Parto en el bosque (Alby, Akira, Arwen Undomiel)

Off Rol: Explico que pasa en este rol, la usuaria que dará a luz se la tratara como un PNJ pues tras hablarlo conmigo, me dio permiso para manejar a su personaje durante este rol.

On Rol: Había atravesado el portal que había dado a un bosque en tierra élfica, arboles grandes, plantas, criaturas habitaban ese bosque pero no había venido para quedarme a observar los alrededores, había venido porque Aira debía estar en peligro y no podía perder el tiempo, debía encontrarla rápido antes de que le pasara algo grave, si me enviaba al ciervo con un mensaje debía estar mal o pasarle algo.

Si algo le sucediera no me lo perdonaría nunca, un grito rasgo la calma del bosque y me lleve un susto pues reconocía esa voz, era la de Aira. Sin pensarlo eche a correr sin darme cuenta que alguien mas había atravesado el portal, corrí por el bosque saltando ramas, arbustos y atravesando todo sin importar que se me cruzara en medio, me daba igual que me golpearan las ramas, ahora solo me importaba encontrar a Aira.

Tras saltar un tronco encontré a Aira sentada apoyada contra un árbol, tenía una gran barriga y se la sostenía con las manos, rápidamente corrí hacia ella y me agache par sentarme de cuclillas a su lado, entonces mire su hipnótica mirada violeta, pero de pronto ella cerró los ojos para dar otro grito, se agarro fuertemente la barriga. Observe asustado como se agarraba la barriga, estaba embarazada, busque su mano y la agarre con la mano derecha para después darle un beso. Aira… ¿Por qué no me has contado que estabas embarazada?-dije mientras pasaba mi mano izquierda por su mejilla.

Tenía miedo… miedo de que si lo supieras me dejaras o de que no quisieras al bebe-dijo con los ojos a punto de estallar en lagrimas, entonces yo le di un beso en los labios, no mucho rato para después decirle: Aira… Que estarás embarazada no cambiaria que te quiero, no me importa que estuvieras embarazada, no te pienso dejar esposa mia. Y también querre al bebe porque es hijo tuyo, es hijo nuestro amor mio.

Agarraba su mano con cuidado mientras ella me apretaba debido al dolor, necesitaba ayuda, me habían enseñado muchas cosas pero esto era una de las pocas cosas que casi no sabía, necesitaba ayuda. En ese momento saque mi insignia de clan y empecé a hablar: A los Buscadores de la Luz, necesito ayuda, a los buscadores que se encuentran en Erenh, mi mujer está punto de dar a luz y necesito ayuda por favor, nos encontramos en uno de los bosques en lo que parece un bosque centenario.

Tras cruzar el portal creado por ese licántropo, me encontraba en un bosque, por lo visto, en el mundo élfico.
Un grito de sufrimiento rasgo el silencio de aquel extraño y enrevesado bosque. Era un grito femenino.
En ese momento el chico salió corriendo, siguiendo la voz, así que supuse que era alguien conocido.
Por alguna razón, decidí seguir al chico, algo me decía que necesitaría algo de ayuda.
Como vi que tenía mucha espesura el bosque, decidí agrandar mis alas, y sobrevolarlo, lo más rápido que podía.
Al pararse el chico, estaba con alguien... Era una chica apoyada en una piedra. Pero... ¡Estaba embarazada!
Descendí rápidamente, me giré hacia el chico, que estaba llamando a no se qué. -No le darán tiempo a llegar, esta chica ya está en sus límites.-
Me acerqué a ella y le dije con un tono suave de voz:
-Tranquila, estoy aquí para ayudarte, tú solo respira profundamente.- Esa chica necesitaba ayuda urgentemente, así que sin pensármelo dos veces, me quedé allí, para encargarme del parto.

