Alby vs Dielf (DeathAlquemist) y Dragunov

Hacía un tiempo que había oído hablar de una nueva área de duelo que había sido habilitada recientemente: Una enorme torre de batalla, en la cima de la cual había una zona preparada especialmente para las luchas, cuyo suelo estaba lleno de arena, simulando un coliseo. Quería saber el tipo de experiencias que se tenían al luchar en un sitio así, por lo que allí me encontraba, frente a la enorme puerta de madera de la torre. La abrí lentamente y me adentré en sus largos corredores, subiendo escaleras sin parar, hasta que llegué a algo parecido a una pre-sala, donde habían dos personas más. Me sorprendí al ver que había conocido a las dos anteriormente: Una de ellas era Dragunov, con quien había pasado un tiempo hace unos años, y con quien me había enfrentado en un duelo hacía ya una semana; la otra persona la había visto por primera y última vez cuando tuve el duelo con el elfo llamado kolandriel, y que me había reconocido como luchador capacitado en aquel entonces.
El aura que tenía el chico me sorprendió de la misma forma que lo había hecho la última vez: era poderosa, pero a su vez cálida y amable. No inspiraba temor, sino respeto. Sabía que en un duelo contra él, me ganaría sin pestañear, pero... tal vez...
Entonces se me ocurrió una genial idea.
-Hola, Dragunov, y a ti también, y gracias por lo de aquel duelo contra el elfo.- dije dirigiéndome hacia el otro chico- pareces muy fuerte, ¿te importaría echar un duelo contra mi y contra Dragunov, los dos contra ti?- le pregunté sin ni siquiera consultar a Dragunov.

Era una nueva zona para hacer duelos individuales y colectivos. Me hablaron de este lugar hace unos días y, al parecer, la moda de las arenas se estaba contagiando como la peste bubónica. En fin, que allí me encontraba yo, contemplando la nueva estructura de la torre y, de reojo, mirando a un joven de casi la misma edad que yo, aunque más joven. No sé si vino aquí para luchar, pero se le veía tranquilo, incluso desafiante, como si intentase vacilarnos.

Tras abrir el portal, hizo su presencia el tío de las flores. Si algún día conociera al dios de la coincidencia, le habría matado con mis propias manos. Le saludé alzando el brazo izquierdo, mientras que este hacía lo mismo tanto conmigo como con el otro muchacho.

Me sorprendió al oír que quería echar un amistoso, al cual yo asentí sin tapujos. Hmmm, no estaría de más un poco de lucha. Nuestras miradas convergían en el joven que aún no había dicho nada...

Había oído sobre la nueva estructura de la arena, la verdad era que me tentaba la idea de comprobar cómo era, tras mi último combate en un escenario parecido tenía ganas de volver a probar como se sentía uno durante el combate en lo alto. Y ahí me encontraba yo, también me habían pedido algunos compañeros que diera mi propia opinión sobres la estructura, tal vez alguien había escuchado algún rumor sobre el líder de los Buscadores, tal vez que sabía de escenarios de combate o algo parecido pero realmente, aun me quedaba demasiado por aprender y conocimiento que recuperar.

Me encontraba apoyado junto a una pared n la que también estaba la puerta para entrar al escenario, estaba tranquilo, quería ver qué clase de personas vendrían a probar. Después de un pequeño encuentro con una vieja conocida mía, una buscadora de los pueblos nómadas del desierto, se me había pegado una canción que me enseñó que cantaban en sus fiestas. Casi podía tararearla y eso hacía, extrañamente me inspiraba una sensación de tranquilidad.

Por fin se presentaban los participantes de la arena, un hombre que me resultaba familiar, no sería mucho más mayor que yo y también un viejo conocido, había contemplado su combate en otro duelo así que volver a verlo me hizo esbozar una sonrisa.

Entonces nos propuso un enfrentamiento los dos contra mí, la verdad es que nunca me había enfrentado a más de una persona en duelo, aunque tampoco había librado tantas batallas, la curiosidad de cómo sería aquella experiencia me corroía por dentro por lo que acepté.

