explorando la selva, cuidado con los bichos ¿Quien se atreve? Ow< (libre, pero que se una alguien, please >.<)

Mientras avanzo por la selva escuchando el fluir del agua, el vuelo acelerado de los insectos, el piar de algunas aves y al mismo tiempo voy esquivando plantas, voy fijándome bien en lo que me rodea, es la primera vez que veo tanta vida junta, es una naturaleza salvaje y aterradora, que no por ello deja de ser bella, plantas de tamaños inimaginables, y colores tan diversos como tonalidades se llegan a reflejar en el agua se esparcen por todos lados, impregnan mi vista y hacen que me atarante, no logro saber si debo ir hacia un lado o hacia otro y aunque siento que mientras pueda contemplar esa belleza me da igual también se que es importante, es una misión de mi reino, investigar los nuevos lugares que han llegado a Gold, recabar información y llevar el informe a la biblioteca del palacio, no se como manejarme en este lugar, no es un bosque ni una montaña, ni siquiera el océano, es algo completamente nuevo, y debo aprender a adaptarme pronto, no se que me espera y no quiero morir tan joven. Tras apartar una enorme hoja de mi camino, llego a un lugar por fin tranquilo y con escasa vegetación, no obstante no es nula, descargo mi mochila con provisiones y cuando estoy por dejar también el arco y las flechas para sentarme y descansar escucho algo a mis espaldas, rápidamente cargo el arco y apunto al sonido, esperando alerta que es lo que saldrá de allí.

No era de andar muy distraído, es que fue tan mala elección visitar esta jungla... ¡Aya'yay que siempre me la busco! El aburrimiento me lleva a meterme en cada lío que, no sé que tan joven pretendo morir, tal vez la muerte me odia; me la he pasado por el Mar Prohibido escapando de una tripulación de piratas y no había en ese entonces mejor lugar que una selva para perderlos, ¿quién iba a considerar en mi situación que también además de perderlos me perdería a mí mismo?
—¿Cómo rayos puede alguien orientarse en este océano de plantas y mugre viviente?

En mi inestable rumbo resulta que traspaso algo de espesura vegetal y cuando mi cuerpo se libera del tramo de densa flora alzo mi mirada al frente, el sonido de tirantez me era conocido y lo veo... una punta, una flecha, un arco, una amenaza, —¡Un momento!— me dije y al verla me pareció conocida en ese pestañear, pero estaba un poco cegado por la sorpresa y por las dudas me arrodillé cubriendo mi cara con las manos:
—¡Está bien, me tienes, me rindo!
Sabía yo lo muy criminal que era visto en muchas partes, tenía que prevenir una herida grave, en especial si esta arquera estaba relacionada con los piratas ... mi nuevo trauma.

-Abysso!- exclame al distinguir a quien acababa de aparecer ante mis ojos. bajé el arco y me acerqué a él para tenderle la mano y ayudarle a levantarse, aun no acababa de confiar en él, pero tampoco tenía pruebas de nada y en ese momento en un lugar recóndito, necesitaba un aliado- qué haces aquí?- le pregunté ayudándole a levantarse.

La espesura de la selva dejó de atraer mi atención aunque seguí escuchando, previsora, por si alguien o algo más parecía de repente, no era cuestión de dejarse llevar por la euforia de un reencuentro, al menos no en un lugar desconocido. seguí esperando su respuesta y cuando la obtuve me expliqué yo:

-Yo estoy recogiendo información para el reino-expliqué sonriente- me acompañas? este lugar es peligroso si se va solo. No es que me haya sucedido nada, pero es algo nuevo, y más vale prevenir que curar- seguí hablando.- Antes de seguir quieres comer algo? llevo provisiones en mi mochila y así me da tiempo a escribir algunas notas, pero no te preocupes, no tardaremos en seguir avanzando, te parece?

Esperé a escuchar su respuesta para hacer lo que mejor le pareciese, al fin y al cabo parecía un poco alterado, aunque claro, lo había recibido a punta de flecha, era lógico que lo estuviese.