Aquel día me levanté con una comezón en el cerebro, que no me abandonó durante el transcurso de las primeras horas de la mañana. No me encontraba muy bien que se dijese, eso sin contar con aquella extraña sensación, como si fuera un pálpito de que algo iba a ocurrir. Era tan intensa que no me concentré durante la mañana, por lo que las tareas que me correspondían no salieron especialmente bien: a la hora de corregir una anticuada ley, poco me faltó para meter la pata.

Por eso, cuando terminé con mis obligaciones, me retiré a descansar, con la esperanza de mitigar las náuseas que me venían acompañando todo el día, las cuales parecían resistentes a dejarme.
Estaba preparándome para echarme una siesta, cuando escuché la voz de Alby en el interior de mi cabeza, pidiendo ayuda a los miembros de nuestro clan que estuvieran en la tierra de los Elfos.

Rápidamente me puse en pie y ordené que me preparasen un caballo (los Elfos montábamos sin bridas ni silla de montar) para luego marchar hacia los bosques que Alby había nombrado en su mensaje. Esperaba no llegar demasiado tarde, pues estaba segura de que la situación debería ser urgente para que nos llamase con tanta desesperación.

Cuando finalmente llegué a donde él se encontraba, tuve que aferrarme a las crines del caballo para no caerme. Había con él una mujer que parecía estar dando a luz, además de una joven que estaba intentando ayudarles.
Suerte que mi pueblo era conocedor de numerosos remedios y hábiles a las horas de sanar o ayudar con temas de salud.
Desmonté con rapidez para acercarme a la parturienta.

-Es preciso que tome un calmante-repuse mientras examinaba la respiración de ella, demasiado agitada-Una planta sedante, pues está demasiado nerviosa como para que todo vaya como debe.Recordé que en una ocasión descubrí una flor con esas propiedades a la que le otorgué mi nombre. Tal vez pecase de soberbia al pedir que la buscasen, pero era necesario.
-Necesitamos flores de Arwen-dije con calma-Es una flor que descubrí un poco más adentro del bosque. Es pequeña, de color azul, y con pintas doradas... hemos de dársela en infusión.

Off Rol: Pido disculpas si este post es bastante corto en comparación con el otro.

Entonces vi aparecer a aquella chica, Hikari, la cual antes de atravesar el portal le había entregado mi túnica para ver qué podía hacer con ella, al parecer el portal había permanecido un poco más de lo esperado y aquella mestiza había atravesado también el portal, me había dicho que no legarían a tiempo que ella ya estaba en sus límites, dirigí una mirada hacia ella y dije: Los buscadores somos grandes compañeros, llegaran a tiempo, si un buscador está en peligro los demás acudirán raudos a socorrerlo.

Ella dijo a Aira que estaba aquí para ayudarla, que respirara profundamente, yo seguía junto a ella acariciándole la mejilla y agarrando su mano, no me iba a separar de ella, ahora no, que nos habíamos reencontrado y ella estaba a punto de dar a luz a un hijo nuestro. En ese momento llego Arwen a lomos de un caballo blanco, se acerco y dijo que necesitábamos sedarla pues necesitaba tranquilizarla, para ello necesitábamos una flor llamada Arwen, o no quería separarme de Aira, y ella parecía que tampoco pues me estaba agarrando fuertemente la mano.

Dirigí una mirada hacia Hikari y le pedí que por favor nos trajera esa planta, no quería abandonar al ser que mas amaba, quería permanecer a su lado en todo momento, me acababa de enterar de que estaba embarazada y no iba a permitir dejarla sola.

Llegó una chica en un caballo blanco, La verdad es que me sorprendió la velocidad con la que había llegado.

Dijo algo de unas hierbas Arwen. Que sería necesario traerlas. Yo iba a ir, por supuesto.
Alby me miró, y me lo pidió por favor.
-No hace falta que me lo pidas, tengo bastante agilidad. Las intentaré encontrar lo antes posible.- Dije mientras me levantaba.
Eché una última mirada rápida al panorama, y salí corriendo, tras esa extraña planta.
La verdad, no me importaba los arañazos que producían las ramas sobre mí, ni mancharme. Lo importante ahora era la planta, y aquella chica...