Será un honor batirme en duelo contra ustedes-dije dando una reverencia como me habían enseñado de pequeño, después abrí las puertas de la arena y me adentre mientras mantenía la puerta para que pasaran mis adversarios-Caballeros.

Ambos aceptaron, y el nuestro adversario nos abrió las puertas cortésmente, a lo que yo respondí con otra reverencia. Pasamos por delante de él y observamos la arena tranquilamente, antes de que empezáramos el duelo. El viento me arremolinaba el pelo, y aunque no era muy fuerte, si que se notaba que estábamos altos. Aun así, la parte de la arena donde íbamos a pelear era bastante grande y con espacio suficiente para tres o cuatro batallones de soldados. Me dirigí junto con Dragunov a la parte mas alejada de la puerta, aposicionándonos codo con codo, y observando como las puertas se cerraban tras nuestro adversario. Me dirigí a Dragunov y le susurré: -Creo que con este tenemos que ir al máximo, ¿te has fijado en el poder que desprende?, no podemos andarnos con chiquitas. Así que, cuando estés preparado empezamos.- guardé mi cuaderno y sacando la pluma extendí la mano hacía Dragunov, para chocarla en símbolo de amistad antes de empezar el combate.

- Preparado es mi segundo apellido, semisilfo - choqué las cinco con mi aliado de combate una vez que penetramos en la arena.

Me di cuenta de que se hacían muchas reverencias, y eso me daba un poco de corte. Yo no era de los nobles, sino un simple ciudadno de a pie luchando contra el día a día. ¿Pero de qué estoy hablando? Entre Dielf y yo nos encaramos con el oponente.

Antes el semisilfo mencionó no se qué de dar lo máximo de nosotros. La verdad es que aquel joven me daba mala espina. No le he visto con armadura y portaba un báculo. ¡Cómo odio a los magos! Eran mi peor pesadilla y uno de mis rivales preferidos, dada la dificultad.

En fin, desenfundé las dos Predators, flexioné las rodillas, arqueé la espalda y semiflexioné los brazos.

¡Por mí, que esta locura diese comienzo!

Mis compañeros se adentraron en la arena atravesando el arco de las puertas que estaba manteniendo, una vez me aseguré de que no venia nadie más las decidí cerrar, prefería que no nos molestara nadie. Me di la vuelta para observar el escenario, lo primero que hice fue avanzar caminando hacia uno de los bordes para poder observar el paisaje y la altura.

Una vez en uno de los bordes me agache y me asome, estábamos a buena altura, mi s manos se apoyaban en la arena, aquel tacto único no lo había experimentado desde hacía bastante tiempo, antes de la concepción y nacimiento de mi amada hija. Me levante con cuidado y decidí dar una vuelta para inspeccionar los alrededores, siempre junto al borde mientras tarareaba la canción.

“Viva, viva el amor,
Siente, ritmo latino”

Mientras tanto en mi mente analizaba a mis adversarios, conocía a uno y lo había visto en combate, si llegaba a darme con su pluma me costaría bastante curarme, pero aun así no me preocupaba, la canción me tranquilizaba. Lo único que me preocupaba era su acompañante, desconocía como se desenvolvía en combate pero por su aspecto parecía ser un guerrero, debería mantenerme alejado de él cuerpo a cuerpo y evitar un enfrentamiento directo si no era necesario.

Una vez acabé de revisar la torre regrese junto a mis adversarios y me coloqué a unos metros de ellos: disculpad, me habían pedido que revisara la torre, no he encontrado nada inusual así que podemos comenzar esta contienda.

En ese momento convoque a mi báculo que apareció en mi mano izquierda mientras los observaba y seguía tarareando la canción. Era tranquilizadora y pegadiza.

