Dielf vs Dragunov

Debido a mi aburrimiento y mi falta de ideas decidí que iría al área de duelos, a poner un poco de emoción en mi vida. Pero nunca habría esperado lo que me encontraría allí. Cuando entré a la sala de duelos y vi a mi oponente me quedé boquiabierto:
- Hee..., ¿Dragunov? ¿De verdad eres tu?
Mi adversario que estaba hasta ahora de espaldas a mi, se giró lentamente.

Era la primera vez que visitaba la zona de duelos y la idea de probar fue bastante interesante. No tardé en llegar y me dispuse a contemplar el área de duelo. Todo muy sencillo, pero con varios adornos como escudos apegados a los muros y demás cosas.

Mi contrincante bajó y una voz muy familiar de antaño me vino a la mente. Al girarme, la sorpresa explotó en mi cabeza. ¡¡¡El semisilfo!!! A pesar de todo, decidí mostrarme formal a mi modo y dije:

- Ya sabía yo que volveríamos a vernos las caras, jardinero. Hola y me alegro de verte, tío. Y parece...- eché una lenta mirada por el alrededor - que ha sido en el lugar más idóneo. ¿Qué te parece si echamos un amistoso, así, sin más? - propuse con una amplia sonrisa medio agradable y desafiante...

Si, no había duda de que era él. Para mi sorpresa el también me reconoció. Me saludo cordialmente, y me preguntó si quería que el duelo fuera en plan amistoso. Nunca me había alegrado tanto de oír la palabra amistoso. Jamás me habría enfrentado a él enserio... me habría hecho picadillo...
-Por supuesto, pero no esperaba encontrarte por aqui...-le respondí amigablemente con una amplia sonrisa- Pero, este no parece el mejor sito para pelear, porque no bajamos a la arena que hay en el sótano, no quisiera que destrozáramos estos bonitos adornos, ¿no?.
Después de dicho esto, y esperando a que respondiera me paré en la puerta de las escaleras que daban a la arena.
-¿Vamos?

Acepté la propuesta y descendimos los dos a la arena. Nos colocamos en el centro de la zona, separados a poco más de 4 metros. En esos momentos, ignoraba las armas que llevaba Dielf, pero casi seguro que estarían relacionadas con la magia.

En cuanto a mí, portaba a la espalda visibles mi espadón pesado de toda la vida y mis dos nuevas espadas ligeras (las Predators). Llevaba equipado mi armadura del tronco, las hombreras y casi todo el brazo izquierdo recubierto. La armadura estaba puesta encima de mis sencillos y cómodos ropajes. La desgastada capa permanecía estática en aquellos momentos.

Antes de empezar, quise dejar algunas cosas claras:

- Bueno, ya sabes, prohibidos los golpes bajos o rastreros, no se permiten compañeros de apoyo y el que se rinda, pues pierde la peleilla... Si estás en desacuerdo en algo, dílo ahora que tienes tiempo.

Esto prometía ser muy interesante...

Nos colocamos en el centro de la arena, a unos 4 metros de distancia, y Dragunov repitió las pruebas básicas de los duelos, y luego me preguntó si estaba en desacuerdo con alguna de ellas. Mi respuesta fue clara y concisa:
- ¿Desde cuando te has vuelto tan hablador? Claro que acepto los términos.
En el momento justo en el que acabé de decir la frase empecé a pensar una estrategia: Dragunov ya conocía mis habilidades, por lo que el factor sorpresa no servía..., al conocerme como luchaba, pensaría que iba a retroceder y a usar mi pluma para atacar de lejos... Decidí usar otra táctica.
Saqué mi pluma con la mano derecha, y el libro con la izquierda. Acto seguido arrojé el libro lejos de mi, hacia atrás, alejándolo de la batalla, ya que no quería que se estropeara. Al fin y al cabo era un regalo. A continuación agarré mi daga con la izquierda y salté hacia Dragunov con la daga por delante y la pluma detrás, en un ataque directo, cosa que esperaba que le pillase desprevenido.