Para mi suerte era la elfa con la que una vez me topé, mi retirada prematura de aquella aventura había dejado las cosas bastante neutrales con ella, o eso creía yo; acontecimientos inesperados y de índole personal me convirtieron en una especie de desertor aquél día pero por suerte nadie lo sospechó así...
—Qué haces aquí?— preguntó dándome una mano para que me pusiera de pie, parecía ser que su bondad natural revelaba mi oportunidad de una benévola relación (al menos temporal) que sin dudas sería útil en tal contexto. No podía decirle la verdad, así que respondí algo fácil de creer, un porqué desinteresado:
—Estaba en una misión de acompañante y cuando la completé comencé a perderme en esta selva, creí que sabría regresar pero... la verdad no valió el oro que recibí.

—Yo estoy recogiendo información para el reino ¿me acompañas? este lugar es peligroso si se va solo. No es que me haya sucedido nada, pero es algo nuevo, y más vale prevenir que curar— me explicó su circunstancia con docilidad y confianza, ¿cómo negarme a tal ademán? le asentí con la cabeza mientras ella añadía si antes de comenzar me apetecía alimentarme...
—No, descuida, estoy bien— le expreso cordial la negativa aunque casi escupía el "por supuesto", de hecho me convenía que no supiera mi forma de alimentación, yo exprimía la vitalidad de los seres vivos y ella como elfa tenía la Luz en su aura que tentaba mi hambre; Alanna era mi única aliada en ese laberinto de ecología, así que por mis instintos de baja categoría no la debía perder.

En ello unas enredaderas como brazos comenzaron a rodear mis piernas hasta por encima de la rodilla, con mis manos quise quitarlas pero entonces noté que tenía otras tomando mis muñecas, ¡pero claro! eso que venía cortando y pateando para atravesar la espesura vegetal era nada común, esas verdes extremidades eran de una planta devoradora: en Delork-kas les llamaban Morr'das por sus enormes cabezas que digieren a sus víctimas con vida tragándolas con ayuda de tentáculos...
—Oye Alanna, ¿esta Cosa viene contigo?— expresé calmado aunque asustándome ¡Otra perturbación más, como un desencadenamiento que hacía combinación con la sorpresa de encontrarme con la exploradora! Si había algo que debía aprender de los elfos como ella, era a respetar la naturaleza, en esta jungla de la que no conocía nada estas cosas me venían sucediendo por inconsciente; estaba tan agotado de huir de los piratas que mis poderes psíquicos no estaban ayudándome, si este monstruo me tragaba tendría que abrirlo con mi daga desde adentro cuando soltara mis antebrazos.

Tras escuchar su respuesta me fui a guardar la libreta en la que iba apuntando toda la información que recogía de esa espesura, cuando escuché que Abysso me llamaba.

-A qué te refieres? hoy no he traído a Luna, y no hay nadie...- me asombré al ver a lo que e refería, una extraña planta empezaba a enredarse en sus piernas, parecía no poder hacer nada, ¿estaría cansado? cargué mi mochila y me acerqué corriendo, no quería dañar la planta ni a Abysso así que no usé ningún arma simplemente comencé a hacer fuerza con las manos, usando algo de magia intentando sacar de allí a mi nuevo compañero.-por favor, funciona...- deseé entre murmullos, parecía que mi técnica funcionaba cuando la planta comenzó a aflojar, pero solo para con otra rama cogerme a mi de la cintura y alzarme un poco del suelo- esto me pasa por estúpida-dije en voz alta, cogiendo una flecha del carcaj y apuñalando literalmente a la planta que me sostenía.

en una de las puñaladas me clave mi propia flecha, pero la herida no era profunda, por lo que seguí haciéndolo hasta que me soltó, me hice varios rasguños superficiales comparados con la herida, que ahora me sangraba con bastante fuerza, lancé un rayo a las raíces que sostenían a Abysso que lo soltaron marchándose con rapidez asustadas.

-Vamos!!!- le grite mientras me aplicaba algo de magia en la herida para cerrarla y empezaba a correr, ya me la curaría bien cuando tuviésemos tiempo.

Para mi buena suerte ella supo quitarla de encima mío, no tenía que esperar a estar en la boca para comenzar a acuchillar; me asombró verla sorprendida, creí que como elfa esto no sería nada, ahora estaba claro que como yo ella estaba en un lugar jamás explorado... eso asustaba un tanto y poco.
—Gracias Alanna...— expresé cuando concluimos la huida colocando momentaneamente mi mano en su hombro y estabilizando la respiración agitada (corría rápido la heroína con libreta).

