Clases vespertinas

-No me subestimes, profesor.


Me sacaba de mis casilla, creñia que yo estab bailando a su son, peor se equivocaba. No iba a permitir que un ridículo demonio me venciera, ni siquiera que se atreviese a faltarme de esa forma.

Sin pausa corrí de nuevo hacia él, pero esta vez iba con la espada en alto y le asesté un golpe superior...

Paró en su ataque para decir algo que apenas me afectó y volver a la carga. Quizá debería ir atacándole y probar su resistencia. A tiempo contemplé que me lanzaba una tajo vertical en descendente.

Esta vez, lo bloqueé colocando la katana a la altura de mi cabeza, en posición paralela a la del suelo. El choque metálico no fue muy fuerte y apenas me ozciló mi hoja respecto de su posición original. Este defensa mía iba con contraataque: como sólo usaba la zurda, cerré la mano diestra en un puño y lo lancé a su estómago...

- Vamos, supongo que no sólo me atacarás con esa espada. Tendrás alguna técnica o estrategia, digo, yo - le espeté en tono airado, pero con una actitud raramente amistosa.

Los humanos, a mi parecer, constituían la raza más débiul, pero dicen que su inteligencia es la más ambiciosa y digna de apreciar. ¿Un humano venciendo a un demonio en un combate cuerpo a cuerpo? Síu, pero únicamente si este hace uso de planes para alterar al demonio...

Cayó en mi trampa el "astuto" demonio. Al golpear mi estómago, la reacción en mi cuerpo fue extender los brazos por el dolor, aunque sufrí un poco por el daño, en ese momento, mientras gozaba de sus minutos de gloria, le arrbate su espada izquierda, que reposaba en la vaina y de una patada le descoloqué de su posición original con una zancadilla, haciendo que se precipitase conta el suelo.

Esgrmí una sonrrisa.

-Te puedes considerar me dio desarmado- le dijo apuntando a su cuello con su propio arma- no insultes mi inteligencia, la resistencia de nuestros cuerpos es similiar y nuestra fuerza, por eso no te pude achantar en la embestida vertical...Pero estrategias me sobran: sabía que solo te centrarías en bloquearme y tratar de golpearme en la zona más evidente, descuidando la posibilidad de que te arrebara tu otra arma. Mírate ahora...

No imaginé el cómo maniobró para birlarme mi otra katana. Este era más rata que las ratas, en mi opinión. Al igual que con los demonios, de los humanos tampoco esperes nada bueno...

Su patada consiguió hacerme caer, y mientras me apuntaba con mi otro arma, daba un discurso más o menos absurdo. En tono neutro, le dije:

- ¿Pero quién es el que sabe manejar katanas? - mi mano izquierda se aferró a la hoja y la fue alejando lentamente. Una ligera lágrima de sangre se dibujó en mi mano, pero obligarla a mover sería ardua tarea para mi rival.

Usando de apoyo la katana sostenida en el aire entre los dos, deslicé trasero y le imité: una zancadilla.

Caí al suelo, de culo, para ser más exactos. Era humillante.
No lpo había visto, pero era de esperar de un ser tan rastrero como un demonio. La caida sólo le sirvió para desequilibrarme, eor aún tenía las armas en mi poder, de modo que rodé hacia atarás y conseguí poerme en pie de nuevo.

-Maldito, esta vez no te saldrás con la tuya.

Con la espada de acero lancé un corte hacia el demonio.

Nos habíamos incorporado casi los dos al mismo tiempo. Bellum Ratonis, como ahora le llamaba yo, rodó hacia atrás y volvió a la carga. Bien, esta vez había que impresionarle una pizca.

Me iba a dar un buen corte, pero yo di un salto por encima de él, aprovechando la propiedad del chaleco y de mi agilidad demoníaca.
Me giré rápidamente hacia él, diciendo:

- ¿En serio? - le repliqué cínico y me preparé para su siguiente ataque.

