Dos nuevas ecuaciones se añadieron a la ecuación. La primera: mi enemigo, aun sin conocer su nombre, pasó a tener de sobrenombre ''Topillo'', pues el muy desgraciado se limitaba a meterse bajo tierra cual topo gigante. Y la segunda cosa era que yo era un ángel caído, mi vista de demonio podía percibir tanto presencias impías como las puras.
¿De nuevo pretendía enterrarse y descansar? ¡De ningún modo! Contemplé con mi vista demoníaca cómo se iba un puñado de metros a otro lado. Para que no me sintiese, di un salto hacia su posición a dos metros por encima del suelo y, antes de aterrizar, mis cadenas se desplazaron penetrando bajo tierra en dirección a su aura de vampiro, y le apresaban rodenado su torso y brazos. Apliqué fuerzas para enderezar las cadenas en torno a ''Topillo''.