Interfectorem el forajido [Libre]

Me senti tentada de coger esas monedas que me estaba dando el demonio que conocí hace dos años, pero pensé "si hay recompensa en esa misión, merecerá más la pena, por no decir que si los acompaño y muero recibiré esto en vano... no me merece la pena". Una vez todo bien pensado, me rasqué la barbilla y dije finalmente.
- Guarda esas monedas, ya habrá tiempo para saldar nuestras deudas- me había fijado en que además mientras hablaba otro si cabe mucho más pálido que Abysso se acercó y le echó en cara al mago ciertas cosas.

- ¿Pobre niña?- dije arqueando una ceja - de pobre tengo poco y de niña menos, así que cuidado conmigo, soy adulta aquí donde me ves, lo que pasa es que tengo un problema de crecimiento- y es que aparentaba unos 16 años en vez de los que realmente tenia. Pero odiaba que me trataran de niña, como si fuera incapaz de hacer algo por mi misma. Pero si debía viajar con ellos, debería mantener las formas, en la medida de lo posible.

Para añadir más, la arquera se acercó y algo me descolocó "hermana mestiza" ¿a quién llamaba mestiza? Yo ya tenía suficiente trauma con ser pequeña como para encima eso... Luego tras comentar algo con el mago, se fueron volando en sus monturas voladoras hacia algún rincón de Gold.
- Mestiza me dice...- dije por lo bajo- ¿bueno que, vamos?
me anime a decir eso, separé mi mano de la empuñadura y propuse la partida inmediata hacia la aventura y así acabar con la charla que me tenía más que aburrida

- Por cierto... ¿de que trata esto?

—Vaya, todo ésto fue muy raro para mí, y soy yo quién lo dice— dije al verlos partir a los buscadores, de seguro ellos querían repartirse la recompensa entre sí, ningún demonio les dará nada bueno a esos jinetes que se ven tan benignos de adentro hacia afuera ¡Ja! vuelen en sus animaluchos que Averno los cocinará con sus vasallos.

En ello se expresó Aly a la cual aún sólo la conocía por 'Aly' y como no se mostraba ofensiva pese a nuestro pasado, bueno, era hora de mejorar la alianza en son de mejorar al equipo, Interfectorem no tendría tanta suerte si lo igualábamos en número, por supuesto, ¡igual sonaba a conformismo sin importar cuánto lo repitiera en mi interior!
—Aly, tienes razón, no podemos perder tiempo, avancemos antes de que algo interesante nos distraiga— comenté buscando qué corceles robar, pero en esa zona no convenía nada de eso, ya había aprendido mucho junto a Azogue frente a Vansell'Tarr, y no daba para seguir entre criminales: en riñas de baja categoría, no con mis nuevas habilidades psíquicas.

En lo que marchamos aún yo seguía examinando por un transporte, les conté todo a mis acompañantes, a "la tripulación". No sólo la misión en sí, sino el pasado de Averno antes de hacerse llamar Interfectorem.
En mi infancia, mi medio hermano fue como un verdadero hermano para mí, no era un lunático perturbado con desequilibrios de ira, supo entenderme aún cuando sucedió la tragedia de mis padres; la única vez que lo vi llorar fue en su juventud, y lloró sangre...

Spoiler:

...Lloró por una humana, tal vez su único romance:

Spoiler:

Luego de ella su demonio puro reapareció con fuerzas, pudo convertirse en el primer demonio puro con compasión pero el Universo le dejó otras puertas para cruzar: ella murió a manos de demonios...

Spoiler:

... su odio creció más allá de otros seres vivos, su mismísima raza a sus ojos ya era plaga; esa aversión y rencor lo llevaron a vagar como un monstruo que buscaba detener la soledad con matanzas, cambiar el afecto que ya no podría recibir por el inmenso temor fácil de sembrar...

Spoiler:

Una vez en la insanidad, cuando ya había acrecentado su poder demoníaco mucho más de lo esperado, ¿y quién diría que la pasión de un romance haría el odio más fuerte que la simple naturaleza infernal en su estado puro? Comenzó a ser la amenaza del rango y clasificación 'Peligroso' dentro de sus zonas en el reino infernal, Delork'kas.

No pude seguir su demencia. Mientras yo perdí algunos años en prisión por crímenes tontos de cómplice, años que usé para no perder la cordura, él perdió la cabeza, usó sus muchos años para convertir sus padecimientos en más poder y más poder e insanidad mental: un círculo vicioso que lo deja como todo un horror a ojos de cualquier forma de sociedad o manual de convivencia mínimo... eso lo lleva a ser visto por algunos como un mesías del Dios Oscuro, un ser divino, y por otros como un agitador sin patria, sin propósitos de unidad... un ácrata, un paria, la mismísima escoria que nadie desea tener cerca.

