Visitando la ciudad más a fondo.

Me encaminé y me dejé envolver por el ruido de las gentes y perderme por las calles, la gente me miraba extrañada, no sabía por qué. suponía que era porque sabían que era una vampiresa, pero entonces vi a un niño señalar encima de mi cabeza y alcé la misma, allí se encontraba, mi cuervo. - Vaya, hola compañero, ¿qué haces aquí? Creí que no te gustaban las calles ajetreadas.- Le dije con una sonrisa, la gente me miraba de nuevo extrañada por hablar con un cuervo, pero ya no le daba importancia, acaricié a mi cuervo, seguí mi ruta del conocimiento de la ciudad, aún viviendo allí, nunca había explorado la ciudad tanto, y eso me fascinaba bastante. Siempre fue mi deseo saber más, mis ansias de conocimiento no se acababan nunca, había visitado muchas ciudades, explorado muchos bosques y superado muchos desafíos estos últimos 300 años. Me paré en un puesto donde vendían collares muy hermosos. Me quedé un rato observándolos, mi cuervo también se quedó fascinado. - Ya sabes que no debes robar objetos de los puestos.- Le susurré, este me miró y asintió con su cabeza de tal forma que una pequeña risa se escapó de mis labios.

Este era mi primer viaje fuera del reino élfico. Estaba nerviosa. Muy nerviosa. Pero casi no podía parar de sonreir. Caminé por las calles de Rosbasha, palpando distraídamente las cuentas que llevaba en el pelo. De pronto, me topé con una escena singular. Una extraña joven hablaba tranquilamente con su cuervo, como si fuera lo más normal del mundo.

Entonces sentí que alguien me miraba, me giré y vi a una chica, me miraba extrañada, luego miré a mi cuervo. Este se fue y yo me acerqué a ella, luego le sonreí. - Hola, ¿eres nueva en la ciudad? - Le pregunté, aún con una sonrisa dibujada en mis labios.

-Sí. Soy nueva.- dije, intentando parecer simpática. Observé detenidamente a la chica. Mis ojos se abrieron al máximo. Oh no... era una vampiresa. No me gustaban. Pero no parecía descontrolada, y... bueno, tal vez me viniera bien.
-Encantada. Soy Nawin D¡Eliah, perteneciente a la nobleza élfica. Y tú ¿como te haces llamar?
Off: mi personaje habla un poco cursi xDD

La joven se presentó, era de la nobleza élfica. Entonces le hice una reverencia, decidí presentarme yo también. - Encantada de conocerle mi señora, me hago llamar Valeria, pertenezco a una noble y poderosa familia de vampiros. - Le dije lo último con un tono más bajo, para no asustar a los demás, aunque luego pensé si la asustaría a ella, la miré. - No te asustes de mí, se controlarme. - Le dije sonriendo, luego alcé la vista, mi cuervo me estaba mirando, lo miré.

Off: Ya ves XD!! Y ahora yo sere la cursi!!

Incliné la cabeza, en señal de asentimiento. Una leve sonrisa se dibujó en mis labios. Dejé que mi vista vagara por el mercado, sin detenerse en nada, sin fijarse en los detalles. Volví a mirar a Valeria.
-¿Le importaría enseñarme la ciudad? -pregunté. No me orientaba muy bien en sitios como aquellos. Incómoda por no saber de qué hablar, intenté sacar conversación.
-¿Qué le trae por esta ciudad?
Off: ¿Señora? ¿Me pones de vieja?

La joven parecía un poco perdida, luego me pidió que le enseñara la ciudad, yo le sonreí, luego le asentí, empezamos a caminar, entonces me preguntó que me traía por aquí. - La verdad, es que me gusta conocer más a fondo los lugares que ya conozco y explorar las zonas inexploradas, ya que tengo más capacidad que un humano. - Dije sonriente, luegoo de caminar un tiempo, me paré, le di paso. - Bienvenida, este es el parque de la ciudad, es bastante bonito, tiene muchas plantas y los niños juegan en este, es un buen punto de reunión. - Le expliqué a la joven noble.

Off: Si, problem edad? ó.o

-Sí, ¡es muy bonito!- dije, de mejor humor. Me gustaban mucho aquellos lugares, me recordaban a las amplias plazoletas del reino élfico.
-¿A dónde se dirige ahora? - le pregunté.

Le agradó el parque, yo sonreí, entonces me preguntó el rumbo, después de pensar un tiempo le contesté. - La verdad no tengo rumbo fijo, iré por todas partes, me gusta bastante viajar. - Le expliqué, entonces escuché el sonido de una flecha. - ¡Cuidado! - Le dije, me puse delante de ella y cogí la flecha al vuelo, la punta quedó a un milímetro de mi cara, tenía veneno untada en esta, luego miré hacia arriba, - Disculpe, me encargaré de esto en seguida. - Le dije, luego, fui con una tremenda rapidez hacia donde se encontraba el arquero y fácilmente lo capturé, le quité todas sus armas y volví con él frente a la noble, luego la miré sonriente, yo lo tenía retenido. - ¿Podéis interrogarle? No se me dan bien los interrogatorios, además, pierdo la calma muy pronto. - Le dije sonriente.