Llevaba tiempo buscándola, pero, extrañamente no la encontraba. ¿Sería por los nervios que llevaba? No sé... Pero no tenía mucho tiempo.

Al cabo de un rato, me paré en seco. ¡La planta! Estaba en la esquina de un acantilado.
Me disponía a cogerla, pero en ese momento me caí por este. Por un momento no me acordaba de que tenía alas, pero momentos después reaccioné, y empecé a volar hacia arriba. Cogí la planta, y me disponía a volver.

Como era de esperar, Alby se quedó junto a la parturienta, mientras que enviaba a la chica en busca de la planta que le había comentado. Esperaba que se diera prisa, pues realmente la cosa pintaba fea: el pulso de la mujer era bastante irregular, y había leído los suficientes textos de medicina como para saber que eso no era buena señal: si se complicaba el parto demasiado, tanto ella como el bebé podían morir.

No quise decirle nada a Alby por el momento, pues sabía que se alteraría o se pondría muy nervioso, como lógica reacción a algo tan funesto; era primordial que se mantuviese tranquilo, con la esperanza de que contagiase su calma a la mujer.

Con rapidez, deslicé mis manos por su hinchado vientre, palpando la forma del feto, con el objetivo de poder reconocer por su posición si ya estaba listo para salir o no. Estaba casi encajado en el canal del parto, tan solo necesitaba unos minutos más para estar listo para venir al mundo... pero si la mujer no se calmaba, el parto podría eternizarse.

-Cuanto está tardando esa chica...-musité mientras que contaba las pulsaciones de la parturienta, viendo como estas no recuperaban la normalidad que deberían tener. Esperaba que el parto no presentase complicaciones-¡Necesitamos darle la infusión cuanto antes o lo pasará muy mal!

Off Rol: Siento que mi post sea corto, últimamente no estoy inspirado.

Hikari había obedecido, ahora debía encontrarse buscando aquella planta al menos esperaba que estuviera haciendo eso y no nos hubiera abandonado, me mantenía en el mismo sitio, en la misma posición por incomoda que fuera, continuaba junto a Aira agarrándola de la mano, de vez en cuando pasaba mi mano frotando su mejilla con las yemas de los dedos, notaba que estaba demasiado nerviosa y eso no podía ser bueno. Cariño, por favor, tranquilízate… todo va a salir bien-dije dedicándole una sonrisa, debía intentar tranquilizarla yo también, entonces observe como Arwen palpaba su barriga para saber algo sobre el feto que había estado gestando mi esposa.

Entonces ella dijo que estaba tardando demasiado refiriéndose a Hikari entonces tras comprobar los latido s de Aira dijo que debíamos darle la infusión cuanto antes o lo pasara muy mal, yo dirigí una mirada preocupada hacia Arwen. ¿Crees que si empleara mi magia blanca podría intentar ayudarla?-pregunte, no podía ver a mi amada sufrir tanto, me sentía impotente por ello si podía emplearía m magia con mucho gusto con tal de ayudarla.

Corriendo lo más rápido que podía, me dirigía otra vez al lugar de encuentro. Sabía que, si me retrasaba una centésima de segundo más, lo pasaría muy mal aquella chica.

Intenté esquivar todas las ramas posibles, pero seguía dándome con la mayoría.

Entonces, en una de ella se quedó enganchada mi cola, lo cual no pude evitar un grito. Las piernas empezaban a temblarme, pero no, no podía descansar ahora. Continué corriendo como pude, ya sin esquivar nada.
De repente, vi como poco a poco iba llegando junto a la embarazada a Alby, y a la otra chica.

-A... Aquí tienes las plantas...- después de decir eso, me desplomé contra el suelo, pues ya no tenía fuerzas ningunas.
Pero, estaba contenta, pues había podido servir para algo por una vez.

