Misión: Secuestro Real.

En el pantano se respiraba una calma escalofriante, como de costumbre la humedad abundaba por los alrededores y no se veía a ninguna alimaña que habitaban en grandes cantidades en el pantano, lo cual era raro pues era común ver a uno o dos animales y algún que otro goblin que se hubiera perdido y atacara los caminos. Pero no habían contratado a mercenarios para charlar sobre el pantano, en lo más profundo del bosque se suponía que se encontraba la guarida de los secuestradores, cada minuto era imprescindible pues no se sabía las intenciones de los vampiros hacia la noble. Cada segundo era vital, pues quien sabe si ya se ha convertido en una vampiresa.

Nada mas llegar al pantano me paré en el camino, encordé mi arco y me colgué a la espalda el carcaj con las flechas. Luego saqué cinco de ellas y las froté con cuidado contra las hojas secas de una planta venenosa, con el propósito de hacerlas más eficaces contra los enemigos que tendría que enfrentar. Cuando estuvieron preparadas las volví a poner en el carcaj, separadas del resto de flechas.

Una vez estuve preparado me adentré en el pantano. A mi alrededor todo estaba muy tranquilo, no me había cruzado aún con ninguna criatura. Escuché con atención pero no logré percibir ningún movimiento, estaba sólo en aquel lugar, o al menos eso era lo que parecía.

Avancé con precaución, adentrándome en el pantano y buscando algún indicio o alguna huella que me pudiese indicar dónde se encontraba la guarida de los vampiros, sin dejar de vigilar lo que sucedía a mi alrededor.

Las plantas empezaban a ser más abundantes cada vez que avanzabas hacia el interior al igual que la humedad, al rato se empezaba a ver la orilla de lo que parecía un rio pero también empezaba una niebla que empezaba a ser fastidiosa. Al poco tiempo se empezaba a escuchar los ruidos de varias personas al otro lado del pantanoso rio que media tanto como un árbol, también se veían entre la niebla varias luces provenientes de antorchas y demás iluminaciones. Entre algunas voces se escuchaba: la muchacha será nuestro sacrificio. La voz parecía cavernosa y de un adulto.

A medida que avanzaba a través del pantano la vegetación se hacía cada vez más espesa, con plantas húmedas por doquier. Una niebla baja, que se arrastraba por el suelo fangoso, como una serpiente, y parecía cubrirlo todo con una capa blanca vaporosa.

Llegué a la orilla de un río, de aguas bajas, y al otro lado conseguí distinguir entre la niebla varias figuras borrosas, junto a varias antorchas.

"La muchacha será nuestro sacrificio" - Llegué a oir cómo decía una voz hosca, al otro lado del río.

Me acerqué con cuidado hasta conseguir ver a alguno de los secuestradores. Eran vampiros.

Saqué una flecha del arco y la coloqué en él. Crucé con sigilo el río por la parte mas baja que encontré. Una vez me encontré en la margen opuesta del río me oculté tras un árbol, buscando el mejor ángulo para disparar contra ellos, mientras buscaba con la mirada a la muchacha que mantenían prisionera.

La humedad empezaba a ser más intensa a medida que cruzabas el rio, las criaturas que habitaban el canal preferían mantenerse a una distancia prudente de tus piernas. Las figuras se iban haciendo más intensas y la niebla iba desvaneciéndose. Cuando te colocaste detrás del árbol la niebla ya se había desvanecido.

Eran dos vampiros, uno era un gran hombre que portaba una armadura completa compuesta de un casco negro con cuernos, una armadura negra y unos pantalones negros. En la espalda llevaba un hacha de dos filos de colores rojos y negros.

El otro parecía un joven, portaba unas ropas ligeras compuestas por una túnica gris con el emblema de Rel’flen y un gorro de cuero gris. En su mano portaba un báculo que tenía en una punta una gran hoja de metal y n la otra parte un cráneo de lo que parecía un Wisiul.

Se encontraban en lo que parecía un pequeño puesto de guardia compuesto de una tienda de campaña y una mesa en la entrada de una cueva que estaba iluminada por la luz de varias antorchas fijadas a las paredes de la cavernosa cueva.

Tensé la cuerda del arco, apuntando hacia el suelo y sin dejar de observar a los vampiros, aún buscando el mejor ángulo para atacar.

