Un paseo de vuelta [Piro, Hikari]

Sobrevolaba en aquellos momentos el Reino Humano. Llevaba ya un buen rato volando y descansar no me vendría mal. El río Aley se avistaba desde lejos. Me aproximé. Un grito me sobresaltó en el cielo. Bajé mi vista y me encontré con un hombre que no había visto hasta ese momento.

Me acerqué para ver mejor con cautela y guardando cierta seguridad, pues no le conocía. Desapareció ante mi vista, a lo que yo respondí sentandome en una rama de un árbol cercano, para reposar.

Pasados unos cuantos minutos el hombre regresó. En su rostro se dibujaba clara fátiga. Me acerqué a él movida por la curiosidad. Extraña sensación en mí.

-Buenos días.- dije mirandolo.

No parecía tener malas intenciones, así que bajé mis guardias.

-Mi nombre es Hikari.- ante su mirada decidí completar.- He visto que andaba buscando algo y e decidido bajar. Espero que no le moleste que le pregunte que andaba buscando.

El muchacho se reincorporó y me saludó con un tono un tanto nervioso. Lo miré mientras atendía a la contestación de mi pregunta. Cuando dijo lo de la comida me tranquilicé completamente. Después abrí mis labios para responderle.

-Agradezco tu invitación, pero ya e comido hace tan solo unas horas.- dije intentando no parecer ningún estorbo.

El joven se volvió a tumbar sobre la hierva. Yo me senté a su lado cansada. Suspiré y después mi mirada se posó de nuevo en él ante un comentario que hizo.

-¿Me permites saber tu nombre?.- le pregunté.

Al parecer se llamaba Piro. Me sorprendí cuando me preguntó mi nombre. Se lo había dicho nada más aparecer allí, tal vez no me hubiera escuchado esa parte.

-Me llamo Hikari.- volví a repetir.

Observé como Piro sacaba una bolsa y de su interior aparecia una manzana. La cortó en dos con una daga y me tendió un trozo. Cogí la manzana y miré a Piro cuando habló. Le dí un pequeño mordisco a mi trozo y me volví a sentar en el suelo.

-Antes dijiste eso de tu nombre, ¿te diriges a algún lado en particular?.- dije intentando sacar algún tema de conversación.

Le dí un bocado a mi manzana mientras escuchaba lo que decía. Estaba bastante jugosa. Al parecer me encontraba enfrente de un aventurero sin ganas de aventuras. Eso no se veía todos los días.

Lo miré de nuevo cuando dijo lo de los delirios. Bueno, si su vida diaria sólo trata de aventuras, podría buscar algo que todavía no haya echo en ellas... aunque viendolo así, no creo que sea muy fácil de encontrar.

Le mandé otro bocado más a mi manzana. Oí su comentario, me lo pensé. ¿Qué qué hago aquí? A, sí, ya recuerdo mis planes.

-Voy de camino al Reino Élfico, hace años que no lo visito y me gustaría ver como anda por aquestos días.- respondí.

Jardínes... Sí, tal vez me pasara por el Jardín de la Paz, siempre me había ayudado a calmar mi alma.

-Agradezco tu información.- dije mientras me levantaba despacio.

Escuché su comentario. En mi rostro se dibujaba una pequeña media sonrisa, pero no me paré a decirle nada. Me encaminé a un lugar un poco más despejado y desplegué mis alas.

-Espero volver a encontrarnos, amigo Piro.- me despedí.

Tras eso, alcé el vuelo rumbo al Jardín de la Paz.