Dragunov parecía ansioso por empezar, y yo también tenía ganas de comprobar si mi adversario, a parte de ser poderoso, era un buen estratega. Pareció dar la vuelta a la arena, y después se disculpó diciendo que le habían pedido que la revisara. Mi mente empezó a volar entre pensamientos: Parece que habíamos topado con un pez gordo, ya que a parte del poder que rezumaba, hablaba de forma protocolaria, y había dicho que le habían ,andado revisar la arena, lo que daba a entender que era una persona importante y con experiencia en las estructuras de batalla. Además, su báculo resplandecía con una luz blanca, por lo que debía de ser adorador del Dios Blanco, y por ese motivo usaría magias de tipo curativo, eléctricas o luminosas. Por último pensé que a pesar de aparentar tan joven la tranquilidad con la que se estaba enfrentando a nosotros indicaba que debía de tener muchísima más experiencia en combate que nosotros. Era un adversario a tener en cuenta.
-Dragunov, veamos como se desenvuelve esto.- le dije haciendo una señal con la cabeza. Inmediatamente después, lancé un chorro de tinta en la dirección del adversario. Justo en el momento en que la tinta salió de la pluma, mis pupilas se dilataron y observé todos los movimientos que mi adversario pudiese hacer para descubrir sus patrones de combate y sus habilidades. También observé los movimientos de Dragunov, para adaptarme a una estrategia conjunta con él.

¡A por todas! En cuanto nuestro contrincante se hubo cerciorado de que nada nos molestaba, dio comienzo el combate. La iniciativa fue tomada por Dielf, quien lanzó parte de la tinta de su pluma.

De momento, me limité a apartarme del semisilfo. Al igual que con Exodian, practicaría una pelea a dos bandas. Ante enemigos desconocidos, precaución al máximo. Decidí probar suerte y conocer mejor a nuestro nuevo amigo iniciando una acometida con las dos espadas por delante.

Quería comprobar sus movimientos y reacciones. La treta sería preparada por el tío de las flores. Además, no sé por qué, pero me dio la impresión de que cantaba por lo bajo. ¿De veras estaba tan calmado?

Mis contrincantes tomaron la iniciativa en el combate, por un lado teníamos al joven semi-silfo que como ya había observado en su duelo, atacaba con tinta, aunque su disparo sería fácil de esquivar al atacar en línea recta. Pero estaba bloqueado por el guerrero que atacaba por uno de los lados ¿acaso atacaban cada uno por libre? ¿Sin ninguna estrategia o ninguna colaboración mutua? ¿Solo ataques a ver quien le daba?

Si el guerrero se acercaba se arriesgaba a ser rociado por la tinta pero no creía que su compañero fuera emprender un ataque contra su aliado, si esquivaba el disparo me vería obligado a enfrentarme directamente al guerrero por lo que sin perder la concentración en la canción seguí tarareando mientras me dividía en miles de luciérnagas luminosas que revoloteaban por todos lados esquivando a los dos.

Me alejé de ellos aprovechando el desconcierto que sentirían al ver que su enemigo se convertía en luciérnagas, me volví a recomponer en uno de los bordes de la torre y desenfunde mi espada mientras la alzaba al cielo, mi báculo estaba guardado a mi espalda. La luz bañaba mi espada cargándola y cargándola con la letal electricidad, ahora me encontraba sin poder usar ningún hechizo complicado por lo que me desenvolvería manteniendo a mis enemigos alejados con la electricidad de Tronadora.

“Viva, viva el amor
Locura, pasión de verdad”

De repente nuestro adversario, para nuestra sorpresa se convirtió en luciérnagas. Al principio me sorprendí, pero en seguida se volvió a materializar, cargando una espada eléctrica con el báculo a la espalda. Cerré los ojos durante medio segundo y suspiré profunda y largamente. ¿Que datos teníamos hasta ahora?. Primero, el chico, no quería un combate cuerpo a cuerpo con Dragunov, pero entonces, ¿por qué reunía energía en una espada?. Única respuesta: esa espada era en realidad un arma de larga o media distancia. Segundo, había esquivado mi tinta, lo que significaba que comprendía mis habilidades, y que si le caía una sola gota disminuirían sus posibilidades. Tercero, al tener su báculo detrás significaba que sus hechizos en estos momentos eran, o más débiles, o imposibles de ejecutar. Cuarto, con de acuerdo a lo tercero, esa espada tenía que ser bastante poderosa como para sustituir a los hechizos de un mago tan poderoso. En ese momento caí en un dato importante. Exclamé a Dragunov:
-Ten cuidado con esa espada, ves tu por la izquierda y yo iré por la derecha.-guardé mi pluma en el bolsillo, y me dirigí corriendo hacía el adversario, preparado para cualquier contra. Cuando estuve cerca de Dragunov le dije sin que el adversario pudiese oirlo:
-Dragunov, esa espada seguramente sirve como ataque de lejos o de media distancia, por lo que está cargando suficiente energía como para lanzar o alargar sus ataques, lo que significa que se está volviendo inestable, por ello, si hacemos que se colapse, esa técnica se puede volver en su contra.- dicho esto, confié en que a Dragunov se le ocurriese algo.

