.Encuentro Predestinado. (Gerard y Alanna)

Estaba volviendo al castillo para informar de los resultados de la misión, y pensé en tomar un desvío y pasar por el lugar más bonito de todo el reino élfico, entré por entré unos arboles y la espectacular vista llenó todos mis sentidos, olía a flores silvestres, se escuchaba el sonido del agua y el cantar de los pájaros, se veía la inmensa explanada cubierta por completo de plantas y animales, cada cual más bonito que el anterior, era un paisaje de ensueño, imposible de ignorar, y mi lugar preferido en todo el mundo. Avancé tranquila, era probable que a causa de mi entrada, tardase varios días más en alcanzar mi verdadero destino, pero el futuro es algo incierto, nunca se sabe donde o cuando pasará algo que cambie tu vida, solo se puede aprender de los errores y recordar el pasado sin vivir en él, vivir el presente esperando el futuro pero sin anticipar eventos, estaba algo cansada, por eso al poco de dejar atrás la linde del bosque vi un pequeño arrollo, y lo seguí hasta encontrar un precioso lago a los pies de un precipicio, una cascada llevaba agua clara a esa explanada repleta de luz, flores y pequeños espacios de sombra, atraídos por los árboles que rodeaban ese magnífico lugar.

Descargué mis pertenencias y me acerqué al agua, era fresca, limpia y además dulce, bebí y me senté a la sombra junto a mis cosas. Saqué comida de mis provisiones y un pequeño conejito se me acercó era de un blanco impoluto, redondito, blandito y suave, como un peluche, no lo pude evitar, después de compartir algo de comida con él pequeño animal, lo sostuve y vi como movía su pequeña naricita. no pude evitar sonreir ante la visión, lo puse en mi regazo y el animalito no se movió, así que lo empecé a acariciar, hasta que él se quedó dormido y a mi también me entró sueño, acabé por dormirme acariciando al animalito.

Llevaba días acampando en el bosque, había plantado un pequeño campamento cerca del rio, que desembocaba en una laguna. Me encantaba el agua y la luna reflejada en la laguna era tan hermosa. Había dejado mi campamento solo un rato mientras buscaba leña-tsk… maderas húmedas por todas partes-me quejaba, mientras llevaba una escasa leña a mi campamento. Era tal mi mala suerte, que cuando iba caminando se me callo un leño y rodo hasta un tronco. Corrí al levantarlo y vi una hermosa chica. Me sonroje peor me calme cuando la vi durmiendo tranquilamente con un conejo peludito en brazos. –hmm supongo que podría…- dije mirando a ambos lados. La tierra estaba algo húmeda por el frio de anoche, y se enfermaría en esa ropa, aunque bella, desabrigada. Así que la tape con mí capa y me retire caminando del lugar con la leña.

Razón para hacer eso? Simple… me recordaba a alguien. A pesar de ser un noble exiliado, no era rencoroso ni odioso con el mundo. Era amable, pero seguía pensando que la humanidad no servía. Por alguna razón en el camino estuve pensando en el hermoso rostro de esa elfa y me sonroje levemente, pero despiste esos pensamientos de mi mente en el momento que mi pie golpeó una roca, maldiciendo en voz alta.

Me removí un poco al notar que algo o alguien me cubría suavemente con una tela, escuché pasos alejarse pero pensé que era mi imaginación aunque en cuanto el animalillo que sostenía se removió y me hizo cosquillas me di cuenta de que no era así, no lo había soñado, me levanté de golpe cogiendo la capa, y deje al conejito en él y me siguió cosa que fue de ayuda porque después de andar muy poco escuché un grito, y el primero en saber de donde provenía fue el conejito, que siguió el sonido del grito y me llevó junto a un chico de pelo azul brillante, con una marca en la cara, parecía que se había hecho daño, así que me acerqué y le dije:

-Estás bien?-cuando vi que se miraba el pie de reojo y una piedra juste a su lado lo entendí, sonreí un poco- te has dado contra la piedra? vaya, esto, si quieres puedo tratarte la herida, estoy acampando cerca de aquí y tengo medicinas entre mis cosas, así que si quieres acompañarme te ayudaré. Por cierto- dije al notar que no le había dicho quien era- Mi nombre es Alanna y supongo que esta capa es tuya, gracias por prestármela.

Se la tendí y pasé mi brazo por debajo del suyo, podía ser algo más grave de lo que parecía. me sonrojé un poco por la cercanía a la que tan poco acostumbrada estaba sobre todo a la masculina, pero había algo en él que no me resultaba tan amenazador como me lo parecían otros chicos, así que simplemente le sonreí y espere que le pareciese bien que le ayudase. Ví como el conejito estaba un poco asustado, tal vez por el aroma del chico no era humano ni tampoco elfo, era un hombre lobo, pero no tenía pinta amenazante, ni mucho menos me parecía una mala persona, al contrario, me recordaba a alguien, a quién aún tardaría un poco en averiguarlo.