Por fin la niebla se dispersó un poco y logré verlos. Uno era enorme, armado con una gigantesca hacha y protegido por una gruesa armadura. El otro era más joven y de un tamaño algo mas normal, vestido con túnicas y con un báculo en la mano, signo de que quizás fuese mago.

Evalué las posibilidades y me decidí a atacar al más joven. No solo porque no llevaba armadura que le pudiese proteger del tiro de una flecha, también porque era muy probable que fuese mago, y al serlo podía atacarme desde lejos, mientras que el otro, aunque fuera mas grande y estuviese armado con una gran hacha, no podía tocarme a no ser que se acercase lo suficiente, cosa que su compañero quizás no precisara.

Me moví de detrás del árbol y apunté en dirección al vampiro. Tensé mas la cuerda y fijé el blanco... al corazón, puesto que la única manera de matar a un vampiro era atravesarle el corazón...

Con un chasquido solté la flecha, que salió a toda velocidad en dirección al vampiro. No supe si acertó, ya que me agaché entre los arbustos bajos nada mas soltar la flecha y corrí silenciosamente y a la máxima velocidad que pude, alejándome del punto de partida de la flecha, para que no me localizara (O localizaran, si la flecha había errado) con facilidad. Me coloqué tras otro árbol, a más de treinta metros que de donde había disparado y saqué otra flecha. Me tenía que dar prisa, era probable que el olor de mi sangre se hiciese evidente en cuestión de minutos.

El momento había llegado, habías disparado la flecha que zumbo en el aire antes de atravesar el corazón del joven que cayó muerto al suelo.

Entonces su compañero entro en pánico, primero agarro el cuerpo de su compañero y dio berridos de tristeza por la pérdida de un compañero que seguro que era querido por la intensidad de los llantos.

Entonces se levanto y empezó a mirar a todos los lados, entonces se fijo en tu escondite, parecía que podía ver que estabas allí. ¡Maldito, cuando vengan los otros lamentaras haber hecho eso!-dijo mientras corría a lo que parecía un tambor enorme del tamaño de un caballo.

Si tocaba el tambor los otros acudirían a socorrerlo y puede que no sobrevivieras, el vampiro corría lento como un humano por culpa de su armadura, tu tenias más velocidad que él, pero estaba lejos y quizás no llegaras.

Mientras cargaba la flecha en la cuerda del arco escuché los sollozos del otro vampiro. Había acertado.

"¡Maldito, cuando vengan los otros lamentaras haber hecho eso!" - Le escuché gritarme.

Cuando empezó a correr me preparé para defenderme del ataque, pero al oir que los pasos se alejaban salí de detrás del árbol. El vampiro corría hacia un gigantesco tambor. Las palabras que me había gritado cobraron sentido de repente, otros. Había más vampiros en el bosque y él se disponía a llamarlos con el instrumento.

Me paré a pensar un instante, evaluando las posibilidades que tenía. Si corría era tan probable que llegara antes que el que él llegara antes que yo; Además una vez estuviese junto al tambor, ¿Que haría? Aquel vampiro monstruoso estaría tan cerca como para atraparme, además de que el tambor era demasiado grande como para acarrearlo. También estaba la posibilidad de dispararle una flecha, pero descarté la idea enseguida; Acertar a un blanco en movimiento, por grande que fuera, tenía grandes posibilidades de error, además de que se hallaba protegido por su armadura.

Miré un segundo al techo de ramas que teníamos sobre nosotros.

- ¿Y si...? - murmuré, mientras la idea se encendía en mi cabeza.

Tensé el arco, pero en lugar de apuntar al vampiro apunté más allá, donde se situaba el tambor, en concreto en dirección a una rama que parecía aguantar toda una sección del follaje que había justo encima del tambor. El tiro no sería muy difícil, puesto que la rama era grande y además tenía un aspecto quebradizo.

Solté la cuerda y la flecha salió disparada para atravesar limpiamente la rama.

La capa de ramas y hojas que cubría el tambor se desplomó sobre este, dejando pasar un haz de luz solar que se dispersó en torno al tambor. El vampiro no se podía acercar, además de que probablemente el instrumento hubiese quedado inutilizado por las gruesas ramas que le habían caído encima.

Cogí otra flecha del carcaj, y esta vez elegí una de las envenenadas.

La flecha salió zumbando entre el aire hasta alcanzar su objetivo, la rama se partió dejando pasar la luz iluminando el tambor. Cuando lo vio, el vampiro se paró en seco y vocifero: ¡Maldito, da igual, mis mascotas acabaran contigo!