Nada más terminar de hablar, flexioné las rodillas, arrecié la espalda, enderecé los hombros y semiflexioné los brazos, adoptando mi actitud de combate. En un principio, creí que Dielf lucharía desde la distancia, pero vi que soltaba el libro y sacaba la daga para acometer contra mí.

Tras conocerle y presenciar una de sus luchas contra aquel elfo, decidí arrimarme a la defensiva. Quería tener bien controlada su pluma, pues eguro que me causaría la mayoría de los problemas. Incluso podría decirse que tenía temor a una simple pluma. Bueno, ante todo, extremar precauciones, de los magos no se espera nada bueno.

Dielf se dirigió hacia mí con un ataque de daga. Yo le respondí agachándome ligeramente al tiempo que me apartaba a un lateral suyo y con cuatro zancadas dadas, retrocedí unos pocos metros. Concentré la vista en su figura.

Sinceramente, esperaba un contraataque por parte Dragunov, pero en vez de eso, me esquivó y se alejó unos pocos metros. Desde mi punto de vista hizo lo correcto. Había madurado desde la última vez que le vi pelear, hasta el punto que en vez de atacarme o bloquearme había decidido tomar distancia y analizar mi nueva táctica. Merecía un aplauso por eso, pero decidí probarle:
-¿Parece que las tornas han cambiado no?- dije mientras echaba un poco de tinta en la culata de mi daga- Antes tu eras el que te abalanzabas sobre tu enemigo y yo el que me alejaba.
Mientras pronunciaba la última palabra de la frase, le lancé la daga, apuntando directamente a su estomago.
A continuación, antes de que la daga llegara a su destino, hice un circulo de tinta a mi alrededor, con un radio de 1 metro, cuyo punto central eran mis pies.

Se volvió hacia mí y actuó. Mis pupilas se contrayeron al ver que derramaba parte de la tinta en la daga y que me lanzaba esta al cuerpo. La duda, aún así, la ahogué para no malgastar el tiempo y, a la vez que agarré con la zurda la capa, di un giro hacia la izquierda usando como eje central el pie izquierdo con lo que conseguí sortear la daga manchada en esa perniciosa tinta y seguir mirando fijamente a mi oponente. Había convocado una especie de rueda de tinta en su alrededor.

Volví a dar otras zancadas hacia atrás, pues la daga pasó a escasos centímetros de mi cuerpo. ''Está jugando conmigo, y en uno de esos ataques me dará... Debería iniciar la ofensiva y ahorrarme el sufrir otros trucos suyos, pero es que esa tinta es horrorosa'', pensé.

Miré de reojo atrás, antes de poner nuevamente mis cinco sentidos sobre aquel semisilfo... Finalmente, empuñé el espadón con el propósito de abrigarme más seguridad.

Observé como mi ataque también fracasaba en esta ocasión, pero no me preocupé demasiado, de momento todo entraba en mis cálculos. Decidí que ya era hora de empezar a ir en serio. Me concentré y le dije a mi adversario:
-¿Qué te parece si dejamos ya de hacer el tonto?- me concentré un poco mas y añadí:- Blodau Escupefuego.
En el mismo instante en el que acabé el hechizo, una Escupefuego floreció entre mi adversario y yo, en el circulo de tinta, atrayendo su atención. Pero a su vez, y silenciosamente, otras tres o cuatro crecían de la tinta que había en la daga. Al segundo siguiente, las Escupefuego de la daga liberaron toda su energía de golpe, lanzando una furiosa llamarada en dirección a Dragunov.
Antes de que el fuego se disipara, pronuncié el siguiente hechizo: -Blodau Atrapa-veneno.
Las atrapa venenos se extendieron por el circulo de tinta, formando una especie de campo de minas ácidas, ya que si pisabas una, esta se cerraría y te quemaría con su ácido.
Esperé a ver si mi ataque había surtido efecto. Esperaba que si, porque ya estaba empezando a gastar bastante de mi energía mágica.