El comentario de Alby me hizo fruncir levemente el ceño, mientras seguía contando el pulso de la mujer. No me atrevía a pedirle que usase la magia, pues tal vez se necesitase para cuando el parto estuviera más avanzado, puesto que por ahora la mujer podría soportarlo un poco más. Lo principal era conseguir que su cuerpo se relajase y se dispusiera para abrirle paso al bebé hacia el mundo.
-Sería un poco precipitado usar la magia ahora-repuse mientras seguía contando los latidos-Tal vez la necesitemos más adelante... le irá bien con la infusión, no te preocupes.

Poco después, la joven a la que había mandado a por la hierba, regresó. Parecía agotada, pero estaba segura de que podría esperar un poco hasta que la parturienta se encontrase en una situación más estable. Luego me encargaría de que se recuperase.
No perdí más tiempo del necesario, reuní con rapidez unas cuantas ramas secas, y usando un pedernal que siempre llevaba conmigo, les prendí fuego, para luego calentar en un pequeño recipiente un poco de agua que había traído en una bota que siempre llevaba conmigo cuando salía de Erenh.

Cuando el agua hirvió, le añadí las plantas y esperé un par de minutos, hasta que el cocimiento estuvo listo, para luego dárselo de beber a la parturienta.
-Bien, esto la ayudará-sentencié cuando se lo hubo bebido-Dentro de poco estará lista para que el feto salga.

Mientras decía esto, no pude evitar ver el rostro de sufrimiento de la parturienta, y sentir una leve punzada de terror: en un futuro era muy probable que me encontrase en una situación similar a la suya, y ciertamente temía que me doliese tanto traer a un hijo al mundo.

Arwen respondió a mi pregunta diciendo que sería algo precipitado usar la magia ahora, pues tal vez la necesitemos luego, me dijo que le iria bien con la infusión que no me preocupara, en ese instante note el frio proveniente de la mano de Aira, estaba intentando adoptar su forma de hielo inconscientemente, apreté su mano y me acerque a su oído para decirle algo que solo escucharíamos nosotros tres (Yo, Arwen y Aira)

Por favor amor mío, no te transformes ahora, por favor-dije mientras le recogía el pelo detrás de la oreja con la mano, pareció que me hizo caso pues volvió a su estado normal, en ese momento llego Hikari con las plantas que debía traer, yo manteniéndome junto a Aira con su mano agarrada observaba como Arwen preparaba la infusión con un par de materiales. En pocos minutos el agua hirvió y le añadió las plantas para después darle de beber a Aira de aquella infusión que la tranquilizaría, dijo que esto le ayudaría y que dentro de poco estaría lista para que el feto salga.

Yo me alegre, seguro que nuestro hijo o hija era muy bello adorable, pues tenía una madre hermosa, mire a los ojos a Aira que parecía más tranquila, el parto podría durar mucho tiempo pero estaría todo el rato junto a ella. Mire a Arwen y a Hikari y esbozando una sonrisa dije: Gracias… gracias por ayudar a Aira.

Me dejé caer en el tronco de un árbol, agotada, pero mereció la pena, pues al tiempo de preparar la infusión esa elfa, la embarazada empezaba a relajarse.
Respiré profundamente, y me levante trabajosamente, para situarme más cerca de ellos.

Alby nos miró, y nos agradeció la ayuda. -No es para tanto, yo sólo he ido a por las plantas, es ella la que lo ha hecho todo.-dije mientras le señalaba con la mano.
Parecía que la chica se había relajado mucho más, así ya podía dar a luz sin problemas algunos.
Yo sólo miraba, pues no tenía mucha idea del tema... Pero haría todo lo posible por ayudar.
Saqué un pequeño pañuelo de tela, y limpié un poco del sudor de la chica.
Ya faltaba poco...

Las palabras de Alby hicieron que me pusiera aún más tensa: el hecho de que ella pudiera convertirse en hielo solo sería un problema, pues me las vería canutas para poder mantenerla estable si toda ella estaba helada. Esperaba que pudiera controlarse, para de ese modo pudiera contunuar con mi trabajo.

