez jugar al médico con la esclava que intentó escapar, pero no tendrán el plaer de oír cómo funciona el ritual, ¡idiotas!
Fue una charla rara, todo pasó tan rápido. En fin, las sospechas de Azoxeroth no estaban erradas, se trataba de un sacrificio y, sí, me odiaba y reuniría mi esencia con la suya para generar alguna especie de polos opuestos, como dos abismos que ...no importa, la cosa es que estábamos fritos de no ser por mi confianza hacia Blake y Othara, ellos estaban enojados con Averno por dejar que Sinnombre asesinara a Perro, ¡a un aliado! qué perro.

Blake y Othara habían viajado tan cómodos como yo, al llegar al escondite-guarida de Averno se separaron de nosotros "a hacer sus deberes de sirvientes del loco" pero Blake le guiñó el ojo a Aly... Al final tenerla en el equipo fue más de lo que creí, el elemento femenino tiene lo suyo ante gente como ésta. Para mi buena suerte Othara no me guiñó ni sin querer, aún así teníamos un Pacto de Sangre al estilo Delork'kas, si ella realmente tenía una hermana por ahí, no importaba, debía estar de nuestro lado.

Ah, y por cierto, otra vez me pareció ver a Bellum, esta vez en el recorrido hasta la celda, ¿estaré demente yo? lo veo en todos lados ¿o qué? será que mi subconsciente quiere venganza, tal vez. Si era él todo tenía sentido, su traición no fue más que un accionar espía para ayudar a mi pariente chiflado.
Cuatro guardias humanos se colocaron cerca de la celda, nos vigilarían bien, mientras que Mors y Ténebri se fueron atrás de Interfectorem como haciendo de guardaespaldas; eran todo tan clásico que parecía fácil de resolver... sólo que yo no podía usar mis poderes dentro de esa jaula, y Alby no podía usar sus habilidades basadas en Luz, ¡y la celda era de un material tan rígido que sólo se abría con las llaves indicadas! Al menos uno de los carceleros nos pasó alimentos de buena calidad a través de los barrotes.
—Bueno gente, un gusto haberles presentado a mi hermano, lástima que sólo quería hablar conmigo; ya enserio, si lo conocen es buena onda— me giré a comentarles con sarcasmo a mis acompañantes porque yo comenzaba a dudar de nuestra buena suerte, de nuestra buena idea, del plan y de mi voluntad... por suerte nada detectó la brujería de Alby en nuestras armas.

A pesar de mi disgusto por pensar que el pateaculos venía en esa comitiva... me disgusté más cuando vi que el paliducho que confundí no era él. Para colmo más demonios, claro si ya lo dijeron mis padres "juntate con perros y te seguirán los perros, juntate con gatos y los perros querrán darte caza, juntate con demonios y estarás muerta", era muy pequeña y me reía del dicho cuando me lo decían, pero ahora entendía todo al pie de la letra. Antes sólo me centraba en juntarme con perros, tener una buena manada... pero la vida da muchas vueltas y la manada de Abysso era una malgama de razas y de intereses muy amplia. Y demonios, claro. Ahí venían, ni siquiera entendía cómo un animal tan noble como el caballo se dejaba montar por esas otras bestias.

Salvo a Othara, Blake y Abysso a los demás nos encadenaron, a mi me pusieron de pie alzándome por el cuello de la armadura de cuero y tuvieron que ajustarme las cadenas porque se me escurrían. Fingí una mueca de dolor en un punto para indicar que ya me apretaba y paró ahí. Idiotas. Las manos podría sacarlas, los pies no pero todo iría por partes.

El camino fue largo y rápido para ir con las malditas cadenas y cuando llegamos el espectáculo fue horrible, a los demás no parecía impresionarles demasiado. Fue en ese momento cuando Othara y Blake se separaron de nosotros. A pesar de haber ido todo el camino mirando al suelo les dirigí la mirada. Othara se alejaba y Blake me guiñó un ojo. ¿Era un iluso o es que acaso yo tenía más posibilidades de sobrevivir que ellos? Lo mejor que podía hacer era poner mi cara neutra. No mostrar la más mínima señal de miedo o debilidad. Ser como un ente. Los pasillos adornados con cristales eran bonitos,... si no fuera por la cantidad de cadáveres y personas torturadas a punto de convertirse en cadáver claro... luego la escena de la esclava... en serio... viviendo así, ¿cómo no iba a estar zumbado el hermano de Abysso?

Después de la arena de la caminata...¡ectoplasma al canto! ¡pero qué asco! Por fin llegamos a la celda. Me sentí bien dentro de lo que cabe. Las cadenas no habían hecho sino fomentar el dolor en la espalda, el mago, antes de que nos capturaran me había lanzado algo, porque el dolor se disipó aunque los bultos seguían ahí, pero con el viaje los dolores habían vuelto y esta vez debía aguantar sin tocarme nada.

El hermano de Abysso hizo su aparición... el discurso lo escuché clavando mi miraada en el tío de las llaves, como si estuviera abstraída pero vigilando bien cada uno de sus movimientos, cicatrices, posibles heridas mal curadas... miradas de lascivia hacia algún esclavo, algo que pudiera perderle, ahora todo era observación.

—No, ¡qué ocurrencia! Siempre fuiste muy débil, criado muy débil, entrenado a lo débil, ¡todo frágil, flojo, endeble, enclenque, blando, delicado, desnutrido, desperdiciado y...! Bla-bla-bla, no podrías estar en mi bando aunque fueras más ágil que Mors y tan resistente como Ténebri, ¿por qué? eres pura verborrea, cuervo oportunista que... Oía decir a Averno a Abysso... y me dió por pensar "y suerte que tuvo porque tampoco está tan loco como tú... debió ser tu madre demonia la que te trastornó"

Aún así, Abysso intentó pasarle el muerto del sacrificio a Alby, pero no le dió resultado.

- Bueno gente, un gusto haberles presentado a mi hermano, lástima que sólo quería hablar conmigo; ya enserio, si lo conocen es buena onda- dijo Abysso sarcásticamente

- Cierto- le dije sin dejar de mirar el tío de las llaves que además nos había traído comida- nos ha invitado a una fiesta y además nos da de comer. Ya nos está cayendo mejor que tú Abysso- las bromas era lo único que podían mantenerme cuerda. Aunque todas fueran en tono irónico

Nos habían encadenado a Alywe y a mí, al parecer nuestro querido compañero demoniaco tenía el lujo de ir sin atadura ninguna mientras que nosotros debíamos recorrer todo el camino con esposas. En mi caso me habían encadenado las manos a la espalda y además de que una cadena emergente del medio de estas ascendía hasta un collar que me agarraba el cuello. Me sentía como un perro el cual su amo había decidido ponerle el más incomodo de todos los collares, lo odiaba, odiaba que me confundieran con un simple chucho, ahora la gente estaba tan ciega que no podía distinguir entre un simple perro de un lobo.

Así continuamos durante un tiempo hasta que nuestros captores nos llevaron al castillo el cual estaba oculto entre el relieve rocoso e irregular de las montañas además de estar apoyado por magia que creaba ilusiones, se podía respirar energía oscura rezumando de ese lugar. Pero algo me aprisionó el pecho, me costaba respirar, sentía una presión repentina sobre mis hombros justo después de poner el primer pie en el suelo de la edificación.

Mi magia, estaba siendo anulada, miré a mí alrededor, era ese lugar que me extraía, me arrebataba la luz, sería difícil. Tuve que parar unos momentos para recobrar el aliento pero en ese momento sentí que alguien me daba fuertemente en la espalda.

-Continúa caminando, prisionero. ¡Levántate!

Estaba tirado en el suelo, con la cara pegada a la fría superficie de las losas de piedra, apretando mis dientes fuertemente para contener algo de ira use mi cabeza y hombros para ayudarme a levantar lo cual me costó un poco.

-Bien, así me gusta, que seas obediente-era uno de los guardias de la fortaleza el que me estaba hablando, me trataba como escoria y eso no me gustaba nada, incluso a los rehenes se les debía tener algo de respeto, me quedé mirándolo seriamente para después esbozar una sonrisa.

-Sigue caminando.

-Puede que sea un prisionero…

-¡¡Sígueme caminando!!

-¡Pero a mí nadie me trata como a un perro!-dije levantando mi pierna rápidamente propinándole una fuerte patada por la zona de la cabeza, si no fuera por el ropaje diría que le había alcanzado el cuello y parte de la mandíbula. El hombre terminó saltando así atrás mientras se agarraba la zona donde le había dado el golpe, me giré y seguí caminando junto al grupo ahora más calmado.

-¡Matadlo… me ha pegado!

-¡¡Cierra la boca, no será más que una pérdida de tiempo!! Además, tampoco es que le fuera a esperar otro destino, da igual esperar un poco más para su muerte-Le sermonearon los “camaradas” a su compañero herido, parecía que no había respeto entre los guardias.

Después de otros incidentes por fin llegamos a la celda donde nos arrojaron a los tres, en eso incluía a Abysso, al parecer no tendría una charla con su hermano… o tal vez sí. Interfectorem estaba presente tras los barrotes charlando con nuestro compañero demoniaco, al ver que empezaba a soltar información por esa boca presté atención. ¿Era tan arrogante que no le importaba que supiéramos que planeaba?

Pero al parecer una pelea entre hermanos cortó toda posibilidad de seguir extrayéndole información, daba igual, era momento de sentarse a meditar sobre lo que sabíamos. Me levanté del suelo y me aproximé a una esquina de la celda donde apoyé mi espalda y poco a poco, dejando caer mi cuerpo, me senté.

-Yo os metí en esta, yo os sacaré de esta, os lo debo-susurré por lo bajo mientras cerraba los ojos, aun el vacio de mi magia era latente pero debía mantenerme concentrado, debía reagrupar la información que teníamos del área. Concéntrate, concéntrate. Mis sentidos se iban apagando uno a uno dejándome solo a mí en mis pensamientos.

Volví a desplegar el tablero de ajedrez en el escenario de mi mente, le estuve dando vueltas pero al final terminé pateando el tablero, esto no era un tablero de ajedrez, era algo más grande y complejo. Piensa, recrea, imagina. Bajo mis pies un escenario nuevo emergía del suelo negro, muros de piedra, unas celdas, sí, un mapa del lugar recreado en mi mente con el recorrido por el que habíamos llegado a este lugar.

