Misión: Ángel guardían (Parte 3)

Tras abandonar la Montaña del Golem los aventureros habían empezado a adentrarse en el valle del paso, las montañas empezaban a quedar atrás mientras el nuevo escenario empezaba a aplanarse aunque seguía con algunas superficies elevadas producto de algunas montañas que se extendían hacia el valle del paso. Había comenzado a atardecer, pronto la oscuridad se haría presente y el cansancio del grupo era visible pues no habían parado a descansar desde que salieron de la Torre arcana del oeste.

Un pequeño bosque empezaba a extenderse bajo el dragón que seguía volando, sería un buen lugar para pasar la noche en vez de estar volando todo el rato porque aparte de ser incomodo por los constantes movimientos, giros y agitaciones que producía el ser de origen reptil al volar. El bosque parecía seguro y los enanos también parecían tener la idea de acampar en el bosque aun que claro, eso debía ser decidido por los miembros e la escolta de los enanos.
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Podéis seguir volando o acampar en el bosque o explorar este por unos momentos.

La caída del sol dio paso al reino d la noche, los aventureros habían elegido pasar la noche en el bosque y los cuatro acólitos estaban de acuerdo, una vez en tierra de sus mochilas sacaron algunas esterillas para dormir cada uno en una y sacaron dos más, parecían que eran precavidos. Dos de los enanos dormirían en un lado del claro en el que se encontraban y los otros dos en el otro lado, estos eran la única enana del grupo y el anciano, a lo mejor eran parientes o algo.

Las otras esterillas estaban a elección de los protectores para colocarlas y dormir donde ellos quisieran, tras terminar algunos rezos, los enanos se despidieron para ir a dormir, parecían estar cansados aunque aparentemente lo único que habían hecho desde que empezó la travesía era ir en montura y descansar.

El bosque de noche parecía tranquilo, no había mucho que perturbara la calma del bosque excepto un par de lucecillas en el fondo provenientes de algunas hadas juguetonas que merodeaban por el bosque de noche sin causar problemas. Otras criaturas del bosque se mantenían alejadas de eses claro por la presencia de criaturas desconocidas en este aparte de notar cierto poder en varios de los miembros del pequeño grupo que se había formado.

La noche fue pasando en calma, no parecía haber nada que alterara el silencio del oscuro reino de la luna, aunque seguían algunas luces jugueteando alrededor del campamento, algunos animales observaban al grupo de aventureros pero casi al instante se alejaban de ese lugar. El sol empezaba a asomarse por entre las montañas desde el reino enano, algunos rayos de sol se colaban entre los arboles e iluminaban el claro eliminando la oscuridad y las tinieblas del lugar.

Pero un extraño zumbido ahora invadía el bosque, ese zumbido se acercaba cada vez más al claro en el que descansaban los acólitos y los aventureros, tal vez sería un insecto pero el ruido ya era demasiado estruendoso para que fuera un insecto pequeño, tenía que ser un insecto de un tamaño considerable. Entonces por uno de los lados del claro aparecieron unos insectos que se asemejaban a abejas del tamaño de una cria de caballo, revoloteaban por el campamento molestando a los que intentaban dormir despertándoles con su incesable aleteo de alas el cual producía ese inquietante zumbido

Yo solo observe los movimientos, quede cegado por una luz, las abejas estaban todas muertas, me levante con cuidado, trague saliva y observe a aquella forma alada, fruncí el seño y coloque lentamente mi mano acariciando mi barbilla

Un dragón ¿eh?

Suspiré y volteé la mirada a Elena, luego seguí admirando la forma monstruosa

Los acólitos se fueron despertando por aquel incesante zumbido, el anciano y la mujer enana hicieron caso a la ángel por lo que desde el suelo tumbados observaban como las abejas revoloteaban por el claro, aparentemente estaban recolectando polen, los otros dos no pudieron hacer caso pues no habían escuchado eso por lo que se habían levantado pero gracias a la suerte no habían Buges cerca.

Pero el demonio se había creído que estaban atacando por lo que hizo un destello de luz lo que hizo que las criaturas del claro fueran cegadas por unos momentos, las Buges cayeron al suelo aparentemente inconscientes, pero estas desaparecieron seguramente porque el dragón en el que se había convertido Piros había acabado con esos insectos que venían de la mutación de abejas por la niebla que milenios atrás azoto Gold.

