Bienvenidos a la posada SWEET DREAM

-Yo no me preocuparía tanto, quiero decir, es parte de ti, no puedes esconderlo para siempre, hasta el hombre más culto deja salir de vez en cuando su lado animal, cuanto más intentes ocultarlo antes te estallará en la cara, estoy hablando por hablar así que igual me equivoco, pero ¿no es mejor plantarle cara y convivir con ello? Aunque no te lo creas, yo también he tenido que luchar contra algo muy poderoso, si no lo hubiese superado tal vez no seguiría con vida.

Suspiré y le sonreí de forma triste, eran cosas que no me gustaba recordar:

-Bueno, no me hagas mucho caso-me acabe mi bebida y me levanté dejando unas monedas en la mesa- ¿nos vamos?-dije intentando recuperar el ánimo y fingiéndolo bastante bien.

-Es posible, pero a mi forma de ver lo mejor es aprender a convivir con ello.-contesté a una pregunta no formulada y entonces escuche una pregunta real- ¿yo? A la soledad, al miedo y a la sed de venganza, una sed que me hacía odiarme a mi y a los que me rodeaban, una sed que oscurecía el corazón y que sigue estando conmigo, pero que no dejo que me domine.-lancé un suspiro, mientras andábamos por la calle, me detuve frente a una iglesia- a los 7 años mataron a mi familia delante de mis ojos y yo le arranqué el brazo a la persona que lo hizo, durante mucho tiempo lo único que busque fue encontrarlo para acabar con él de la forma más cruel que se me viniese a la cabeza.-le miré para ver su reacción y sonreí tranquilizándolo pero mi expresión seguía algo apática- luego pensé, ¿de que me sirve matarlo? mi familia no volverá aunque el desaparezca, y además cuando me vio su cara se contrajo con dolor y no solo por el del brazo cortada, si sigue vivo ese peso sigue en su conciencia y ahora pienso que es suficiente castigo, no puedo decir que lo perdone, porque estaría mintiendo, la verdad es que deseo que sufra, pero cada vez que pienso en eso, no me reconforta, solo hace que la ira hierva en mi sangre, así que prefiero avanzar y seguir adelante, he aceptado que esas sensaciones me van a acompañar por el resto de mi vida porque son parte de mi, pero una vez logré controlarlas pude respirar mucho mejor.

Me desperecé levantando los brazos hacia el cielo, y mirando directamente al sol, y sonreí como siempre sin rastro de tristeza o pesar en mi cara:

-Si, definitivamente prefiero sonreír y avanzar cogiendo las cosas como vienen, es liberador, para que lo entiendas,-le miré a la cara- es como volar.

-Como volar ¡eh!, me gusta esa frase pero lo mio es más grave, no te imaginas lo que es tener una voz que te diga que mates a cualquier persona. Esa parte de mi es capaz de matar a cualquiera incluso a mi propia familia por lo que ya es mucho sufrimiento para mi. La cosa es que ha mi no me han hecho nada pero esa parte de mi no tiene piedad. Cuando me transformo en el tengo que tener cuidado por que al más mínimo despiste podría hacer algo de lo que lamentarme toda mi vida.-le decía mientras le daba la espalda y secaba una lágrima por malos recuerdos que habían pasado en ese momento por mi mente.-Bueno te enseñare a multiplicarte dentro de poco así atenderás la tienda-intente cambiar de tema.-Luego me iré.

-Es posible, respondí tras escuchar su explicación-la verdad es que no puedo imaginármelo.-Después me dijo que se marcharía- gracias, me sería de mucha ayuda que me enseñases, y no puedo replicar, me has ayudado mucho y ya me dijiste que solo serían un par de días, así que cuando llegue el momento ya nos despediremos, por ahora vamos a divertirnos un rato.

Le estiré del brazo y entramos en el mercado.

Casi pierdo de vista a Piro, pero entonces vi que había entrado a una tienda y me acerqué justo a tiempo de ver que se estaba por marcharse, aunque el hombre de la tienda le estaba hablando, me sorprendí ese idioma era realmente antiguo, nunca lo había escuchado usar pero si que lo había leído en algunos libros, me puse entre los dos y dije intentando usar el mismo lenguaje que había estado aprendiendo:

-Disculpe señor, mi compañero y yo nos preguntábamos qué es lo que venden en esta tienda, ya que no se parece en nada a las demás.