El vampiro había sacado su enorme hacha y el alzo en el aire. Acto seguido el bajo y esta salió despedida hasta perderse en la niebla, a los pocos segundos se yo algo cortarse y si algo de metal hubiera chocado contra el suelo.

Entonces se empezaron a oír sonidos como quejidos y sonidos como de rabia y odio. Entonces, alrededor del vampiro asomaron cuatro figuras escalofriantes, las criaturas que estaban alrededor del vampiro se asemejaban a humanos sin pelo, con la piel pálida, unos brillantes ojos rojos y unas armaduras de cuero de colores oscuros. Eran necrófagos.

¿Te gustan mis mascotas? Obedecen todas mis órdenes, ahora ordeno que devoréis ha este intruso-dijo el vampiro. Cuando dio la orden los cuatro necrófagos salieron corriendo a cuatro patas hacia tu localización, eran rápidos y se decía que su hambre era insaciable pues eran los cadáveres de los que una vez murieron de hambre.

FDR: Estoy algo espeso hoy, lo siento .__.


Cuando el vampiro vio que no podía llegar hasta el tambor invocó a cuatro necrófagos y los azuzó contra mi.

Con la flecha ya en el arco apunté a uno de los necrófagos y disparé. La flecha envenenada se le clavó en la cabeza. El necrófago se paró, tropezó y cayó al suelo.

Uno menos - pensé, mientras arrancaba a correr con toda mi velocidad en dirección al árbol más cercano.

Lo escalé lo más rápido que pude y comencé a correr por las copas, mientras escuchaba a los tres necrófagos trepar por los árboles.

Me quedé en una de las ramas más altas de un árbol, y esperé hasta que uno de los necrófagos se acercó a mi. Cuando llegó a mi rama di un salto y esta se quebró, haciendo que el ser se precipitara hacia el suelo, rompiendo ramas a su paso, mientras yo quedaba colgado de una rama, vigilando que los otros dos quedaran lejos de mi, al tiempo que le echaba un ojo también al vampiro.

Off rol: se nota que estas espeso pues, el vampiro abrió una jaula ¬¬
La flecha había alcanzado la cabeza del necrófago que se había parado y después de un rato había caído al suelo muerto, habías subido a un árbol y los tres necrófagos que quedaban te seguían. Entonces cuando se coloco un necrófago en tu rama tu saltaste y la ramas se quebró, el necrófago se precipito al suelo y tras varios golpes de las ramas cayó al suelo inconsciente. Entonces cuando te agarraste a una rama, el árbol empezó a vibrar, cada vez mas violentamente, unas sacudidas azotaban el árbol. Era el vampiro que esta talando el árbol con su enorme hacha. ¡Cae al suelo maldito rondador de arboles! Gritaba el vampiro.

FDR:

master escribió:

Off rol: se nota que estas espeso pues, el vampiro abrió una jaula ¬¬

master escribió:

El vampiro había sacado su enorme hacha y el alzo en el aire. Acto seguido el bajo y esta salió despedida hasta perderse en la niebla, a los pocos segundos se yo algo cortarse y si algo de metal hubiera chocado contra el suelo.

Entonces se empezaron a oír sonidos como quejidos y sonidos como de rabia y odio. Entonces, alrededor del vampiro asomaron cuatro figuras escalofriantes, las criaturas que estaban alrededor del vampiro se asemejaban a humanos sin pelo, con la piel pálida, unos brillantes ojos rojos y unas armaduras de cuero de colores oscuros. Eran necrófagos.

Te colaste, no mencionas ninguna jaula xD
Perdón por tardar tanto =\


Quedé colgando del árbol, mientras el vampiro se acercaba a zancadas hacia este. Cuando empezó a darle hachazos me balanceé en la rama y di un salto, enganchándome a otra de un árbol cercano. Me subí a la rama y agarrándome al tronco con una mano le dí una patada al del árbol medio serrado, haciendo que se balanceara y cayera sobre el vampiro que intentaba cortarlo. No sabía si le había dado, pero de ser así dudaba mucho que hubiera acabado con él.

Pero tenía problemas más importantes. Los necrófagos se acercaban nuevamente. Coloqué una flecha en el arco y le disparé a uno a la cabeza. No obstante la poca estabilidad que ofrecía la rama y el movimiento de los necrófagos jugaron en mi contra y la flecha a penas le rozó y se clavó en el suelo.

