Comienza mi viaje...[Libre]

Ya estaba esperando en el puerto cuando por fin dieron la señal de la partida del barco en el que iba a ir, me subí y saludé al capitán, todo el día lo pase en cubierta, respirando la brisa fresca del mar y el aroma de las olas.

Ya entrada la noche me desperté, no podía dormir, salí a cubierta y pasee por ella, era extraño, el aire tenía un aroma que anunciaba tormenta, y las nubes empezaban a cubrir el cielo, sonó un trueno que me hizo temblar y el vigía grito entonces a todos los marineros para que se pusiesen a trabajar, sin duda era una tormenta y de las grandes, el agua empezó a atronar en los oídos a causa de la fuerza con la que golpeaba el barco, los rayos y los truenos sonaban por todas partes impidiéndome moverme con libertad a causa del miedo, pero no era momento de temblar, me sobrepuse y fui directa al capitán pero alguien se me adelantó, cuando terminó de hablar sonreí al chico y le dije con una sonrisa:

-Buenas, me llamo Alanna ¿y tu eres?-esperé su repuesta y luego le pregunté- ¿que te parece si echamos una mano a estos marineros de agua dulce?

Habían muerto todos, solo Poapnro y yo habíamos sobrevivido, apenas me dio tiempo a derramar una lágrima cuando ya había caído agotada.

Cuando me parecía que habían pasado tan solo unos instantes me despertaron, era mi nuevo e inevitable compañero, que había visto tierra firme, el sol volvía a brillar en lo alto, lancé un suspiro y comencé a remar al fin llegamos a tierra firme, debíamos encontrar algún modo de salir de allí cuanto antes, no podía retrasar mucho mi llegada me era indispensable alcanzar una costa habitada lo antes posible para poder volver a la capital del reino de los elfos, necesitaba volver a leer la información sobre el desbrazado. Después de atracar el bote, y comprobar que no se iría a la deriva, me giré a mi compañero y dije:

-Ahora que hacemos? estamos aquí atrapados sin agua dulce, comida o refugio, necesitamos salir de aquí cuanto antes

Tras pasar el día aprovisionandonos, creando un refugio y marcando nuestra ruta en un mapa que mi compañero llevaba nos acostamos a dormir.

Me levanté la primera y fui a pasear un rato, necesitaba pensar sobre como podríamos salir de allí y llegar cuanto antes a mi destino, cuando ya llegaba al improvisado campamento unos extraños seísmos me hicieron preocupar, soltando las frutas corrí hasta ver al Ent y me uní a Poapnro, al parecer la criatura no se había percatado de nuestra presencia. De forma silenciosa toqué el hombro de mi compañero y le hice señas para que se mantuviese callado y me siguiese, escondidos bajo el bote le dije en apenas un susurro:

-Por ahora no nos ha visto y por eso hemos tenido suerte, pero tenemos que trazar un plan, tal vez yo lo pueda entretener y calmar, al fin y al cabo soy elfa y la naturaleza me entiende, quédate aquí y yo iré a hablar con él. Si está enfadado quiero que tengas listo el bote, porque te aseguro que correré y mucho, no me apetece nada saber como es realmete un Ent enfadado.

Salí del bote y me acerqué lo justo desde mi sitio alejado le dije:

-Disculpe que haya irrumpido en su territorio, no era mi intención molestar, si sabe alguna forma de salir de aquí que sea segura, me marcharé y no volveré lo juro, así que si fuese tan amable de ayudarme.

La verdad es que no sabía lo que estaba haciendo ni si me iba a responder, parecía estar más tranquilo al comprobar que era una elfa quien estaba en su bosque pero preferí mantenerme a distancia para poder tener tiempo de huir si la cosa se complicaba, no me hace gracia dañar al bosque y aún menos a su protector.

Transformado en lobo Poapnro se acercó por entre los arbustos y murmuró:

-Vamonos antes de que las cosas se pongan peores

Asentí en silencio y andando hacia atrás me uní a él sin dejar de ver al Ent, cuando me giré una jauría de lobos estaba allí esperándonos y gruñendo, saqué una de mis flechas, dos de ellos vinieron a por mi tras escuchar el gruñido de mi lobuno compañero conseguí apuñalar a uno el otro me arañó el brazo, y no consiguió hacerme más daño porque Poapnro se lanzó sobre él y el resto de la manada acabando con todos ellos. Estaba sentada en el suelo bastante asustada respirando con dificultad por el peso que había soportado y el esfuerzo de luchar con un solo brazo cuando escuché las disculpas de mi compañero suspiré y dije:

-Tranquilo, lo entiendo eran o ellos o nosotros, gracias por cubrirme las espaldas.

Miré al Ent que tenía la mirada fijada en nosotros, se giró y se marchó sin mirar atrás asentí tras escuchar la sugerencia de Poapnro me levanté del suelo sujetándome el brazo herido, ya casi habíamos salido del bosque cuando se escuchó un tremendo rugido, me tensé saqué el arco cogí una flecha e ignorando el dolor del brazo cargué el arco en dirección al rugido dispuesta a atacar en cuanto estuviese segura de que era un enemigo, mis reflejos son lo suficientemente rápidos para poder reaccionar después de ver al objetivo.