Estábamos en dirección a la Costa de Fuego, mucho antes de llegar ahí seguramente un campamento estaba creciendo a manos de Averno, al igual que yo siempre usaba la periferia de los reinos para alborotar o hacer desmadres, teníamos que viajar de una punta a la otra, para nuestra suerte un tipo se acercaba en un coche de caballos bastante elegante: claramente iba hacia Jardín de la Paz con alguna entrega, se veía nada humano el conductor ¿un semi-dragon? pues venía del Reino mismo o de la Torre, era obvio...
—Azoxeroth, adivina qué voy a hacer— chistoso le digo a mi camarada demonio; no sabía qué tan belicoso era Bellum: a mis ojos seguía siendo un humano refinado pese a su talento en combate y no lo añadí a la ocurrencia; no quería romper diplomacia con Aly, así que tampoco me animé a jugar con retórica frente a ella que habiéndome devuelto mis monedas [Recupero mis monedas hasta 15] me sentía pero nada a mano, al menos ahora podía caminar junto a ella sin sentir la necesidad de vencerla con mis demostraciones de manipulador (cosa que dejó de ser una adicción cuando conocí al espadachín Azogue, ahora era sólo uno de tantos ocios). El dragón humanoide no tenía ni idea de lo que le sucedería ¡¡Qué divertido...!! pues yo tampoco, ¡la magia de improvisar!

El mago salió de aquel lugar más rapido de lo que había imaginado, mi estratagema no salió como yo había previsto, pero funcionó: se había ido, y su comitiva de encapuchados fue tras él. La cría inpertinenete como no, no pudo contener su lengua y permanecer callada, era demasiado pedir para un ser tan limitado como ella. Mas, al final, consoguió hacer que el grupo se moviese por fin en pos de la misión. Nos lanzamos a la aventura...

Por fin cesaba la tormenta y tras el horizonte surgía un nuevo sol que tenía el cielo de un hermoso color celeste y las nubes se tornaban rosadas.

Mientras caminábamos nuestro anfitrión nos propuso una actividad que en otro momento se me hubiera antojado interesante, pero ahora era ridícula: asaltar a aquella panda de desgraciados...y ¡por el amor de la alquimia!, esa era una actitud propia de seres inferiores, ¡¿cómo pretendía que un ser como yo descendiese al fango para comportarse como un bulgar ladrón de caminos?!
Ni me inmuté, permanecí inmovil esperando a que mis acompañantes hicieran lo propio, ya que ellos podían denigrarse de esa forma. Sería una buena ocasión para ver de qué eran capaces y si verdaderamente eran dignos rivales....

La tripulación de Abysso se fragmentó y los encapuchados se piraron en otra dirección. ''Hummm, a ver si tienen la suerte de toparse con los otros escuadrones de demonios domadores....'', pensé mientras veía a los tres grifos junto con sus jinetes perderse en el horizonte del reino dragón. Antes de salir de Delork-Kas, habíamos formado tres grupos de demonios, con el propósito de ir a estas tierras a domesticar unas bestias que nos eran de utilidad... Parte de ellos llevaban ballestas ligeras y se podría dar el caso de necesitar monturas aladas... como esos grifos.

En fin, dejando a un lado el interés por aquellos batas largas, entre Abysso, Bel, ¿Aly? y yo emprendimos la marcha hacia la localización de Averno. El clima y el tiempo cambiaban a medida que abandonábamos la llanura. En ese lapso de tiempo, me entretuve con la examinación de nuestro cuarteto: por un lado, Abysso con sus tentáculos síquicos serviría a media distancia; Bel ya demostró ciertos dotes en el cuerpo a cuerpo, pero eso no me satisfizo. Esperaba que tuviera más trucos aquel apocado humano, al igual que la chavala de nombre Aly. En ella, lo único que veía era una espada corriente y moliente. Bueno, y en cuanto a mí, el combate con la katana me iba a pelo, pero sentía más atracción por la aplicación de mis nudillos. El lado negativo residía en que nadie manejaba el arco, o que no tenía.

Las nubes se despejaron y el cielo matutino se alzaba sobre nuestras cabezas cuando un pequeño carruaje tirado por caballos paró frente a nosotros. Lo conducía un hombre de aspecto dracónico. Abysso me dirigió la palabra, materializándose en la intención de apropiarse de un transporte que nos permitiera llegar más rápido hasta el medio hermano de mi aliado demoníaco. En mi rostro se esbozó una sonrisa que no mostraba los dientes, pero... al parecer era más de uno. ¿Cómo actuaría Abysso ante esta situación? No me quedaba más remedio que colaborar con él...