Decidí buscar una posición más firme para volver a intentarlo. Salté a otro árbol mientras uno de las bestias trepaba por otro cercano. Mientras este escalaba me abrí paro entre las ramas ramas del árbol. Llegué al tronco y pegué la espalda. Saqué una flecha envenenada y la partí en dos, tirando la mitad posterior al suelo mientras aguzaba el oído para oirle llegar. Cuando el necrófago acabó de subir lo oí acercarse entre el follaje.

Flecha en mano esperé hasta que estuvo a menos de tres metros de mi, al otro lado del tronco. Cuando su cabeza asomó por mi derecha le clavé la flecha entre ceja y ceja con toda la fuerza que pude reunir. El metal se hundió en la carne del necrófago y atravesó los podridos huesos con un siniestro crujido. Para rematarlo le dí una patada que le hizo perder el equilibrio del todo, y se precipitó al suelo.

Entonces busqué con la mirada al otro. Aunque sabía que aún no había subido al árbol lo había perdido de vista, y eso no podía ser bueno.

El árbol empezó a inclinarse hasta que cayó encima del vampiro, que aun vivo no se movía, sin embargo se escuchaban gruñidos entrecortados y casi no se distinguían frases ni palabras entre esos ruidos. Habías fallado el tiro y e l resultado fue que el necrófago seguía vivo, los que quedaban volvían a cargar contra ti, subían por los arboles como bestias que podrían escalar cualquier superficie, uno alcanzo tu posición pero se llevo una desagradable sorpresa, una flecha clavada en la cabeza, soltó el árbol y cayo golpeándose con las ramas hasta caer al suelo. El último no estaba a la vista, de pronto se oyó un crujido en un árbol cercano.

El necrófago había subido a otro árbol, había saltado y ahora se encontraba en la parte más alta del árbol, bajando intentando llegar a tu altura enseñando su fila de colmillos, su aliento olía a muerte y a carne putrefacta, y tenía un brillo extrañamente más rojo.

[Me uno al rol =)]



Zona: Pantanos
Aproximadamente al anocheser

*El informe de la mision me habia sido entregado tarde debido a un problema con uno de los informantes, como sea sabia que alguien mas estaba o estaria ya en la zona y debia apoyarle para que no fuese a suceder nada malo, apenas pise la zona senti el aroma dulzon de las hierbas al podrirse, apesar de lo tenebroso y de las criaturas que asechaban en la oscuridad me adentre, caminaba despacio cuidando de donde pisaba, intentando caminar lo mas aprisa posible, repentinamente escuhe unos gritos y sonidos de batalla*

-Genial Nath... estamos muy cerca-

*Me dije mentalmente sin hacer ningun sonido y comenze a moverme muy deprisa, tenia que llegar hasta ellos a como diera lugar, y nadamas entrar en un claro pude ver la accion con apenas un par de segundos para reaccionar*

Luz sagrada!!!!

*Lanze mi unico ataque hacia el necrofago que habia saltado sobre un sujeto que portaba un arco, intui que seria mi compañero, realmente esperaba que lo fuera*

Ese salto le había costado la vida pues una descarga de energía sagrada le había golpeado en pleno aire quemándole parte de la piel y la ropa, es necrófago cayó al suelo a varios metros del árbol donde se encontraba vuestro compañero de viaje, debíamos actuar rápido y encontrar a la noble pues desconocíamos que se supone que pasaba en el interior de la cueva donde se suponía que se encontraba la noble.

La cueva era oscura y había niebla a unos centímetros del suelo, la cueva se extendía en un túnel que llevaba abajo por un camino alumbrado por antorchas, se podía oler en el aire un aroma especial, como si algo se estuviera descomponiendo.

*Camine en esa direccion, mi compañero no se habia movido por alguna extraña razon, no podia perder mas tiempo asi que avance, al llegar a la entrada me detuve un momento, y casi vomite al sentir el aroma de la putrefaccion, ya habia experimentado peleas con seres en lugares asi sabia que cualquier cosa podria asechar desde las sombras, afianze el escudo y empuñe la espada entrando en la cueva, no tenia mas opcion la chica tenia que estar viva, me decia y repetia a mi mismo eso una y otra ves para noperder la esperanza*


sigue con vida....


