El libro y el arco (PRIVADO Dielf (DeathAlquemist) y Skulin)

Todo esto ocurrió un tiempo antes de encontrarme con Striker. Estuve durante mucho tiempo vagando por las tierras de los elfos, buscando inspiración para una novela romántica, fijándome en las estructuras élficas de gran belleza que me rodeaban. En uno de los viajes con una caravana de comerciantes, los cuales habían sido muy amables dejando que me quedase con ellos, una noche oscura, escuchamos unos ruidos tras nosotros. De repente al girarnos, habían tres bandidos cerca de unos árboles cercanos. Uno de ellos era un humano, el otro un bajo elfo con la piel y cabellos bastante pálidos y que mediría alrededor de un metro noventa, y el último un enano con una enorme hacha. Dos de los comerciantes que estaban a mi lado desenfundaron las espadas, pero de repente, y a gran velocidad, el elfo sacó el arco y con pasmosa puntería los derribó a ambos de un flechazo en el pecho. Yo me quedé quieto en el centro, asustado y sin hacer movimientos bruscos. No atacaron a los demás, por lo que intuí que solo querían el dinero y si no ofrecíamos resistencia no nos matarían. Me dirigí hacia el elfo: -¿Por que haceís esto?

Yo y mis nuevos compañeros a los que me encontré en el cuartel de los mercenarios. Nuestro objetivo una caravana que llevaba una joya real. Cuando llegamos allí nos sorprendimos, para una gran joya real, solo dos guardias y un chico que no parecía ninguna amenaza. Los caravaneros se percataron de nuestra presencia, por culpa de ese enano escandaloso.

Nada más desenfundar sus espadas, les lance lo más rápido posible una flecha a cada uno en el pecho. Me prepare para atravesarle el cuerpo con una flecha pero antes el dijo: -¿Por qué hacéis esto?

-Por trabajo, chaval, sin trabajo nos quedamos en la calle, y si nos quedamos en la calle no matamos, así que mantente fuera del asunto o atente a las consecuencias. -Pero de repente...

La respuesta que me dio me sorprendió bastante, pero en el momento en que el enano y el humano se acercaban a la caravana, una bola de fuego salió disparada hacia el humano, haciendole arder. Cuando el enano se percató, se giró hacia el lugar de origen de la bola, en la copa de un árbol, pero nunca llegó a ver cual era el autor de la muerte de su compañero, ya que un rayo le impactó de pleno en el pecho, matandole al instante. De repente, y no se porqué, mi cuerpo reaccionó a gran velocidad y me lancé sobre el elfo, tirandole al suelo, y yo con él. Un segundo después otro rayo impactó en la posición en la que había estado el elfo. Miré en la dirección del origen de dichos hechizos, y vi a un mago con una túnica violácea que bajaba tranquilamente del árbol, como si él no hubiese hecho nada. Se acercó unos pasos hacía mi y el elfo y dijo: -Tu, el rarito del libro, no tengo nada contra ti, apártate y te dejaré vivir.-
Por supuesto no pensaba apartarme. Este tipo no parecía que matase a la gente por trabajo o por que no tuviese para comer, y la verdad es que sentía un poco de lástima por el elfo que tenía que hacer cosas tan horribles para poder sobrevivir. Saqué mi pluma del bolsillo y me puse en guardia, esperando a ver como reaccionaba el elfo.

Una bola de fuego hizo arder a mi compañero humano y un rayo atravesó al enano. Me sentí aliviado, así no tenía que matarlos después para llevarme la recompensa entera. De repente el chico con un libro en la mano se me tiró encima, nada más caer el suelo saque una daga para clavársela, pero de repente un rayo cayó en la zona donde estaba yo antes. Entonces me di cuenta de que había salvado mi vida, guarde la daga y le dije:

-Gracias...

De repente vimos un mago con una túnica violácea, recordé que fue el mismo mago que nos dijo que nos alejáramos de la caravana o que nos mataría. Descubrimos que las amenazas eran verdad así que me preparé para la pelea.

-Tu, el rarito del libro, no tengo nada contra ti, apártate y te dejaré vivir.