No es que fuera un lucha por igual, pero yo únicamente buscaba en desarmar su espada inicial. Con la katana podía hasta con ojos cerrados...

Me estaba irritando. Definitivamente, no quería atacarme, sólo se reía de mí como una vulgar marioneta. Mi corazón se llenó de rabia, pero debía permanecer sereno. Dabía calcura toto a la perfección y no dejar ndad al azar.

Lancé un grito de guerra, al aire.

Me lancé contra él asestando un tajo horizontal a su lado derecho, tratando de arrabatarle su arma con su propia katana.

¡Era el humano más osado y ambicioso que había visto en mi vida! Reconozco que su encabronado plan de quitarme la katana fue muy útil, pero en lo demás, hablando de ofensiva, él seguía erre que erre.

Volvía con un corte horizontal. Bueno, se podría decir que los dos fuimos corriendo para chocarnos, pero lo que yo hice fue agacharme, derrapar por suelo de duelo. Alcé la katana en vertical para detener su ataque con mi katana robada. En verdad, era un poco arriesgado lo que iba a hacer: al poco de parar en seco su ataque, aproveché las piernas para impulsarme hacia él. Mientras hacía todo esto, murmuré con el semblante serio:

- Si te empeñas en atacar y atacar... - alcé el puñetazo derecho para ejecutar un gancho en su cogote de pálido enfermizo - ¡acabarás mal!

Bien que su espada podía herirme, pero este ataque mío desestabilizaba de sobremanera a más de uno...

Mi estrategia se desplomó, ¿qué clase de actitud imprudente era esa?

No importaba, tuve que improvisar, el demonio sucida quría quitarme de en medio demasiado pronto. Aprovenchando su posición y haciaendo acopio de toda mi fuerza, atrevesé su puño con la espad, que quedó incrustada en su mano. La fuerza de mi ataque le lanzó por los aires.

Estaba exausto,pero me erguí esgrimiendo la katana de nuevo. Aquel demonio era un loco, pero también una bestia que parecía incansable...

Su contraataque fue encomiable y me hirió parcialmente. Pero... ¡ qué imbécil, por todas los manicomios! Me levanté del suelo y envainé mi katana. Me mordí el labio cuando sacaba su espada. La hinqué en el suelo y, no pude contenerme, solté una risotada. Se me caían hasta las lágrimas:

- Muajajaja, ¡la inteligencia brilla por su ausencia! - ya con el semblante más serio - ¡Idiota! Te has desarmado tú mismo, por ello, has PERDID0. Esto iba a ser un combate entre mi katana y tu espada...

Pero decidí ser mínimamente benevolente con aquel mediocre individuo. Me sacudí la mano herida, saltando gotas de sangre:

- Te daré una última oportunidad, Bel. Ven conmigo - lo llevé al interior de la academia. Tras abrir un pequeña puerta, se descubrieron cubos de fregar, fregonas, cepillos, recogedores - Si quieres el graduado, limpia la estructura principal de esta academia, me refiero a este edificio.

Le pasé una fregna como símbolo de amabilidad y sonreí provocativo.

- Aquí no creo que tengas posibilidad de perder - me aguanté una risa, mordiéndome el labio inferior.

Yo, entre tanto, mw fui a por un libro de mates, para hacer varias operaciones de derivadas e integrales... En verdad, seguía pensando en ese error tan tonot que cometió Bellum Ratonis...

Que descuido por mi parte, epro por un momento vi la luz, creo...creo que recordé algo, quizás era mi psado, no sé...aquel breve instante cuando el demonio reía, cuando dejé mi espada en su mano...algo de eso ocurrió en mi psado.

Perder el combate, lña risa del demonio, era lo de manos.

Dejé el material de limpieza lo antes posible, necesitaba saber de dónde venían aquellos recuerdos...

Limpiaré en otro moneto, de todos modos si se cabrease mi maestro siempre podía herirle alguna que otra parte de su cuerpo.