[Off: Me eh adelantado ya que Kai manifesto en la CB que puedo adelantarlo si llega a tardar en responder debido a causas personales]

FDR: Exactamente, si tu ves que yo me voy de paseo puedes ir tirando


Lentamente desde arriba se me acercó un necrófago, al cual yo no vi. Cuando me di cuenta fue demasiado tarde para sacar una flecha o intentar detener su ataque. Lo único que pude hacer fue correr y dar un salto hasta otra rama. Cuando me di la vuelta descubrí que un ataque que parecía mágico le acertó de lleno cuando se lanzaba a perseguirme.

El humano que había lanzado el ataque se me quedó mirando un instante y luego se encaminó hacia donde tenían retenida a la noble. Por mi parte tardé un poco mas en bajar del árbol porqué me quedé un rato allí arriba examinando los alrededores para descubrir si había mas enemigos ocultos. Cuando hube comprobado esto bajé con precaución hasta donde estaba el, ocultándome rápidamente las orejas acabadas en punta con el pelo, algo que solía hacer cuando me encontraba con humanos.

Me acerqué a el despreocupadamente, con el arco bajado y las flechas en el carcaj. Nada dentro de mi me decía que el humano fuera peligroso en aquel momento y yo solía seguir mis intuiciones.

- Hola - dije, tendiéndole la mano al humano, que iba armado hasta los dientes y parecía serio - Soy Kai, gracias por lo de antes -

Los dos compañeros avanzaban por la cueva en busca de la noble secuestrada, el eco de unos pasos se escuchaba a lo lejos en la cueva, más abajo, el camino seguía iluminado por las antorchas pero parecía que a mas que avanzaban menos era la luz que iluminaba el camino que descendía a las entrañas de la tierra.

Un extraño olor como metálico había en el aire, entonces fue cuando tras avanzar un poco mas se descubrió una sala con un altar, sobre el altar reposaba el cuerpo inconsciente de la joven noble que vestía un traje azul, tenía el pelo de color marrón, largo y liso.

Delante de ella había un encapuchado que sostenía una daga y cantaba unos extraños canticos sobrenaturales, mientras tanto dos guardias a los lados del altar notaron vuestras presencias, portaban armas como un arco y un gran espadón, uno de ellos vestía una armadura femenina y de pronto os apunto con su arco mientras en otro guardia, un hombre robusto con rasgos vampíricos cargaba contra vosotros.

Spoiler:

Hacía poco me había venido a buscar un emisario de la familia real habían secuestrado a una de las hijas de un noble de la corte, y estaban realmente preocupados, y me pedían que como heredera de mi familia cumpliese con lo que tendrían que haber hecho mis hermanos, así que sin demora, más por mi preocupación que por la orden me encaminé hacia el lugar en el que se me requería.

Al entrar en ese sinuoso, misterioso y tétrico pantano comprobé que había huellas las cuales seguí hasta encontrar una zona desprovista de árboles en las que se encontraba una jaula completamente vacía y en la que había rastros de pelea, inspeccioné el terreno y sin duda se estaba preparando algo grande, tal vez un ritual continué siguiendo las huellas esta vez más detenidamente, eran algo diferentes de las anteriores, estas estaban algo difuminadas lo que demostraba que el que las había hecho estaba corriendo, las huellas me llevaron hasta una cueva, y pude ver a dos chicos uno de pelo rubio y otro castaño, que estaban siendo apuntados por flechas, abrí los ojos de forma desmesurada y me oculté para pensar como podía ayudarlos además había conseguido vislumbrar un encapuchado que estaba de espaldas y sostenía algo en alto, allí debía estar la chica.

Debía pensar rápido, si me servía de algo estudiar historia era para saber que esos rituales duraban un rato largo por la larga sucesión de oraciones que se necesitaba pronunciar, así que lo primero era conseguir que los seguidores que bloqueaban la entrada y ponían en peligro a los dos chicos desapareciesen, saliendo de mi escondite me acerqué con el arco cargado y lancé dos flechas las cuales dieron directamente en los brazos con los que los guardias sostenían las armas, y ya dentro de la cueva vi como estas se les caían. Me acerqué a los dos compañeros que tenía delante y les pregunté:

-Os encontráis bien?

Los vampiros habían sido alcanzados por una flecha que les hizo soltar las armas pero una vez recuperaron las armas volvieron cargar contra vosotros mientras de fondo se observaba la silueta del extraño personaje que delante de la que parecía ser la noble a la que habían venido a buscar los aventureros, el encapuchado misterioso de túnica negra con líneas doradas, de pronto se remango la manga de la túnica mostrando un brazo pálido como un cadáver y huesudo.