El semi-dragón, con las riendas aún sujetadas, nos dirigió la atención con muy buenos modales:

- ¡Apartáos del camino, imbéciles! - unos pocos llevaban armas a dos manos. Contemplé a Bel, al cual veía como paralizado por el miedo abyecto. Deduje que para tomar esos caballos habría que disputárselo con esta gente.

La tensión se mascaba en el ambiente...

Abysso me puso al día sobre la misión. No era lo que me había pensado en un principio, de hecho no creo que ni me lo hubiera imaginado en cien años, aunque tampoco creía que fuera a vivir tanto, por lo que en resumen, no lo habría imaginado nunca... ¡Vaya forma más rara de pensar! Hasta yo misma me liaba en ocasiones con las relaciones que planteaba. Tenía que aprender a poner en orden mi cabeza.

Ibamos caminando a buen paso. Yo me sentía bien, la lluvia había refrescado el ambiente y por experiencia sabía que pronto crecería un ligero manto verde por esos lugares. Podía sentir la vida que cubriría esa tierra que parecía yerma. No hablé en el trayecto que estábamos recorriendo. Al igual que los demás, aunque eso sí, nunca creí que el más locuaz de todos los que me acompañaban fuera Abysso, recordaba que era un poco tunante y engreído, al menos lo que recordaba de hace dos años, pero los otros iban como tumbas. Ni siquiera sabía sus nombres. Bueno, no tenía importancia, menos cosas de las que tener que acordarme. Para mí, no había nada más fácil y útil que decir un "eh tú!", eso serviría.
Para mí sólo los mejores en algo o los que me debían algo eran dignos de ser guardados en mi memoria, eso sí, por motivos bien distintos.

Así seguíamos en silencio cuando oí un carro que iba tirado por caballos. Los cascos golpeaban el suelo embarrado y el barro amortiguaba el ruido de las herraduras contra el suelo. Pero aún así, se oía perfectamente como las bestias pifiaban tranquilas. Al pasar a nuestro lado Abysso hizo un comentario que me hizo plantearme si era necesario perder el tiempo en algo así. Los otros dos permanecieron callados, para variar. El conductor del carro nos exigió que nos apartáramos del camino y nos regaló un insulto. Cuando lo miré comprobé que era un semi- dragón ¡ay que ver lo feos que eran esos mestizos! no se sabía si tenían nariz u hocico. Como permanecíamos en medio y parecía que nada nos iba a hacer cambiar de opinión, los caballos se detuvieron y agitaron las crines para sacudirse el agua acumulada.

Yo me aparté del camino, quería examinar cómo era el carro. Además, me olía que se iba a montar una buena pelea, y no podía permitirme el lujo de dejar el carro solo...Sólo tenía que comprobar por dónde se podía entrar y si había alguien ahí...

—¡Apartáos del camino, imbéciles!— expresó muy amable uno de los que conducía ese carro de caballos. Los corceles alterados no se atreverían a continuar su trote con la persuasiva aura de Azogue, nuestro perfume de azufre; con un paso quedé frente a el par equino delantero que se vieron en necesidad de retroceder un poco empujando al par de atrás...
—Buenas noches amables caballeros, me preguntaba si no les molestaría cedernos en gentileza su vehículo a cambio de no ser desmembrados trozo por trozo, tengan en cuenta este horrible clima y llenen sus corazones de compasión ante nuestra desdichada suerte; me haré responsable de devolvérselo en cuanto se me de la gana y tengan en cuenta que somos un guerrero, dos o tres asesinos y mucha mala vibra.
Tras comentarles con esas palabras contrastadas por majestuoso tono de voz grave y cordial, las cosas se agitaron...

—Malditos sinvergüenzas, seremos simples negociantes ¡Pero no os daremos el brazo a torcer!— respondió en desacuerdo provocando que mi cuerpo sea impulsado por mis negruzcas articulaciones psíquicas las que me propulsaron por encima de los caballos hasta caerles entre medio, con unos simples movimientos cayeron todos del carro (tal vez más que nada por susto) excepto dos: el primero murió como quién es colgado en una horca, pero en vez de soga era mi tentáculo frontal, mas el segundo no pudo escaparse que quedó aprisionado; el color morado comenzó a viajar por el cogote del inmovilizado hasta su rostro, estaba literalmente siendo exprimido desde sus zonas blandas, mi daga en mano era un paralizador que abría heridas en sus tendones cada vez que forcejeaba para liberarse, su asfixia le impedía agonizar pero sus gritos se oían en la pantomima de sus gestos. Sus ojos comenzarían a chorrear más lágrimas que la sangre que brotaría de sus orejas y nariz, al ser tan humano como dragón supuse que sería mayor reto, parecía ser que la falta de aire circulando por sus venas le impedía realizar una transformación que deseaba él (verse como dragón sangre-pura), en cambio su garganta exhalaba humo y no fuego, ¡pero claro! la respiración lo es todo ¿no? Uups...