-Bien, ya es hora de que empiece a empujar-dije cuando me percaté de que se encontraba mucho más relajada y que el feto ya estaba situado correctamente-Tiene que tomar aire y soltarlo de manera regular... la respiración es algo muy importante en este terreno...

Mientras decía esto, mantenía su pulso vigilado, el cual seguía siendo muy débil... ¿y si fallecía por agotamiento? Intenté no pensar en ello mientras seguía ayudándola a expulsar al bebé de sus entrañas, sujetando su mano y dándole ánimos en élfico cuando veía que ella estaba al límite de todas sus fuerzas.
-Dios Blanco, protégela-musité en mi idioma, encomendándome a él viendo lo mal que pintaba todo.

Hikari decía que no era para tanto, que ella solo había traído unas hierbas y que era ella la que lo hizo todo, cuando Aira estaba más relajada Arwen dijo que era hora de que empezara a empujar, entonces añadió que debía tomar aire y soltarlo de manera regular, entonces dijo que la respiración era algo muy importante en este terreno.

Cariño, todo saldrá bien, solo haz lo que te pide Arwen-dije mientras pasaba las yemas de los dedos por la frente de Aira apartando su pelo de violeta color, mientras tanto pasaba el pulgar por la cara opuesta de la palma de la mano de Aira, lo frotaba de vez en cuando mientras la miraba haciendo fuerzas para sacar a nuestro hijo de su interior. Todo el rato rezaba en voz baja al Dios Blanco para que esto saliera bien, para que ella no saliera muy mal parada y nuestro hijo saliera sano y fuerte.

Tras unos momentos de tensión, mirando a la cara a Aira por fin vi tras unos instantes de dolor, tras ver un poco de sangre y sufrimiento por fin vi que se había relajado y empecé a escuchar unos llantos, mis ojos se abrieron como platos, entonces me gire para ver a mi hijo recién nacido… o hija…

Vi como, poco a poco se iban preparando para el parto. Alby seguía a su lado, apoyando a su mujer, con todo el cariño del mundo, y a la otra chica ayudando a sacar al bebé.
La verdad, nunca había visto nada parecido, lo cual me pareció algo realmente interesante.

Al cabo de un reto, vi como el sufrimiento de aquella chica iba cesando, y, daba paso a los llantos de un hermoso bebé.

Se me abrieron los ojos como platos. No sabía que decir ni hacer.
Simplemente ofrecí la túnica de Alby, para envolver al bebé, para que no pasara frío.

En ese momento, no pude evitar una sonrisa de alegría. Todo el peligro había pasado...

Toda yo estaba tensa, preparada para intervenir por si había alguna complicación... pero por suerte, el brebaje que habia preparado surtió efecto y la mujer dio a luz finalmente a una pequeña criatura que miraba el mundo por primera vez con sus grandes ojos oscuros.
La cogí en brazos, limpiándola de sangre y restos de la placenta con un paño que había humedecido previamente, para luego, con mi cuchillo de monte, cortar el cordón umbilical que la unía todavía con la madre.

-Vaya-musité-Es una niña preciosa. Felicidades-añadí con un hilo de voz, poniéndosela en el regazo del padre, pues la madre aún se encontraba muy débil. Comprobé su pulso y parecía recuperarse; eso eran buenas noticias.

Observe fascinado como Arwen trataba al bebe, lo saco con cuidado y lo limpiaba con un paño humedecido, entonces tras limpiarlo con el cuchillo corto lo que había oído que era el cordón umbilical, entonces ella nos comunico que era una niña preciosa y nos dijo felicidades, entonces me entregó a mi hija para después Hikari ofrecerme mi túnica para envolver a mi hija. Con mi recién nacida hija en el regazo, cogí mi túnica y envolví a aquella criatura tan hermosa que estaba en mi regazo, tenía unos ojos azules, yo seguía con los ojos abiertos como platos, solo hacia un rato que me había enterado que Aira estaba embarazada y ahora era padre, cogí con cuidado a m hija y le pase un dedo por las mejillas.