Pasé la mano por encima de las celdas, tres figuras de distintos colores emergieron, parecían replicas de plástico de nosotros, pero habían aparecido más figuras, fuera de nuestra celda, el carcelero. En la entrada, un grupo de soldados, por los muros, los cautivos, recordarlos me revolvían las tripas ¿Cuánto podría haber sufrido aquella gente?

En un lugar lejano, fuera del mapa recreado emergieron tres figuras, dos de ellas eran los que nos acompañaron hasta aquí, los guardaespaldas del hermano de Abysso, el tercero era este, Interfectorem, nuestro objetivo. Creé una pequeña luna con los datos que nos había dicho, bien, ¿Qué tramaban con la luna? Espera, casi se me olvidaba, había mencionado esos extraños cristales que crecían en las paredes, serían un detalle importante, emanaban magia impía y maligna. Por último recordé lo que dijo sobre lo que pretendía hacer, un ritual, pero ¿De que clase? Hay que reducir las posibilidades, piensa.

¿Qué mas dijo? Succionarle la vitalidad a alguien que se alimenta igual que él. Igual qué él. Sí. Una figurita de Abysso apareció junto a Interfectorem y a luna los alumbraba, eran demonios, como no, se alimentaban de la oscuridad además de que la luna influenciaría de alguna manera. En eso recordé el comentario de mi compañero, me había mencionado en aquello.

-Idiota, si así trata a sus compañeros es que no le quemé mucho en el último combate-dije dando la espalda a las cuatro figuras bajo la luna, pero espera, la luna, yo. ¡Eso es! Me di la vuelta e intercambié a Abysso por una figurita mía, nuestro anfitrión si quería usar la luna debía de tener algo para amplificar sus poderes, tal vez un juego de espejos y lupas, intensificar los poderes. No estaba del todo indefenso. Mi figurita empezó a derretirse para después adoptar la forma de un lobo de nueve colas, cuando la luna nos ilumine mi poder aumentará. Pero aun quedaba una última pregunta, ¿Cómo había conseguido anular mis otros poderes?

Él no debía de estar usando un hechizo, él no, ni sus acompañantes, un hechizo a tal escala necesitaba un lugar de meditación además de mantener una conexión frecuente, casi permanente.

Interfectorem no aparentaba ser mago, ni ninguno de sus acompañantes, debía de tener a un sequito de acólitos ocultos para mantener a raya la luz. Varias figuras más aparecieron, no importaba el lugar en el que se encontraban, si estaba protegiendo solo el castillo podrían estar en cualquier parte. El escenario estaba preparado, era hora de mover ficha, de revelar parte de la información a mis aliados.

Y desperté, estaba sudando, sudor. ¡Mi maquillaje! Espera, es perfecto, haría resbaladizas las cadenas y al menos podría soltarme las manos.

-Chicos, lo he descubierto, se cual es el plan de Interfectorem, se porque este lugar absorbe la luz. El escenario ha sido desplegado, es hora de moverse-dije mientras intentaba sacar mis manos por entre los agujeros de las cerraduras, nunca había maldecido tanto tener las manos grandes, dolía, pero podía soportarlo, hasta que cedieron, mis manos eran libres-Solo una última cosa, Abysso, dime todo lo que sepas de los poderes de Sinnombre, efectos y restricciones, puede que nos ayude-les expliqué todo esto bajo el susurro, no queríamos que nuestros guardias se enteraran.

OFF ROL: Bueno, siento el retraso, es que no me aclaro con el cambio de turnos XD
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Tras la cura de mi herida, los guardias de Interfectorem no tardaron en acudir a mí, y sin más dilación, me llevaron a recorrer la fortaleza en busca de esas “zonas contaminadas”. Naturalmente que las había, ahora que lo recordaba las había visto por el caño y por todas partes, más eso no era suficiente. Pude reconocer que, de forma natural, si que hubieran extinguido la magia del lugar, pero la energía de la fortaleza era tan inmensa que la Andresiana no era suficiente para frenarla. A decir verdad, no tenía ni idea de como llegué a ese razonamiento, pero al pensar una incógnita mi cerebro generaba de forma espontánea la respuesta: una idea surgía de la nada y todo cobraba sentido. Quise usar ese nuevo don, pero no respondía a cualquier pregunta, de modo que al no saber como actuar en esa situación, improvisé un ritual en el que al tanto rato de caminar detenía a los guardias, palpaba una pared o techo, o suelo y recitaba un cántico, para mi fortuna ninguno de los soldados presentes tenía la menor idea de esa purificación, por lo que no tuve problema para investigar la fortaleza y, más o menos pude hacerme un plano mental de la misma.
Al parecer, hasta el aire parecía haberse cargado de aquella energía tan oscura. Definitivamente la fortaleza era un gran cuantificador de energía, de esa energía. Seguramente era una de las estratagemas de Averno, buscando algún refuerzo energético. No era de extrañar de un ser tan inferior como él. Tan limitado, que tenía que buscar en fuentes ajenas, aquello que no era capaz reproducir con su propio poder. Pues poco importaba, podía usar esas y otras mil artimañas, iba a derrotarle.

De pronto, por uno de los pasillos, por debajo del nuestro, pude observar a la comitiva de la que hacia poco había formado parte, aunque se le habían incorporado algunos nuevos miembros y también me percaté de la ausencia de aquel individuo con un agujero en medio del vientre. De todos modos, como advertí en un principio, eran unos patanes, habían sido apresados por los secuaces de Averno, ¡qué patético!...un momento, ¡esa era mi oportunidad!, ¡eran patéticos, pero por lo menos era ruidosos!, me servirían de carnada para los secuaces de Averno, eso haría que Interfectorem estuviera desprotegido y me daría la oportunidad para acabar con él..

Debía actuar rápido, así que puse rumbo a las mazmorras...

—Lo que sé de Sinnombre es poco, él se mete en los sueños de otros para controlarles el cuerpo físico mientras los tortura con una pesadilla en el interior, los hace suicidarse o mata a los seres queridos de ése... Por otro lado, dentro del sueño pareció ser un semi-dios ¿no? Qué suerte que supiste descifrarlo en ese exorcismo. Tal vez con tu ayuda lo podamos poner en modo autómata dentro de mi títere-clon, y use sus fortalezas para realizar una ofensiva superior— susurré en respuesta a la maquinación del proyecto que formuló el mago Blanco.

La verdad esperábamos a Blake, pero en ello quien llega a nosotros es Bellum, ¿qué hacía el traidor aquí y ahora? Sin lugar a dudas él nos había entregado a Sinnombre en primera instancia, ¿o no? porque si está rescatándonos es confuso, lo más seguro era que viniera a burlarse de nosotros; justo que terminaban de comer mis aliados: qué indigestión.

—Identifíquese, somos los guardias de las mazmorras; tiene prohibido estar aquí sin un permiso por escrito.— le dijo el guardia Terrance al ver al pálido humano.
—Estamos custodiando a este nuevo vasallo del Amo Interfectorem, en suposición debería estar reforzando las energías de este hogar-castillo, no lo he visto mejorar nada por cierto... — añade el que custodiaba los movimientos del traidor a la par de otro vigilante más... dos más, ¡maldición!
—...Otro más que será asesinado por incompetencia ante el Grande— interrumpió con su chiste-burla el guardia haciendo reír a sus camaradas: Kalo, Drahmot y Everor... para ser simples sirvientes de mi hermanastro tenían nombres agradables a mis oídos, ¿o eran apodos?

No tenía idea de qué iba a responder Bellum, pero si me abría la jaula y acercaba a los enemigos a Alby, ¡estábamos mas que listos! Como licántropo mi aliado despedazaría a tres de un soplo soltándose de esas tontas cadenas con su transformación, ¡pero necesitábamos los barrotes desbloqueados con la llave! Si el paliducho era nuestro rival ya entonces seríamos tres contra siete, no tendríamos chances, su respuesta iba a ser mi paso a improvisar algo o no.

La poca cantidad de Luz que podía manifestar Alby aquí dentro era la suficiente como para traernos las armas a la vista, simplemente seguía siendo la cerradura mi único trastorno; la ansiedad me invadía, no debería estar pensando antes de tiempo pero lo veo llegar con dos más y, ... no, hasta saber de qué trata tengo que estar en alerta, ¡pero no puedo evitar buscar todas las posibilidades ya-ya -ya! Mi demencia despertaba poco a poco. Creo que el poderoso berserk que viví en mi infancia contra mi padre estaba tomando forma una vez más, ¡sólo debía contenerme lo suficiente para no arruinar mi diversión!

—Ya escuchaste a mi camarada, ¡extranjero macilento, responde algo!— no pasaron dos segundos que el secudnario en custodia de Bellum lo apuró con esa provocación innecesaria (típica conducta frente a los ''nuevos'' supongo yo). Y en eso se aparecen Othara y Blake, tarde pero a tiempo valga la paradoja, mi zozobra aumentó más al verlos confundidos por la desvirtuada ocasión con la que se topan, como fuera del plan.

Disimuladamente, aprovechando que los guardias después de servirnos la comida, retornaban a sus tareas y sin prestarnos mucha atención aproveché para deslizar mis manos por las esposas, metí los pulgares hacia la palma de la mano y eso fue suficiente para que fueran cayendo poco a poco sin hacerme daño ni nada, además, como estaba bien calladita mientras había comido, había aprovechado para perfilar los huesos de lo que en vida creía que podía haber sido un pollo, o conejo... sino algo similar, lo que fuera. El caso es que eso me serviría para truncar la cerradura. Abysso y Alby intercambiaban susurros casi imperceptibles, a mi me costaba entender cada una de sus palabras así que a los guardias no les llegaría nada de nada.

Me deslicé como la que no quería la cosa, me miraron un momento pero estaba sin hacer nada, mirándoles, me dijeron algo que no entendí, rieron y volvieron a lo suyo, fue cuando empecé a hacer ruiditos, golpear un poco los barrotes y cuando ya vieron que lo hacía por aburrimiento o incipiente locura y se dejaron de girar comencé a usar los huesos como ganzúas. Por un mismo barrote me entraba las dos manos, asi que sería facil retirarlas.