Había terminado un par de problemas de optimización, cuando noté que el sangrado, a pesar de no ser perjudicial para mi persona, persistía. ''Será mejor buscarse una vendas...'', me dije. Guardé aquellos cuadernos y salí de la pequeña sala de la academia en la que estaba. A Bel apenas le había visto desde que le di la fregona.

En la sección del edificio de sanidad, había un par de cosas y apestaba a clínica que no veas. Me pillé un poco de alcohol etílico 96º y unas vendas. Hora de tratarse el gran pinchazo que me había causado aquel cabroncete.

Me mordí el labio inferior, al sentir cómo escocía la muñeca afectada. Después, enrollé poco más de un metro sobre la muñeca. Dejé las cosas en un sitio y me dispuse a seguir con lo mío, cuando recordé algo... ''No esperes nada bueno de los humanos...''

Fui a ver el punto donde nos separamos y... no estaba! Los útiles de limpieza estban tirados por el suelo y el cubo ni siquiera contenía agua.

Tras recorrer, vi que andaba hacia no sé qué sitio de la academia. Parecía hipnotizado, así que sacudí levemente la cabeza y me acercándome a él por detrás.

Ya cuando estuve a su lado, le recompensé con una colleja que desnucaría a un gato adulto...

- Más te vale que limpies esto... Tu graduado depende de ello, listillo. Si deseas rolear, humildad y empeño en la tarea de hará falta... - le espeté. Con esa altanera actitud suya, no iba a ningún lado, y menos para el roleo por otras zonas...

Noté un fuerte golpe en mi nuca e instintivamente me giré, hallando a mi tutor con una expresión de enfado, debido a mi acto de rebeldía.

Estaba allí, me había seguido a pesar de todo... Me molestó porque su acto interrumpió mis deducciones, pero por otro lado... me recordó otra cosa, algo de mi pasado. Oi una voz en mi cabeza:

No lograrás nada llorando y rendiéndote a la primera...has de tener tesón...


Eran palabras difusas, mas pude entender su significado, el significado de mi psado, y sobre todo caí en la cuenta del hallazgo de la llave del mismo.

Esgrimiendo un perversa sonrridsa le dije a mi maestro:

-Menos guasa demonio, la humildad es para los seres inferiores, pero ya que insistes, acataré tus órdenes por primera y última vez, pero ten presente una cosa: si accedo a volver y realizar tal ridícula tarea, será solamente para que pueda marcharme en busca de poder, para hacerme más fuerte; y entonces un día te retaré como tú lo hicistes y te derrotaré. Entonces tú tendrás que acatar mi voluntad...

Sin darle tiempo a responder regresé a la escuela, y limpié aquellas cochambrosas instilaciones hasta dejarlas más relucientes que el sol de un nuevo día.

Finalmente cedió. También me pronunció un discurso, que al principio me lo tomé a broma. ¿Acatar yo su voluntad? Claro, cuando a las ranas les crezca pelo...

Tras varias horas pasadas, rozando el filo de la noche, fui en pos de Bellum Draconis (o Ratonis, según yo) para entregarle el graduado, materializado en papel. ''Despúes de todo, los humanos como Bel sí sirven... para limpiar'', pensé mientras lo buscaba.

Le encontré al poco, descansando o meditando como antes de darle el collejón. Con voz calmada, comencé a hablar:

- Veo que has hecho un gran trabajo. Tal vez tengas un buen futuro en el asunto de la limpieza. He aquí tu título que te dignifica para rolear por Gold - se lo lancé al vuelo - Ya puedes largarte de este sitio y disfrutar de tus adventuras - para finalizar, una de mis famosas sonrisas demenciales apareció repentinamentre - La próxima vez que nos veamos, blanquito, no me voy a contener...

Me giré y me fui ya a Delork-Kas. Podía tomárse esa última frase como gustara. Daba igual si fuera desafiante, amenaza o en broma. Humanos como él me dieron pié para no confiar en ellos y, si era posible, resolverlo por la mejor manera... un buen combate individual.