¿Como la vamos llamar cariño?-pregunte mientras observaba que Aira extendía su brazo para poner la mano sobre nuestra hija, entonces murmuro un nombre: Samantha… Entonces la niña rio, parecía que le gustaba ese nombre. Samantha… ¿te gusta ese nombre? ¿Verdad Samy eh?-dije con ternura mientras seguía con mi hija en brazos, estaba junto a mi esposa y mi hija, me sentía muy feliz. Dirigí una mirad sonriendo hacia Arwen para después pronunciarle un gracias, ahora el problema era donde iríamos, Samantha recién nacida no podría ir muy lejos y su madre no parecía en condiciones de viajar, mire algo preocupado a Aira mientras ella empezaba a cerrar los ojos como síntoma de cansancio.

Observe a la niña, con una sonrisa. Estaba estupefacta. Aquella chica se había encargado del parto ella sola...
El bebé tenía los ojos muy muy azules, como el padre. Al parecer le pusieron Samantha. En ese momento supe que no tenía nada que hacer allí más.
Antes de irme, pensé... ¿Qué harán ahora, acamparán aquí, o esa chica llevará a la que acababa de dar a luz? Se veía que estaba muy cansada, y, es normal... Así que lo comenté.
-Um... ¿Y ahora que haréis? Ella no se puede mover en estas condiciones.- Me giré y dige:
-Bueno, encargaos bien de ella, yo ya me voy.-alcé mis alas, y me disponía a salir volando.- Adiós. O... Hasta otra.

Dejo post! x3

Miré a la recién nacida con una leve sonrisa en mis labios, pues la imagen me resultaba cálida a más no poder, y me producía una agradable sensación el saber que gracias a mi ayuda aquel pequeño milagro había sucedido. Era bonito ver como una nueva vida llegaba al mundo, y como alegraba la existencia de sus padres... sentí cierta envidia, pero de todas formas sabía muy bien que antes o después yo también sería madre, tan solo era cuestión de tiempo.

La otra chica se marchó, pero yo estaba demasiado perdida en mis pensamientos como para decirle una despedida. Los celos (celos agradables, pues no me sentía llevada por la envidia) y mis cavilaciones me habían envuelto de tal forma que incluso comencé a marearme.
-Podríamos llevar a tu esposa a Erenh, a mi casa si es preciso...-musité, pero mi estómago me lanzó una punzada que me hizo callar, frunciendo levemente el ceño. Estaba harta de aquellas molestias, pues no se calmaban por muchas infusiones que tomase.

Hacía poco que había vuelto a la capital, y buscaba a Arwen para informarle de los últimos avances en la investigación cuando en el bosque escuché gritos, y empecé a correr hacia el lugar de procedencia, para antes de llegar escuchar unos sollozos, acababa de nacer un bebe, pero allí en medio, si no se actuaba rápido duraría más bien poco a no ser que fuese licántropo, al llegar al lugar vi a una mujer desmallada, a un bebe en brazos de un hombre y a Arwen, me empecé a acercar pero me paré en seco, había algo en ella que era extraño, aparté ese pensamiento de mi cabeza y me acerqué, al llegar dije sonriente:

-Buenas, he vuelto Arwen, hola, mi nombre es Alanna- dije al hombre ya que la mujer parecía exausta- ¿me permita acercarme a ella?

Dije mirando a la mujer que acababa de parir, me acerqué y comprobé que todo había ido bien, sonreí al ver que la niña también estaba sana:

-Disculpe mi comportamiento, es solo que también actuo de partera en algunas ocasiones.-noté que Arwen tenía el ceño fruncido, y que sin percatarse se sostenía la tripa, eso me dio la pista que necesitaba, era un gesto típico de las embarazadas sostenerse la tripa para proteger al niño, y era algo inconsciente- Arwen, ¿desde cuando estás así?