En ese momento hizo acto de presencia el pateaculos, cómo le odiaba, retiré las manos rápidamente y dejé los huesos ahí clavados, por suerte los guardias fueron directos a por él y yo pude seguír truncando la jaula, el ambiente empezó a caldearse ahí fuera y sus voces cubrieron el "clack" de la cerradura, de repente más pasos, dejé la puerta atascada con un trozo de roca que había por ahí para evitar que se cerrara pero lo justo para que pareciera que así lo estaba, ahora quienes llegaban en ese momento tan importante eran Blake y Othara.

Le hice un gesto para que mantuviera la vista de los guardias de espaldas a nosotros para poder salir y vengarnos.

- Chsst- les dije a Abysso y a Alby y les señalé la puerta y dónde la tenía sujetada para evitar su cierre. Era ahora o nunca los huesos se habían desgastado mucho y puede que la cerradura estuviera con algún resto que luego impidiera que se abriera.

El azar era algo peligroso, bien podía hacer que el más miserable y pobre de entre los ciudadanos alcanzara el puesto más elevado al igual que podía desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos. Una nueva figura se mostraba delante de los guardias, era conocida, la había visto antes aunque fuera solo una vez, debía de ser uno de los miembros de la empresa de Abysso pero al no verlo en aquellos túneles supuse que habría muerto o había caído preso… Pero estaba aquí, paseando tranquilamente por los pasillos del castillo, por haber, habría dos posibilidades, o por una remota casualidad se había aliado con nuestro enemigo o tal vez ha venido a ayudarnos, sea como fuera mis compañeros no parecían alegrarse de su llegada, desconocía que había pasado entre ellos.

Pero en ese momento me fijé en las intenciones de mi compañera mestiza la cual había conseguido abrir la puerta forzando la cerradura con los huesos de su comida, ingenioso, no era mi primera vez en una mazmorra, me había sucedido una vez pero nunca se me hubiera ocurrido hacer eso, yo fui un pelín más violento en mi fuga de la cárcel.
El momento de actuar se aproximaba raudo y veloz, pero aun teníamos tiempo antes de que ejecutáramos el inicio de los acontecimientos. Ahora que tenía las manos libre las saqué de mi espalda dejando las esposas colgando ya que estaba amarradas por una cadena al estúpido collar que me habían puesto en el cuello el cual no me podía sacar, necesitaba la llave. Me acerqué agachado hasta mis compañeros y les puse una mano en el hombro a cada uno.

-Hay algo que debéis tener presente antes de actuar, una vez salgamos de esta celda no habrá vuelta atrás, tendremos que noquear y capturar a los guardias para que no den la voz de alarma y evitar que los otros presos hagan ruido para que no sepan que nos hemos liberado-hice una pausa y miré al recién llegado- Si vuestro antiguo compañero ha decidido traicionarnos habrá que hacer lo mismo con él, tal vez dejar a todos los guardias amordazados y encerrados en una celda. Por último, necesitamos hacernos con la llave del carcelero, este collar de mi cuello me está matando, pensaréis que si soy un lobo podría romper fácilmente esto, pero no soy un licántropo, soy diferente, mi cuerpo no se altera transformándose en lobo, mi cuerpo se sustituye por el de mi forma lupina, por lo que una vez vuelva a mi forma humana, el collar seguirá ahí como si nada.

-Una vez salgamos necesitaremos un lugar tranquilo para que podamos hacer una estrategia y contaros lo que he descubierto. Ahora toca actuar, Alywe, tu darás la señal para salir y acabar con estos dos guardias, yo iré por el de la izquierda y lo asfixiaré con mi cadena, cuan más silenciosa sea la acción mejor, espero tu señal-dije poniéndome a un lado de la puerta y esperando su señal.

Yo antes me creía astuto, pero ante las estrategias de Alby denotaba mi estrechez; yo antes me creía muy audaz, al ver la sencillez con la que resolvió la situación de los barrotes Aly, me sentí un negligente: en mi mente todas las preguntas habían señalado a cómo tirarla abajo a esas barras, ¡qué bruto!

Ya estaba todo a un paso de convertirse de una garúa a un huracán, a mi favor tenía la inmensa Oscuridad de esta fortaleza de mi hermano, podría usar una par de veces el estado de berserker que experimenté en mi infancia, tal vez, es que es algo peligroso con lo qué jugar, cegarse a tal nivel de ira e impetuosidad... arriesgaba mucho, no sólo en relación a quienes me rodeaban, ¡sino mi propio bienestar! obvio, el más importante, siempre.

—Cuando se abra... no dejaré ni uno en pie— susurré ya con otra voz, con otro aura, actitud cambiada por aprovechar cada uno de esos respiros desde que la pícara confirmó que la cerradura ya no era un problema, respiración dirigida a mimetizarme un poco con esa energía opaca, eclipsada, neblosa y renegrida. Dañaría un poco mi orgullo si la aprovechaba una sola vez esta noche, ¿pero bastaría una sola vez en una noche como ésta? Es que por fin me sentía demonio de sangre pura, era como si hubiera absorbido la vitalidad de mi medio hermano.

—¿Sucede algo Milord?— preguntó Ténebri confundido al ver que Interfectorem había salido de su baño de sangre sin importarle manchar su alfombra preferida, esa bañera colmada de rojo fluído era su momento de relajación y lo había concluido sin tranquilidad.
—No, nada, por un instante sentí desde los cristales como si algo estuviera perturbando la continuidad, el flujo, pero fue un pequeño suspiro nomás ¡Sigue trabajando inepto!— expresó el forajido, él ahora se expresaba con otro aura en su voz.
—Usted, mi Señor, siga con sus preparativos y no se preocupe, han de ser los hechiceros Oscuros en sus celdas, han de estar falleciendo del todo ya, desde que no tenemos a Sinnombre nos ha costado manipular sus mentes, me encargaré de aguijonearlos un poco— opinó Mors atemorizado por la conducta de su Amo, las expresiones faciales de Averno lo decían todo a sus fieles.

Había que ser rápido, pero cauto. Había escuchado atentamente las instrucciones del mago y las había entendido ahora sólo había que esperar el momento oportuno, no me fiaba del humano que me echó del carro y uno de los motivos era básicamente porque no estaba encadenado como nosotros. Los dos grandullones demonios además de entretenerse con algún que otro esclavo que iba de paso también se burlaban algo del humano pálido traidor, en uno de esos momentos fue cuando todos nos dieron la espalda, salí sigilosa, y abrí la puerta.
Entonces hice la señal, era ahora o nunca.
Me encargué de que nadie pudiera entrar o salir de aquel sitio y si lograba entrar ¡por Calsun que juraría que no saldría vivo!

Gateé hacia la entrada por donde venían más esclavos, por la que nosotros habíamos entrado. Estaba menos vigilada como era obvio puesto que sólo entraba escoria y prisioneros. La cerré y la atranqué, la otra sería más complicado de lograr puesto que estaban los grandullones al lado y me acabarían viendo más tarde que temprano.
No tardarían en darse cuenta los de fuera que la puerta estaba bloqueada, es decir, para darse cuenta de que algo no iba del todo bien.

Estábamos listos para actuar, entonces me percaté de algo que le sucedía a Abysso, parecía más excitado que de costumbre, su voz era un poco más grave de lo que normalmente era dejando así una leve tensión sobre nuestros hombros. Recordé lo que me había comentado antes de Sinnombre, agarré la esfera mientras la miraba de cerca, a mí no me serviría de mucho sabiendo que como mago de luz, la oscuridad me evitaba por no decir que me resultaba un tanto inútil, por tanto no tuve más remedio que entregársela a mi compañero demoniaco, pero en el momento en el que fui a dejársela en la palma de su mano le dije algo.

-Controla tus impulsos, bastante tenemos con los enemigos de frente para ahora tenerlos en la retaguardia.

La señal vino mientras la puerta se abría y Alywe se escabullía de la celda, parecía que estaba improvisando puesto que no había realizado lo que le comenté por tanto el trabajo de noquear a los dos guardias que teníamos delante de la celda quedaba en manos de Abysso y en las mías. Mientras la joven mestiza atrancaba una de las dos puertas que daban a los calabozos yo mantenía en mis manos las cadenas atadas al collar de mi cuello, parecía que no podía cerrar la otra puerta sin llamar la atención, necesitaba un accidente que camuflara todos sus actos. Entonces ataqué.

Como ya les dije a mis compañeros, salí de la celda en silencio mientras cadenas en manos me colocaba detrás del guardia que estaba nuestra izquierda para después asfixiarle amarrándole las cadenas alrededor del cuello. Un grito ahogado, produciendo un leve resoplo, como si intentara gritar pero no pudiera mediar palabra, suponía que del compañero a su derecha se encargaría nuestro querido compañero, ahora solo quedaban todos aquellos que residían en este lugar.

Una vez mi victima dejó de revolverse aflojé las cadenas para después dejarlo caer como peso muerto, se desplomó sobre el suelo y su cuerpo produjo el sonido de algo lo suficientemente audible para sus aliados. Debía actuar rápido, saqué mi báculo, Domo-Rocnus de mi túnica negra y mientras se daban vuelta yo avancé con paso ligero hacía el más próximo que tenía. Cargando toda mi fuerza en mi brazo derecho mientras sostenía mi vara con el izquierdo, le propiné un fuerte puñetazo en la cara al soldado que no supo esquivarlo al desconocer si quiera que pasara a sus espaldas. Mi fuerte no era los combates físicos y mucho menos mi fuerza, pero un golpe a traición y con un poco de fuerza serviría para desorientar a cualquiera.
Actué rápido, di un giro mientras el guerrero retrocedía para poder agarrar mi báculo con las dos manos al tiempo que me situaba en frente de un segundo enemigo y le daba una certera estocada con las puntas de mi arma las cuales atravesaron armadura y carne. El factor sorpresa era esencial y estaba funcionando, rotundamente extraje mi báculo horizontalmente en vez de hacerlo retroceder para así permitir que la sangre fluyera como una fuente.