Entre sus compañeros había dos dragonas en forma humanoide, parecía ser que una de ellas tenía un amorío con él pues ni bien cae del carro y lo observa bajo mis ataduras profiere un quejido muy apasionado, cariñoso y de afecto; no me preocupó virar a ver a los otros cuatro en el suelo porque conocía la sed de Azogue en estos casos, sólo esperaba que ésta fuera más refulgente que su apatía en este raro día, desde que se armó el grupo tan decaído lo veía... tal vez estaba yo con falta de empatía. De última Bellum podría demostrarme que no fue suerte lo sucedido entre simples borrachos y piratas y contrabandistas, ¡y demás escoria olorosa!
Extrañaba la sangre de dragón en mi plateada.

OFF ROL: Bueno chicos/as, este será mi último post anter de irme de vacaciones, creo que será el último. En fin, espero con ansias mi regreso para ver como encaminaís el hilo del asunto....

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Las cosas no podían ir a peor. La evolución de los acontecimientos dejaba más que clara una cosa: a este paso no ibamos, en la vida, a alcanzar a ese tal Interfectorem. Quería acabar con su vida, destriparle y utilizar sus vísceras como el fruto de mi vida, pero con aquella comitiva no lo lograría. Sólo retrasaban aquel celestial momento, me retrasaban a mí.

Gracias a nuestro anfitrión ya tenía suficiente información sobre ese Interfectorem, de modo que sólo debía buscarle y acabar con él. De esa forma tendría su cabeza y con ella podría ofrecerla al mejor postor.

Las cosas se torcieron y la pelea se convirtió en una lucha sangrienta, mi anfitrión cada vez se veía asediado por más enemigos, no pude evitar preguntarme cuánta gente podría caber en un vehiculo de ese tamaño.
Esa era mi oportunidad, mientras se cebaban con la tripulación decidí subirme al carruaje, pegé un salto a la parte delantera y allí hallé a la espía mestiza que nos acompañaba, enfrascada en una ardua tarea por devalijar el vehiculo.

-Pobre diablo- pensé

De una patada la tiré del carruaje y cayó estrepitósamente sobre el suelo perpleja por lo ocurrido. Sin más demora, espolié las riendas de los caballos, que raudos cual centella galoparon por el camino.

Hice un gesto con la mano despidiéndome de mis antiguos camaradas. ¿Quién sabe, quizás algún día nos volvamos a ver?

La acción dio lugar en cuanto Abysso maniobró con sus horrendos tentáculos. Me desentendí al completo de mis supuestps aliados, ignorando que Aly y Bel se quedaran como pasmarotes. En cuanto Abysso dejó a cuatro tirados por ahí, mi medidor de amenaza me sugería pasar manos a la obra de inmediato. Y así lo hice...

Al que tenía más cerca le pilló sin previo aviso un rodillazo que le descolocó la mandíbula de su posición original. Además, tuve la suerte de que el golpe fue tan certero que le produjo una aguda tortícolis, dejándole a la vez fuera de combate, es decir, K.O. los otros ya echaban manos a sus armas: un espadón, una maza y un hacha de berserker.

Advertí a tiempo que el del hacha y de la espada pesada e iban a aplastar cual cucaracha. A esto respondí bloqueando ambos tajos verticales en descendente interponiendo mi katana de plata. El entrechocar metálico se fusionó con los gritos de guerra de aquellos reptilianos individuos. Pero aún faltaba el de la maza: iba a arrancarme la cabeza con su contundente arma, pero yo volví a bloquear usando mi antebrazo zurdo, mientras que sostenía férreamente a los otros dos que aplicaban esfuerzo.

Maniobrando con las rodillas, alejé a los tres trolazos y practiqué un severo corte en el vientre de armado de hacha. Al situarme atrás suya, le dirigí un codazo en la nuca para que perdiese temporalmente la conciencia. Me tuve que agachar para eludir el tajo horizontal del espadón. Estaban dando la lata, pero a base de bien.

No supe qué hicieron mis compañeros de juegos, pero Abysso estaba enfrascado jugando a la pesca de presas. De Aly no tenía zorra idea, pues no la veía de momento. La sorpresa llegó cuando el cabrón de Bellum despejó el carruaje y se largó sin aporatr ningún argumento sólido que lo redimiese. Hasta se despedía y todo... le contesté cerrando el puño y levantando el dedo corazón, en forma de gesto obsceno. ''Nota mental: los humanos fallan en el último momento...'', pensé vagamente.

