Recuperación Real (Misión)

Aquella jornada, el rey Elfo se encontraba sentado en su trono de madera, instalado en el gran árbol que hacía las veces de palacio en la ciudad de Erenh, rodeado por algunos miembros de su corte, que con el rostro hireático, clásico entre los miembros de su raza, esperaban a la llegada de las dos personas que habían aceptado el llevar a cabo la tarea de recuperar el preciado ave fénix del monarca.

El soberano, con su habitual gesto sabio, sereno y un tanto serio y solemne, avistó a los dos futuros viajeros antes incluso que los demás: uno de ellos era un ángel, el otro, su propia hija.
-Bienvenidos-dijo alzándose de su asiento, como era habitual entre los Elfos-Me alegra ver que dos almas tan valientes estén dispuestas a partir en busca de mi ave.

Caminaba en direccion al Rey elfo, el cual se encontraba con mas de su raza, yo en cambio caminaba junto con una elfa, que parecia andar con mas soltura, cuando llegamos nos dio la bienvenida y le hice una reverencia posicionando una rodilla, la derecha exactamente en la tierra y en la que se apoyaba en el suelo tenia mi brazo izquierdo encima, con la cabeza agachada, tras eso, le mire y empezo a alabarnos, diciendo que eramos valientes por si a buscar su Ave...

Señor, es un orgullo servirle en esta mision, sera todo un honor hacerle tan importante favor, gracias por confiarnos la mision.

Tras eso le mire con mirada decidida y serena, queria demostrar madurez y buen comportamiento, para que viera en mi un ejemplo fantastico de paladin y un servicial y leal guerrero, mire sus ojos, esperando algo mas de informacion, recordando tambien como llegue, gracias a la notificacion de unos de los angeles que encontre por el camino consegui llegar, y la elfa que encontre me indico el camino que buscaba, lo cual me alegro, ya que conseguimos llegar ambos al mismo proposito.

La noticia de que había desaparecido el fénix de mi familia me había molestado profundamente, pues ese ave había estado con nosotros desde que mi memoria alcanzaba, y realmente le tenía mucho cariño, se podría decir que, en parte, había sido mi mascota.

Por eso me ofrecí voluntaria para recuperarla, debido al cariño que le tenía y a poder, de paso, intentar arreglar un poco la pelea que tenía con mi padre debido a mi matrimonio con un Hombre.
Entré en la sala con paso firme y seguro, a sabiendas de que todos los presentes, salvo mi padre, eran de inferior condición a la mía.

-Es un placer verte de nuevo, Padre-dije en élfico, mientras que alzaba una ceja, un tanto divertida, para despues ponerme más seria-He oído que el fénix ha desaparecido... ¿cómo es posible que haya ocurrido algo así?

El soberano sonrió de forma un tanto enigmática ante las palabras que los dos futuros exploradores habían pronunciado. Se los veía decididos a completar aquella misión, lo cual, en cierta parte, lo llenaba de orgullo; no siempre se conseguía a almas tan valerosas para que cumplieran una tarea.

-No perdamos más tiempo con palabrería innecesaria-repuso mientras se dirigía hacia ellos-Tenemos la firme creencia de que el ave no se ha escapado, sino que ha sido secuestrada y se haya retenida en algún lugar del reino Dragón, exactamente en las Llanuras de Fuego. Además, se encuentra envenenada-añadió alzando levemente las cejas.

Tras esas palabras, hizo un gesto y dos cortesanos se acercaron hacia ellos. Tomó de uno un rollo de pergamino que depositó en la mano del ángel.
-Esto es un mapa detallado de la zona donde se encuentra el fénix-dijo con calma-No lo pierdas, pues es un plano excesivamente detallado de la región, y del cual no existe otra copia.

Luego se giró hacia el otro cortesano y cogió un frasco de cristal que este sostenía, para depositarlo en la mano de la elfa.
-A tí, hija mía, te entrego un antídoto, para que puedas administrárselo al ave cuando la encontréis. Tendrás la ventaja de que te conoce y no recelará de tu persona. Ahora, partid con presteza, y que las bendiciones del Dios Blanco os acompañen.

Vi como sonreia de manera extraña y de como uno de ellos me dio un mapa, estaba perfectamente detallado y con bastante claridad lo cual se veia todo bien, mire bien donde se situaba el ave, asi que desplege mis enormes alas y me levante poco a poco, guarde el mapa y me dirigi a la elfa.

Disculpa, dejame llevarte en brazos volando, llegaremos mucho antes e impediremos que el ave sufra mas...

Tras eso, alce mis brazos hacia a ella, esperando a que saltara a estos o que aceptara para que yo la cogiera y la llevara hacia el punto, el cual memorice perfectamente para no tener que mirar el mapa cada dos por tres.

Tras tomar el antídoto en mi mano, lo guardé como si fuera oro puro en una faltriquera que siempre me acompañaba en todos mis viajes, poniendo especial cuidado en que la botellita estuviera perfectamente protegida contra cualquier golpe o similar. Era necesario que llegase en perfectas condiciones, pues sin ella no podríamos salvar al ave, lo que supondría nuestro fracaso y una nueva deshonra a ojos de mi familia.

-No le defraudaremos-dije en élfico, mientras que mi compañero me pedía que permitiera que me llevase volando. Me sentí un poco incómoda, debido a que nunca había "montado" un ángel, pero tal y como había dicho, el ave se encontraría soportando seguramente un dolor atroz.

-Está bien, vamos-repuse mientras me acercaba al ángel y le permitía que me cogiese.