Dije más sorprendida y feliz que otra cosa.

Hikari se había marchado tras preguntarnos qué haríamos, nos dijo que cuidáramos bien de ella y hasta otra, entonces mientras seguía con mi hija cogida en brazos Arwen nos dijo que podíamos llevar mi mujer que estaba agotada que también podríamos llevarla a su casa si era preciso. Entonces fue cuando hizo entrada en escena una chica de la raza de los elfos, saludo a Arwen y dijo que se llamaba a Alanna para después preguntarme si podía acercarse a Aira, yo asentí con la cabeza.

Entonces tras comprobar que Aira y la niña estaban bien para después disculparse por su comportamiento pues decía que hacía de parte en algunas ocasiones, entonces observe a Arwen, no era el único pues Alanna también la observaba agarrándose la tripa como de una embarazada se tratara y lo que sucedió a continuación lo confirmo, Alanna pregunto que desde cuando estaba así.
Entonces yo me levante para después colocar en el suelo a mi hija pero cubriendo el frio suelo con la túnica que cubría a la criatura, así no tocario el suelo y se encontraría al lado de la madre. Deberíamos ir rápidamente a Erenh, vosotras id en caballo y por favor llevad a mi hija con vosotras, yo cargare con la madre, sería peligroso para la criaturita que la llevara junto a la madre-dije dispuesto a transformarme en un gran lobo, tras los momentos de transformación caí a cuatro patas ante los ojos observadores de mi hija que reía- Por favor, cargad a Aira sobre mi lomo.

Espere hasta que Aira estuviera encima de mi lomo par susurrarle que si me oía que se agarrara a mi pelaje, sonreí al notas que me hacía caso y se acostaba sobre mi lomo agarrando el pelaje, estaba dispuesto a recorrer todo lo que hiciera falta para salvar a mi hija y esposa.

Me costó un rato calmar mi revuelto estómago, que parecía decidido a arrojar fuera los restos de la comida que había tomado pocas horas antes. Lo cierto era que estaba comenzando a ponerme un tanto mosca que siempre andase con el vientre tan tonto, si seguía así, procuraría acudir a cualquier sanadora para que me dijera qué era lo que me estaba sucediendo; ya estaba harta de sentir náuseas, mareos, y de vomitar por las mañanas.

No me di cuenta de que Alanna había hecho acto de presencia hasta que se dirigió a mí, justo cuando conseguí que mi estómago se calmase y no se decidiera a lanzar su contenido. No sería un espectáculo agradable ni mucho menos, y pensaba ahorrárselo a todos los presentes.

-Hola Alanna, no te esperaba, ciertamente-repuse incorporándome, ya mucho mejor, para luego fruncir el ceño ante su pregunta. ¿Cómo que desde cuanto tiempo estaba así? No había llevado la cuenta, pero si mal no recordaba, cosa de unas cuantas semanas-Como un mes o algo así-respondí vagamente.

Luego, tras escuchar las palabras de Alby y ver como este se transformaba en lobo para poder llevar mejor a su esposa, tomé a la recién nacida del suelo, procurando que fuera bien envuelta en la manta.
-Siempre me parece que los nacimientos son como pequeños milagros... siento tanta envida de Alby ahora por haber tenido a esta criatura...

Mientras Arwen cogía a la pequeña yo puse a la madre lo más despacio que pude en el lomo de su marido y lo vi alejarse, me giré a Arwen y le dije:

-Arwen, tenemos que hablar,-estaba realmente seria, mucho más de lo que es normal en mi- Esos mareos y esas nauseas, esa actitud protectora, y los ligeros cambios de humor, ¿no te has preguntado por qué son?-era una pregunta retorica por lo que no la deje responder-Sabes que más de una vez he actuado de partera y de sanadora, Arwen, reconozco a una embarazada a simple vista.-lancé un suspiro-será mejor que acabemos de hablar en palacio, creo que necesitarás sentarte.

