Me sentía completamente relajada, como si todo el estrés y los nervios que había padecido antes de este día se hubieran esfumado de repente. Era una sensación agradable, a la que me podía acostumbrar sin ninguna dificultad.
Noté como Nathan se estaba quedando dormido entre mis brazos, por lo que no pude evitar una leve sonrisa... me agradaba sentirle tan cerca, y notar como poco a poco el sueño le iba venciendo. Había pasado sola todas las noches de mi larga existencia, pero ahora ya no tendría que vivir sola las horas nocturnas.
Para acompañarle, comencé a entonar con voz suave una vieja canción élfica, cuya letra hablaba de nuevos principios.