—...estas cosas me vienen pasando seguido, no fue mi intención meterte en esa sit... ¿estás herida?
Denoté que al procurar auxiliarme algo le había sucedido, al menos ahora estábamos en otra sección de esa zona sin tanta espesura. El aroma de su sangre potenciaba el sabor de ese aura luminoso que tentaba mis sentidos del gusto y el olfato, aún así podía recuperarme de la fatiga sin necesidad de mostrarle mi inconveniente manera de alimentación aunque tardara más; tal vez si le preguntaba más sobre su misión allí desviaría mis impuros pensamientos lo suficiente para encontrar otro sustento... y ni que hablar, en última instancia a estas alturas estaba muy débil como para abalanzarme sobre un elfo de su altura.

Yo no sabía curar, no sabía de medicina, estaba acostumbrado a lastimar y dañar, esta no era una ocasión como para manipular, tarde o temprano sabía que debía confesarle alguna cosa porque estábamos temporalmente aliados a la situación: como obra del destino o efecto dominó del Cosmos era la segunda vez que nos hilábamos a algo en común, de seguro el universo estaba tratando de enriquecerme de otras formas con este encuentro ¿¡Cómo saberlo!? pero bueno, todo sea por avanzar junto a un experto en naturaleza, una elfa, una guía, y evitar a mis perseguidores lo necesario.

''¿Así que Degorat, eh?'', había dicho antes de adentrarme en una zona abundantemente frondosa. Hace poco, unos captores se presentaron en palacio de Delork-Kas, con nuevas de sus reconocimientos y exploraciones. Al parecer, habían dado con una nueva región, salvaje, según ellos. Nadie prestó interés, salvo yo y el Señor del Submundo. Este me dijo que tendría una pequeña recompensa en forma de una nueva súcubo contratada en mi torre de Señor del Caos. A esto fui incapaz de negarme...

Bueno, volviendo al tema, ya estaba metido en el corazón de aquella fastuosa natura. Iba a paso tranquilo y acompasado, mientras sacaba conclusiones de tipo ''primera vista'': Flora descomunal e inservible de momento. Sin hallazgo de ningún fruto interesante... Humedad alta, propensa a elevar temperaturas... Fauna: nula... o más bien debería decir escasa y paranormal.

Tras sortear unas anchas hojas que me impedían la vista, un molesto zumbido se escuchó en el aire. Me elevé por encima de los árboles (gracias a la habilidad forjada en mi chaleco) para comprobar su origen y casi acto seguido, un moscardón de considerable envergadura chocó conmigo. Me vio como una especie de insecto-amenaza y fue al ataque con sus mugrientas patas. Reaccioné con antelación, me subí ligeramente más y, utilizando la mano, le arranqué una de sus traslúcidas alas. Su zumbido se hizo menor a medida que la distancia entre ella y yo se hacía mayor. Un nuevo dato se añadió a la ecuación: la fauna es mayor en esta región y más agresiva por lo que vi...

''¿Por aire o por tierra?'', me interrogué mientras estaba colgado en el aire. Estuve casi diez segundos allí, hasta que decidí tomar el trayecto terrestre. Así llamaría menos la atención. En fin, dejando el tema del estudio, procedí a descubrir los paisajes y la orografía de esta alocada selva.

La mala fortuna, que no se cansaba de perseguirme, me regaló otro contratiempo: unas matas se enrollaban en torno a mi pierna izquierda. Me podía mover, pero cada vez más lentamente. No quedó más remedio que dispararme a la pierna un puñado de proyectiles oscuros (apenas me afectó), para despejarme esas pegajosas lianas. ''Hummm, un poco de remodelación y servirá como acuartelamiento para los infernales''.

Pero mi labor era simplemente explorar, nada más que eso. ¿Y no había nadie más aquí salvo esas monstruosidades? Bueno, ya veremos. Por ahora, sólo pasear, cortar césped y usar mi matamoscas...

Llegamos a un lugar en el cual descansar y me senté en el suelo cansada de correr, la herida se me había reabierto, empecé a aplicar algo de mi magia blanca mientras recuperaba la respiración y le contestaba a Abysso:

-Si, me lo he hecho al intentar soltarme, pero no es nada, en 2 minutos estaré perfectamente- le sonreí para que no se preocupase- y tú? estás bien? no te has hecho nada?- le pregunte con la respiración ya acompasada y la herida comenzando a cerrarse.