Estaba maldiciendo por el golpe con la piedra cuando una delicada voz femenina llamo mi atención, me gire lentamente para encontrar la chica que había abrigado, con mi capa en mano haciéndome una pregunta que no escuchaba hace mucho “estas bien?”. Ella casi de inmediato noto que miraba la piedra maldiciéndola y me ofreció curarme el pie- no es nada agregue-sano… “rápido” dije en tono gracioso agregando una leve sonrisa la final. Por consiguiente ella se presento y me entrego mi capa, la cual yo agarre, tirando todos los leños sobre mi pie recién golpeado, haciendo que yo aguantara el dolor, la mire y se presento como Alanna, su rostro era hermoso, y provoco un leve sonrojo en mi – soy Gerard-dije algo adolorido del pie- y creo que ahora acepto tu propuesta-sonreí levemente, pero luego mire al conejo. Un pequeño conejo blanco y peludo, que había estado sobre ella durmiendo, asustado al verme. Eso no me molestaba en lo más mínimo, pero no quería otra mala impresión a una persona por ser lo que soy, algo que no puedo cambiar no importa que haga. Mire a la joven elfa, esperando que no me rechazara, seguramente por la actitud del conejo se dio cuenta que no era “normal” o “humano”.

Sonreí otra vez cuando aceptó que le tratase la herida y haciendo caso omiso de la pequeña Luna, el nombre que lo había dado a la conejita, lo llevé hasta mi improvisado campamento y le empecé a tratar la herida. Y no pude evitar preguntarle:

-Tu no eres humano ¿verdad? ¿Qué eres? No me malinterpretes, no soy de juzgar un libro por la portada, es solo curiosidad.


Paré de tratarle la herida me pareció tocar algo que probablemente dolió, y levantando la cabeza dije:

-Lo siento, ¿te he hecho daño?¿Estás bien?

Levanté la vista de su herida que ya sanaba rápidamente para responder a su pregunta, le miré a los ojos sonriendo y le respondí:

- Bueno, no soy de las que juzgan por las apariencias, y tampoco por la raza, me gusta formarme mi propia opinión de la gente, y además estabas herido, si puedo ayudar, ¿por qué no hacerlo?

El pequeño conejito nos miraba a uno y a otro de forma extraña, lo que me llamó la atención pero pasé por alto y sentándome bien, con su herida ya sanada le pregunté:

-Por qué te parece tan extraño que te ayude? No es necesario que respondas si no quieres- le dije sin querer molestarlo, lo que me extraño, porque normalmente si quiero saber algo lo pregunto aun temiendo que los demás se molesten, y ese pensamiento me provocó un leve sonrojo que logré ocultar con una sonrisa- Además no se porque pero me parece que si hubiese sido yo tu habrías hecho lo mismo ¿no?

Le terminé por preguntar, sonrojada de nuevo por la seguridad de mis palabras mientras señalaba su capa que hasta hacía más bien poco me había resguardado. Una suave brisa sopló balanceando su cabello, y trayendo un suave aroma a flores, que me calmó, pero el rojo de mis mejillas seguía tan presente como el que acababa de notar en las suyas.

Me sonroje ante sus palabras y asentí – probablemente te habría ayudado…- suspire tras eso y mire el cielo- de todos modos….que haces en este bosque sola? No es peligroso para una bella dama estar vagando por el bosque?-me sonroje por mis palabras y me disculpe-perdona…no quise decir que no puedas defenderte…solo que...no se ven chicas como tu por aquí-sonrojado desvié la mirada…que rayos estaba diciendo? Porque esas palabras idiotas salían de mi boca? Acaso me había sentido atraído a ella?... era probable, ella era hermosa, peor ella nunca querría a alguien como yo, a un monstruo como yo.

Cuando me contestó se me aceleró el pulso y me sonroje, él pensaba que yo era guapa, entonces casi dejé de escuchar, las palabras salían a borbotones de sus labios y sospechaba que si hablaba a mi me pasaría lo mismo. me quedé mirándolo embobada, sonriente y sonrojada, más tiempo del que manda la buena educación y cuando me di cuanta, giré la cabeza y dije como un tomate y de forma algo entrecortada:

-No te preocupes, no me has ofendido, en realidad voy a la capital a Erenh, pero quería pasar por aquí, es mi sitio favorito, en todo el mundo, en especial me gusta este claro, es tan pacífico.-entonces me reí- es curioso, eres la primera persona a la que le enseño este sitio, está tan escondido que es muy fácil perderse.

Me senté a su lado en el suelo, mirando el lago todavía roja, tal vez sentía algo por ese chico.

Por la confusión no pude más que sonrojarme el doble que antes, al poco note como algo cálido me rozaba la mano que yo tenía fría, miré y vi la mano de Gerard sobre la mía, tenía vergüenza, pero tampoco quería que la quitase, levanté la vista, y mi corazón se aceleró, parecía un colibrí batiendo las alas y mis mejillas parecían manzanas.