El de la maza y el del espadón volvían a acecharme, esta vez, uno por cada lado. Como me venían con esas, me tiré apor el de la maza. Sí, chocamos armas, pero yo reaccioné antes y le hice un corte en los bajos, concretamente, en el muslo. Perdió el equilibrio y aproveché para darle un burdo puñetazo en el careto para apartarlo de mi vista.

Acto seguido, me encaré con el rival del espadón... mantenía una actitud neutra en los combates, con alguna que otra amplia sonrisa, pero nunca me dejaba cegar por los sentimientos en este momento tan bélico. Me cercioré del entorno para ver que nada nos impedía contendir a mí y a ese espadachín del tres al cuarto...

Después de la tarea que me había costado lograr entrar para atacar desde dentro, no sé qué pensaría el humano falto de hemoglobina que me echó del carro,... no sólo eso, si no que además se despedía con la mano, bueno allá él,... había identificado huevos de algo y no me hubiera gustado comprobar si eran la comida o los hijos... o las mascotas... Para él todas. Y una cosa más, a los caballos les costó avanzar en un principio y no me extraña el demonio Abysso había usado sus maravillosos e inolvidables patas de pulpo de las que una vez tuve que huir y los caballos estaban asustados. Eso me permitió ganar tiempo para sacar el arco, coger una de mis flechas apuntar y disparar a la única parte que podía ver del la linterna que era ese humano en la noche. Disparé y le acerté en el hombro.

- La próxima vez te lo pensarás dos veces- dije entre dientes mientras me colocaba el arco de nuevo y sacaba mi espada corta. Escupí, ese hombre que se alejaba ahora y que de seguro se estaba cagando en mis muertos me recordaba el último desgraciado que tuve como cuidador, y había encendido mi ira.
Como si yo hubiera tenido algo que ver en esa pelea tan desorganizada más propia de una taberna que de una banda asaltante de caminos una mujer semi dragon vino hacia mi, parecía más mayor que yo pero no era vieja. Sería por la sangre dragona que recurría por sus venas. Venía directa hacia a mi con lo que parecía...¿un machete de cocina? Eso no era un adversario digno para mi.
Repelí varios de sus ataques y luego le propiné una patada contra un árbol. La pobre quedó inconsciente y cayó al suelo. De verdad que odiaba tener que hacer eso, más habiendo sufrido esos mismos daños en el pasado.

Creí que no tendría que volver a entablar combate... ERROR, me había dado la vuelta y me había acercado a la mujer para comprobar que respiraba, que no la habíamatado y cuando me agaché frente al árbol donde yacía su cuerpo inmóvil no me dió no tiemo de rozarla porque unas manos escamosas me agarraron por los brazos impidiendo que los moviera y lo que fue peor, me obligó a soltar la espada. Gracias a mi posición frente al árbol y a mi flexibilidad y agilidad (que compensaba por la falta de fuerza para un combate más bestia), apoyé mis piernas en la corteza, y tomé impulso con las piernas para golpear con mi cabeza la nariz del que me tenía sujeta con toda la fuerza que pudiera y éste se llevó una mano donde había recibido el golpe segundos antes, esto me permitió darmela vuelta rápidamente, agarrarle por el cuello, soltar mi otro brazo, golpearle en la rodilla desde atrás y postrarle. Coloqué mis brazos en triángulo alrededor de su cuello y realicé un giro en seco que termino con un "crac".
Deseché al híbrido a un lado del cuerpo de la otra y pude comprobar que seguía viva. Recuperé mi espada y permanecí a la espera de otro posible enemigo, hasta entonces, no intervendría. Odiaba a los asaltantes y me negaba a hacer el daño que me causaron a otros. Los demonios que hicieran lo que quisieran. Estábamos perdiendo un tiempo precioso.

Tronó, empezó a llover de nuevo...

La "tripulación" estaba comenzando a caerme bien, entonces fue cuando Bellum aprovechó el desbarajuste y me tiró del carruaje salvándole la vida a mi oponente que se había desmayado. El humano escapó saludando socarrón y al menos para mi consuelo su desleal accionar fue a temprana oportunidad, si hubiera sido en una situación de verdadero peligro en cólera hubiese plantado juramento de venganza.

Rivales derrotados, ¿y para qué? ahora no teníamos transporte, debíamos seguir a pie, el combate llegó a su final y me sentí un tonto frente a mis acompañantes: provoqué un conflicto en vano, ¡pero bueno! entre Azoxeroth y yo estaba claro que fue una divertida excusa y este tipo de cosas no podemos negarnosla cada tanto, si no había de ellas yo debía recurrir a relajarme y meditar para vencer mis impulsos infernales.