Ya empezaron las oleadas de flores. Dielf creó una Escupefuegos. La conocía pues los libros que leí con anterioridad sirvieron de algo. Sentí calor en la parte posterior de mi cuerpo. Aún no se me había olvidado la daga entintada. Como respuesta, salí corriendo, pero los pelos de fuego alcanzaron mi capa y parte de mi brazo derecho.

Fui en dirección diagonal, es decir, me aparté de la escupefuegos señuelo, pero seguía teniendo a la vista al tío de las flores. Al parar, agarré la capa y puse la capa que se estaba quemando sobre el filo de mi espada, un par de golpecitos y la capa quedaría poco más que chamuscada, al menos, la parte inferior. El codo y parte del brazo derecho, en cambio, estaban enrojecidos y probablemente serían unas quemaduras leves. Advertí que estaba sudando una pizca. Bueno, dejando a un lado los desperfectos, pasé a la hora de atacar.

Dejé la izquierda en reposo con el arma agarrada, mientras la mano derecha se colocaba en posición y yo murmuraba: ''Aqua''. Inmediatamente después, un potente chorro de agua salió disparado hacia la posición del semisilfo.

Hábilmente y para mi sorpresa, Dragunov esquivó la trampa, y rápidamente apagó la capa, que estaba en llamas. Parecía que tampoco había salido ileso, porque su brazo derecho tenía quemaduras. Supuse que no se acercaría con las Atrapa-veneno alrededor mio, por lo que solo le quedaba una opción para atacarme, o por lo menos para sacarme del circulo: El impulso de agua. Eso es lo que había estado esperando. Rápidamente formulé el hechizo:
- Blodau Pasión de Selian. A continuación arrojé la tinta directamente al chorro de agua y en ella florecieron varias Pasiones de Selian, que absorbieron la mayoría del chorro de agua. Pero de repente me di cuenta de que no era suficiente, era mas potente de lo que había imaginado. Arrastrando a las Pasiones de Selian con ella, el agua avanzó hasta impactar contra mi pecho, lanzándome contra una de las paredes de la arena, y sacándome del circulo. El golpe fue también mas fuerte de lo esperado, y me quedé sin respiración durante unos segundos. Pero bueno, no pasaba nada..., todavía podía luchar, asi que me levanté poco a poco, además, ya tenía mis flores de agua, ya podía preparar mi ataque final, pero esperé a que Dragunov hiciese su siguiente moviemiento.

A pesar de haberse debilitado el chorro de agua, mi habilidad pudo sacar al semisilfo fuera del agua y lo alejó hasta chocarse Dielf con una de las paredes. Mientras se incoporaba, planeé mi siguiente jugada, en lo que podría llamarse mi última estrategia jamás ocurrida. Lo primero de todo fue deshacerme de las hombreras.

Agarré con ambas manos la espada pesada, abrí más las piernas colocando los pies para que ambas y la posición de Dielf formaran una línea más o menos recta. A continuación eché mi espadón hacia atrás y, con toda la fuerza posible, lancé mi arma hacia el tío de las flores, que describió un tiro recto con la espada girando aparatosamente. Tras eso, mis manos y mis piernas no se quedaron quietas aún. En principio, el inicio de mi plan estaba encaminado a no darle tregua y a meterle presión en el cuerpo.

Mientras salía corriendo a toda máquina en pos de Dielf, me subí a la cabeza la capucha de mi capa, intacta, de modo que mis ojos apenas se notaran y desabroché los dos botones que mantenían la prenda cómodamente sujeta a mi cuello.

A menos de una docena de pasos para llegar hasta mi contrincante, eché mano a mis dos Predators (espadas ligeras en cada mano). Parecía como si me apostara el todo por el todo en aquella treta. Si el plan resultaba fallido, no sabría qué más hacer...