El claro estaba despejado y ahora se podía escuchar con más tranquilidad pero seguía un incesante zumbido y era porque a un par de metros del claro había una gigantesca colmena de la que salían y entraban Buges, estaba entre montones de arboles, atados a ellos por un trozo de la colmena construida por aquellas abejas de un tamaño considerable.

Pronto llego el dragón al que se le había llamado para llevarse a los aventureros mientras las abejas empezaban a darse cuenta de que sus compañeras habían desaparecido. Los acólitos habían subido sobre el dragón que comenzaba su vuelo para alejarse de ahí pero entonces el demonio cayó al suelo a pocos instantes de comenzar el vuelo junto al dragón, al verlo caer uno de los aventureros salto desde el reptil alado para comprobar que el demonio estaba bien.

Los acólitos viendo la escena desde arriba intentaron hacer que el dragón bajara también diciéndole que bajara, algunos se acercaron a su cabeza por si el dragón no les podía oír. Mientras tanto ese ruido había atraído a un par de Buges que no parecían ser muy amistosas, eran un total de cuatro que se acercaban lentamente al demonio y al licántropo por cada lado.

Off: Siento que el post sea tan corto

Las Buges habían caído muertas casi al instante en el que una flecha había atravesado a su reina, el enjambre había muerto dejando una colmena vacía y sin vida. El cansancio de nuestros compañeros había obligado a estos a prolongar su estancia en aquel bosque extraño, los acólitos se habían acomodado en el lomo del dragón para descansar mientras sus protectores preparaban la cena. Uno de ellos había traído un venado muerto, algunos acolito se asombraron pues era la primera vez que veían una criatura así, el anciano acólito bajo del dragón y se fue acercando a la cena un tanto pensativo.

¿No pensaras que vamos a comernos eso crudo verdad?-empezó a decir el anciano- Aunque es muy bueno primero deberíamos cocinarlo. Acto seguido con ayuda de los demás acólitos se hizo una hoguera sencilla gracias a unas piedras especiales para hacer este tipo de cosas y se empezó a cocinar a la cena para después servirla.
Durante la calma de la noche, algo raro empezó a sonar, parecían canticos…

Aun con la maldición
Aunque la niebla acabó
El condenado permaneció
Condenado a vivir
A nunca morir
Sufrimiento eterno
Penas y tormento

Era una voz que venía de los arboles pero era imposible distinguir de donde venia, era una voz joven, aunque cantarina imitando a los elfos se distinguía que era humana.

Off Rol: a ver, el cadáver del venado se lo están cocinando y comiendo los enanos que ya habían preparado una hoguera, lo digo porque parece que no lo leyeron.

La voz seguía cantando su siniestra melodía, mostrando indiferencia hacia el grupo que empezaba a mostrar intranquilidad hacia esa misteriosa y aterradora voz de la que no se sabía su procedencia. Los enanos también se inquietaban y empezaban a murmurar si era alguna broma o algún malvado hechicero o algún extraño maleficio, pero el anciano acólito parecía mantener la calma entre sus compañeros.

Mientras tanto, durante los instantes en los que el grupo estuvo centrado en la misteriosa melodía y en un rayo que había lanzado uno de sus compañeros sin motivo aparente, una criatura oscura había aprovechado aquello para acercarse al claro sin realizar el menos ruido. Era un necrófago que se acercaba por la espalda, andaba a cuatro patas y con un brillo en los ojos, se acercaba a la que parecía una presa fácil, uno de los enanos que joven, estaba bastante asustado e intranquilo.

Entonces un arma de color oscuro atravesó las ramas de los árboles para clavarse en la espalda de la criatura dejándola sujeta al suelo. El arma era similar a una llave con una empuñadura con dos azas circulares, era de un tamaño considerable. La criatura se revolvía y producía ruidos mientras no podía soltarse, entonces de entre las copas de los arboles salto un joven con el pelo marrón y de punta, de ojos azules, parecía bastante joven y vestía una chaqueta de mangas cortar y unos pantalones de color blanco. El chico cayó al lado de la criatura y alzando un arma similar a la que había dejado sujeto al suelo al necrófago, pero esta de color blanco, gritó: ¡En nombre del Dios Blanco!

Entonces su arma se ilumino y la bajo atravesando el cuerpo del necrófago que se convirtió en cenizas, tras eso, agarro la empuñadura de la otra arma para así sujetar las dos, una en cada mano.