Sed bienvenidos a la ''Posada de la Media Luna''

Un Saludo.

Por fin, por fin... las puertas de mi paraiso personal se abrían ante mi: Una mesa de poker y otra de blackjack. Parecían limpias y nuevas, y olían a dinero. Me acerqué a la de poker y pasé la mano por encima de su tapiz. Después me giré hacía Skulin y le dije: -Parece que los otros caballeros no se uniran a nosotros. ¿Que prefieres, blackjack o poker?- le invité a elegir, ya que las mesas eran suyas y a mi me daba igual, iba a ganar de todos modos. Esperé la respuesta de Skulin mientras sacaba de mi bolsillo la baraja y empezaba a barajar impacientemente. Parece que el vampiro y Striker se iban a quedar en la otra sala, por lo que no podría ganar mucho dinero, pero bueno, menos da una piedra...

Skulin y el chico de los ojos rojos pasaron al interior de una sala de juegos, pero ni a Lían ni a Striker les interesaba en lo más absoluto el juego de azar. En cambio, Striker le preguntó el porqué de mi hibridación y cual era el origen de Lían. La verdad es que a mi también me interesaba, pero debería darse prisa en explicarlo, por que la media hora de estar fuera ya llegaba a su fin y después volvería a ser yo el que controlase el cuerpo. Lían pegó otro trago de ese asqueroso líquido y comenzó la historia: -En realidad, esto no viene solo de la hibridación. Yo ya residía dentro de Dielf desde el día mismo de su nacimiento, y la "culpa" de mi existencia la tuvo el padre de Dielf. Supongo que ya sabrás que este era un alquimista retirado, asi que no es de estrañar, que mientras Dielf se encontraba en el vientre de su madre, y mientras ella dormía, el padre intentara hibridar a Dielf con un murcielago, en su deseo egoísta de mejorar su alquimia. Así fue como tendría que haber nacido yo, una mezcla entre murciélago y silfo. Pero debido a que el padre no era muy buen alquimista, y al aura protectora de la madre, Dielf consiguió imponer su existencia sobre la mia, pero en vez de eliminarme completamente, me guardó en su interior. Allí aguardé hasta que Dielf se hiciese mayor, observando todo lo que este hacía y esperando el momento para salir, que fue cuando este se hibridó. Y eso es todo. - cuando acabó la explicación, me quedé a cuadros... que mi padre hubiese hecho eso...
En ese momento la media hora llegó a su final, y volví a convertirme en mi mismo.

El joven de ojos rojos me siguió hacía las mesas de juego, el otro caballero y el bicho que se estaba transformando en Dielf, no. A lo mejor ya me reconocía, pero no podía estar atento a eso, me dirigí a la mesa de Blackjack y me senté en la mesa.

-Tendrás que ser el crupier.

Dije mientras fumaba un poco de la pipa. Pensaba en mis cosas cuando el joven sacó su baraja.

-Jugaremos con la baraja oficial de la Posada, ¿de acuerdo?.

La saqué y la puse sobre la mesa.

Un Saludo.

Ummm, ¿jugar con otra baraja?, bueno, no pensaba hacerle trampas de todas formas, no si se trataba de alguien de mi propio clan. También me dijo que tendría que ser el crupier, y eso me gustó mucho. Agarré la nueva baraja y removí sus cartas, que todavía estaban nuevas. A continuación le pregunté: -¿Sabes jugar al blackjack?

Parece que Striker no estaba muy a gusto con que Lían se encontrase en mi interior, y se fue a una de las esquinas ignorándome. Los otros dos se habían ido a jugar a las cartas, y consideré que yo sobraba allí. Con un saludo me despedí de todos y dejando un par de monedas en la barra me fui de allí.

(Off Rol: Dejo Post XD)

-¡Hasta pronto!-Dije mientras Dielf se iba por la puerta. -Ni siquiera me saluda, sera capullo. -Dije mientras miraba al joven de ojos rojos que estaba barajando las cartas.

-Sí, claro que se jugar, si no, no tendría mesa de poker y blackjack, ¿no crees, genio?.

Me levanté y me acerqué a la barra, recogí las monedas y volví a las mesas de juego. Me senté y le dije al joven.

-Reparte, pero sin trampas que te meto con la fregona.

Un Saludo.

Le miré con mis ojos de color bermejo, y mientras le repartía dos cartas a él y las mismas a mi, le dije: -Tranquilo, nada de trampas entre la gente del mismo clan. Miré mis cartas: Un 7 de tréboles y un 5 de corazones. No eran muy buenas, pero a lo mejor serviría para ganar esta vez. Esperé a que él me dijera si quería carta o no, impaciente por si se pasaba.

Estaba convirtiéndose en algo habitual eso de visitar tabernas para tomar bebida. Tras un día de desasosiego, con episodios de peleas con demonios menores encendidos, no me pareció mala la idea de salir a respirar el aire en la superficie. Pero como siempre, la monotonía del paisaje y el poco intereés acababan invadiéndome, pues la gente con la que me topaba, en cuanto veían la Hoya, se largaban de mí lo más lejos posible.