En el nombre del Dios Oscuro y de su más leal servidor Rel’ Flen, por tu cuerpo correrá la sangre de nuestro clan y te convertirás en nuestra hermana, hoy es el día en el que renacerás para convertirte en una autentica obra de pureza-dijo mientras con la daga se iba haciendo un corte desde la muñeca hasta el codo, la sangre fluía y caía al suelo, el encapuchado tenía intención de darle a beber su sangre a la joven.

Después de llegar junto a las dos personas que allí había los centinelas recogieron las armas que yo les había lanzado y además el tipo que se encontraba frente al altar empezó con una parte realmente importante del ritual, teníamos que detener a ese vampiro, hombre, mujer, cosa.

Con disimulo cargué mi arco con una nueva flecha, la cual llevaba en la mano desde las últimas dos y lanzándola le di al que estaba delante del altar, que soltó el cuchillo y calló al suelo, no estaba muerto, pero había perdido mucha sangre entre su corte y la herida que yo le había infligido ahora el problema eran los otros dos, al menos la chica no sería convertida por el momento y los otros seguían doloridos por las flechas que yo les había lanzado, pero ya no contábamos con el factor sorpresa y eso era una desventaja. menos mal que tenía dos compañeros si no no sabría que hacer allí yo sola contra unos vampiros sectarios.

-Soy Alanna,- dije respondiendo a la pregunta que me habían hecho en un principio-y me ha mandado la corte élfica para que salve a esa chica, por lo visto estáis aquí por lo mismo, es una suerte, no se que haría sola contra una secta de vampiros.- dije sonriendo- ¿quienes sois? aunque mejor respondedme cuando hayamos terminado ahora no creo que sea momento de charlas.

Y me preparé para coger otra flecha del carcaj.

Los guardias que ahora atacaban a los aventureros, uno fue derrotado fácilmente y no quedo mas rastro de él que una cenizas negras que poco a poco fueron movidas por el aire. Mientras tanto el otro vampiro había sido cegado por la luz y un par de quemaduras aparecían ahora en su piel al haber sido iluminado por la luz, ahora se encontraba en el suelo tapándose la cara con las manos quemadas.

Mientras tanto en el altar la joven se removía en sueños como despertando de una pesadilla, parecía despertarse como si hubiera estado bajo un hechizo que había desaparecido en el momento en el que el vampiro había empezado a desangrarse, algo parecía revolverse tras el altar y cuando la joven despertó dio un fuerte grito, se incorporo en el altar sentándose mientras un brazo ensangrentado la agarraba.

Si no te podemos convertir no saldrás de esta con vida-dijo una voz dolorosa y llena de odio, el encapuchado estaba realmente cabread y no parecía que iba permitir que se salieran con la suya aquellos aventureros que habían venido a rescatar a la joven noble.

Gracias a la rápida actuación de Nathan otro de los sectarios acabó incinerado, cuando creía que todo iba a ser pan comido el que quedaba en ese lugar cogió a la chica que acababa de despertar de su profundo sueño y la amenazó, diciendo que si no podía transformarla la mataría, tenía que..., no, teníamos que pensar algo y rápido, la chica estaba en peligro justo enfrente nuestra, cualquier movimiento brusco podía hacer que acabase con el cuello abierto, y el ángulo de tiro tampoco era bueno pues el vampiro se escondía tras la elfa:

-¿Qué hacemos?- murmuré sin mover los labios.

Entonces algo se encendió en mi cabeza, si consiguiese engañar a ese vampiro para que soltase a la chica y pudiese acercarme tal vez todo acabase bien, miré a mis compañeros y levantando los brazos dije:

-Eres más tonto de lo que pensaba, ¿de veras creías que una joven noble estaría tan indefensa como para que pudieseis secuestrarla? Os habéis equivocado de persona, a quien buscáis no es a ella, es a mi. Así que ahora puedes hacer dos cosas, matarla y morir después o dejarla ir y marcharte con la autentica presa.

Aflojó el agarre, le había convencido, la joven aprovechó esa brecha en la defensa del vampiro para correr y ocultarse detrás de mis compañeros y de mi y y cuando llegó alcé el arco ya preparado con una flecha.