Bienvenidos a la posada SWEET DREAM

Recibí una carta de un viejo amigo que me informaba de que acababa de heredar una posada, y que la quería abrir, Por lo visto un tío abuelo suyo se la había dejado en herencia, y quería mi ayuda durante un par de meses hasta que la consiguiese sacar a flote. Es alguien a quien aprecio mucho así que accedí a ayudarle ya que su esposa estaba cuidando de su recién nacido niño.

Llegué después de cabalgar cinco días y cuatro noches para encontrarme con un total desastre, la posada era grande, tenía dos pisos, de acceso fácil pero la fachada estaba totalmente destrozada, el cartel roto y viejo se balanceaba con el viento, el jardín que daba entrada a los enormes establos y al edificio estaba descuidado lleno de malas hiervas y ni rastro de vida, era descorazonador, bajé del caballo y lo até a la verja que se calló y casi daña al caballo si este no llega a saltar, le calmé y suspiré, esto era un desastre. lo até a un árbol cercano con ramas bajas y entré en la posada, haciendo que la puerta cayese al suelo por un simple empujoncito y levantando más polvo del que pensaba posible, entonces un hombre de unos treinta años con una espesa barba y con mucha corpulencia, no por grosor sino por musculo se giró tranquilo y al verme se le iluminó el semblante, se me acerco y me dio un enorme abrazo de oso que casi me deja sin aliento, cuando me soltó y me bajó al suelo, me dijo:

-Más que mi pequeña amiga eres mi pequeño milagro. Esto necesita un lavado de cara.

-Un lavado de cara?-pregunte incrédula- esto necesita un baño completo, empezando por esta sala y acabando por el jardín, todo está hecho un desastre.

Me dirigí a las habitaciones subiendo las escaleras, algunas cedieron bajo mi peso, eso era porque la madera estaba podrida, llegué a las habitaciones y comprobé su estado, parecía que hubiese pasado un tornado, un terremoto un tsunami y una tormenta de arena todo a la vez.

Bajé las escaleras intentando no matarme y le explique lo que veía, le mandé a por madera y demás cosas para arreglar y limpiar, cuando llegó se puso a arreglar las escaleras y al final como había comprado gran cantidad de madera cambió el suelo por completo, tardamos varios días en arreglar el suelo y limpiar el segundo piso, y otros tantos en hacer lo mismo con el primero, pero lo acabamos logrando, después pasamos a los establos y al techo, y después de un mes conseguimos terminar con las reparaciones y la limpieza.

Pero todavía nos faltaba el jardín delantero y el trasero de eso me encargaría yo al igual que de la decoración, pero luego necesitaríamos ayuda con la taberna, solo dos personas no podrían hacer mucho, mandé a Henry a buscar a una vieja amiga mía, con una carta de mi parte.Llegaron y la saludé Valeria venía a ayudar, era nuestra salvación. Ya había pasado una semana, el tiempo que Valeria y yo habíamos necesitado para arreglar el jardín y decorar la taberna.

Abrí la puerta delantera después de pasear por el jardín, con césped y algunas flores esparcidas dando un aire tranquilo, el camino que se bifurcaba llevaba al establo por la izquierda y a la posada por la derecha, los establos podían tener dentro unos 15 caballos y en la posada se podían hospedar 20 huéspedes. Era bastante grande, la fachada ahora era de un blanco impoluto que hacía resaltar la madera de cerezo oscura que formaban las ventanas, sus persianas y la puerta. Al entrar en el interior, veías una taberna sencilla, con mesas de madera de cedro esparcidas en la habitación cuadros de paisajes tranquilos esparcidos en algunos puntos que calmaban, en la barra se podían ver distintos tipos de comidas, desde más pesadas como las costillas a las más ligeras como las sopas y también ensaladas, también se podía notar el olor dulce de pasteles y otros postres, pero todos estos quedaban camuflados por el aroma que entraba de las flores de la entrada, ya puestas así para que no se mezclasen los olores de comidas y acabasen por provocar nauseas, era un lugar pensado para que desde los hombres más toscos hasta las mujeres más sensibles pudiesen estar a gusto, cualquier raza podría encajar en ese lugar, los cuartos a los que se subía por unas espaciosas escaleras de madera eran todos diferentes, bien es cierto que todos tenían camas dobles, pero cada cual estaba decorado de diferente forma, los había que recordaban a los bosques, otros a los mares y otros a las ciudades, lo que se buscaba era que los visitantes se sintiesen como en su propio hogar, pero que lograsen relajarse, me dirigí a la cocina pensando en como había quedado todo y miré los fogones, ahora vacíos, faltaba una semana para abrir la posada, la cocina estaba impoluta, el horno de leña crepitaba horneando pan casero, salí al jardín trasero para ver el huerto, las fresas ya casi habían madurado lo suficiente, las verduras aún tardarían, los arboles frutales, no habían crecido lo bastante para dar fruto pero las plantas medicinales estaban en un estado estupendo, entonces escuché como se abría la puerta y salí a recibir a quien fuese que acababa de entrar.

