Misión: ¿Verdad o Mentira? 2ª Parte

La isla Maldita se sumía en una enorme oscuridad, y un ruido de alguna especie de criatura corría en forma de eco por todos los rincones más recónditos de este lugar. Un barco llegaba y en el se encontraba el que terminaría esta misión, exterminar unas criaturas por un rumor... es algo precipitado hacer esto pero a nuestro aventurero no le importaba correr ese riesgo. El barco encalló en unas rocas dejando a tu barco atrapado por dos grandes rocas, con la oscuridad y el poco tiempo que tenias no podrías sacarlo ahora, así que tendrías que dejarlo para luego. Otro ruido para más fuerte y grave salio de una pequeña cueva por la que no podrías entrar, tu misión era exterminar esas criaturas si pretendían algo malo, si no intentaban hacer nada malo podrías luchar, pero seria en vano.

- ¡Mierda! - el barco se quedó varado a menos de una docena de metros de la orilla. Las cosas ajenas siempre fallaban en el último momento - Bueno, Gea, toca nadar...

La pesadilla resopló ruidosamente. Yo sabía que no le gustaba demasiado el baño, pero aún así me hizo caso y entre los dos nadamos hasta la sombría playa.

Tras llegar y secarnos un poco, echamos un amplio vistazo a la isla. Tenía unos colores que no tenían nada que ver con lo alegre, ni con lo agradable. Los ruidos perturbaban la tranquilidad del ambiente, si es que había tranquilidad aquí claro. Eran bastante fuertes y procedían no muy lejos de alguna cueva...

Me ajusté armadura y armas y me subí a los lomos de Gea, que entonces estaba en modo OFF. Emprendimos una lenta marcha, tanto jinete mirando de un lado a otro como su montura...

¡Qué era esa nube! La electricidad no dejaba de jugarme malas pasadas, así que pensé en cortar por lo sano y retirarme de la nube eléctrica. Al poco de andar, descubrimos una cueva por la que Gea no podía acceder, así que me bajé:

- Estáte aquí y procura no acercarte a esa nube - le ordené. Mi mascota me respndió con un ligero resoplido y se colocó junto a la pared rocosa, paciente.

Antes adentrarme en la cueva, empuñé las dos Predators , atento a cualquier ruido, por mínimo que fuera y con los ojos bailando de un sitio a otro. La cueva hedía indescriptiblemente y sentía su aura maligna y corrompida. Me contaron rumores de que Oscuro residía encarcelado en esta isla, pero no supe qué decir. A lo mejor, sólo eran esas criaturas las que saturaban al ambiente de tanta malicia, pero estaba dubitativo ante tal posibilidad.

En fin, dejé las meditaciones para luego y entré en la cueva con el ojo avizor.

En la cueva habían muchas galerías y parecía como si alguien o algo te siguiese por cada una de ellas, como si tu propia sombra estuviera contra ti. Llegaste a una cavidad subterránea donde se veía el cristal donde el Dios Oscuro fue encerrado. Alrededor de este habían más nubes aún. Cada vez que te acercabas a él tu sombra crecía, a tal punto de llegar a ser de tu tamaño. Salió del suelo empezando a tomar cuerpo, así hasta ser exactamente igual a ti. Esta es la criatura que pretendía sembrar el caos por todo el mundo. Tenía tus mismas armas y seguramente tus mismos poderes, tus mismas tácticas de lucha e incluso tus mismos pensamientos, una pelea contra ti mismo en el combate final.

Había un cristal en medio de la sala y su aura oscura era tal que incluso se podía cortar con un cuchillo, de lo densa que era. Al girarme, pude notar que la sombra se despegaba de mí y se convertía en ese enemigo con el que debía supuestamente acabar.

Desenvainé mi espadón de toda la vida y me lancé disparado a por mi sombra. El entrechocar metálico se oyó estruendoso. Al apartar el arma para maniobrar mi siguiente movimiento, no pude llegar a rechazar el puñetazo que me propinó mi ''yo'' negro. Estábamos en igualdad de condiciones, inclinados a la ofensiva, pero mi falsa sombra era mucho más agresiva que yo. Empezó a lanzarme tajos convencionales como si entrara en calor, y yo los bloqueaba con facilidad, dado mi conocimiento sobre mi estilo de lucha.

En unos de sus movimientos, el choque de los mandobles quedó suspendido como prueba de fuerza y el punto en el que aplicaba esfuerzo la sombra estaba dirigido hacia... ¡mi cuello! Desafortunadamente, yo tenía las muñecas mal posicionadas para retener el empuje, así que la negra espada se acercaba gradualmente a mi garganta. Hice unos últimos esfuerzos, pero la liviana hoja comenzó a presionar poco a poco en la piel. Sentí un pequeño líquido que se deslizaba acariciándome el cuello, era sangre. Si el corte se hiciese más profundo, la hemorragia no la podría parar ni mi magia curativa de paladín.