A mi espalda se encontraba un tercer enemigo el cual pude ver al girarme para sacarle mi arma del vientre de su amigo, agarraba mi báculo con las dos manos mientras que el soldado amenazaba con una espada, pero eso no me amedrentaba, como si mi báculo de un bate de beisbol se tratara y su cabeza de una pelota golpee lateralmente dándole con el rostro del lobo tallado en el metal. Si esto no era una distracción lo suficientemente efectiva para que Alywe actuara, podían colgarme de los de los pies durante tres horas.

Unos últimos respiros encendieron el berserk en mi interior ofuscando mi conciencia a un estado inferior ante la profana pureza demoníaca que había logrado alcanzar para ese instante; podía verme, pero no era quien soy, era un yo que no me dejaba ser. Ese ceño fruncido, ese rostro arrugado y venoso sin palabras, ojos rellenos de corrupción... fluidos desconocidos dentro de mis arterias haciendo estragos en mi cuerpo cuya postura primitiva evidenciaba que ya no pertenecía a mí, Abysso.

Filtrándose entre los guardias Abysso se escabulló como una bestia que rociaba atronadores rugidos guturales mientras cual araña o calamar terrestre agitaba con sus extremidades a los agresores aún pudiendo medir quienes eran sus aliados... aún. Ese accionar desequilibraba a los oponentes dejándolos asequibles ante los que lo acompañaban (Blake, Othara, Alby y Aly); la jugada superó a los enemigos cuya cantidad los favorecía, ninguno se veía cómodo para dar la voz de alarma de cara a la dichosa arremetida.

Abysso tomó a Terrance llevándolo a los empujones con sus extremidades psíquicas hasta una mesa de torturas donde le dejó caer un martillo sobre la rodilla rompiéndosela; Drahmot creyó que atacar al pálido demonio por la espalda le daría resultado, estaba tan acelerado Abysso que ya había tanteado la intención del segundo así trabándole la pica en esa jaula pequeña que usaban para torturar gente, fue en un movimiento simple, y mientras con sus manos atoraba la puya desperdició la esfera que Alby le había confiado: la estalló en la cara del rival provocando que la venenosa esencia sobrante de Sinnombre frenara a Kalo y Everor (que llegaban para auxiliar, aunque bastante perturbados por los trucos de Othara la Arpía y esa desenvoltura de talentos que decidió exhibir Blake), tosieron como hidras intoxicadas.
—¡Abysso, estás loco ¿por qué eso?!— replicó el galán platónico de Alywe al exaltado de mí mismo ante las impulsivas maniobras de irrupción y embate.
—No intervengas ahora Blake y sigue ayudándome con lo que sobra, como demonia sé de ese estado que Abysso está padeciendo.— sugirió Othara revelando con sus gestos el trasfondo de su opinión... la preocupación por su hermanita, ¿entonces tal vez era cierto eso? ¿realmente ya los teníamos de nuestro lado? Lo raro fue notar que entre tanto estrago ya Bellum no estaba entre nosotros, ¿cuándo fue que se había desaparecido de la situación?

—¡Deben seguirme a mí! ¡Tomaremos los corredores adecuados para dar con el forajido!
Parecía ser que Blake nos guiaría, estaba teniendo más atención para con Aly que para Othara ¡la que conocía de hacía mucho más tiempo, ¿o no? faldero! La verdad sólo me importaba más que no fuera una doble trampa o algo así, en ese estado en el que estaba quien había dejado de ser yo, Abysso, tal vez no era muy seguro mandarse a la carga en busca de soldados de Averno, ¡pero ese era el plan y no había mucha opción, los relojes de arena marcaban sus ciclos!

Kalo terminó siendo manipulado por Othara hasta caer en su ruina:

Spoiler:

Everor intentando enredar al draconiano terminó cayendo en su propia trampa...

Spoiler:

... y en ese hueco las paredes con grandes estacas de acero se cerraban lentamente. Melodiosos alaridos rasgados para su gran final, cierre de telón, y aplausos de Arpía ante la astucia del camarada.

Drahmot parecía haber sido afortunado, mientras Terrance escapaba arrastrándose con los brazos, Abysso le echó encima a ese primero aturdido por la sustancia tóxica que era la entidad de Sinnombre liberada con furor; Drahmot una vez sobre su liado antes de poder devolverse a la acción poniéndose en pie fue atravesado desde la nuca hasta a través de su boca por una vara de bronce oxidada que siguió inclusive hacia el cuadro lumbar de Terrance... como si fuera necesario describir tal agonía.

Por la puerta atascada no entraria nadie más, pero en cuanto el mago se echó sobre uno empezaron a salir demonios por todos los lados posibles que comunicaban directamente con aquella sala. Abysso estaba enfervorecido, como loco por destrozar. No sabía que clase de impulso lo hacia luchar asi pero mientras a mi no me dañara no habria problema, al fin y al cabo tampoco iba a dejar KO a esos captores y torturadores, con los materiales que iba teniendo a mano (casi todos pequeñas herramientas de tirtura tipo bisturí) las iba lanzando y clavando en ojos, frentes o zonas blandas que pudieran dejar fuera de cualquier juego al enemigo.

En puntería no me ganaba nadie eso lo tenía claro. Era una lástima haber entregado el arco a la entrada y haberme desecho de él. Bueno, ya compraría otro mejor, en otra ocasión. Aunque lo primero era salir de este fregado. Saqué mi espada del lugar donde la había guardado, más bien ocultado puesto que gracias al conjuro del mago era invisible. Hasta ese momento claro. La oscura sangre demoníaca manó de la hoja cuando ejercí un corte en el cuello de uno de mis adversarios. La verdad que ahí cada uno repartía por donde podía, veía a Othara, novedad era una demonia. Que raro que no me pareciera trigo limpio. Ahora dudaba más sobre su supuesta hermana. También veía a Blake que hacía gala de sus mejores formas de combate, como todos imagino porque un demonio como esos no se derrota en dos golpes simplones.
El baño de sangre era algo que todos estábamos asumiendo muy bien. Estaba llena de salpicaduras y podía oler la sangre de los enemigos y el sudor de todos, sentir el escozor en mis heridas y la sangre manar de... un rasguño en la cara, nada importante.

Lo de Abysso pasaba de venganza a... matar por el placer de matar, un escalofrío recorrió mi espalda. Othara podría entenderlo, pero si mi pellejo estaba en peligro no dudaría en defenderme, además si sobrevivía aún me debía la recompensa por los servicios prestados más lo que ya me debía. A mis ojos, a parte de ser un demonio que no era del todo desagradable, no dejaba de ser un moroso. Aquí y allá iba rematando y si se ponían muy tontos no tenía problemas en atacar directamente en las cuerdas vocales.

Salí al pasillo que conectaba con las salas principales y un demonio me vió, fue a dar la voz de alarma, pero le arrojé una de las cadenas que aún colgaban de mis brazos y lo noqueé. Una vez en el suelo lo degollé. El camino quedaba más o menos libre. Volví a la sala de los horrores y les avisé.

- Rápido, ahora tenemos tiempo- miré a Abysso para que acabara de una vez con el espectáculo de carnicería y fui inspeccionando que no dejáramos trampas atrás que en nuestra huida (en caso de ser por el mismo lado) pisáramos.

Blake y Othara nos iban guiando, Alywe les seguía a la par, mi cuerpo iba detrás sediento de sangre a penas controlado por quien soy desde lo más recóndito de mi consciencia, mi carne ansiaba matar y yo sabía que las cosas debían seguir según lo casi planificado; por suerte para no retrasarme Alby nos cubría las espaldas por cualquier sorpresa en la retaguardia.
—¡Estoy más vivo que nunca!— gritó con mi lengua quien ya no era quien soy.

—Tío, finalmente llegas, justo a tiempo, te extrañaba, estaba por mandarte un Roc adulto para que llegaras cómodo.
—¿Abysso ha caído en nuestra trampa, Averno?
—Así es tío, tu actuación de perturbado en Delork'kas ha dado frutos, no sólo que nadie sabe que tú eres la Mente Maestra detrás de mi escape, sino que mi fama ha aumentado divinamente en estos días.— pronunció Interfectorem haciendo una reverencia frente al tío a la vez que con una mano estrellaba la cabeza de uno de sus soldados en el concreto de la habitación a modo de asegurar que los demás presentes se arrodillaran a tono con esa persuasión.
—¿Ya sabe lo de Maara?
—No, tío, estoy esperando el momento indicado para confesarle mi culpabilidad ante la trágica muerte de su amada humana; él debe creer que tiene un nexo espiritual fuerte conmigo, y que por eso nos ha sucedido lo mismo, ¡qué tonto, jajaja! Fui yo quien se encargó de que falleciera por envidia: ¡Porque si mi mujer había sido asesinada, la de él debía serlo, ¿verdad?!— respondió perturbado el forajido cambiando su voz desde carcajadas enfermizas a gruñidos de cólera.

Sir Decipiat, hidalgo en Delork-kas y tío de Averno mas que de Abysso, allí imponente estaba parado junto a los artefactos de alquimista que se usarían en la mente de Abysso, mente que había sido preparada por Sinnombre sin que nadie lo notase para el momento oportuno, ante la luna menguante de esa noche, el poder Oscuro de Interfectorem aumentaría indescriptiblemente según cuenta el diario familiar de Melgroth editado por Ambar antes de su muerte: un ritual más que ritual del cual no se sabía mucho con certeza, funcionaba más como mito que como un hecho, sólo un loco arriesgaría su existencia en algo así... Averno, el que sin saberlo funcionaba como catador de su tío, Sir Decipiat, el más manipulador de la familia demoníaca de Abysso, una conducta producto de su frustración frente a su nulo vigor como guerrero... esa enfermedad terrible que le impidió convertirse en espadachín. Sin comentarios.

El ambiente estaba tenso, la frialdad del hidalgo era una cosechadora de pánico entre los seguidores de Averno, cuando él estaba presente el forajido era otra persona: ya no se resistía bajo un manto de seriedad aparente y melancólica, sino que dejaba salir su insania agresiva, su demencia descontrolada la que significaba para todo aquél que no fuera Decipiat una sonrisa transformándose en risas agudas que culminarían en aliados desmembrados y enemigos torturados.