Estaba paseando por las calles tranquilamente cuando vi una especie de posada, parecía un tanto vieja, y oía algo de actividad en su interior, entré a esta y me fijé en su estado. Era algo penoso la verdad, pensé entonces que podría ayudar a reconstruirla, entonces hablé en alto para hacer sabida mi estancia. - Hola, ¿ahi alguien por aquí? He visto que está un poco mal esta posada y he venido a ayudar ya que no tengo nada que hacer por el momento. - Dije con voz clara, y esperé a que me respondieran

Después de que Valeria hubiese llegado, y ayudado todo fue más fácil, esa mañana había pedido a Valeria que fuese a comprar y Henry estaba informando a su esposa, entonces llegó un chico que amablemente me pidió una habitación y me explico sus circunstancias, me acerque y regalándole una sonrisa le dije:

-Por supuesto, me llamo Alanna, y si me acompañas te enseñaré las habitaciones, puedes elegir la que más te guste, acompáñame por favor.

Le guié a las habitaciones, y le enseñé unas cuantas, todas tenían una bonita vista por la ventana, cuartos de baño dentro y estaban bien amuebladas pero cada una inspiraba una tranquilidad y una calma diferente,por eso les dejábamos a los clientes elegir la habitación que ellos prefirieran, eso es lo que le expliqué al chico, antes de que me dijese cual prefería.

Cuando eligió habitación se ofreció a ayudar, me sabía mal que un huésped tuviese que socorrernos, pero si queríamos abrir en una semana, esa ayuda sería necesaria, le sonreí y le dije:

-Gracias, eso sería de mucha ayuda, me sabe mal pero creo que es necesaria, así que gracias, de veras, pero será mejor que antes descanses, por cierto todavía no se tu nombre.

Esperé a que respondiese y después le pregunté que le apetecía comer, de nuevo escuché su contestación y me dirigí a la cocina.

La chica me pidio que fuera a comprar unos materiales, mientras tanto se quedó atendiendo a, lo que parece, ser su primer cliente. Yo tardé un poco en hacer todo, ya que necesitaba ir relajada después de todo lo ocurrido en la fortaleza, volvi a la posada con todas las cosas y las dejé en una mesa y me quedé apoyada en la pared: - Ya terminé todas las compras, ¿que más quiere que haga? Ah... Encantada de conocerla. - Le dije amablemente.

Valeria llegó con las compras al tiempo que Piro me preguntaba en que podía ayudar, me acerqué a ella, y le dije:

-Gracias por ir a la compra, la verdad es que necesitábamos todo esto, me alegro de que vinieses, -cogí unas cuantas bolsas y me giré a Piro,- Esto, ¿podrías ayudarnos con esto? Henry, el dueño de la posada, se ha ido a visitar a su esposa y yo no tengo muy claro como se lleva una posada, por eso la llamé, es una vieja amiga mía, Valeria, este es Piro, nuestro primer cliente, Piro ella es Valeria, una buena amiga.

Entré en la cocina y dejé las bolsas que llevaba en uno de los bancos, lo único que faltaba arregla bien en la posada, era el huerto y los establos, el resto ya estaba en perfecto estado. pero aún así faltaba lo que más costaría de arreglar.

Cuando la bolsas estuvieron en la cocina les sonreí dandoles las gracias y luego dije:

-La verdad es que ya está casi todo organizado, solo falta plantar unas cuantas cosas en el huerto del jardín de atrás y arreglar un poco los establos, el resto son todos problemas de personal, así que elige, ¿que prefieres ayudarme con las plantas o con los establos? En los establos tenemos que levantar algunas estancias de madera para mantener a los caballos separados, poner un abrevadero, por lo demás ya está todo.


Esperé a que respondiese y me dirigí con él hacia el lugar.

Me marche de los establos, después de explicarle que era lo que se necesitaba, con mi poca experiencia con la madera, lo más probable era que solo lo retrasara, así que me fui a cuidar el huerto, a plantar algunas semillas que faltaban y a intentar aumentar el crecimiento de los árboles con una de las medicinas que yo misma hacía con las plantas medicinales, por suerte funcionó bien y las plantas alcanzaron la estatura, el grosor, y la salud adecuada en apenas un par de horas, acabé con barro hasta en los ojos pero no me importaba, me lavé las manos y la cara y me fui a la cocina, no sabía donde estaba Valeria, pero aún así seguro que ella también tenía hambre, preparé la comida, serví una de las mesas, esperando a los demás.