De repente, mi pulso se aceleró a un ritmo descontrolado, así como la respiración. Era un momento crítico, pues veía que estaba en una situación mortalmente tensa. La adrenalina comenzaba a calar en cada parte de mi cuerpo. Ahora era mi propio organismo quien respondía al ataque de tensión. Tuve la suficiente idea de flexionar las piernas y arreciar las manos. Era increíble: el mandoble empezó a alejarse de mi garganta.

La sombra no llegó a evitar el patadón que le di en la cadera. Y se retiró echando mano a sus sombrías Predators. Sus filos brillaron y me lanzó varias ondas de fuego. Para bloquearlas, utilicé las mías...

Nos lanzamos nuevamente.Como tenía mis pensamientos, supe que lo que más le gustaba era el cuerpo a cuerpo. No parábamos de repartir cortes y reveses, junto con esquivas y bloqueos durante más de tres minutos. En uno de los giros, me situé cerca de aquel cristal. Me estremecí pues incluso me sentía medio hipnotizado por aquel dios... Debía planear algo para acabar conmigo mismo...

Entre tanta pelea no te habías dado cuenta pero... Cada golpe recibido de tu sombra empezaban a dolerte a ti, a la vez que tu sombra empezaba a soltar una especie de humo por el cuello (lo que seria tu sangre). Al parecer esto es un hechizo llamado "Mutuo Sentum", es un conjuro que solo los magos oscuros de mayor categoría podrían usar.
Este conjuro trata de crear un sin-forma que se adhiere a la primera sombra o sentimiento oscuro que encuentra y toma su forma, convirtiendose en mitad de tu propia vida, al menos de que sepas como destruirla. Deberás apañarte las para poder vencerte a ti mismo sin acabar muerto.

Off-Rol: Esto es una venganza por presionarme.

[OFF-ROL: Una de dos, máster: Ó se te mete presión y posteas a la fuerza Ó no se te mete presión y dejas el tema tirado por ahí]

Me di cuenta de que estaba dolorido y que aquella sombra me regalaba el daño que yo recibía. ''Hmmm, esto se pone duro, pero si piensa como yo...'', pensé y, acto seguido, solté las armas y preparé los puños. La sombra hizo lo mismo... ''¡Pero qué tonto que soy!'', me compadecí en voz baja.

A tiempo estuve de ver que formaba el modo Orbe y me lanzaba la bola congelante, además de esquivarla. Whoa, mi sombra me atacaba con toda la artillería pesada pues contemplé que hacía el modo Garra en ambas manos y convocaba Alas de Guerra. No era muy propio de mí, pero supuse que la sombra estaría desesperada perdida por matarme... Empuñé la Unholy cuando vi que mi sombra corrió hacia mí en una furibunda acometida.

Procuraba evitar a toda costa las garras congelantes, mientras que con el espadón rechazaba/desviaba/bloqueaba los ataques de las negras garras-costillas. Sin embargo, en varios de esos ataques, los cortes me alcanzaron en brazo derecho y piernas, abriendo unas cuantas brechas. Esperaba que la situación no fuese a peor, así que retrocedía constantemente frente a las garras demoníacas que mis manos sombrías llevaban. Podía notarlo, el flujo de su energía (sobre todo, el de aquellas garras desperdiciándose).

Un mal movimiento que hice tuvo consecuencias nefastas. Además de pillarme mi sombra, la garra arañó mi muslo izquierdo y la pierna sufriría un poco el efecto de congelación. Sus garras costillas se ensañaron conmigo: me abrieron una puñado de heridas abiertas por tórax, brazo derecho, y piernas. La cara la pude proteger interponiendo los brazos. Sin embargo, no todo fue tan malo, pues sus garras congelantes se desactivaron al poco de tenerme enfrente mía.

Me alejé rápidamente y con posición tambaleante. Entre la Unholy y yo habíamos recibido un montón de impactos. Vi que sus costillas postizas desparecían. Mis ojos se contrayeron al ver su siguiente acción: se estaba transformando en mi ''alter ego''...

Convoqué Alas de Guerra para hacer frente a las cadenas. Mi sombra, a diferencia de mí, ya notó la situación como extrema y tenía ya planeado poner toda la carne en el asador...

OFF-ROL: Perdón por la tardanza pero puede que tarde más, es que tengo una semana repleta de exámenes y no aguanto, me he sumido en el estrés y a este paso voy a caer, como decía "Perdón".