En fin, no sé si fue suerte, pero ese día conseguí encontrarme con una taberna nueva. Parecía agrdable y no hedía a pestazo de estiércol, así que procedí a degustar lo que el tabernero me pudiese ofrecer. Para no alertar a las buenas gentes, decidí subirme el cinturón para ocultar el hueco que tenía en el vientre...

Abrí la puerta y contemplé que había dos jugando a los naipes, mientras uno estaba en las nubes. No dije nada, pues me fui hasta la barra, me apoyé y esperé al encargado de esta taberna...

Mis cartas eran: un siete y un tres, en total diez.

-¡Carta! -Dije para que el joven de ojos rojos me diera otra carta. -Por cierto, ¿cómo te llamas?

Entró otro cliente en la taberna, me levanté de la mesa sin haber mirado la carta que me acababan de poner, y me acerque a la barra. Era un demonio, el primer demonio de mi taberna, la verdad es que me sorprendió que hubiera tantos clientes en la taberna ese día, no solía tener muchos clientes, simplemente algún que otro borrachuzo que habían echado de la ciudad por escándalo público.

-¿Qué desea, señor...? -Dije esperando una respuesta con su nombre. -Tenemos una gran variedad de cerveza, vino, aguamiel o si quiere tenemos mesas de juego...

Un Saludo.

El elfo me pidió otra carta, y me preguntó mi nombre: -Derivol, me llamo Derivol.- Nada mas contestarle se fue a servir a un nuevo cliente, alguien a quien yo no vi. Miré, mis cartas: 7 más 5 eran 12. Ummm, probé a repartirme otra carta, era otro 7. 19, bien eso estaba mejor. Esperé al regreso del tabernero para ver los resultados o si quería alguna carta más. Puese todo mi oido en averiguar quien era ese nuevo cliente.

Sí, odría decirse que el interior no estaba del todo mal. En vez de aparecer el tabernero por la cocina o detrás de la barra, contemplé que se acercaba desde una mesa de juegos. Al principio, lo juzgué por adicto, pero dejé a un lado las críticas y solicité una bebida:

- Una jarra de ron. - dije en tono animado y me giré a esperar a que me sirviera el trago pedido. Antes de que se pirase, mencioné - Soy Azogue.

Hora de analizar a los sujetos: el primero de todos fue aquel tabernero, un elfo (sus orejas le delataban como tal). ¿Qué podría decir de él? Un elfo corriente y moliente como otra cualquiera... el segundo individuo fue uno que estaba en soledad, un elfo oscuro. Me dio la impresión de que también me miraba, pero lo pasé por alto. Supuse que se trataría de un asesino ya que de su raza no se espera nada bueno... Y el tercer sujeto me era un poco familiar. Me sonaba de alguien, pero no precisaba datos. La única información era su traje de gentleman y que estaba jugando a las cartas. Lo tenía en la punta dre la lengua, pero advertí que el elfo tabernero se me acercaba...

El joven me pidió una botella de ron.

-Sí, claro que sí, ahora se la traigo.-Dije mientras me dirigía a la despensa.

Me acerqué y saqué la botella, se la dí, saqué un vaso y se lo llene. -¿Dejo la botella?- Por si acaso la deje. Me fui a la mesa de juego con Derivol, y ahí ya miré la carta que me había dado.
Un 6. 16, la cosa pintaba mal. así que le pedí otra carta.

Un 4, 20, bastante bien, me planté y espere a ver si Derivol, cogía otra carta.

Cuando Skulin volvió, desplegó la carta, y pareció contento. Le dije que desplegasemos al mismo tiempo las cartas. Cuando lo hicimos, y para mi desesperación, el tenia 20 y yo 19, por lo que él ganaba. Le di el dinero que me había ganado y añadí: -Tienes suerte tabernero, esta vez has ganado, pero quizás la próxima vez pierdas, y a lo mejor no estás apostando dinero. Parece que hoy no es mi dia de suerte, asi que creo que voy a dejar el juego de momento.- diciendo esto, agarré mi sombrero y me dirigí a la salida, pero de repente me fijé en el demonio de la barra. Era Azogue, el demonio con el que había tenido un duelo hace poco tiempo. Me senté en un taburete al lado de él y le dije: -Hombre, mira a quién tenemos aquí... ¿me recuerdas?- esperé la respuesta mientras pasaba mi pañuelo por la barra antes de apoyar en ella los codos.

Daba unos tragos pausados a la bebida alcohólica, cuando ya advertí que el tío de pelo largo se marchaba y me llamó la atención porque se había colocado justo a mi lado. Me giré para ver de qué personalidad se trataba. Sin embargo, mi lengua se adelantó a mi vista:

- Semidemonio... - y ya lo tenía enfrente de mí - ¿Qué haces aquí? Y yo creyendo que no te volvería a ver más por aquestos lares carentes de algo que desvalijar...

