Nombre: Silfur
Raza: Humano
Genero: Hombre
Edad: 21
Deidad: Dios blanco
Descripción física: Bastante flaco, aunque come muchísimo. Es alto y esvelto, pero con poco músculo. Su pelo es oscuro, de un gris pálido. Sus ojos son rojos, tiene la nariz pequeña y sus uñas siempre son negras cómo la noche. Suele llevar pircings.
Lo verás la mayoría de veces vestido de negro.
Tiene también las piernas muy largas.
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Descripción psicológica: Inteligente, estratega y con muy buena memória, por lo que sumado a su velocidad, le hace un excelente mensajero. No le importa perder. Sabe jugar con la mente de los enemigos. No es tan orgulloso como su hermano, con quien son completamente contrarios, aunque le gusta ser carismático.
Ama la naturaleza. Siempre duerme al aire libre contemplando las estrellas.
Le encanta el humor.
Habilidades: Es increíblemente veloz. Su vista es excelente tanto de día cómo de noche.
Aficiones: Correr y saltar por las escarpadas montañas acompañado de Aria, su ave compañera. Su récord de caída libre es de 60 metros.
Defectos: A veces un poco pesimista y desconfiado con gente a la que no conoce. Suele hacerse el valiente aunque muchas veces no se atreve a luchar si el enemigo es mucho más grande que él (tamaño). A pesar de ser rápido es muy flojo de músculos.
Cosas que odia: Los chulitos (especialmente a su hermano, a quien aún recuerda).
Historia: De bien pequeñito ya quería volar y se pasaba el día corriendo por las rocas con el viento a su espalda, como si notara que éste le empujase a correr más y más rápido.
Un día, a los dos años, se encontró un huevo sin ningún tipo de protección en la cima de unas rocas. Entregado como era por la naturaleza, lo refugió en su casa, donde, al cabo de una semana, por fin eclosionó. De él surgió un ave preciosa, de raza desconocida, muy inteligente, la cual sólo quería a Silfur. La llamó Aria. A los doce años, su unión era como si compartiesen almas, y su compenetración a la hora de cazar era legendaria. A esa edad, Silfur ya era un buen luchador, y las artes marciales eran su vida. La llegada de su hermanastro, Raven, a quien habían rescatado sus padres, le hizo madurar y le hizo querer entrenarlo para que nadie más le hiciera daño. Aún así, la diferencia entre ellos rozó a veces el odio, pero sentían siempre la necesidad de protegerse el uno al otro. A los dieciséis años Raven se marchó de casa y ya nunca más ha sabido más de él. Dicen cosas muy crueles de él, y tiene la certeza de que desgraciadamente algunas son ciertas... Hoy, se dedica a correr de ciudad en ciudad para llegar, algun día, a comprobar lo fuerte que se ha hecho su hermanastro y, si puede, llevarlo por el buen camino.
Ficha de Maestrías: De momento ninguna :p ,pero querría aprender la magia del bosque. Graciaaas!