Vi entrar a Piro en la cocina mientras terminaba de poner la mesa y también vi como se sorprendía al ver la comida me preguntó incrédulo si yo había cocinado, no pude evitar soltar una risilla al notar el tono de su pregunta y le conteste:

-Si, trabaje de cocinera durante una temporada, así que la cocina no es un problema para mi, no se donde está Valeria, así que si quieres empezamos a comer, parece que tienes hambre- le sonreí al escuchar un gruñido- gracias por lo de los establos, a mi trabajar con la madera se me da fatal, siempre acabo clavando los clavos torcidos o rompiendo las tablas.

Después de comer, le seguí hasta los establos, para quedarme impresionada al entrar, había una serie de cabinas de madera, con sus respectivas medias puertas y sus candados, los enganches para los caballos y los lugares para la comida de los caballos, así como un abrevadero común, y zonas fuera de las cabinas para atar a los caballos de los que solo se pasasen a la taberna y no a la posada, la verdad es que estaba genial, mejor incluso de lo que yo había podido imaginarme, me giré sonriendo y le dije:

-No me extraña que tuvieses hambre, lo has hecho rapidísimo y además está estupendo, es increíble, ya me gustaría a mi ser así de buena con las reparaciones y la construcción, muchas gracias, no se como agradecértelo, aunque bueno, te puedo hacer un pastel, es la única manera en que se me ocurre.

Seguí sonriendo, estaba realmente agradecida.

Me dirigí a la cocina, me alegraba que le gustase mi cocina, nadie nunca había dicho que fuese buena, así que recogí unas cuantas fresas del huerto y empecé a cocinar, le pregunté:

-Cómo lo has hecho tan rápido?-pregunté todavía impresionada por su trabajo.

Ya estaba horneando el pastel cuando llegó un nuevo cliente, lo saqué del horno de leña y me dirigí a recibirlo con mi sonrisa habitual.

Después de recibir al joven y darle estancia volvimos a la cocina, el pastel ya se había enfriado y se podía comer, me giré y le dije:

-Espero que te gusten las fresas.- le dije pasándole un plato y sonriendo contenta de que la posada ya estuviese terminada- te preguntaba como has podido acabarlo tan rápido, es impresionante incluso el propietario, que antes era carpintero habría tardado varios días. y más aún para hacerlo tan perfecto, no había un solo calvo fuera del sitio y los cerrojos también estaban puesto, la verdad es que no se como darte las gracias, podría decir que me has salvado la vida.

Me reí, no era exactamente eso, pero si que me había hecho un enorme favor. No solo a mi, sino también a un viejo amigo, sería difícil pagarle este favor.

-¿Poderes?-pregunté sonriente- vaya, jamás me lo habría imaginado, pero no me parece tan extraño, no eres la primera persona que conozco que los sabe usar, yo también tengo pero no los he entrenado, solo los uso para acelerar curaciones, pero casi siempre si la herida es leve tan solo utilizo las plantas medicinales. Y estaría muy agradecida de que trabajases aquí una temporada, pero no puedo pagarte solo con comida, no soy tan buena cocinera como para que merezca la pena, aunque me alegra que te guste como cocino, eres la primera persona que me felicita por eso- le sonreí ampliamente- parece que hay quien piensa que cocinar es fácil, pero en realidad a mi me recuerda un poco a la alquimia, la comida puede hacer mucho, desde calmar a alguien hasta alterarlo añadiendo simplemente una especia u otra, en interesante, la verdad, de lo que si soy incapaz es de coger un martillo, antes me lo estampo en la cabeza que clavo un clavo.- Terminé con una sonrisa y sosteniendo un plato con pastel a medio comer, del que me volví a llevar un trozo a la boca.

No me extrañaba que estuviese agotado, había estado trabajando muchísimo, se fue a acostar y yo aproveché para limpiar un poco, vinieron un par de personas al bar y las atendí, la verdad es que yo también empezaba a estar algo cansada pero tenía que atender la posada hasta que volviese Henry y fuese bastante conocida, bueno al menos ya tenía a alguien para ayudarme, mientras tomaba el pedido de una de las mesas, lo vi bajar por las escaleras, sonreí a los clientes, que parecían relajados y me acerqué a Piro:

-Buenas- le dije sin perder la sonrisa a pesar del cansancio- ¿ya estás mejor?, me parece que necesito tu ayuda. ¿Puedes atender las mesas por mi? Así puedo encargarme de la cocina y la barra. hace un rato han empezado a llegar clientes, y ya hay ocupadas 12 mesas más los que ya se han ido. No puedo sola con todo, ¿me haces el favor?

Antes de que pudiese contestarme otra voz me llamó desde una de las mesas y me comencé a acercar a tomar nota