—Bien, Averno, intenta contarle lo de Maara cuando los astros estén alineados, entonces liberara esa energía tenebrosa en estado puro que le cuesta manifestar por ser un sangre impura; prométeme que serás detallado y buen narrador, aunque por ahora me gustaría que me guiaras hasta la celda donde está él, será una explosiva sorpresa para él y los que le hayan decidido acompañar saber que yo "el contratador, empleador" soy el verdadero engendro, el criminal.
—Buena idea tío, eso irá calentando sus emociones para cuando reciba la noticia de su difunta.... pero, si desde ya pudieres, ¡llámame Interfectorem, maldito seas!
—Como quieras llorón...
—Si no fuera porque te necesito para asegurarme de que saldrá bien el ritual, ya no tendrías brazos y piernas en tu inservible torso decrépito.
—Si tan sólo supieras que yo fui el responsable de la muerte de tu amada, Averno, ya no te importaría perturbar a tu hermanastro.— pensó el hidalgo con una sonrisa inquietante haciendo a un lado su capa luego de empujar por las escaleras a un sirviente que estaba sosteniéndole la copa de sangre que pidió para beber.

—Estos dos juntos me molestan mucho Ténebri.
—Cierra la boca Mors, o te convertiré en una madeja de nudos antes de que provoques que nos asesine. ... susurraban por lo bajo el par de vasallos fieles a Interfectorem, para ellos no había vuelta atrás con la lealtad, estaban hasta la garganta con los mil enredos familiares de su líder facineroso; nadie podía tomarse enserio las palabras de esos dos, lo más prudente para conservar la cordura era escuchar lo que se decía sin intentar interpretar, sin buscar entender, sólo escuchar y estar alerta, porque no había certeza de nada, porque todo era indescifrable en esa gigantesca sala rellena con cristales.
—Desde ya aviso que cuando estemos cerca de mi medio hermano, él y yo podremos sentir nuestras auras, vayan digiriendo la idea de que no habrá ataque sorpresa, ¡y que de todas formas en este estado fascinante sólo quiero encontrármelo!— expresó quien parecía Abysso pero yo no podía ser.
—Tranquilízate imbécil, tu actitud nos matará a todos, para empezar intentemos llegar con vida al trono.— replicó Blake.
—¡Callad todos! a lo lejos vienen patrullando ... — intentó prevenir Othara cuando interrumpió el draconiano:
—... son seis soldados humanos, tomemos este atajo.
—Podríamos haberlos esperado en los rincones y lanzarnos sobre sus espaldas, Blake, está lleno de armaduras pesadas por todo el corredor.
—Oh rayos, de este lado vienen unas mascotas del paliducho...— denotó Blake frenándonos a todos para regresar, bueno, sus manos tocaban de frente los hombros de Aly.

Spoiler:

—Oh vaya, qué buena vista tiene el caballero ahora— con sarcasmo contesta Othara a ello colocando sus palmas en mi cintura para evitar que arremetiera mi yo con el par de bestias endemoniadas a la distancia, ¡despertaban la ansiedad en mis venas encrespadas!

Pues sí, parecía ser que a Interfectorem le gustaba tener mascotas adorables correteando por todo el lugar...

Spoiler:

...Al menos no nos habían visto, pero en la interjección de pasillos el desmadre estaba asegurado, ¿o no?

Mis compañeros libraban sus propias contiendas en la sala, por una parte estaba Abysso que mostraba una ferocidad y sed de sangre que no había visto nunca en él, además de que había desperdiciado la esfera que le había confiado para matar a unos cuantos con unos métodos un tanto dudables, algo le estaba sucediendo y eso se podía percibir perfectamente. En cambio Alywe era más sutil, atacaba con las herramientas quirúrgicas que encontraba y siempre iba a por los ojos, cegando a sus adversarios que se retorcían de dolor, por muy fuerte que fuera uno, los ojos eran bastante sensibles y fáciles de dañar.

Al parecer nuestros aliados entre las filas del demoniaco señor de este castillo discutían con nuestro compañero por su brutalidad, pero la conversación terminó rápidamente al comunicarnos que nos guiarían ante “el forajido” seguramente se referirían a Interfectorem. Empezamos nuestro viaje por los pasillos laberinticos del lugar casi a la carrera intentando escapar del escándalo que habíamos causado en la sala que dejamos atrás, pero el problemas ahora era Abysso que ansiaba encontrarse cara a cara con su familiar.

Yo iba en la retaguardia mirando a mi espalda de vez en cuando para asegurar que no nos seguían, un poco de suerte que se desvaneció al escuchar la retomada conversación entre nuestros aliados y nuestro compañero que parecía estar más loco que de costumbre, Othara decía que llegáramos con vida al trono, pero no podíamos ir allí… Yo sabía que ocurriría si hacíamos eso. Ahora teníamos a una patrulla de seis guerreros con armaduras en el camino que habíamos tomado, así que al que llamaban Blake nos hizo entrar por otro pasillo algo más pequeño que el anterior pero eso no hizo mejorar nuestra suerte, a lo lejos venían un par de bestias, estábamos rodeados. Aunque todavía teníamos unos minutos antes de que se dieran cuenta.

Dirigiendo mi mirada hacía nuestro demoniaco camarada me acerqué a él para después encajarle un puñetazo con toda mi rabia e ira acumulada en una de las mejillas, entonces mis compañeros se sobresaltaron al ver mi actitud.

-Ni se te ocurra acercarte a tu hermano, y si la idea roza tu mente, muérdete la lengua hasta arrancártela, eso es lo que pretende Interfectorem. He estado dándole vueltas a lo que nos dijo del ritual, pretende usarte de recipiente para absorber los poderes de la luna para después consumirte y acrecentar sus poderes, por ello no te puedes acercar a él, al menos durante esta noche.

Torné mi vista hacia mis compañeros, en concreto a Othara- Necesito que vosotros vayáis a por los causantes de esta carencia de magia, a por los que están succionando la magia blanca de este lugar, si has trabajado aquí sabrás de algún grupo de hechiceros, posiblemente hechiceros oscuros, ya sean de la corte de nuestro enemigo o simples prisioneros esclavizados que se estén encargando de este maleficio. Yo os libraré de los guardias y las bestias mientras me dirigiré a por Interfectorem, si tenemos suerte, él creerá que hay un único grupo y que seguimos juntos.

Antes de abandonar a mis compañeros y disponerme a hacer lo que tenía en mente, les pedí un último favor- Si por un casual no salgo de esta, escapad, contactad con los Buscadores y contadles lo que pretendía Interfectorem, ellos se encargaran.

Y con un aullido tomé mi forma lupina para después gruñir acompañado del eco que producía el sonido al rebotar en las paredes atrayendo la atención de los guardias y las bestias, mis compañeros debían aprovechar para ocultarse mientras yo atraía a todos los soldados y monstruos del lugar.

Perseguido por los seis soldados cargué contra las bestias las cuales me imitaron y cargaron contra mí, el choque sería brutal, de no ser porque yo no tenía la intención de atacarles, era más, salté por encima de la mole astada y apoyándome en sus hombros me impulsé dando un gran salto hacia delante mientras desequilibraba a la criatura y la dejaba caer sobre los soldados mientras yo seguía corriendo por los pasillos rugiendo y gruñendo.

Sabía que el trono se encontraría en el centro del castillo en la parte más alta, siempre era así, los reyes siempre necesitaban sentirse en lo más alto pero no lo suficientemente para estar desprotegidos, desde el corazón, el núcleo de la fortaleza ellos dirigían.

Después de librar una pequeña contienda que tuvo de todo sangre, sudor, víctimas y huida... Nos dispusimos a seguir a Othara y Blake que se conocían esos corredores infernales (nunca mejor dicho) para poner nuestros pasos dirección salón del trono... aunque no me imaginaba la típica sala grande y espaciosa llena de luz o con luz de las antorchas, rodeado de columnas bien trabajadas y llenas de detalles y al fondo un trono, sobre una superficie más elevada que el resto del suelo de dicha sala, al que se accedería por unos escalones. No. Esto tendría un aspecto muy pero que muy distinto.

Fuera como fuere, Abysso estaba demasiado fuera de sí, muy excitado por el momento de llegar y enfrentarse a su hermanastro y a sus despiadadas huestes. El mago cerraba el grupo en la retaguardia. Yo si hubiera sido él habría preferido un sitio más céntrico y haber dejado en la retaguardia a alguien con una armadura para evitar golpes sorpresa. Pero afortunadamente no corrimos esa suerte. No, la suerte que nos esperaba era mucho más divertida como no podía ser de otro modo. Venía una patrulla de un tipo de bestias algo especialitas en su aspecto, bueno, la verdad que en este entorno resultaban bastante más normales que yo o cualquiera de los del grupo exceptuando a los dos demonios, Abysso y Othara.
Para ocultarnos de esas bestias del inframundo nos metimos en un pequeño corredor que cruzaba Blake me agarró y me llevó hasta allí y lo mismo hizo Othara con Abysso para evitar que armara algún follón como el de la sala de toturas/prisión. Ignoré la conversación entre ambos, empezaba a estar harta de todo ese sitio y si querían matarse entre ellos a mi que me dejaran en paz. Pero ¡anda! Sorpresa, cuando íbamos a salir por el otro lado, una patrulla también venía hacia nosotros. ¡Qué divertido! ¡Más acción sin fin! Y yo sin mi arco, saqué la espada ya que era mi única arma.
Pero algo me sacó de mi concentración, un sonido seco, un golpe... un puñetazo del mago en la cara de Abysso seguido de un sermón que tenía bastante sentido. Sonreí y hubiera reído pero sería demasiado ruido quizás y con sonreír y sacar el aire tenía suficiente para liberar tensión.
También nos dijo que si no volvía nos fuéramos sin él y diéramos la voz de alarma a sus compañeros. Me parecía bien, además se había sabido cuidar bastante bien solito, no creía que fuera a pasarle nada, y además él sabía que debía encontrar el modo de poder recurrir al poder de la luz para ser lo suficientemente poderoso para imponerse sobre aquel caos maligno generado por Averno.