El mago me quería a mi, pero el joven del libro no se quiso ir, me resultó raro ver a alguien que no huía cuando estaba cerca de mi, le dije:

-Si quieres huir, huye, si tienes ganas de fiesta, quédate...

El elfo me dio las gracias y dijo:- Si quieres huir, huye, si tienes ganas de fiesta, quédate...-
¿Ganas de fiesta? Umm no, creo que no, pero no podía huir y simplemente ver como asesinaban a alguien. En este mundo había tres tipos de asesinos: Primero los que mataban por venganza, yo no lo aprobaba pero me parecía bastante justo; segundo los que mataban para poder vivir, aun lo aprobaba menos, pero si lo hacían para poder comer, yo no era quién para juzgarles; por último, y a estos era a los que más odiaba, estaban los que mataban por diversión. El mago que tenía ante mí parecía divertirse bastante, e ignoró por completo el tesoro que portaban los mercaderes, por lo que no lo hacía por dinero... ¿venganza tal vez? eso explicaría el por que me dejaba marchar. Pero de repente me fijé en su túnica: era exactamente del mismo tipo que había visto en los libros de mi padre, era un sectario. Seguramente iba en busca de cadáveres con los que practicar necromancia, y por eso me dejaba marchar, ya que al ser mestizo, experimentar conmigo sería más difícil que con alguien de raza pura. De todas formas, me dispuse a pelear contra él, y sacando mi daga, se la arrojé a la cara, mientras expulsaba tinta por mi pluma, intentando alcanzarle. Este esquivó facilmente la daga y no dejó que le tocase la tinta, echándose hacia atrás. Esperé que el elfo hiciese algo para acabar con él rapidamente, por que como le dejásemos lanzar otro hechizo esto se pondría peligroso.

El muchacho no se quiso ir, simplemente se quedo allí parado, para ayudarme, me sorprendió mucho ya que nadie me había ayudado antes, me hizo pensar, en como alguien que no conozco me pudo haber ayudado a un asesino como yo. Quizás era el momento de hacer un cambio dejar la vida criminal de lado y pasar a una vida más sedentaria.

El joven le lanzó una daga que fácilmente esquivo, pensé que era el momento para lanzarle una par de flechas, lo más rápido posible le lance tres flechas, las dos primeras flechas las esquivo, pero la tercera logró acertarle en el pie, consiguió que cayera al suelo y que no volara, pero el combate aún así será duro.

-Prepárate, porque le hemos enfadado...

Parece que el elfo era un arquero muy capaz, y consiguió herir a nuestro adversario en un pie, dejándolo brevemente inmovilizado e impidiendo que levitase. Decidí aprovechar la ocasión y lanzarle la pluma al mismo pie que el elfo había clavado en la tierra con la flecha, por lo que el mago no consiguió esquivarla y esta se le clavó al lado de la flecha. Pensé que el combate ya había acabado, pero parecía que el enemigo era precavido, y quitándose las dos cosas del pie, lanzó un hechizo de curación que le extrajo la tinta de la sangre. Y yo que creía que ya le teníamos... había que pensar en otra cosa. Hice venir hacía mi la pluma usando la magia del bosque y me puse de nuevo en guardia, esta vez acercándome más al mago y lanzandole otro chorro de tinta, que bloqueó con un escudo de hielo. Estaba claro que nos costaría dañarle, por que pese a que parecía un mago de ataque, resultaba que se defendía muy bien. Me lanzó un rayo, que esquivé a duras penas y que impactó en la carretilla de los mercaderes, destruyendo todo lo que habían llevado en ella.

El joven del libro le lanzó una pluma que se le clavó en un pie al mago, justo al lado de la flecha que le había disparado hace un momento. Tras que el mago se quitaba las flechas y las plumas de los pies, tras eso lanzó un rayo que destruyó la caravana y su preciado botín. Me enfadé ya que ya no podría volver a la compañía de mercenarios, y eso significaba sin dinero, sin trabajo y en la calle.