El joven esquivó la tinta y las espadas convirtiéndose en luciérnagas, lo que me dejó momentáneamente asombrado. ¡Ah, de algo me tenía que sonar aquel tipo! Me topé con él, cuando estuve ejerciendo de árbitro en el combate de un elfo contra Dielf. Me detuve en seco y contemplé hacia dónde iban aquellos insectos.

Tras volver a su forma humana, el joven empuñó una particular espada... Parecía que en esa espada concentraba gran energía. Dielf me murmuró algo cuando se me acercó. Lo pronunció velozmente y yo asentí a la vez que me alejaba varios metros de su posición.

Clavé una de las espadas en la arena y levanté la mano, apuntando hacia la figura de nuestro contrincante y pronunciando: ''Aqua''. De mi mano salió un potente chorro de agua líquida dirigida hacia el objetivo.

'' A ver si te gusta el agua...'', pensé. A lo mejor no le daba, pero aún tenía energía suficiente para lanzar media decena de Impactos Líquidos. Volví a recoger la espada anteriormente hincada en el suelo.

Mis contrincantes tardaron poco en descubrir mi trampa y en descubrir la posición en la que me encontraba, los dos parecieron ya haber planeado sus estrategias pues se acercaban a mi cada uno por su lado. A mi izquierda tenia al joven Semi-silfo mientras que a mi derecha tenía al guerrero que repentinamente soltó una de sus espadas para dispararme una especie de disparo de agua.

Era el momento de defenderme, opté por la elección más reveladora pero que me venía a mano. Con un tajo horizontal golpee el agua haciendo que parte se desviara mientras a mi simplemente me daba unas cuantas gotas de agua fresca que mojó la túnica con la que me había protegido. Pero había pagado un secreto, mi espada al rozar el agua empezaba a desprender chispas y el agua que caía de la espada y la que se encontraba en el suelo también soltaba alguna chispa.

Agradecía tener una túnica que me había evitado entrar en contacto directo con el agua, pero ahora el secreto de mi espada había sido desvelado y tenía que contraatacar rápidamente, contaba aun con mi magia que aun que no pudiera realizar complicados conjuros, a veces el hechizo más sencillo.

Con mi mano derecha tras la espalda realicé un pequeño conjuro mientras sujetaba mi espada que de vez en cuando soltaba chispas. Aun tenía a mi favor la ventaja de que ninguno de mis adversarios había visto todos mis hechizos por lo que pensé en el más sencillo que tenia, invocar a Zelenia.

Zelenia y yo habíamos estado muy unidos durante mi camino de mago, había sido la primera invocación que había dominado y se convirtió en mi consejera, hasta que desarrollamos un vínculo como mago e invocación. Los dos habíamos tejido una estrategia mentalmente por lo que alce mi brazo derecho con la esfera luminosa que era Zelenia e hice el gesto de lanzársela al guerrero mientras esta reaccionaba saliendo disparada hacia mi enemigo.

Aquella esfera o espíritu incorpóreo podía aparentar perfectamente ser un proyectil luminoso que había lanzado, aun si mi contrincante intentaba deshacerse de ella o golpearla, no sufriría daño al ser una simple luz incorpórea pero si era esquivada, Zelenia volaría y revolotearía alrededor de mi adversario con un único propósito, cegarlo.