- Si habéis acabado vuestras charlas de matrimonio - les dije a Blake y a Othara - deberíamos prepararnos, porque mi olor, por lo menos, les va a llamar y mucho la atención. Vosotros puede que sin mi pasárais desapercibidos, pero yo no. Yo no huelo ni a azufre- dije mirando a Blake- ni a hedor maligno- dije a Othara y a Abysso.
Uno por ser dragón y los otros por ser demonios, no es que olieran así de mal, pero quería tener algo de venganza por haberme cargado tanto la cabeza con absurdas chorradas. Y se supone que la más joven era yo. ¡A este paso me iba a hacer vieja en ese lugar!

- Están a veinte pasos... bueno, diez pasos con ese tamaño- aclaré- puedo rodar y cortarles los tendones de los talones a esas bestias, pero seguro que gritan, si no tenéis inconveniente, haré eso

Me asomé y me di cuenta que tras el jaleo armado por el licántropo, éstos habían iniciado la persecución dejándonos vía libre. Esperaba que el mago corriera buena suerte, no era del tipo de personas con las que me juntaba pero tenía valor y a pesar de estar con un grupo de almas caóticas como nosotros y no demasiado buenas había tenido el detalle de correr él con el riesgo y dejarnos a nosotros hacer un trabajo difícil. Nos había confiado su vida podía decirse.

Alby se había mandado contra los soldados, alarmándolos los llevó hasta las bestias, ¡una distracción demasiado peligrosa para su salud! pero el mago blanco ya había actuado y ahora debíamos honrar ese sacrificio, de todas formas no rezaría yo por su bienestar ¡Especialmente por el puñetazo que me dió! aunque si sobrevivía a todo eso nos terminaría siendo útil cuando nos encontráramos con mi medio hermano. Lo que dijo era verdad, ¿pero cuánto podría yo seguir esa "orden" sin antes caer ante el las viles tentaciones de mis nuevas necesidades aún latentes?

Salimos por detrás de las armaduras las cuales habían resultado buen abrigo ante ojos de los centinelas, ya teníamos el paso libre...
—Bueno, parece loco creer que alguien pueda zafarse de eso pero, mientras nadie dé la voz de alarma tenemos tiempo de darle forma a esa estrategia...— comentó Othara al ver el ajetreo que de espalda a nosotros se movía como pez hacia la carnada... el mago blanco de carnada, ¿quién lo diría?
—No creo que mucho tiempo y además Alywe tiene razón, así que mientras buscamos con Othara a esos hechiceros Oscuros que mencionó Rocnus, ustedes pueden seguir por este corredor, encontrar la habitación de Interfectorem y hallar alguna otra debilidad en él o instrumento a nuestro favor, algo-algo— añadió Blake a tanto era tirado de la manga por su compañera, a los tropezones, en sus ojos era notoria la expresión de "No puedo dejar a esa pícara a solas con ese desequilibrado mental" ... pero bueno, gajes del oficio, además poco a poco podía sentir que el efecto de berserker iba esfumándose de mi organismo y la dualidad en mi persona se diluía hacia la normalidad; era como estar en un sueño donde al despertar olvidaría haber sido un ente apagado dentro de un cuerpo.

Con muchos dolores de cabeza Abysso se sostenía la cabeza como sintiéndo un punzante dolor directo al cráneo, estábamos por tomar caminos distintos y desde ese punto me animé a sugerir:
—Alywe, tú guíame por estos pasillos, tú ves mejor, pero no me toques, ¡por motivo que sea, no me toques! Lleguemos hasta el final de ésto ¡...que el oro nos espera, saqueadora!
Ese frío raro que recorría mi cuerpo doblaba mi postura corporal, tensaba mis músculos, dependía de los cinco sentidos de la joven contratada para llegar a destino sin distraerme con esta ansiedad, lo peor que podía pasar sería encontrarnos con Mors, pero por alguna razón no podía controlar el deseo de toparme con él ...o con Ténebri. Antes de alzar la marcha a la par de Alywe me choqué con un montón de armaduras en mal estado, la turbulencia dejó caer un montón de cadáveres que estaban estacados a la pared por reacción en cadena, entre toda la repugnancia quedaron visibles unas armas útiles... en mi estado no podría usar ninguna pero:
—¡Mira Alywe! No es muy alentador saber que alguien bueno con el arco murió aquí en esta morbosa montonera, pero ya, es un arco de todas formas, ¡y acá hay unas cuantas flechas entre estos otros cadáveres! tendrás que ser ahorrativa pero... pe-p'pero... ahgh... bueno ya, apúrate...
No podía intercambiar mucho verbalmente, cada vez que lo intentaba, la energía de este lugar la cual había dejado hacer simbiosis en mi mente me quemaba horrendamente trayendo además de los peores recuerdos a mi cabeza, era una furia desmedida la cual no podía dejar de prestarle atención con palabrería, o sino acabaría como un animal salvaje de la fauna delorkiana ¡Tampoco quería abandonarlo! ¡Lo quiero usar contigo Mors! ¡Contigo Ténebri! ¡Con Avernoooooo! ... ese circuito vicioso de dolor convirtiéndose en ira que provocaba más dolor, ¡maldición!

Los silencios se rompían a los alrededores con los gemidos de aquellos bajo torturas, de aquellos gritando en agonía, con rugidos que flotaban desde los sótanos y calabozos; aves carroñeras decoraban los rincones desde el techo hasta las esculturas, embriagadas de tanta tripa despilfarrada a cada pocos metros. Si era una prueba de fuego para mi consciencia recorrer por este lugar que no inspiraba ni una gota de calma o quietud, ¿qué era ésto para una humana como mi empleada? ¿O era su mente más sencilla y sobria como demostró serlo aquella vez en esa taberna? ¡Me estaba volviendo pura locura, me sentía en los zapatos de Averno!

Empezaba a darme escalofríos la presencia de Abysso, hasta entonces no me había pasado, al principio pensé que sería una de sus actuaciones para intentar confundir a los guardias o para tener una mínima posibilidad de que lo sacaran de aquella jaula. Pero esa interpretación era demasiado buena y convincente, algo me dio que no estaba intentando engañar a nadie, y la cruda realidad iba a ser muy dura.

- Tranquilo no te tocaré- dije cuando Abysso chocó contra algo metálico y tuve que esquivarle. Iba a regañarle cuando mencinó algo de un arco y flechas, estaba algo irritable así que cogí cuatro flechas que podía cargar y el arco. Sí, tendría que ser muy buena ahorradora. Seguimos por el corredor nosotros dos solos y Othara y Blake se dirigieron en busca de los magos oscuros o hechiceros... lo que fuera que estaba cargando ese sitio de energía negra para ayudar al mago.

Iba muy pegada al suelo, vigilando que no hubiera trampas o antorchas que pudieran delatar nuestra posición por nuestras sombras

- Esto está terriblemente tranquilo por aqui- le dije a Abysso, y sabía que estaba yendo en la dirección correcta. Seguía bien las pisadas con la forma de la bota de los que habían acompañado a Averno a la prisión para que mantuviera la charla con su medio hermano. Estaba siguiendo bien esas pisadas, estaba andando lo que habían andado antes, deberíamos encontrarnos al menos con alguna señal, pero nada... más y más pasillos sinuosos frente a nosotros con cristales y antorhas repartidos aquí y allá. Por suerte, los cadáveres adorna paredes y techos habían quedado atrás.
Para ser una guarida demoníaca el silencio me estaba incomodando. No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que oí las primeras voces, no las entendía porque no hablaban mi idioma. Per hubo alguna que otra carcjada, eso era bueno en parte, porque no habían saltado las alarmas.

- ¿Qué dicen? Necesito que al menos uno se quede solo- dije mientras apuntaba con el arco- si le disparo en el cuello que está desprotegido cuando el otro se aleje por inercia irá a ver qué ha pasado y podremos matarle sin que dé aviso a nadie.

Miré a Abysso para esperar a que me tradujera lo que se estaban contando y me diera el visto bueno del plan. Eso, o quizás él me facilitara si los demonios tenían algun turno de guardias o su forma de patrullar.

—Dicen que Averno ha dejado libre la sala principal, eso podría ser bueno porque estropearíamos sus juguetes antes de que vuelva y los use en mi contra; pero tenemos un serio problema, también dicen... tam-también dicen q-que Averno fue a mostrarle a...— no pude continuar traduciéndole a Alywe, y no por el estado berserk que ya casi acababa de fluír en mi carne alejándome como consciencia y dejando sólo una marioneta haladapor deseos, ego, sed de sangre... ellos acababan de decir que mi tío estaba aquí, si él llegaba a estar como aliado de mi hermanastro no podía dejar a la pícara enterarse, ¡porque sin lugar a dudas se deduciría que no hay recompensas por todo ésto que hemos pasado! ...ha no ser que robemos cosas de esta fortaleza, claro... Aún podía rezar por que mi tío Decipiat estuviere como esclavo o prisionero: ¡eso aumentaría la recompensa! pero ¿cómo saberlo? rayos.
—...a alguien que estamos dentro de irrompibles celdas, hay que apurarse; yo me lanzo contra el primero y me cubres del otro derribándolo de un flechazo...
Fueron mis palabras un respiro antes de arrojarme a la acción sin esperar una confirmación de mi aliada, era lo último de mi estado bestial y lo aprovecharía gustoso contra lo que se me cruzara.

Arrojé una roca guiada con una de mis psico-extremidades para golpear en la cabeza a mi objetivo antes de llegar a él y terminarlo... el segundo se alertó y haciéndose a un lado desenfundó su espada cuando me veía llegar hasta su aturdido compañero de guardia.

Ellos no custodiaban ese pasillo pese que conducía hasta la sala principal donde ya no estaba Interfectorem, sino esa puerta allí mismo: una habitación... un aura como el de Othara...

Spoiler:

...detrás de esa cerradura olía a fosa, como a un poso quien nadie usa ni ha limpiado y por ello el aroma similar a pantano.

Mis pensamientos no estaban claros todavía y menos con la sangre de mi víctima acariciando mi piel, deslizándose, deslizándose, tibia; había dos premisas que no podían hacer conexión entre sí en mi cabeza, eran dos ideas que supuestamente tenían relación pero no se anexaban, algo relacionado a Othara... Othara...
Me chocaba las paredes y los rincones caminando torpe y encorvado buscando un mínimo control de mí mismo para no atraer a Ténebri o a Mors si es que tan cerca estaban del trono, dolía razonar, me quemaba reflexionar por tal fase en su etapa de culminación.