Observé con frialdad al sicario. Sí, no cabía duda, era un sicario. Ropa oscura, carjac a la espalda... Trabajaba para gente con posibilidades. Ya había visto muchos antes. No era el primero ni sería el último. Me incliné hacia él, mirándolo fijamente a los ojos.
- Dime bastardo, ¿quién te envía?

La joven empezó a preguntarle, yo escuchaba atentamente...


Sicario: ¡Alguien que os matara a usted y a la matona que tenéis contratada Miserable!

Yo le subí más la mano, este gritó. - No soy ninguna matona, que lo sepas. - Le dije con ira, luego volví a mirar a la joven.

Sicario: ¡Os matará a las dos!¡Creo en ello!¡ No pienso desobedecerle por una miserable niñata engreida! Dijo este, miré al sicario, parecía bastante decidido a no decirnos nada, parecía tener fe ciega en algo o alguien...

Había llegado a Rosbasha, el lugar que un día fue mi hogar antes de empezar mi viaje por Gold. Me habían llamado para hablar de un tema importante en la escuela blanca, pero me parecía buena idea hacer una parada en los lugares de esta ciudad, el primer lugar que visite fue el parque al que siempre me escapaba para subirme a los arboles y ver el horizonte, ese lugar me traía muchos recuerdos, pero esto se vio interrumpido al ver lo que estaba viendo. Una elfa y lo que suponía que era una vampiresa parecía que estaban interrogándolo a un misterioso encapuchado con ropas negras. Me quede observando desde la distancia la escena.

Entonces me di cuenta de que había un nuevo joven mirandonos, giré mi vista, tenía ropa blanca, parecía un mago, le sonreí. - Hola, ¿nos puedes echar una mano con este bandido?- Le pregunté amablemente, quizás pudiera hacer que declarara con su magia...

Me extraño bastante que ha un completo desconocido le pidieran ayuda, pero aunque fuera una trampa, soy un mago blanco de un nivel intermedio a demás de ser un maestro arcano. No tenía nada que temer, tenía a Lunius en la espalda y a Tronadora en el cinturón. Me acerque en la elfa y en la vampiresa y pregunte: ¿Qué puede hacer un humilde mago blanco por vosotras estas dos damas? ¿Qué ha hecho este bandido para merecer la furia de una dama de la noche y una doncella de los bosques?

El mago nos preguntó por qué estabamos tan enfadadas con el bandido. - La verdad no es que esté enfadada, es simple curiosidad de por qué a intentado matarnos, quizás ella si esté enfadada, la flecha iba dirigida a ella. - Le dije sonriente y dirigiendo mi mirada a Nawin - En todo caso, no quiere declarar por qué ha intentado asesinarla, solo sabemos que hay alguien detrás, moviendo los hilos. - Le expliqué con tranquilidad.

Vaya, no sé porque alguien quería hacer daño a una doncella del bosque, pero bueno déjame ver si delata algo-dije mientras me acercaba al bandido, cuando vi el símbolo que llevaba en la ropa me entro un arrebato de ira. Lo agarre por la ropa con las dos manos levantándolo del suelo. ¡Mi nombre es Alby, soy el líder de los Buscadores de luz, soy uno de los maestro arcanos de Rosbasha, he oído hablar de los vuestros, malditos sectarios!-grite mientras recordaba lo que me habían escrito los maestros de la orden mágica a los Buscadores de luz. Solté al bandido que cayó al suelo y desenvaine mi espada Tronadora. ¡Ahora me vas a decir quién te envía y porque has atacado a una doncella del bosque o si no vas a ser el primero en recibir un rayo un día despejado!-volvía gritar mientras avanzaba hacia el sectario.

La calma de aquel mago desapareció, se esfumó en nada de tiempo. Al ver el extraño símbolo de aquel bandido, lo solté y el mago le apuntó con la espada, el bandido parecía asustado, pero se armó de valor.

Sicario: ¡No voy a decirte nada maldito mago!¡Desapareceréis y os pudriréis con vuestro maldito dios! Le dijo con ira.

Yo los miraba, un poco sorprendida por el cambio de humor del mago y también por la valentía que presentaba el bandido, entonces mi cuervo se posó en mi hombro, lo miré y le sonreí. - Vaya con el mago. - Le dije a mi cuervo en un susurro, luego giré mi cabeza hacia los demás.

Escuche como el sectario se atrevía seguir sin decir nada. Eso me cabreo mas, era el momento de proba a Tronadora. Veamos cuanto resistes antes de convertirte en una antorcha, aunque como mago blanco puedo cuarte para volver a empezar, tú decides, hablar ahora que puedes salir ileso o decírmelo entre rayos-dije mientras aproximaba la hoja de tronador al cuerpo del sectario, al ver que se mantenía cayado roce su pierna y una descarga eléctrica entro en el sectario, sus gritos eran horribles, entonces pare. ¿Hablas ahora o vuelvo a empezar?-dije, puede que esta fuera la primera vez que fuera un completo sangre fría, pero no me importaba, ellos mataron a casi todos los nuestros y quemaron nuestras bibliotecas, nunca les perdonaría.