Debía aprovechar esa ventaja que se me plantaba, así que girando mi cabeza hacia su compañero, cargué contra el mestizo con mi espada en mano para cuando estar próximo a él, dar un salto y alzar la mano izquierda para descargar un golpe en vertical con la espada sobre su cuerpo. Me arriesgaba mucho pero tenía que intentarlo si quería aprovechar todas las oportunidades que se me plantaban.

De repente una luz salió disparada hacia Dragunov. Confié en que pudiera hacer algo con esa bola, porque mi adversario se dirigía directamente hacía mí, levantando su espada, atacándome desde abajo con un tajo vertical. Eché mano a mi pluma, pero no me daba tiempo a reaccionar, por lo que decidí jugar mi baza estrella. El tiempo pareció ralentizarse mientras la espada ascendía hacía mi brazo izquierdo, directa a cerdeñarlo. Pero en ese momento, utilicé mi energía mágica para conjurar el hechizo más reciente que había aprendido: noté fluir en mi interior el alma salvaje de un animal, mezclando su espíritu con el mio y canalizando esa energía hacia el brazo. Esta vez, el animal elegido para la transformación sería un pez caparazón, y el área transformada sería tan solo la piel del exterior del brazo, que se transformó en escamas más duras que el propio hierro. Sabía que su espada podía electrocutarte con solo tocarte, pero esperaba que las escamas del pez fueran aislantes. Gracias a la suerte del destino, la espada al chocar contra mi revotó y no me electrocutó, por lo que supuse que el depredador que solía alimentarse del pez caparazón, sería la anguila eléctrica, por lo que sus escamas eran aislantes. Aprovechando el desconcierto de mi enemigo, lancé tinta de mi pluma a tan corta distancia que le sería muy difícil esquivarla, además lo hice de forma que se esparciese, impidiendo que escapara transformándose en luciérnagas.

¿Qué era eso que me había lanzado? ¡Quizá un proyectil! Utilicé las dos Predators a modo de bloqueo, pero apenas sentí imapcto de aquella esfera luminosa.

A lo mejor sólo era un simple engaño, pero aquella luminiscencia tenía más intensidad de lo que pensaba, como si de un enano sol se tratase. Me empezó a molestar girando en torno a mí. A pesar de algunos cortes que le intenté dar, comprendí poco después que era incorpórea... Mis ojos empezaron a sentirse agobiados por aquella pesadez. En fin, habría que contrarrestar de algín modo su continua luminosidad.

Como respuesta, me puse la capucha de modo que los ojos se inmiscuyeran en las sombras. Así, si a esta bola encendida se le ocurría por un causal acercárseme al careto, pues simplemente me apartaba.

El efecto de la ceguera se retardaría un momento, el cual yo aproveché para ir en camino hacia nuestro contrincante. Dielf estaba ahora luchando con él y pude ver que convertía una parte de sí mismo en una especie de armadura animal, ejecutando acto seguido el chorreo de tinta... ¡Ah, qué luz más pesada! Esperaba que se desvaneciese pronto...

Las oportunidades no había que desperdiciarlas pero eso también lo podrían hacer mis adversarios, había conseguido que Zelenia molestara al guerrero de forma que no vería tanto como al principio del combate además de que con la capucha tenía un punto ciego que era su espalda. Mientras yo me enfrentaba al semi-silfo este resultó ser más astuto de lo que pensaba, mi espada que había descargado sobre él rebotaba en un escamoso brazo que acababa de aparecer, magia.

Eso había sido un descuido por mi parte pues ahora él contraatacaba con un disparo directo de tinta que intente esquivar dando un salto hacia atrás pero solo consiguiendo que terminara con mi túnica perdida de tinta, debía actuar rápido, ya no me importaba si se me acercaban mis atacantes, debía deshacerme de la tinta y solo una idea de me paso por la cabeza.

Sin importarme nada alcé la espada y se la lancé al semi-silfo con el propósito de retardar algunos segundos lo que intentara hacer sobre mí, lo que aproveche para dar un sonoro rugido mientras mis rasgos se volvían salvajes y mis músculos se agrandaban al igual que mi estatura. Mi ropa desapareció y con ella la tinta evitando cualquier peligro, pero otro precio había pagado, mi magia resultaba inútil en esta forma por lo que Zelenia desapareció, pero no significaba que fuera inútil así, tenía mi aura eléctrica que sería mi as en la manga.