Tu sombra atacó con todas sus fuerzas antes de que las heridas que te habían hecho le afectarán. Mientras el aire se iba oscureciendo, una especie de voz pasaba por tu cabeza, a lo mejor eran los pensamientos de tu sombra o puede que no. El ambiente se iba poniendo espeso, unos pequeños ruidos de gruñidos salían de pequeñas galerías a tu alrededor. Tu sombra empezaba a ser cada vez más sólida, es decir, si seguía así te iba a costar a un más vencerla.

¿Era mi impresión o la sombra atacaba con más contundencia? Creí estar volviéndome loco, pues oía susurros en mi cabeza. El cansancio y las heridas hacían mella en mi organismo, y será mejor que acabse pronto pues el que se iba a perder del todo era yo...

A pesar de intentar inmovilizarme con las cadenas, las Alas de Guerra permitían mantenerme libre de aquella sombría monstruosisdad, pero dos ya se habían roto. Advertí de repente que cargaba contra mí. Conseguí esquivar su puñetazo en horizontal a la vez que le provocaba un corte en el costado con mi espadón. El modo Garra lo desactivé para evitar el malgasto de energía.

Raudo como el viento, retrocedí un puñado de zancadas y escupí sangre:

- ¡Mierda! - me limpié la comisura de los labios y me encaré de nuevo con él. Las cadenas volvieron a lanzárseme encima y yo salí corriendo a donde estaba el cristal, sin mirar la posición de la sombra-demonio. Paré, apoyé una mano en la cárcel del dios maldito y resoplé. Una sonrisa burlona se dibujó en mi rostro - No en vano te odian, Oscuro.

No me dio tiempo a girarme para ver lo que se me venía encima. Un tremedo puñetazo me pilló, arrastrándome más de cinco metros. No estuve antento en aquel momento, pero me serví de los dos pares de costillas para bloquear las cadenas que querían atraparme y hacerme polvo.

- Venga... Un esfuerzo más... - me levanté y vi que la Unholy quedaba a un par de metros de mí. La sombra se dirigía cargando contra mi persona. Con una veloz voltereta, pillé la espada pesada y volví a escaparme de él, además de provocarle otro recorte en la cintura. Desgraciadamente, un me propinó otro golpe y salí volando.

Yacente en el suelo, respiraba dificultosamente y mis ojos desparecieron en las sombras. Me levanté lentamente, enarbolé el espadón con ambas manos y coloqué la punta del filo detrás de mí, casi rozando el suelo. El demonio me miraba, pero no distinguía más que a otro enemigo. Sospeché de lo que me sucedería en el caso en el que que le agrediera severamente. Pero ya el destino estaba sellado y los dos iniciamos la última acometida.

Esta vez, de poco me sirvieron las garras-costillas, pues la cadenas rompieron los dos pares, además de desollarme los hombros y quitarme la armadura de esas partes. Ya a dos metros, esquivé sus titánicos puños.

El corte en diagonal ascendente fue brutal y acaparó todo el pecho de la bestia, la cual cayó de espaldas y se volvió a transformar en una silueta humana, retorciéndose de dolor. Delante de mis pies, unas gotas de sangre salñpicaron el suelo. ¿Me estab muriendo? ¡Por el Oscuro, NO! Antes de incorporarse al completo la sombra, e ignorando el dolor y la razón, solté mi arma y embestí contra mi ''yo'' negro. La fuerza fue suficiente para llevármelo y hacerlo chocar con la pared rocosa. Me agarró con sus negruzcas manos, pero yo le respondí con un cabezazo, haciendo que me soltara nuevamente. Por último, con ambas manos hice un doble puño mortal y le alcancé en el pecho.

La fuerza del ataque, además del intenso dolor y sufrimiento, me hizo perder el equilibrio y salir hacia atrás hasta caer de culo a menos de cinco metros de la sombra. Aún no había terminado, pues tenía energía, así que me llevé las manos al corte que me cruzaba el pecho y me sané pacialmente usando mi magia de paladín. La sombra se afanó en emplear habilidades ofensivas, por lo que no contaría con aquel lujo. Cuando terminé de mitigar el dolor, observé el estado de la sombra para ver si me iba a ofrecer más batalla...

No pasé más de un mes en la superficie cuando ya recibí mi primer encargo. Se trataba de averiguar sobre qué era lo que pasaba en la Isla Prohibida. Recuerdo que fue aquí donde me enseñaron Magia Negra, pero ignoré por completo la malignidad que desprendía semejante sitio.

A la isla llegué volando gracias a la habilidad forjada en en el chaleco que normalmente vestía. El lugar era tenebroso y macabro. Como una especie de infierno en negro y gris. La vegetación lloraba por su ausenci y los silencios acechaban de un momento a otro, como si alguien estuviera esperando para apuñalar a atraición. Sin embargo, no por ello desistí de la misión impuesta.