—Fue un gusto compartir esta escaramuza con ustedes, Alywe, Azoxeroth, fue sin dudas un recreo necesario ¿no creen? no sólo tengo bocadillos para el viaje sino que ahora ya sabemos qué tipo de aliado hubiera sido ese amaricado oportunista...— expuse aún en sosiego tal declaración, para así continuar a pie. Parecía ser que le quedaba poca agua a las nubes y pronto la veleidosa lluvia terminaría su inconsecuente conducta; yo esperaba que acabara.
—... pero cambiando de tema, Alywe ¿no quieres que te preste mis túnicas? no me sirve un aliado resfriado y, como ya antes te habías enfermado por nuestra culpa, te lo debo ¿no?— articulé el comentario para el camino, ya veía que la lealtad no venía con los míos hoy y, no podía seguir perdiendo gente, de todas formas como frío cálculo no podía sonar a lo que se lo expresé como un sensible caritativo que buscaba redención y perdón.

Al menos esa pelea contra inocentes sin experiencia en luchar había cambiado el humor de Azoxeroth, ya no le veía ese gesto de inapetente hastiado sin alma, aunque era difícil saber qué cruzaba por su sesera: sabía esconder bien las emociones y por lo general lo notaba mesurado, es todo un enigma así sea un eterno camarada y tal vez era eso lo que le colocaba lo cautivador... de hecho, de no ser mi madre a nadie más le conté tanto de mi como a él, ya lo había usado de confesionario más de una vez y, si no me ha decapitado aún es porque debo caerle como un chiste pero de los buenos.
—El Reino no queda muy lejos de aquí, tal vez encontremos algún transporte en breve.

"Diez jinetes fluían con el viento, cuatro eran demonios,
los ojos del caudillo infernal eran vacíos
y revelaban ardiente detrimento mental
En animales semejantes a caballos iban como uno,
no por convicción, ni esperando un premio
mas pavor era el motor de nueve voluntades
y el Reino no los esperaba con las puertas abiertas..."

Escribía un trovador que seguía los pasos de quien había llenado de prosas su inspiración, sabía ahora de un tal Averno, un demonio en armadura que podía convertirse en su tumba, pero su apasionada obra no abandonaría, como historiador pretendía quedar en la crónica de algo que logró advertir y notar. Sus estrofas ahí no terminan, pronto de él sabrán más y más.

El choque de espadas se produjo a la vez que unas pequeñas gotas decayeron en el sendero. Ese tipejo no tenía ninguna oportunidad contra mí: advirtió incrédulo mi fuerza sin parangón, puesto que que yo sólo usaba la diestra, mientras que él enarbolaba el espadón con ambas manos. Además, su descomunal hoja era algo lenta en el manejo y tomé aquella sutil ventaja.

Sus movimientos eran tan aparatosos que bastaba un simple retroceso o rodar en lateral para esquivar sus ataques. En cuanto a fuerza, ahí sí que tenía cierto punto a su favor, pero muy limitado debido a que con quien combatía era conmigo: un demonio de hielo de las salvajes montañas. Sin embargo, no todo era un camino de rosas...

Abysso estaba diciendo no sé qué de un agraddecimiento. Al poco de retroceder de un tajo en descendente parte-cráneos, le espeté:

- ¿A eso llamas habilidad con espadones? Pues no tienes ni zorra idea de... UNGH - sentí una fuerte punzada de dolor. Alguien hincó una daga en mi costado derecho. Instintivamente, mi brazo izquierdo se fue hacia atrás palpando el antebrazo un cuello escamoso (me daba igual si era un amigo o un enemigo). Ahora sabría lo que pasaba con las puñaladas traperas. Una vez atrapada, su cabeza tocaba mi espalda. Apenas podía movilizar su cabeza aquella desdichada mujer semi-dragón (por la cabellera y el chillido que soltó la reconocí). Percibí que el de la espada pesada me iba a rebanar el pescuezo, pues me lanzó un tajo horizontal.

Como respuesta, me agaché y me evadí casi por los pelos de ser decapitado. Allí, practiqué un rápido corte en su rodilla. La tía seguía gimiendo y dándome ligeros golpes en la espalda. Mi mano se aferró a su pelo y saltó hacia la derecha. La mujer cayó de bruces y el tipo del espadón se giró de nuevo, quejoso por el corte de la rodilla izquierda.

La mujer aulló aún más cuando su pelo se vio más estirado, pues apliqué esfuerzo para arrojarla hacia el de la espada pesada. Él la pilló con una mano. Estaban los dos juntos y no tuvieron tiempo de salvarse. ''A ver si os gusta el dicho de matar dos pájaros de un tiro...'', mi mente ya había formado su modo de muerte. Apenas medía el dolor provocado por la daga clavada.