Ahora era más rápido y era una ventaja que aproveché, empecé a correr en círculos alrededor de ellos a cuatro patas mientras los observaba, si conseguía trotar rápidamente podría intentar despistarlos para hacer un ataque por sorpresa (Como no era un kamikaze, daba vueltas a unos metros alrededor de ellos para evitar cualquier enfrentamiento directo)

Nuestro adversario resultó ser muy inteligente, y aunque mi tinta dio en el blanco, este la hizo desaparecer, transformándose en una forma bestial de lobo, y además, antes de transformarse me había lanzado la espada, la cual rechacé sin problemas con mi brazo transformado, enviándola lejos del licántropo. Un nuevo dato se añadía a la ecuación, por lo que volví a suspirar y me puse a cambiar la estrategia: Mi brazo transformado no serviría contra ese lobo bestial, por que aunque no consiguiese atravesarlo, la fuerza del golpe podría fracturarme el hombro. Además, parecía mas rápido y se comportaba como un depredador, dandonos vueltas y esperando el momento propicio para atacar. Deshice mi magia de transformación y seguí pensando. Ahora que había aumentado su velocidad, sería mas difícil que le acertase con mi tinta, por lo que era necesario inmovilizarlo, pero yo carecía de la fuerza suficiente como para eso, y Dragunov, que aunque se había librado de la molesta luz no parecía tampoco tener la fuerza suficiente. La luz había desaparecido, lo que significaba que su magia se había disipado, pero no creía que él fuese del tipo de enemigos que prefieren la fuerza bruta, por lo que tenía que haber gato encerrado. En ese momento se me ocurrió algo, era un poco descabellado, pero serviría.
-Drag, ¿crees que podrás darme algo de tiempo, quiero preparar algo?- le susurré ahora que lo tenía a mi lado. Mi hechizo de transformación tardaría un poco en poder volver a usarlo, por lo que decidí que la defensa era ahora la prioridad. Lancé un circulo de tinta a mi alrededor, y me coloqué en el centro. A continuación usé mi magia del bosque para lanzar parte de la tinta del suelo hacia todos los lados al mismo tiempo, con una ráfaga de viento.

¡La magia ya empezaba a mascarse en el ambiente! Lo primero fue la transformación de nuestro adversario en un hombre-lobo, el cual empezó a rondar a nuestro alrededor, como si quisiese jugar con nosotros. La verdad es que estaba asombrado con esas bestias, siempre tan pesadas e impredecibles.

Mientras, mi amigo el semisilfo, tras detener esa espada que le había lanzado, empezó a derramar tinta por donde estábamos, diciéndome por lo bajo que necesitaba tiempo y seguridad, a lo cual yo asentí.

Yo, por mi parte, enfundé las espadas ligeras y eché mano a la Unholy, un espadón que recientemente había adquirido. Me alejé unos pocos metros de Dielf y adopté la defensiva inmediatamente, vigilando aquel correr de patas de nuestro peludo contrincante.

No me gustaba ser la presa de los demás.

Mis adversarios parecían no asombrarse de mi transformación pero no le di importancia, ahora era el momento de planear una nueva estrategia, el semi-silfo atacaba con la tinta, tendría que deshacerme de la pluma mientras que el guerrero atacaba cuerpo a cuerpo y con agua, podría ser un paladín o un mago muy novato, aunque me decantaba por lo primero.

Empecé a almacenar electricidad en mi pelaje mientras que cuando contactaba con el suelo dejaba una pequeña estela eléctrica que se iba intensificando a medida que almacenaba energía. Entonces el joven mestizo empezó a extender su tinta por todo su alrededor y la empujaba hacia los alrededores con un propósito, atacarme, tenía que actuar rápido, sabía cuan mortífera podía ser su tinta. Atacar al joven otra vez sería un suicidio, estaba empuñando su pluma y seria como ponerme delante de una flecha.

Pero el guerrero parecía más indefenso ahora, portando esa pesada armadura metálica, metal.