Me lance con las dagas al cuello del mago, pero al llegar donde estaba él, se desvaneció en el aire, saqué el arco y le lance un par de flechas que terminaron en los árboles de detrás. El mago consiguió esquivar de nuevo, pero de repente detrás mio apareció, y aparecí en la copa de un árbol de la patada del mago. Me levante.

-Me has cabreado, y a mi no se me cabrea...

Parece que el mago no solo se defendía decentemente, sino que además era muy rápido. Teníamos que acabar esto antes de que nos cansasemos y empezara a tomarnos ventaja. Salí corriendo hacía el mago, por el camino agarré mi pluma y le lancé un chorro de tinta. Lo esquivó un par de veces hacía atrás. Entonces lo vi claro: el mago seguía un patrón, y ahora tocaba... detrás mio. Puse la pluma en dirección a mis espaldas, por encima del hombro y disparé otro chorro esperando no fallar esta vez. Tal y como lo había planeado, el mago apareció detrás de mi y no le dio tiempo a reaccionar, llenandose de tinta completamente... Entonces sin gastar más tiempo, pronuncié el hechizo:
-Blodau Tempano Eterno- Inmediatamente el mago se llenó de estas flores heladas, quedando parcialmente congelado. Entonces me senté en el suelo completamente derrotado por el cansancio. Esperaba que el elfo diese el golpe de gracia.

El otro joven con una gran técnica, inmovilizo al mago, y me lo dejó para que le diera el golpe de gracia, me lance desde lo alto del árbol a donde se encontraba el chaval en el suelo, y decidí como acabar con el viejo. La mejor idea fue lanzarle una flecha ardiendo a la zona que no estaba congelada para que ardiera y se congelara a la vez.

-Prepárate viejo...

Le lance la flecha, y justo antes de que la flecha le impactará se le notaba una mirada de terror en la mirada. Cuando le flecha impactó el viejo ardió como el infierno, tras eso su cuerpo calcinado y aún caliente cayó al suelo. Le tendí la mano al joven para que se levantara.

Después de acabar con el mago en un bautizo de fuego y hielo, el elfo me tendió la mano. Agradecido se la agarré, levantandome. Le miré fijamente, y con una amplia sonrisa en mi cara le dije: -Bueno, parece que esto ha acabado, muchas gracias por ayudarme a acabar con él. Mi nombre es Dielf, un semisilfo. ¿Cuál es el tuyo?- le pregunté mientras me limpiaba un poco las ropas llenas de polvo y guardaba mi pluma. Esperando su respuesta, miré pensativo las cenizas del mago. Era la primera vez que mataba a alguien. Me sentía mal por dentro, pero sabiendo que había sido en defensa propia, esa sensación se calmó poco a poco.
Antes de que me pudiese responder añadí: -¿Qué harás ahora que has perdido el botín?

El joven se ayudó de mi mano para levantarse, nada más levantarse me preguntó mi nombre, mientras él se limpiaba el polvo y guardaba su arma. Pero antes de que le pudiera contestarle, me lanzó otra pregunta, que fue: -¿Qué harás ahora que has perdido el botín?.

Guarde mi arco y las pocas flechas que quedaban, y le conteste:
-Skulin, me llamo Skulin.-Dije mientras le tendía la mano.- Y supongo, que me iré a vivir a Rosbasha, ya que si no entregó el botín, en el grupo, la pena es de muerte, y no puedo acercarme.

Camine un poco hacía un árbol cercano, donde saque la vieja pipa de fumar de mi padre, y empece a fumar un poco. -¿Y tú, qué harás ahora?

Parece ser que el elfo, Skulin, iba a dejar la vida de mercenario... me algraba de ello. Me preguntó que cual sería mi camino a partir de ahora. Le respondí: -Mi nombre es Dielf, y la verdad es que viajo de un sitio a otro en busca de historias o inspiración para escribir.- me fijé ne que fumaba de pipa, algo muy elegante para un mercenario o un asesino. Le observé con cuidado: parecía un tipo curioso, digno de analizar. Supuse que podría escribir buenas historias si viajaba con él, por lo que añadí: -¿te importaría que te acompañase a Rosbasha?- Mientras sacaba mi libro y me ponía a escribir una historia sobre un heroe y un dragón, esperé pacientemente su respuesta.