Me dirigí a toda pastilla hacia ellos y, de repente... la hoja, tras atravesar la espalda de la mujer, sobresalió por el lomo del sujeto del espadón. Y los dos se manifestaron de forma diferente: la semidragona soltó un débil gemido mientras que el hombre soltó arma y bocanada de aire. De un patadón los saqué de mi hoja de katana. Ya estaban listos de papeles, es decir, muertos.

Mi mano izquierda se fue hacia el costado. Rechiné dientes al quitarme la daga ensangrentada y luego de tirar esta, limpié sobre los ropajes de os cadáveres el filo de la katana. ''Maldita golfa. ¿Cómo se atreve a mancharme el chaleco?. Bueno, al menos esta herida se cerrará pronto'', haría falta algo más que un arma blanca corta como para producirme una lesión notable. Lo que más preocupaba en esos momentos fue que el chaleco tenía una mancha de color rojo oscuro. La herida sólo escocía, pero eso poco importaba para un ser demoníaco como yo.

Envainé katana y me dirigí hacia Abysso y la conocida como Aly o Alywe...

Me había entretenido en atar cabos para evitar que la mujer que ahora estaba inconsciente se despertara y me atacara por la espalda, un error era suficiente por hoy. Pero me aseguré de que cuando despertara al menos pudiera liberarse de sus ataduras. No quería dangre inocente que manchara mis manos.
Después, muy feliz por el fortuito encuentro acabado en masacre Abysso nos dio las gracias, parecía reconfortado, pero qué podía esperar de ese tipo de criaturas. Ni por muy mala que fuera llegaría a esos límites, y la verdad prefería tener algo de honor, si es que mi diccionario aún admitía esa palabra. Igual al terminar esta misión cualquier resquicio de honor quedaría eliminado de mi ser.

El otro demonio del cuál aún no sabía el nombre, había resultado herido, pero era su pelea y no parecía necesitar ayuda, tampoco se la iba a dar, que lo hiciera su compañero demonio. Pero al menos le dirigí unas palabras:

- Espero que tu herida no sea un problema para continuar el viaje- hice una pausa- por cierto, llámame Aly y... ¿cuál es tu nombre? Me da igual si te lo inventas, pero necesito llamarte por algún nombre.

Luego me acerqué a Abysso y deseché lo más educadamente que pude su gesto de cortesía con un gesto con la mano - voy mejor pertrechada que aquella vez, no me resfriaré, me siento bastante bien- inspiré profundamente- huele a tierra mojada y a verde...- aunque no había mucho verde, apenas un poco de mantillo tímido que asomaba, pero lo olía como si estuviera alto y fuerte.

Seguí el camino hacia delante, no pude evitar agacharme a comprobar las marcas de ruedas que había dejado el otro ladrón al huir con la carreta - y luego la ratera soy yo, creo que debe aprender a distinguir- dije seria. Me puse en pie de nuevo y dije- si los señores del infierno han acabado podemos proseguir, o al final esos magos blancos llegarán antes y se acabó lo que se daba.- y sin más dilación me puse a caminar hacia delante.

La pelea pese a lo que creería un mago Blanco había ayudado a entablar alguna especie de vínculo entre Azoxeroth y la pequeña, parecía ser que para mejor llamarla "Aly" era un buen comienzo.

La joven estaba entusiasmada por llegar antes que los Buscadores, creo que hasta más que yo, era hora de contener mis impulsos de asesino por cada vez que se nos cruzaran inocentes e iniciar una marcha en estado de meditación, así en relajado recorrer podríamos progresar con pertinencia.

—Les aviso desde ahora que cuando estemos a cuatrocientos hombres de distancia o menos del objetivo, yo sabré hallarlo, pero él también a nosotros, heredamos el mismo don psíquico y siempre que nos encontramos cerca sentimos un pequeño zumbido en el cráneo, es como si estuviéramos unidos espiritualmente, lástima que nuestra destinada grandeza fraternal fue dividida por caminos distintos de la vida— esclarecí aportando nueva información, a medida que se hacía menos comprometido el viaje en grupo no me cabrían dudas de exponer más sobre el tema, era indispensable por razones obvias: Averno tenía mayor poder de persuasión que yo para reclutar gente, así sea que sus acompañantes no fueran a serle fieles, por miedo o personalidad insegura cualquiera le obedecía... Yo confiaba en los míos, pocos pero vigorosos,
¿o no? vaya confianza.