Paré en seco y gracias a mis habilidades desarrolladas salte por encima de la ola de tinta con el objetivo de caer sobre el guerrero, pero no le sería fácil esquivarme, pues en el aire empecé a concentrar energía a media que caía para una vez caer liberarla como un campo eléctrico con la esperanza de que si mi oponente portara suficiente metal se convirtiera en un gran pararrayos además de que también esperaba que la tinta condujera electricidad.

Observé como mi adversario se lanzaba sobre Dragunov, esquivando de un salto mi oleada de tinta. Además parecía que llevaba en el pelaje una especie de campo eléctrico que seguramente era muy nocivo. Supuse que se había lanzado sobre Dragunov, por que él llevaba piezas de hierro en su armadura y actuaría de pararrayos, por lo que el golpe sería mas fuerte. Tenía que pensar en algo rápido, y de repente se me ocurrió una idea para minimizar el daño sobre Dragunov y sobre mi. Coloqué las manos en posición hacia Dragunov y lancé una onda de aire contra él, con todas mis fuerzas, dejándome bastante agotado, pero por lo menos esperaba que lanzase a Dragunov lejos de el ataque. También salté hacia atrás aprovechando el retroceso de la onda de aire, alejándome más de él. Teníamos que pensar en algo rápido. Solo teníamos que aguantar 1 minuto más y todo estaría preparado.

Nuestro contrincante vio claro que jugar con el semisilfo era como tentar a la suerte, por lo que decidió probar conmigo. En una de sus frenadas, saltó hacia mí cargando electricidad. Supe que portaba en ese momento armadura y que la descarga podría ser muy perjudicial para mí. Puse la Unholy en medio para bloquear su caída, pero sabía que la corriente me cobraría factura.

Sin embargo, Dielf actuó soplando de tal modo que me pudo desplazar varios metros sin llegar a caerme al suelo. Me solté la armadura que recubría la caja torácica, además de las hombreras e inicié una acometida contra el licántropo con la espada apoyada en uno de los hombros. Tenía pensado practicarle un corte vertical o en diagonal...

Lo que me planteaba dificultad era la electricidad en aquel momento.

Mi electricidad se esparció chocando contra el suelo arenoso y tocando la tinta que se electrifico, puede que no hubiera alcanzado a mis oponentes con aquel campo que había generado pero estaba seguro de que habían sido afectados los dos por la electricidad, puede que no directamente.

Era momento de actuar, mi pelaje se tornaba negro y se apagaba como resultado de haber descargado la electricidad que había acumulado en él, tardaría un tiempo en volver a poder cargar electricidad, tiempo en el que debía luchar. Era el momento de aprovechar que estaba cerca de mis dos oponentes, el mestizo parecía el más desprotegido de todos pues él había empleado su magia en atacar con su tinta.

Sin pensármelo dos veces empecé a correr en su dirección y a los cuatro o cinco pasos salté sobre mi pequeña pres alzando mi brazo izquierdo y enseñando mis afiladas garras que nacían de mis manos semi-humanas, con el propósito de atacar a mi contrincante con unos zarpazos mientras le inmovilizaría con mi peso al caer sobre él.

Conseguí esquivar la electricidad por los pelos, y el campo eléctrico, al extenderse por la tinta, me había alcanzado la pierna, y me notaba convulsiones en el bíceps. No podía moverme igual de rápido que antes, y parece que fue en el peor momento de todos, ya que el licántropo se lanzó sobre mi. Intenté esquivarlo por completo, pero no llegué a tiempo y, aunque evité el golpe directo, una de sus garras me desgarró el pantalón en la pierna izquierda y me produjo tres cortes superficiales, lo que me provocó que cayese al suelo cerca de él. Tan solo faltaban 20 segundos para poder ejecutar mi plan, confiaba en que Dragunov diese todo lo que tenía en esos 20 segundos para quitarme al enemigo de al lado y entretenerle mientras completaba el tiempo que quedaba.
-¡Dragunov, quitamelo de aquí, haz lo que sea, pero apartale de mi!.- le grité antes de que el licántropo volviese a la carga. Solo 18 segundos más...