Eso último lo hice para vacilarle un poco, ya que había perdido contra aquel elfo-tabernero. Un poco de chismorreo no vendría mal para distraerse en una taberna, aparte de empinar el codo.

Había ganado a Derivol, por un solo punto, parece que se molesto por que le ganara, se levantó y se fue a la barra.

-¿Donde vas? Ya ves que nosotros no somos como los paletos de pueblo, nosotros somos inteligentes. -Dije mientras recogía la baraja y me dirigía a la trastienda.

Cogí una botella de Whisky, y antes de salir al patio, me acerqué a la barra: -¿Queréis algo más? Si lo queréis está todo aquí debajo, si no llamadme. -Dije mientras sacaba las bebidas que ambos pidieron anteriormente y unos vasos.

Cogí un poco de aire y salí al patio interior de la Posada, saque la pipa y empecé a fumar un poco, para la sorpresa de que se encontraba el otro hombre que estaba en la Posada.


-¿Qué tal va todo en la Hermandad, eh?- Dije mientras fumaba un poco.

Parece ser que el garrulo seguía igual de graciosito. Le miré fijamente a los ojos, y no se porqué sentí una rivalidad casi ancestral, somo si estuviesemos destinados a luchar. Me contuve mientras me temblaba la mano..., pero ¿por que antes no lo había sentido en el duelo? Era bastante extraño, y no solo eso, también notaba como me empezaba a poner nervioso y me ardía la sangre. Mis manos empezaron a temblar y para disimularlo cerré los puños. A continuación le dije: -He perdido por que le he dejado ganar y por que no he jugado con mis cartas... si tienes algun problema lo discutimos...- No entiendo porque pero me sentía... extraño... no era furioso y no era enfadado... era como que necesitaba la rivalidad con Azogue. Era una sensación muy extraña, pero curiosa. Continué contemplando sus ojos de color azul helado.

Nada más hacer acto de presencia, casi todos se movilizaron por la taberna del elfo-tabernero. Una vez que ganó la partida, el elfo se fue a hacer no sé qué cosa. Por otro lado, el elfo oscuro se limitó a salir del local, ignoré si abandonó totalmente el lugar. Mientras tanto, entre Derivol y yo se establecía una interesante charla.

No parecía muy calmado, tenía pintas de mostrar tensión. Tras lo que dijo, una de mis famosas sonrisas de demente surgió, mostrando mis dientes. Vacié de un trago el poco ron que quedaba en la jarra y me acerqué más al rostro del semidemonio, de tal modo, que incluso mi gélido y fresco aliento pudo impactar en su careto de cordero degollado:

- ¿Discutir, eh? Cuando quieras... - le contesté sin apenas sentirme molesto, antes al contrario, me lo tomé como una intimidación o un desafío. No me importaría liarme a hostias si era preciso, pero antes de empezar cualquier tontería motivada por semidemonios, esperé a ver lo que hacía Derivol. Así, actuaría de un modo... u otro.

Dio la impresión de que se fueron todos a la porra, como si se olvidaran de mí, incluso el encargado de la posada. Me hubiera gustado estar más tiempo y haber charlado un poco con el semidemonio, pero este parecía estar en un velatorio.

Como nadie pegaba la menor atención, vacié el preciado líquido alcohólico de una vez y me esfumé por el sendero por el que había venido, sin haber pagado la cuenta ni preocuparme por ello. ''Ya volveremos a vernos, elfo-posadero'', me dije mientras caminaba y la puesta del sol anaranjaba el cielo.

Reanudé mi marcha hacia Delork-Kas, en busca de un pooco de acción...

OFF-ROL: Como Azogue, Derivol y Striker no están en el foro actualmente, el tema continua sin ellos como si fuera desde el principio.

ON-ROL:
Aquel viaje me había pillado desprevenido quien me iba a decir, que mi tío, el mismo que me prestó el dinero se iba a morir dos días después de abrir la taberna. Y lo peor de todo, el funeral era casi en la otra punta de Gold. Pero lo importante mi tío, me había dejado una herencia, una basura de herencia, pero herencia al fin y al cabo: las cenizas de la abuela por parte de madre de mi tío por parte de padre.

Tras un mes de viaje de ida y otro mes de viaje de vuelta, llegué a mi vieja posada, que después de dos meses debía estar infestada de bichos, o peor, de trasgos.

-Vamos a ver que nos encontramos aquí dentro. -Dije mientras metía la llave en la cerradura.

Al entrar contemple el panorama estaba como cuando la abrí, limpia, me sorprendió, así que me fije bien, no fuera a ser que viviera alguien ahí. No encontré a nadie, muy raro, pero bueno sería mejor olvidar el tema. Salí por Rosbasha colgando carteles de la taberna para atraer clientela, después de eso volví, ya había tres personas esperando, entramos y les serví lo suyo.

-Se está tan a gusto en casa...

La cosa se animaba, esperaba a ver si entraba alguien más...