Al poco de aterrizar, me examiné un poco. Veamos: llevaba las dos katanas desde que me compré la última y mi peine de toda la vida. Crují nudillos: ''Supongo que Oscuro me dará una fiesta de bienvenida de bienvenida..'', pensé.

Súbitamente, en el interior de donde estaba el monolito de piedra (donde supuestamente estaba encerrado Oscuro), se oyeron ruidos extraños. Al parecer, había llegado con cierto retraso y la acción estaba ya teniendo lugar...

Con el ojo avizor, fui corriendo hacia el interior de aquella misteriosa y lóbrega cueva.

Al llegar, vi que había alguien inconsciente. Parecía un guerrero humano. Lo dejé como estaba, pues de pronto, vi que había unas sustancia de tono oscuro volatilizándose en el aire:

- ¡¿Qué diantres...!? - exclamé.

Estaba enfrente de mí y tomaba una forma que se asemejaba a la mía. Se supone que con esta ''cosa'' tenía que batirme en duelo. Adopté la pose de combate y me preparé para recibirlo. ''Fijo que es magia negra. Aquí no hay nada puro...'', por mi mente vagó ese pensamiento.

No tardé en ver que se me aproximaba vollando a una velocidad de 50 km/h, blandiendo katana. Esta vez, iba a estrenar la que adquirí el otro día. El eco del entrechocar metálico batió de un extremo a otro de la cueva. Su fuerza se equiparaba a la mía, pero como tomó impulso, me obligó a derrapar hacia atrás. Con el rostro congestionado por la emoción de un buen duelo individual a muerte, le vociferé aunque no me entendiera:

- ¡Vámonos, negro!

''Hora de testarme a mí mismo'', pensé. Era como si fuera una prueba en la que debiera de superarme, o morir en el intento. La cosa se caldeaba por momentos. La sombra comenzó a enviarme cortes, tajos y giros, todos fáciles de esquivar, puesto que ya sabía más del estilo de katanas.

En una de sus acometidas que salió mal, aproveché para dar el contraataque: una veloz finta en el muslo izquierdo, además de alejarlo de una patada. De repente, sentí molestias y cómo mi muslo, al igual que el suyo, estaba sangrando parcialmente. También me molestaba un poco el vientre hueco. ''Por lo visto, no puedo dañrlo sin hacerme a mí algo...'', deduje. La magia negra me fascinaba cada vez más y quería desarrollarla hasta límites tales de poder hacer esa misma técnica, la de la sombra.

Mi silueta dio un taconazo y se perdió en el suelo. Levanté el vuelo y tuve el tiempo apurado para esquivar su recorte sorpresa por detrás. ''Y usa las mismas habilidades que yo...''.

- ¡Interesante! - expresé en voz alta.

Vi cómo envainaba arma y colocaba la mano en mi dirección, mientras que la otra se posaba en la señuelo. ¡Estaba ejecutando UNHOLY BULLET! Sonreí para mis adentros. La descarga de la ráfaga de energía fue brutal y esta me inundó por completo. Tras unos segundos, la sombra debió haberse sobresaltado un poco al verme sin ningún daño.

- ¡Cómo puedo ser tan idiota! Mi organismo presenta inmunidad frente a la oscuridad y al frío - intenté explicarle. Bueno, en realidad el esupido era él, la silueta.

Y volvimos a discutir con las armas, luchando en el aire. Ninh¡guno daba su brazo a torcer y, de vez en cuando, hacíamos pulsos, sin llegar a nada. Era necesario planear una estrategia, pues yo contaba con los factores: cansancio, gasto mágico e inteligencia.

''Sé que uno de los dos debe morir'', paré su ataque y contraataqué con patada. Mi enemigo sombrío bajó al suelo mientras yo permanecía en el aire, a unos 10 metros de altura.

''Sé que esta sombra tiene mis mismos movimientos y técnicas'', mi silueta ejecutó SHADOW PLAYER y la perdí nuevamente de vista. Los segundos se convertían en mi letal contrarreloj.

''Sé que si le daño, me pasará lo mismo'', se había subido hasta el techo y me atacó desde ahí. Volvimos a chocar armas, pero esta vez, me propinó y yo me choqué contra la pared. Apegué el pié y di un taconazo.

La sombra miró de un lado a otro. Tras tres segundos, aparecí por su lado izquierdo. Nuevo choque de katanas. Desvié la suya y le arremetí un burdo puñetazo en su supuesta cara, al tiempo que sentía como una dura piedra me impactaba en mi rostro. Ya estaba hasta las pelotas de tanto combate aéreo...

''Será mejor poner en marcha algún descabellado plan para legar a matarlo sin matarme...''

Nos quedamos estáticos y de repente vi que mi sombra blandía ambas katanas a la vez. Este, mucho más radical que yo, pensaba ir a por todas... Pues bien, siento decirle que iba a estar a su altura...