Comenzó a traducir y se estancó a mitad de frase, entendía que podía haber acentos en el mundo demonio, pero la cara que puso Abysso no era de falta de entendimiento de un nombre, o una palabra, sino como de terror o sorpresa cargada de incógnitas. Quise saber más, quería saber qué habían dicho exactamente se lo iba a sacar pero fue más rápido que mi lengua e inmediatamente me ordenó atacar a uno para que él acabara con el otro.
Iba a discutirle, pero no me dio tiempo. Abysso se lanzó como un perro rabioso y utilizó su poder para atacar. Yo, a pesar de no estar de acuerdo con ese ataque, una vez hecho ya no había marcha atrás. Además el que quedaba en pie desconocía mi situación, era un ataque sorpresa y Abysso estaba fuera de mi rango. Cargué la flecha, tensé la cuerda, apunté bien y mi flecha fue directa a parar a su garganta, seccionando así las cuerdas vocales para evitar que lanzara gritos que avisaran de nuestra presencia tan cerca de la sala del trono y así hacer que Averno volviera de nuevo y esta vez sí acabaría muerta.

El pobre demonio había caído boca arriba y se estaba ahogando con su sangre hedionda y negra. Nunca me gustó presenciar ese tipo de muertes, pero así era la vida. Saqué mi espada y lo rematé. Un corte limpio en la garganta. Limpié la hoja en los ropajes del demonio después de degollar al apedreado que parecía estar levantándose entre enfurecido y algo desorientado a causa del golpe que le había propinado uno de los tentáculos de Abysso.

- Listo - le dije observando cómo Abysso actuaba como un perro cazador cuando está cerca de la madriguera de su presa - ¿qué te ocurre?

Quería saber qué pasaba pero aún no deseché en mi cabeza que debía responder antes a mi pregunta que había quedado muda, sin ser formulada.

- Antes me has mentido -le dije- dime exactamente qué es lo que estaban diciendo. Soy joven y humana, por lo tanto mortal pero no soy una imbécil- creo que era la primera vez que decía una palabrota desde que le conocía, y es que estaba muy harta, muy cansada de tanto viaje, muy estresada a causa de ese ambiente tan sucio y poco natural. Necesitaba muy pronto poder volver a ver algo verde, algo vivo... eso me reconfortaría- teníamos un trato, yo te ayudaba y tú me recompensabas. Creo que fui bastante permisiva con aceptar este trato y no largarme con la pasta cuando me la ofreciste en su momento. Creo que me merezco al menos que me digas la verdad de lo que está sucediendo.

La presión psicológica sugestionó mi cuerpo, de repente caí de frente apoyando mis manos sobre el muerto para suavizar el descenso, casi de cuclillas alcé la mirada, el corazón palpitaba descontrolado en dirección a calmarse, mi respiración volvía a su constante y ante las palabras de Aly me encontré obligado a responder con la verdad. Ahora por alguna razón, mi estado berserk ya estaba anulado tal vez de la alteración mental.

—Está bien, tú ganas m-mocosa, te diré qué estaban diciéndose los guardias... Interfectorem se dirige a nuestra celda, sí, se encontrará conque allí no estamos, y va acompañado por mi tío, así es: el que nos contrató, o sea, es una trampa ¿bien? jamás tuvo la idea de pagarnos con las riquezas que prometió, resultó ser un corrupto en busca de poder quien de seguro aprovechando la inestabilidad intelectual de mi hermanastro... ¡ah, mi cabeza! No te lo quería decir, sin tesoros de por medio para mí quedaba muy clara tu decisión... tú te irás, ¿verdad? en tu lugar es lo que haría yo, de hecho es lo que haría yo en mi lugar, pero... p-pero ahora mismo esta Fortaleza se está comunicando conmigo, me está perturbando de tal manera que por alguna razón me veo en la necesidad de no huir, es como una conexión...— oscilante detuve mi parloteo para tomar aire, jadeaba como si fuera una de mis víctimas de Rosbasha, al menos mi voz se oía como la recordaba:
—...sé que hay algo más detrás de mi hermano, algo que nos vincula en una especie de simbiosis Oscura, él y yo, es algo perjudicial, un parasitismo, sea como sea que termine esta noche al encontrarme con él, sé que encontrarme es una premisa inevitable, un axioma que...
—¡Ayuda, por favor!— un delicado tono en súplica de auxilio me interrumpe, ¡claro! era la pseudo hermana de Othara, así que era verdad, y obvio que no se arriesgaría a realizar un pacto estilo endemoniado en vano.
—Es ella Alywe. La niña por la que Arpía obedecía en mayor parte al cuerdo de Averno— añadí comprendiendo que si no cumplía mi parte, me envenenaría con el maleficio de no cumplir un Pacto de esa talla, sería marcado de por vida, era mi parte del trato en escala irrebatible.
—¡Sacadme de aquí, por favor! ¡La llave la tiene el verrugoso!

Abysso acabo contandome la verdad. Asi que su tio estaba detras de todo esto al fin de cuentas y se la habia jugado y tenia miedo de que ahora, al no haber una recompensa al final del todo le dejara tirado en medio de esas paredes infectadas de cristales y cuerpos corruptos.

- Deberia dejarte aqui tirado- comence diciendo con rabia contenida y cabreo- pero aunque quisiera, no duraria mucho en esta trampa para ratas. Tú nos has metido aquí, y tú nos vas a sacar de todo este emb...- mis palabras se vieron interrumpidas por la súplica ahogada de lo que parecía iuna niña. Abysso estuvo rápido y encajó todas las piezas del puzzle, la hermana de Othara.

- ¿y si se trata de una trampa?- le dije de forma cauta - puede que sea un truco


Todo aquello no me daba buena espina, puede que fuera realmente la hermana de Othara pero había visto muchos trucos en todo el viaje como para tener mi momento de reflexión y decidir si de verdad me convenía fiarme de esa chiquitaja.

- Deberíamos ponerle una prueba, unas preguntas para asegurarnos que es ella... pero puede que tu hermanastro esté preparado incluso para eso...- estaba dudosa. Sudaba profusamente como en mi vida, y la espalda volvia a molestarme... de nuevo. Si salia de esta tendria que acudir a alguien que le echara un ojo. Además el saber que iban camino de nuestra celda y que no encontrarían nada mas que cadaveres de sus propios guardias era un panorama que no me gustaba nada en absoluto. Darian la alarma y todo se complicaria habia que actuar rapido. La niña hablo de una llave que portaba como no un infierno de demonio como minimo.
Esta vez, ya llevada por la indiferencia de si lo que habia ahi dentro era una trampa o no, le pregunte a la niña

- Pequeña, ¿cómo te llamas? Necesito saber si esta prision se abre solo con la llave o puedo intentar abrirla por otros medios- le dije para aclararme

Mi compañera de viaje no se dejaba estrujar fácil, siendo yo un az de las mentiras: en las trampas que pisáramos yo caería el doble de veces que ella; aunque su actitud me hacía pensar en replantearme la idea de ser cuidadoso con la ira de berserker, ¡malnacida mocosa!

—Me dicen Lili pero vosotros llamadme Lili'ka, sólo he visto que la abren y la cierran con una llave de plata en forma de cráneo, ¡no sé nada, no sé nada!— se puso a llorar la pitusa al contestar, se oía muy asustada...
—Todavía puede ser una trampa, ¿sabías?— de brazos cruzados le mencioné con sarcasmo a la pícara, ¡para que supiera que yo también era alguien perspicaz! Además no podía percibir auras de quienes no tenía cerca, la fase berserk había distorsionado mi sexto sentido ciertamente y era algo normal dentro de un bastión tan envilecido... aquí dentro me siento ciego, no sé si alguna vez hubiera llegado a imaginar que la intuición humana iba a ser mi guía, me refiero a la rapaz, tal vez tiene que ver con que es una humano hembra, sí, ellas tienen una intuición superior al macho de la especie, como un sentido común diferente al común 'sentido común' comúnmente observable entre los detestables humanos.

Una sinfonía de ecos atiborró los corredores desde los niveles inferiores hasta los pisos de arriba, eran las voces de los soldados de Interfectorem; sospeché enseguida que era nuestro fin y ya habían descubierto nuestras huellas, pero eso fue hasta que cinco paladines pasaron al trote ligero por cerca de nosotros orientados por el de gris armadura que exhalaba —¡Estamos bajo ataque, señores! ¡Un gremio de Campeones Religiosos han hallado el camino hasta aquí!
De seguro un grupo reducido de tontos en busca de gloria que intentan llevar a su facción hasta la fama aunque su neutralidad les impida forjar alianzas; por otro lado, sin los soldados rondando teníamos chances de degustar menos enemigos por pulgada al cuadrado, a lo mejor si habían descubierto a Rocnus podrían relacionar una cosa con la otra cayendo en la confusión.

—¡Por las barbas de mi abuela, Averno! ¡¿Qué rayos sucede!?
—Nada de qué preocuparse tío, parece ser que los draconianos de la zona nos descubrieron.
—¡Les dirán a todos, tonto!
—No, son de un gremio de campeones que casi está extinto por tener muchos ideales religiosos, ¡JAJAAJAJAAJJAAA!
—¡Ya deja de lagrimear imbécil y mira ésto!— Decipiat señaló hacia el atrio de las mazmorras, un montón de cadáveres cuyos rastros revelaban la vacía celda de su hermanastro y compañía.

Necesitaba llamar la máxima atención para darles el mayor tiempo posible a mis aliados, para que pudieran cumplir lo que les había pedido, yo mientras tanto debía evitar ser captura y llegar hasta Interfectorem para realizar lo que tenía planeado, si conseguía engañar al ser demoniaco quizás podría reemplazar el lugar de Abysso en el ritual con la excusa de que yo también podría absorber la energía lunar haciéndole creer que era un licántropo y no un hibrido.

Solo tendría una oportunidad, debía ser preciso, en el momento del ritual debía permanecer en forma humana, una vez comenzara supuestamente a absorber el poder de la luna me transformaría para emplearlo en un enfrentamiento con el señor del castillo, debería usar todos los trucos y habilidades diplomáticas y de labia que poseyera para conseguir que saliera justo como yo quería. Eso en el caso de que no me capturaran por el camino.