Me reí con su comentario, y le respondí:

-Gracias, pero eres tu el que me ha defendido a mi antes.


Emprendimos la marcha hasta llegar a una bifurcación en la cual tomamos el camino más seguro, y por fin la noche calló sobre nosotros, descansamos en una posada recién abierta que nos permitió hospedarnos de forma gratuita.

A la mañana siguiente unos insistentes golpes en la puerta de mi habitación me despertaron, me vestí rápidamente y bajamos a desayunar. Tras escuchar la pregunta de Poapnro le contesté:

-Si, -dije más seria de lo normal- yo debo volver cuanto antes, si quieres puedes seguir ir a otra parte pero yo necesito volver, no puedo explicarlo pero siento que una vieja amiga me necesita a su lado.

Le sonreí y le dije:

-Tu puedes seguir tu propio camino o acompañarme, si quieres te puedo enseñar la capital y no me importa tener compañía mientras viajo.

Emprendimos el camino por el bosque y algo que no había sucedido nunca allí nos paso a nosotros, algo salió de entre los árboles y atacó a Poapnro, que se transformó en lobo y me preguntó:

-¿Preparada?

Me puse delante de él y le atajé con la mano:

-Espera, esto se llama el jardín de la paz y no voy a permitir que esa paz sea perturbada. Aléjate, este es mío,-dije en un murmullo y después levanté la voz- No voy a permitir que nadie termine con la paz de este sitio.

Saqué mi arco y mis flechas y apunté a lo que fuese que había atacado, y di un disparo de aviso, lo que fuese eso se asustó y salió huyendo adentrándose en la profundidad del bosque. Algo me decía que no le volveríamos. Me giré para mirar a Poapnro y le dije:

-Aquí no puede haber muerte, es un santuario de paz, no quiero que algo sagrado se perturbe, no te preocupes, eso, no volverá. ¿Seguimos?

Caminamos durante bastante tiempo antes de llegar a la capital, allí entramos en una posada para pasar la noche y a la mañana siguiente me desperté tarde, el saber que estaba en mi hogar me había relajado mucho, a eso de las 11 me desperté y después de ducharme, vestirme y desayunar llamaron a mi puerta, al abrirla Poapnro me pregunto si le enseñaba la ciudad:

-Claro-respondí contenta- vamos, lo primero es el palacio.

Salimos de allí y nos dirigimos por algunas calles hasta llegar a la espectacular estructura arbórea que era el palacio.

-Primero-le contesté a Poapnro- porque es muy raro ver un palacio construido en un árbol- comenté sonriendo- necesito buscar unos archivos en la biblioteca y redactar un informe, así que si no te importa esperar luego te enseño la ciudad, hay bastantes cosas que ver.

Dije mientras me dirigía a la biblioteca y me paraba delante de la enorme puerta que tras abrirse dejo ver una enorme cantidad de libros, tantos que podían a marear y de los cuales no me faltaba ni uno solo por leer.

Al parecer no le gustaban los libros, me reí al escuchar su tono y cuando se alejo empecé a buscar los archivos.

Estaba tan enfrascada en la recopilación de datos que ni me di cuenta de la hora que era hasta que Poapnro se acerco a preguntarme si seguíamos visitando la ciudad.

-Am... si, claro, perdona, cuando me concentro en algo soy incapaz de saber el tiempo que pasa.

Guarde los libros y le entregue el informe a el jefe de la guardia, luego salimos a la calle. No me acordaba de que era día de fiesta, el aniversario del nacimiento del rey, cuando me preguntó se lo dije y le pregunté:

-¿Te apetece ir a ver las justas?No están mal y además yo soy una de las encargadas en la enfermería, es por eso por lo que tenía tanta prisa en volver.

Le conté sonriente.

Me separé de Poapnro y me dirigí a la tienda médica, ya había algún que otro herido, y seguían llegando, suspiré y me puse a trabajar, algunos llevaban cortes superficiales, otros más profundos, a medida que avanzaba el torneo las heridas eran peores y yo estaba más cansada, cuando por fin terminó salí de allí y Poapnro me preguntó si le seguía mostrando la ciudad a lo que yo respondí:

-Me encantaría, pero necesito descansar estoy agotada, pero veré quien puede mostrártela- busqué a alguien con la mirada y encontré a uno de los caballeros a los que había atendido y que además era un viejo amigo mío- !Littlel Al ven!-lo de littlel Al era muy irónico pues el chico medía dos metros y parecía un armario, pero era un encanto, se acerco- Verás te quiero pedir un favor, este es Poapnro una migo que me salvó la vida en alta mar y quería ver la ciudad pero yo estoy agotada, te importaría enseñársela?-entonces me di cuenta de que no los había presentado- Oh, perdón no os he presentado,Littlel Al este es Poapnro, Poapnro este es Al aunque todos le llamos Littlel Al.

Depués de que Al accediese me fui a mi habitación en el palacio a Descansar.

Desperté por la mañana y me dirigí a la posada donde Poapnro se hospedaba, llamé a su puerta y le dije:

-Lo siento, me han mandado a una misión urgente así que abandono hoy mismo la ciudad, me ha encantado conocerte-dije sonriendo- espero que nos volvamos a encontrar.

después de hablar durante un rato me volví al palacio y me marché de la ciudad.

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