No sabía como reaccionar porque era la primera vez que me sentía así, lo único que sabía es que ni podía, ni quería moverme.

Levante la vista y mire su rostro rojizo, y no pude resistirme. Mis impulsos salieron mientras mi corazón latía y apreté su mano levemente, mientras sonrojado mencione lentamente su nombre –Alanna… -dije sonrojado y la mire a los ojos mientras me acercaba. No podía creer lo que haría...pero mi corazón lo pedía y mi cuerpo me impulsaba; así que lentamente, coloque mis labios sobre los de ella plasmándole un tierno beso, cálido y lleno de todo lo que yo comencé a sentir por ella.

Durante unos segundos la bese lentamente y al final me separe apenado- perdón…. No quise…comprendo si me odias ahora… perdón- dije apenado y sonrojado, no queria, alejarme de ella por nada y sin notarlo aun seguia tomando su mano

Se fue acercando a mi, y pronunció mi nombre, como avisándome, si hubiese querido habría tenido tiempo de sobra para apartarme, pero me quedé embobada mirando sus ojos, no podía apartar la vista de ellos, al final empecé a acercarme yo también a él como si mi cuerpo no respondiese, pero lo cierto es que estaba respondiendo, puede que no a mi cerebro, pero si a mi corazón.

Nuestros labios se acabaron por juntar, y cerré los ojos, fue muy corto y duró una eternidad, cálido y tierno, muy dulce, el primer beso que daba en mi vida y se sintió como si fuera a ser el último, creía que mi corazón iba a estallar en ese mismo instante por lo rápido de su latido.

Cuando nos separamos ambos apartamos la cara y él empezó a tartamudear sin soltarme la mano, la cual cosa me alegró y desalentó por igual, ya que estaba temblando un poco, pero hubo algo que me hizo reaccionar:

-No-dije acelerada y girándome a mirarlo- Yo no te odio, yo...


Me callé, yo ¿que? Que era lo que había estado apunto de decir, y mi mente había detenido. Entonces proseguí girando la cara hacia otro lado para que no notase mi nerviosismo:

-No te odio, yo no te odio.

-No...-empecé a responder viendo unidas nuestras manos, cogí aire y por fín me decidí sonrojándome muchísimo más de lo que estaba- no es necesario que te disculpes-me reí y de esa guisa más roja aún le dije- creo que si no lo hubieses hecho tu lo habría hecho yo. Veras... yo...

No me sentía capaz de seguir hablando, estaba sonrojada al extremo, mi corazón batía como nunca lo habría pensado, mis ojos estaban llorosos y brillantes, no lo veía pero lo notaba, y mi mano temblaba ligeramente, oculté mi boca entre mis rodillas que acerqué a mi pecho y rodeé con la mano libre, una sonrisa se había pegado a mi cara, y no la podría borrar aunque lo intentase. Apreté la mano de Gerard para intentar transmitirle lo que no podía o no me atrevía a decir en palabras, le miré de reojo consciente de que a pesar de mis rodillas el sonrojo se podía ver perfectamente y esperé que entendiese.

Después de escuchar su pregunta mi sonrojo se hizo mayor, oculté mi cara en mis rodillas y lancé una gran bocanada de aire, después cogí gran cantidad de oxígeno y levantando la cabeza le miré a los ojos sonriendo y le dije algo avergonzada:

-Si.

Luego ya no supe que hacer simplemente me quedé allí quieta y sonrojada, esperando que no hubiese sido una pregunta retórica y no haber hecho el ridículo de mi vida contestándole. Lo curioso es que por mucho miedo que tenía a haberla fastidiado la sonrisa el revoloteo y el palpitar acelerado no se me iban.

Me beso, y yo seguía sin saber que hacer, es verdad que me gustaba mucho y me daba seguridad por parecerse a una persona de mi pasado, no sabía a quien pero su aspecto, su comportamiento, y su mera presencia me inspiraba tranquilidad y seguridad, no como la que puede dar un hermano sino como la que puede dar alguien a quien amas, sonreí y me separé avergonzada, todavía sin soltarle la mano, y sin mirarle le dije:

-Puede que te suene tonto, pero me recuerdas a alguien.

No sabía si responder a la primera pregunta, su declaración había sonado tan tierna y sincera que sentía como si fuese a estropearlo con solo decir una palabra, así que en lugar de decir nada le apreté la mano me puse de rodillas y le di un beso en la mejilla, cuando me aparté estaba muy sonrojada, pero le seguía mirando y sonriéndole esperando su reacción.

Al ver como se acercaba se me aceleró el corazón, se detuvo a poca distancia de mis labios y noté su aliento cuando preguntó, mi sonrojo se hizo aun mayor tragué saliva y cerré la escasa distancia que nos separaba para rozar suavemente sus labios, me separé al poco pues no sabía que hacer y me quedé mirándolo a los ojos sonrojada como una manzana madura y temblando un poco por los nervios y por la fuerza de lo que sentía.