Contaba que bajo mi forma lupina era más rápido corriendo que los soldados ataviados con armaduras pesadas y que simples guerreros rasos, no podrían igualarme en velocidad ni agilidad, eran simples humanos contra un lobo shikigami, así que si me cruzaba con un grupo solo tenía que saltarlo y seguir corriendo, siempre optando por los caminos por los que venían pelotones puesto que si venían de algún sitio significaba que no era un pasillo sin salida.

Lo único que podría preocuparme serían las bestias y criaturas monstruosas que habitaban los corredores, eran probablemente los único que podrían alcanzarme, pero de momento había perdido a la patrulla y a las dos criaturas que estuvieron a punto de encontrarnos antes de que me abalanzara como señuelo que era. Saltaba, me impulsaba en las paredes para esquivar a los soldados que me veían y continuar mi marcha escuchando los quejidos inhumanos y el olor a putrefacción del lugar.

Gente gritando, cadáveres colgados, un lugar de demencia y locura, mi corazón se encogía al ver las diferentes heridas de los prisioneros colgados de las paredes y algunos del techo, su llanto, sus suplicas, sus ruegos, me estremecían, me helaban la sangre y conseguían que me saltaran las lagrimas, pero no podía pararme, debía llegar hasta el causante, para así hacérselo pagar. Pero mi suerte se acabó en el momento en el que volteé en una esquina encontrándome de pronto con un muro de soldados armados con arcos y listos para disparar, como si se hubieran enterado de que iría por aquel camino.

Tras de mí estaban todos aquellos pelotones que había sobrepasado junto a las monstruosas bestias que los acompañaban, estaba acorralado en una esquina, sin poder hacer nada, podría intentar saltar y escapar pero acabaría herido. Solo me quedaba algo por hacer, regresé a mi forma humana al tiempo en el que desenfundaba mis báculos sujetándolos uno con cada mano alarmando a los soldados obligándolos a desenfundar sus armas y a acercarse poco a poco apuntándome.

-¡Suelta los bastones! ¡Aquí no te sirve de nada la magia, este lugar absorbe la energía mágica!-vociferaba alguno entre la guardia, era bastante cierto, la energía era extraída de mi cuerpo impidiéndome realizar ningún hechizo costoso, pero aunque aquel ambiente robara mi magia, toda trampa tenía un fallo, algo que la desarmara, algo de lo que no estaba previsto. Y eran los cristales de mis báculos, puede que el ambiente, el maleficio robara la energía de los cuerpos, pero no puede extraer la energía ya almacenada en un cristal, yo no podría usar mi magia para hacer hechizos, pero podía canalizarla, canalizar mi energía a través de mis varas.

-¡Yo no soy un simple mago! ¡Mi nombre es Alby Rocnus, y soy el líder de los Buscadores, yo soy la luz que ilumina todos los caminos, soy la luz al final del túnel, soy aquello que encontrarás en la más profunda oscuridad, yo soy, la luz de la esperanza!-mi discurso buscaba el atemorizarlos, lo cual no conseguí en un principio pero cuando de mi espalda emergieron dos grandes alas blancas con dibujos dorados todos retrocedieron unos pasos, debía aprovecharlo, aprovechar que en un lugar carente de luz sus habitantes estuvieran tan poco acostumbrados a esta que consiguiera cegarlos.

Alcé mis báculos al cielo al tiempo que estos centelleaban y daban estallidos luminosos convirtiéndome en un potente foco que iluminara todo el pasillo y a las criaturas que se encontraran en él, las cuales se revolvieron y cayeron al suelo tapándose los ojos mientras agonizaban como si les hubiera quemado los ojos. Yo mientras tanto caí al suelo de rondillas para después dejar que mi cuerpo tocara las frías losas del suelo, con la vista perdida y casi mis energías agotadas pronuncié como un susurro que se llevó el viento-Todo queda ahora en tus manos, mi otro cuerpo.

Poco a poco me fui transformando nuevamente en lobo, mi cuerpo humano estaba extenuado, había consumido la poca energía que le quedaba en transmitirla a través de mis báculos y librarme de ellos por un tiempo, ahora todo dependía de mi forma lupina, el ser lo suficientemente rápida y sigilosa para aprovechar y llegar hasta Interfectorem.

Salté por encima de los cuerpos aullantes y doloridos de los arqueros para después perderme nuevamente por los pasillos, bajando y subiendo las escaleras, atravesando corredores con la finalidad de llegar hasta mi objetivo o morir en el intento.

La niña había dado una descripción de la forma de la llave. La verdad que parecía asustada. Además la celda se encontraba cerca de salas que no eran salas comunes de tortura, donde probablemente el paso estuviera bastante restringido, puede que sólo a demonios fieles a Averno.
Un estruendo nos puso sobre aviso y se oyeron voces en demoníaco como no entendía nada, me escondí en un hueco entre esquinas cerca del suelo y observé la mirada de Abysso. En un principio también se había puesto a la denfensiva, pero después se había relajado, sobre todo cuando un grupo de hombres o lo que quiera que fueran que iban armados pasaron olímpicamente de nuestra presencia. O no nos vieron, cosa que era muy probable o lo que estaban buscando no éramos nosotros.

"Nota mental: aprender más idiomas, idiomas de enemigos"

- Debemos darnos prisa, puede que ya sepan que no estamos ahí abajo o que hayan capturado al mago- le dije levantándome poco a poco y casi en un susurro imperceptible- ¿qué es lo que han dicho?- dije para aclarar mis dudas y luego me giré para la niña- pequeña, no sé si sería muy buena idea sacarte de ahí puede que te pongamos más en peligro aún- miré a Abysso le cogí del brazo, lo aparté de la celda y le susurré al oído - Aún Averno no sabe que Othara está implicada en nuestra desaparición, si la sacamos podría matarla de seguro si nos capturan y a Othara y Blake también cuando se corra la voz y tendremos menos posibilidades de salir. Matemos al carcelero y demosle la llave a la niña, así podrá salir cuando quiera.

Luego le hice un gesto para que me diera su visto bueno o si tenía otra idea mejor que me la dijera. Tampoco quería que la niña se enterara de que pretendía continuar dejándola ahí. Total si era una trampa saldría y nos atacaría por detrás, pero esa posibilidad también cabía si la soltábamos nosotros mismos y nos traicionaba más adelante.


Los ruidos continuaban escuchándose por todas partes y es que en esas cavernas llenas de cristales el sonido y los ecos se abrían paso con facilidad y no se sabía con exactitud la distancia de lo que provocaba aquellos sonidos con lo que tampoco podíamos estar seguros de si nuestra posición sería de estar a salvo o no.
Luego, mientras dejaba pensar a Abysso comencé a pensar en el carcelero, como si yo lo fuera.
"Si yo fuera un carcelero mi orden estaría clara: vigilar al prisionero, pase lo que pase... sacarlo sólo si corriera peligro algún pacto o trato. Un pacto entre dos personas, un trato... o para asegurarte que alguien no intentará nada. Puede que por eso Othara pudiera traicionar a Averno, éste es tan traicionero que seguro que no quiso atreverse a hacer un pacto de sangre con Othara por miedo a morir y por eso secuestró a su hermana... Entonces, si la situación se está poniendo peliaguda y a menos que el carcelero haya muerto en alguna refriega de pasillos, volverá..."

- Abysso, creo que debemos esperar en vez de arriesgarnos a salir a buscar al carcelero, creo que acabará volviendo- intenté convencerlo- hazme caso, algo me dice que tiene que regresar a por la cría

—Debemos darnos prisa, puede que ya sepan que no estamos ahí abajo o que hayan capturado al mago— susurró Alywe levantándose, y asintiendo a su pedido me acerqué a la cerradura: una puerta hecha de materiales resistentes.
—¿Qué es lo que han dicho?— añadió inmediatamente la arquera.
—Esta fortaleza improvisada está bajo ataque, Aly, tendremos la chance de movernos sin preocuparnos mucho por los soldados: estarán entretenidos, y ya que además son pocos... jáhj
—Pequeña, no sé si sería muy buena idea sacarte de ahí puede que te pongamos más en peligro aún— le expresa a la niña dejándome desconcertado, cogiendo mi brazo me aparta de la celda para explicarme algo en particular:

—Aún Averno no sabe que Othara está implicada en nuestra desaparición, si la sacamos podría matarla de seguro si nos capturan y a Othara y Blake también cuando se corra la voz y tendremos menos posibilidades de salir. Matemos al carcelero y demosle la llave a la niña, así podrá salir cuando quiera.— planteó ese análisis entonces.

Me acerqué a los barrotes y solté las mejores palabras de aliento que pudieren salir de mi núcleo, ¡es decir...! "corazón"...
—¡Lili'ka aún no es seguro salir, pronto tu hermana vendrá por tí si no es que llegamos antes con la llave! ¡Al menos intenta escalar esas paredes hasta este portón, espera al momento indicado!
—¡Tengo miedo!
—Si el problema tiene solución, no hay de qué preocuparse niña; si no tiene solución preocuparse no ayudará, ¡respira profundo, ten paciencia!
—¡Bueno!

Me giré a ver a mi asociada —Vamos a pegarle un ojo al Trono de pasada, si ahí es donde están los instrumentos de alquimia y ritual debido a la posición lunar y la construcción de esta guarida, debemos destruirlo todo antes de que Averno nos comience a buscar, no creo que ese gremio de campeones resista mucho contra los seguidores de mi hermanastro. Pongamos frenos a este engaño que llegó el momento de desmantelar las cosas... Ah, ya de paso si vieras oro o mejor armamento en dicha sala, no dudes en tomarlo porque yo no dudaré.— formulé los próximos pasos y ella tenía otras ideas en mente.

—Abysso, creo que debemos esperar en vez de arriesgarnos a salir a buscar al carcelero, creo que acabará volviendo... hazme caso, algo me dice que tiene que regresar a por la cría
—Aquí podríamos ser fáciles presas, y cerca del Trono lo peor que podría pasarnos es Mors y Ténebri... bueno, Mors.
Mi cabeza aún estaba abrumada de los efectos anteriores, tal vez no estaba captando qué buscaba Aly, pero aturdido y todo mis razonamientos seguían punzantes en la testa.