Ví como hacía que el bandido hablara, parecía muy violento el mago, aún así el bandido parecía no querer decir nada...

"Sicario: ¡Adelante maldito mago!¡Hazlo!¡Nunca sabrás NADA! Le decía el sicario.

"Pobre bandido... Podría haber sido un valeroso guerrero si hubiera estado de lado del bien..." Pensé, me daba pena que tanta valentía y fe se tirara a la basura de esa forma... Cerré los ojos, luego miré a Nawin, la noble elfa.

Me estaba empezando a cabrear hasta límites impensables, agarre al sectario por la ropa y lo volví a levantar, lo mire fijamente a los ojos y lo descubrí. Vaya, está claro que tus jefes no se andan con chiquitas, te han hechizado para que no puedas decir quiénes son incluso si quieres. Ellas decidirán ahora cual será tu destino. Adelante – dije lanzando al suelo al bandido delante de la vampiresa y la elfa- Siento que hayáis tenido que ver en nuestro primer encuentro esta faceta mía. Si os han atacado unos sectarios esto es bastante grave, los maestros de la escuela blanca me han llamado para tratar el asunto de estos sectarios. Quizás os pueda ayudar.

- No importa mago- dije, intentando serenarme. Hacía tiempo que uno de mis ''queridos'' allegados de la corte no enviaba un sicario para borrarme del mapa, y estaba un poco tensa. Pero... ¿seguro que era de alguno de ellos? Normalmente no solían tener ese aspecto oscuro ni solían resisti en un interrogatorio... Respiré hondo.
-Muchas gracias por ayudarnos con este... asunto.- Miré con desprecio al sicario.- Dígame, señor, ¿quiénes son esos sectarios de los que habla?

Durante bastante tiempo han existidos este grupo de gente. Se dedican a hacer sacrificios en nombre del dios oscuro, creen que así liberaran a su dios. Últimamente ha aumentado alarmantemente el número de sectas del dios oscuro. Los maestros de la escuela blanca me citaron para tratar este tema en la escuela, me han llamado por ser el líder de los Buscadores de luz, un clan que se había dedicado a guardar el conocimiento de Gold hasta que en la segunda era los sectarios quemaron y casi exterminaron a todos los Buscadores. Desde entonces juramos estar en guerra con ellos. Habéis sido atacadas, seguramente por venganza o para alguno de los sacrificios, sea cual sea el motivo volverán. Yo os puedo echar una mano con este problema, habéis encontrado al buscador correcto, si queréis, os ayudare- dije terminando la conversación con una reverencia seguida de un arrodillamiento.

El mago nos explicó que habían hechizado al bandido, perdió los nervios con el mago y luego suspiré, lo agarré por la ropa y miré a la noble elfa, Nawin. - ¿Qué deseáis hacer con este bandido? - Le pregunté.
El mago nos explicó de donde provenía, posiblemente, el bandido, de una secta del dios oscuro, me quedé sorprendida, yo más o menos, adoraba al dios oscuro... Supongo que sería por lo que me inculcaron cuando era pequeña, pero no deseaba su liberación. También nos ofreció su ayuda, parecía un poderoso mago, y la magia puede ser una gran amiga en el combate. - Por parte mía sois bienvenido al grupo. - Le dije con una sonrisa.

Escuche lo que dijo la vampiresa aun arrodillado mirando al suelo, entonces me levante y con otra reverencia dije: no lo lamentareis, por el honor de los Buscadores os ayudare. Seguramente lo mejor que podemos hacer es llevar a este sectario ante la orden mágica, allí también tengo que resolver unos asuntos y puede que nos ayude la información que quiere comunicarme la orden. Vosotras elegís ¿Vamos a la escuela blanca?

-Estaremos encantadas de que nos acompañe.-respondí. Nos vendría bien alguien como él. Volví a mirar al bandido. ¿Qué hacer con él? Podríamos matarlo... o torturarlo... o tal vez, primero interrogarlo, después torturarlo y acabar matándolo. Me resultaba indiferente lo que le ocurriese, y más si momentos antes había estado a pundo de atravesarme con una flecha envenenada. Chasqueé la lengua, pensativa. Alcé la mano, dispuesta a fulminar a aquel molesto bastardo, pero acabé bajándola. No perdería mi tiempo y mis energías acortando la vida de un humano. En breve, el tiempo traería de su mano la muerte para él. Su vida no era más que un suspiro.
Sin darle la espalda, le contesté a Alby.
-Será un placer acompañarle hasta la escuela blanca. Y, en cuanto a éste-miré al bandido- lo dejaré con vida, al menos por mi parte.- dije, también contestando a la pregunta de Valeria.