Cuando escuché su respuesta, me levanté del suelo y me acerqué andando con la herida ya cerrada:

-Seguro?, tardé demasiado en ayudarte, lo siento, es que no quería hacerle daño a la planta, es un ser vivo, creo que me ha dolido más tener que dañarla que la puñalada. -sonreí avergonzada- Seguimos? tal vez, con algo de suerte, encontremos a alguien que nos eche una mano para salir de aquí sanos y salvos.

Me comencé a mover hacia el interior de la selva, me había parecido ver que algo se movía, pero no estaba segura.

(off rol: Perdón por el retraso, es que he estado todos los días por ahí, que son las fiestas de mi pueblo y no he podido entrar por más de unos minutos al ordenador >.<)

—...y tú? estás bien? no te has hecho nada?
—Estoy bien, no te preocupes— le respondo y quedo sorprendido de sus habilidades para sanar.

Se levantó del suelo y se acercó a mí para asegurarse de que realmente estuviera bien, con mi cabeza le dí la afirmativa a tanto noté lo espléndida que estaba de ánimos.

—Seguimos? tal vez, con algo de suerte, encontremos a alguien que nos eche una mano para salir de aquí sanos y salvos.— añadió y justo en lo que nos movíamos hacia el interior de la selva un endeble estallido no muy a lo lejos resonó sincronizado al susto de las aves, sonaba a un Proyectil Oscuro de esos que tiraba Azoxeroth al impactar. Podía ser cualquier cosa, tal vez un cañonazo de los piratas con los que había tenido conflictos, o posiblemente personas con explosivos buscando hacerse ricos.

—¡Vamos a averiguar por ese apagado estruendo, Alanna! inocentes animales pueden necesitar de nuestro apoyo y quién sabe...— declaré con esas palabras para convencerla mientras le tomaba la mano y la halaba a mi rumbo, más allá de que mi verdadero interés no era ayudar a nadie: mi cuello estaba en juego y si eran los piratas tenía que saberlo, si eran buscadores de tesoros ¡tenía que saberlo aún más! esa gente podía convertirse en mi aperitivo y si estaban lastimando la ecología de la zona hasta podía quedar yo como un decente con ética y moral, dos pájaros de una pedrada.

Seguía sin encontrar nada interesante por Degorat. Aquella selva parecía no dar mucho más que insectos gigantes y plantas atrapa-incautos. El aburrimiento se colaba por todas las rendijas de mi distraída sesera, pero pronto oí voces provenientes de más allá de aquellos arbustos. ¿Indígenas, exploradores o algo peor?

Una voz me sonaba familiar, pero a causa de la distancia no logré identificarla. La otra voz, mucho más fina, se me antojaba propia de las féminas. Al apartar, vi a dos sujetos: el primero era un elfa desconocida para mí. El otro era peor: el ser más avispado que Gold haya imaginado de todos los tiempos. Su tez, pálida como papel nuevo, delataba que no pasaba ''musho'' tiempo al sol. Sus ojos eclipsaban por su ominosa apariencia y tenía cierto toque de astucia. Su silueta no es que fuera de mucha presunción, pero guardaba el truco de los lúgubres tentáculos. Nuevamente, para mi suerte, me volví a reencontrar con el mayor canalla (y compañero de juergas) que jamás llegaría a dar limosna a un vagabundo ni saludaría a un viejecito en sus últimas semanas de vida. En efecto, ¡Abysso de nuevo a la carga!

No tuve reparos a la hora de acercarme hasta él y saludarle con un apretón de manos, por la parte del antebrazo. De la elfa no sabía nada, así que probé hablar en idioma demoníaco:

- Abysso - con media sonrisa en la cara - ¿ya vuelves a hacer ligues?

Con estos dos, el viaje se haría más divertido, o eso creí, pues... ''de seguro'' que Abysso no estaba ahí sólo por interés hacia esa región. Algo tendría que ver aquella elfa o bien, un factor exterior aun desconocido para mí. Lo que sí tenía más que claro era que Abysso constituía el mejor imán para atraer problemas, y eso no me incomodaba en absoluto. Por el rabillo del ojo, eché un primer vistazo a la elfa...

Sí, prometía ser interesante...