Las guié a ella y a la pequeña hasta donde estaba mi montura y las ayudé a subir, luego monté yo rezando porque la princesa no empezase a protestar, y a paso lento emprendimos la marcha hacia el castillo. Yo guardaba silencio pensando en la forma de decírselo.

Una vez Aira a mi espalda cargaba mientras se agarraba a los pelos de mi lomo emprendí la travesía, no deberíamos estar muy lejos de Erenh pues si cuando recibió la llamada Arwen se encontraba en Erenh no creía que estuviera muy alejado, salte algún par de troncos a una gran velocidad pero me parada repetitivamente para comprobar que Aira estaba bien, aquellas dos se habían quedado atrás con el caballa y Samantha pero mi hija estaba en buenas manos, sabía que ellas la cuidarían bien hasta llegar a la capital élfica.

Ya divisa casas en los arboles pero me pare en seco, casi tirando a Aira pero lo evite por los pelos, no sabía cómo era la casa de Arwen pues la única visita que hice a Erenh fue años atrás cuando viene tras terminar mi instrucción como mago. Entonces un crujido de una rama me alarmo, mire a todos lados buscando ese sonido para encontrarme con una flecha apuntando, seguida de una segunda flecha y una tercera…

Desde las copas de los árboles y desde el suelo me apuntaban varios cazadores de la raza de los elfos con sus arcos, oía murmullos entre ellos que decían ‘’lleva a su presa a la espalda’’ ‘’hay que salvarla de esa bestia’’. No me gustaba nada eso que decían como si fuera a matar a mi esposa que lo era todo para mi, ella y mi hija, estaba claro, no pude reprimir un gruñido amenazador a aquellos que me decían que era una bestia y que iba a devorar a aquella joven de mi espalda.

El comentario de Alanna hizo que frunciera ligeramente el ceño, pues no comprendía del todo lo que me intentaba decir, o más bien me encontraba más preocupada por otras cosas como para perder el tiempo de descifrarlas. Pero pese a todo, aquella frase había conseguido que surgiera la duda en mí, y que comenzase a cavilar para mis adentros... ¿tal vez me estaba insinuando que estaba embarazada? No creía eso posible, al menos no todavía...

-No te andes con rodeos-dije con firmeza-¿Por qué he de esperar a llegar a palacio? Bien me lo puedes decir ahora-repuse mientras que espoleaba al caballo para que aumentase el ritmo de su carrera.

No tardamos en llegar a Erenh, donde me encontré con un cierto malentendido: Alby, en forma lupina, era cercado por los soldados de mi pueblo, que parecían dispuestos a disparar a muerte.
-¡Alto!-grité en élfico mientras que descendía de mi montura-¡No disparéis, es una orden! No es un lobo, sino un humano perteneciente a mi clan. Aquel que ose lanzarle una flecha, será castigado.

Dicho esto, conduje a mis invitados hacia el palacio. Sabía que les costaria acceder, pues la construcción se situaba en la copa del árbol, y para acceder a ella había que subir una larga escalera, a la que seguramente el humano no estaría acostumbrado.

Hice caso omiso a las protestas de Arwen, pero tampoco le impedí poner al caballo a más velocidad, al llegar el lobo estaba encerrado y la princesa bajo alterada, le dejé el caballo a un criado y cuando el lobo estuvo fuera me dirigí a Arwen enfadada:

-¿Pero que haces? No puedes correr por ahí en tu estado, podrías perder al bebe, y no no me refiero a esta pequeña,-dije haciendo referencia a la recien nacida.- Arwen deberías haber ido a ver a una sanadora en cuanto empezaste a notarte rara.

Me resbalé hasta el suelo, y lancé un suspiro para después sonreir:


-No me puedo creer que me vayas a hacer tía.

Cogí a la recién nacida en brazos le di un abrazo a Arwen y la insté:

-Venga ves a decírselo a tu marido, uno no descubre que va a ser padre todos los días.