Me preguntó si podía venir conmigo, yo estuve dudando, ¿y si era como el mago? ¿y si quería matarme? pero ¿y si no? ¿y si solo quería escribir sobre mi?.

-Claro, por que no...

Respondí sin mucha seguridad, me acompañaría hasta Rosbasha, pero yo estaría pendiente de que no me hiciera una jugarreta. Examine los cadáveres para coger el poco oro que había, para poder empezar una nueva vida, lejos de los mercenarios y lejos de la criminalidad.

Recogimos nuestras cosas y nos dirigimos por el camino, hacía Rosbasha...

Skulin me dio una respuesta positiva, lo que me alegro mucho. Después de rebuscar el dinero de los cadáveres, partimos hacia la ciudad. Pasamos el bosque, entre comentarios furtivos de una conversación no muy fluida, y llegamos a los primeros pueblos, donde paramos a tomar algo en una pequeña taberna. En dicha taberna, parecía que Skulin observaba atentamente todo lo que ocurría. Intenté comenzar de nuevo una conversación: -Oye, ¿cómo piensas ganarte la vida a partir de ahora?-
Le pregunté mientras sorbía mi bebida fría.

El joven me volvió a preguntar que iba a hacer con mi vida a partir de ahora, la verdad no lo sabía, pero entonces vi en un pergamino en la barra, donde ponía: ''Se vende, por 10 monedas de oro, en la afueras de Rosbasha''.

Un edificio cuyo precio me sorprendió, ¿porque estaría tan barato?.

-Pues no se, supongo que compraré ese edificio.

Dije mientras señalaba con el dedo el pergamino.

-Y ¿tú que harás, a partir de ahora?

Dije mientras le daba un sorbo a mi vaso de cerveza y cogía unos pocos cacahuetes del plato que estaba en la barra.

Su respuesta me sorprendió bastante. Me preguntó lo mismo él a mi. La verdad es que no me lo había planteado demasiado: -Supongo que seguiré viajando en busca de inspiración para mis novelas-
Respondí mientras pagaba mi bebida al tabernero.
- y, ¿Para que quieres comprar un edificio, no será para vivir ahi no?, no parece muy adecuado para vivir- dije mirando la ilustración que venía en el papel.
Dicho esto me levanté del taburete y me puse a escribir, esta vez de pie y mirando a Skulin, esperando por una respuesta.

Me contó que seguiría buscando inspiración e historias para su libro. Bebí un trago de mi vaso de cerveza y pensé. Entonces el joven elfo me preguntó si iría a vivir a ese edificio.

-Claro que no, primero lo reparare, luego abriré un negocio, que todavía no se que será, y más tarde con los beneficios me compraré una casa en la ciudad.

Saque la pipa otra vez y continué fumando un poco, a la vez que bebía.

-¿Y tú? ¿Donde vives?- Le pregunté para sacar un poco de conversación.

Me levanté le di el dinero al tabernero y me dirigí a la puerta.

Skulin me dijo que repararía el edificio, y me pregunto algo parecido a mi.
-Pues creo que me compraré una casa cuando tenga suficiente dinero...- le dije con una sonrisa, y como vi que se levantaba, yo hice lo mismo y pagando salí de la taberna. Además añadí: -Bueno, parece que aquí se separan nuestros caminos, me ha encantado conocerte, y espero que nos vemos pronto...- diciendo esto me alejé muy lentamente esperando una respuesta. A partir de ahí, seguiría mi camino escribiendo novelas y puede que usase a Skulin como ejemplo para un personaje. Sonreí.

Salimos por la puerta, y llegamos a nuestro objetivo. El joven me dijo que le había encantado conocerme.

-Me sorprende que te haya gustado conocer a un asesino/mercenario. Ha sido un placer, espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.

Me aleje lentamente hacía el atardecer, me metí en el edificio que se encontraba cerca de la ciudad de Rosbasha. Esperando que la alegría y la vida de la noche cubriera todo Gold.

(TEMA CERRADO)