Me palpé una vez más la herida, que poco a poco dejaba de escocer y pasaba a ser un sencillo picoteo. El resultado del combate acabó en victoria para el trío de la A (Alywe, Abysso y Azogue). Comprobé si estaban todos bien tiesos antes de iniciar cualquier diálogo con alguno de mis camaradas. Bueno, al menos Bel se largó con un regalo por parte de esa chavala, lo que me hizo un poco de gracia y me dejó parcialmente satisfecho por su traicionera escapada de rata de alcantarilla.

Posteriormente, me giré hacia la conocida como Aly, con la finalidad de presentarme. Y eso que apenas abrí la boca para decirle algo. Aunque me pareció divertido eso de que mencionara la herida como problema, no tuve reparos a la hora de mirarle a los ojos y resumir mi contestación en seis letracas:

- Azogue - en el tono no varié nada, ni muy agradable ni muy malicioso, tan neutro e imparcial como un juez.

Tras eso, Aly ya se puso en camino y Abysso nos informaba de su captor, mi exaliado demoníaco Averno. Íbamos andando hacia no sé dónde, pero me tranquilizó saber que Abysso usaría su habilidad síquica ligada a la de su hermana para interceptarse y, como consecuencia, interactuar... Me pregunté qué tipo de relación entablarían estos dos cuando se reunieran. Iba a probar meditar acerca de esto cuando mi mente se rebeló contra mí...

''¿Por qué cojones debes averiguar lo que tienen planeado? ¿No ves que está más claro que el agua que Abysso anhela reencontrarse con Averno por motivos relacionados con el interés de un hermano de obtener cierto beneficio del otro? ¿De verdad crees que ''alquiló'' una maldita tripulación sólo para que se saluden? ¡Deja los juegos de detectives, que pa'esto tú no sirves, carajo! Así que cierra el pico y acicálate un poco...'', no tardé en echar mano al peine y empezar a alisarme el flequillo mientras caminábamos por esta ajetreada mañana.

Supuse que si los hermanos eran más o menos parecidos, entonces Averno también llevaría su propia ''tripulación''...

El otro demonio ya se había presentado. Sonó sincero, así que me dió la impresión de que era realmente su verdadero nombre y sino, al menos una versión pronunciable para el resto de mortales que no éramos demonios, lo cual era un detalle porque aborrecía a los pedantes y que intentaban humillar a la mínima con cualquier chorrada.

El camino que quedaba por recorrer era largo y el sol empezaba a despuntar en el este. Los primeros rayos de sol de un nuevo día, un nuevo día que no podrán ya ver los comerciantes que tuvieron la desgracia de cruzarse con un par de demonios y un humano vacíos de sentimientos y conmigo, que nunca quise hacerles daó y al final acabé atando a una mujer inconsciente a un árbol y matando a lo que parecía que podría haber sido su pareja o familia. En esos momentos el estómago se me hizo un nudo, sentía asco de mi misma. ¿Cómo había podido llegar a hacer algo así?

Toqué mi amuleto de Calsun,... sólo mi dios podría protegerme, si es que seguía mereciendo su protección después de eso...

A lo que asesinábamos el rumbo frente a lo que parecía ser la zona destinada se me antojó cantar en Lengua Oscura una canción motivadora combinándola con el idioma básico de Gold para que se entendiera una pizca de ella, aún sin música o letra yo recordaba esa melodía que sólo instrumentos de Delork'kas podían ofrecer...

—¡Ya cállate orate!— gritome uno de mal humor al oirme cuando pasaba cerca con mis pares, para su suerte estaba de un buen humor extraño en el que no se me apeteció responderle en ninguna forma, pero ya me había perdido de la letra, ¡fastidiosa distracción!
--Transcurrió el tiempo--
Con eventualidad arribábamos a... un momento... ese paisaje no era del Reino... no... ¿¡Dónde demonios estábamos!?

Los nubarrones volvían a la carga, pero nosotros marchábamos sin duda y con el corazón henchido de... bueno, de ganas de encontrar a Averno, el hermano de nuestro capitán tripulante. Conforme dejábamos atrás, me fijaba en que el paisaje se volvía yermo y desolado por la escasez. Abysso, por un lado, se puso a canturrear como si estuvera totalmente tranquilico; Alywe seguía caminando, insmiscuida en sus quién sabe humanos pensamientos...

Yo seguía a mi bola: terminé de peinarme y guardé el útil. Repaso de la historieta: una ''tripulación'' debía encontrar a un demonio. Esa tripulación conformaba antes a casi siete componentes, pero únicamente tres llegaron hasta aquí.

A lo lejos, se encontraban unas estructuras derruidas, señal de que ya habíamos abandonado Llanura de Fuego... ''Nota Mental: El reino dragón es conocido por su inestable clima'', me dije para mis adentros mientras unas nubes de color gris inundaban el techo de Gold...