Todo estaba listo para mi último ataque, y me preparaba para ejecutarlo, cuando de repente escuché un ruido silbante. Levanté rápidamente la mirada y lo único que vi fue: el espadón de Dragunov volando hacía mi a gran velocidad. Apenas tuve tiempo para apartarme, y mi velocidad tampoco era muy buena, por lo que la espada me rozó el hombro antes de clavarse en la pared. El punzante daño que me causó me hizo intuir que no solo me había rozado, sino que me había cortado un poco en el brazo izquierdo. Rápidamente agarré un par de las Pasiones de Selial repletas de agua con mi mano derecha, mientras con la izquierda cogía mi pluma. De repente observé como Dragunov caía encima de mi con sus dos Predators. Interpuse las Pasiónes de Selial entre sus espadas y mi cuerpo, y gracias a su dura cubierta pude detener un poco los filos, que solo me dañaron a nivel superficial, en los muslos. Todo lo deprisa que pude, clavé mi pluma dentro de ambas flores, primero derecha y después izquierda, y eché su tinta dentró, mezclandola con el agua, y haciendo acopio de todas las fuerzas que me quedaban pronuncié:-Blodau Témpano Eterno.
Una vez pronunciado el hechizo, la flor congeló las Pasiónes de Selial, dejando dentro las dos predators de Dragunov, haciendo casi imposible volver a sacarlas.
Con esto, a Dragunov no le quedaban mas armas, ya que su espadón seguía clavado en la pared y sería complicado arrancarlo para alguien con un brazo con quemaduras. Por otra parte, a mi tampoco me quedaban fuerzas, por lo que decidí la acción mas lógica, asi que antes de que hiciese su siguiente movimiento le dije: -Estoy al límite, ¿qué te parece si lo dejamos en un empate?

Mi acometida resultó al final fallida. Además de esquivar mi estratégico ataque, el semisilfo congeló las dos Predators usando una de esas flores. El espadón se había clavado en el paredón. Tras un par de vigorosos esfuerzos, intenté sacar las dos espadas ligeras, pero no sirvió. Mi fuerza me estaba avergonzando en aquel momento. Solté las empuñaduras y me encaré a Dielf con los puños cerrados y la mirada inexpresiva. ¡Ahora a base de puñetazos!. Sin embargo, antes de poder lanzarme sin piedad contra el tío de las flores, este propuso que nos detuviéramos y que lo dejáramos en empate, y eso fue lo que hice, pararme a escuchar.

Le miré durante escasos segundos, mientras mi mente se revolvía entre decidir. Sí, también estaba algo cansado, pero podía seguir luchando una hora o más. Pero sin armas, era más vulnerable y podría acabar mal. También tenía la opción de seguir luchando al máximo... Sin embargo, y sólo por esta vez, decidí tragarme mi orgullo y relajé los músculos. Finalmente, accedí a su petición de quedar esto en un empate, me quité la capucha y volví a ponerme los botones de la capa.

Caminé hasta él tranquilamente y, sorprendentemente, levanté la mano derecha para estrechar la suya, en forma de decir en silencio ''buen combate''. Le dirigí una fugaz sonrisa y, antes de salir de la arena, recogí mis armas usando la fuerza tope. Cedieron tras varios obstinados intentos y entonces emprendí la marcha hacia Rosbasha. Probablemente, volvería a encontrármelo en algún lugar.

Dragunov aceptó que dejáramos eso como un empate, lo que me alivió enormemente, ya que para ser un entrenamiento, ya había sido suficientemente intenso. Seguramente Dragunov habría acabado ganándome, porque aunque tuviese la pluma, ya no me quedaba energía mágica suficiente como para seguir luchando mucho más. Me tendió la mano, y yo se la estreché en símbolo de compañerismo, y sin decir ninguna palabra, sacó sus armas (después de varios intentos) y se fue. Le miré mientras se iba, me levanté, cogí el cuaderno que no había sufrido ningún desperfecto y también dejé la arena mientras pensaba en que me gustaría volver a encontrarme con él en otra ocasión, y esperaba que la próxima vez fuera como aliados.

Off Rol: (Alby cierra el post y reparte las recompensas plis)