La corriente eléctrica me afectó también, sobre todo en brazo izquierdo, produciéndome un calambre de toma y no te menees. A pesar de haberme dañado, continué mi acometida, pues vi que el semisilfo había sido parcialmente derribado por nuestro oponente. Este al parecer, perdió el tono de su color, asemejándose a un licántropo normal y se disponía a atacarle.

Mientras cargaba, bajé la Unholy rozando la punta y la parte superior del filo con el suelo, como si quisiese barrer o llamar la atención. A menos de dos metros, levanté el espadón y, dando un tremendo brinco, me abalancé sobre el rival. La espada se dirigía en diagonal hacia su hombro, interponiéndose la hoja de la Unholy entre Dielf y nuestro lobuno adversario...

Mi presa había sido herida en un intento de escapar, aunque solo había conseguido rasgarle el pantalón, no me fije bien pero creía haber visto que le había producido alguna herida no muy profunda, ahora debía de encargarme de su amigo que salta en auxilio de su compañero en peligro, sonreí por lo bajo y de un salto me aleje de ellos mientras veía la espada del hombre golpear la arena.

En ese momento me alejé n poco y recobré mi forma humana con la parte superior de torso desnudo, era un alivio tanto para el calor que hacia allí arriba como para la tinta que había manchado mi ropa, empecé aplaudir alegremente mientras observaba a mis contrincantes.

Bravo, hace mucho tiempo que no puedo disfrutar de un combate que me pusiera las cosas un poco difíciles, con su permiso, voy a ponéroslo más difícil-les conté para después darme la vuelta hacia uno de los bordes que tenia detrás y correr hacia él para después saltar.

Sentí el frio aire rozarme, después de un calor sofocante era de agradecer una refrescante brisa, desde aquí se podía ver una inmensidad de zonas, pero era momento de volver. Invoqué mi báculo e hice un hechizo de llamamiento, partículas de luz empezaron a juntarse para formar a una hermosa ave parecida a un fénix o un pájaro Wisiul.

Caí sobre su lomo mientras el ave invocada me llevaba en sus hombros recorriendo la pared de la torre hasta alzarse sobre la plataforma en la que estaban mis contrincantes, me elevé por los cielos sobre ellos mientras los observaba. Mientras tanto seguía tarareando.

"Bajo el sol, junto al mar,
tu yo, viva la música"

Pareció que nuestro adversario estaba loco, saltó desde la torre. Pero poco después volvió subido en un pájaro luminoso, nos dio una pequeña pausa, y hasta nos felicitó. Lo bueno es que este momento me aproveché de eso y dejé pasar tranquilamente los 18 segundos restantes mientras me limpiaba la herida de la pierna. Volviendo a su forma humana invocó un pájaro que parecía hecho de luz. Pero mi estrategia ya estaba completa. Me levanté lentamente con la pierna vendada con un trozo del pantalón que había caído al suelo, y parecía que el efecto de la electricidad ya se estaba disipando y podía caminar mejor aunque me escociese la herida. Decidí darle un poco de conversación también:
-La verdad es que eres tan fuerte como creía, incluso sobrepasas mis cálculos, pero tienes razón, tenemos que empezar a ir con todo, si no no acabaremos nunca.- miré a Drag y cuando me cercioré de que no había sufrido daños demasiado graves decidí empezar con mi estrategia: Me coloqué la mano izquierda sobre los ojos, y concentrándome, sentí como un alma furiosa y salvaje intentaba dominar a la mía. Me costó unos segundos controlarla, pero por fin conseguí fusionarme. Cuando retiré la mano y abrí los ojos, estos se habían transformado en los de un basilisco. Jamás hubiera usado esta transformación contra un mago e fuego, por que ahora tan solo veía el calor de la gente y un mago de fuego me hubiese cegado, pero contra un mago de luz era perfecto, ya que no me cegaría con sus hechizos. Además, los ojos del basilisco, si los miras de lleno, te matan instantáneamente.
Levantando la cabeza hacía mi adversario le dije tranquilamente: -Bueno, ¿continuamos?- Tenía curiosidad de saber como iba a ser este capaz de luchar contra mi sin arriesgarse a mirarme a la cara.