Deseaba que me hubiese entendido y esperé su respuesta.

Sonreí, al parecer, el hombre si me había entendido, me explico lo que vendían y el porque tenían tan pocos clientes, empecé a traducírselo a Piro una vez el anciano terminó de hablar, lo cierto es que era una lastima, la tienda era estupenda y el anciano muy agradable, miré el mercado, y al hombre, entonces mi mirada se dirigió a la biblioteca, esa podía ser una buena solución, sonriente me giré al anciano y le dije en ese idioma:

-Espere un segundo, pienso ayudarle.

Arrastré a Piro hacia la biblioteca dejando al hombre parado enfrente de su tienda y mientras corríamos le contesté a sus preguntas:

-Le entiendo porque leo mucho, y me he encontrado con más de un libro en ese idioma así que para leerlos me obligué a mi misma a estudiarlo, ya te dije que quiero escribir un libro sobre gold, si no conozco todo su pasado ¿como podré hacerlo? necesito saber todo lo sucedido ya sea leyéndolo o investigándolo, la verdad prefiero lo segundo, la historia cada cual la cuenta como le da la gana, pero prefiero formarme mi propia versión.

Llegamos a la biblioteca y respiré entonces entramos y en voz baja una vez junto al mostrador dije:

-Disculpe ¿aquí hay alguien que sepa hablar ático y que viva por la zona?

Nos hizo ir a la parte de arriba donde encontramos a un joven al que le expliqué la situación y accedió a acompañarnos.

Al volver con el hombre empecé a explicar la situación más detalladamente a ambos, Piro al parecer, aburrido entró a la tienda mientras yo me quedé hablando, cuando conseguí explicar la situación y el joven acepto ayudar al hombre, no pude ni decir que nos tendríamos que marchar porque el hombre empezó a soltar un montón de palabras de agradecimiento, tan rápidas que no lograba entenderlas, cuando conseguí hacerle entender que teníamos prisa, Piro ya estaba a mi lado, nos alejamos un poco y lancé un suspiro de alivio, era un buen hombre pero no conseguía entender como no se le había ocurrido antes, bueno, el caso es que ya no tendría problemas y que todavía quedaban algunas horas por delante antes de tener que irnos así que sonreí y dije:

-¿A donde te apetece ir ahora?

Le pregunte a Piro ya sin ideas.

Nada, ninguno sabía que hacer ahora, así que empezamos a dar vueltas sin rumbo fijo cuando llegamos a un parque nos sentamos en un banco a la sombra de los árboles, se estaba de maravilla.

-Sabes?-le dije- he estado pensando,-saqué de un bolsillo un bolsa aterciopelada y le expliqué sonriendo- tal vez esto pueda ayudarte, aquí dentro están las cadenas que ataban las medallas de mi familia, y son las que han mantenido atada a la ira, yo ya no las necesito, pero tu si, por eso quiero que las tengas, tal vez puedan servirte de ayuda. Y no es un pregunta.

-Espera,- dije antes de que se las guardase-, te las daré en la posada, antes debería limpiarlas, tienen demasiado rencor y odio acumulado como para dárselas a cualquiera.

Sonreí y miré al cielo, el sol empezaba a despuntar en el horizonte me levanté y dije:

-Es hora de volver, ¿vamos?

-Me da igual, como prefieras- Nos encaminamos al claro de antes y esperé- Yo también me iré dentro de poco, en cuanto vuelva Henry me despediré de la posada, puede que para siempre, pero no me importa, me he divertido, y yo creo que lo importante son lo buenos recuerdos ¿no?

Cuando se transformó, de repente empezó a hacer algo de frío, por lo que comento nunca se había convertido en ese dragón, entonces me habló de una forma muy educada, y no pude evitar sonreír:

-Así que esta transformación es educada ¿no es así?- dije mientras subía- estoy lista, ¿y usted? -dije sin poder evitarlo, los modales aprendidos en la corte me obligaban de forma casi instintiva a responder de forma educada cuando me hablan de ese mismo modo.

Esperé a que remontase el vuelo y subiese a los cielos para volver a la posada.

Se elevó y empezó a volar como si se tratase de un juego, era divertido y entretenido, y además con la puesta de sol al fondo era como pasar sobre un fuego esponjoso, incapaz de quemar más que por estar alejado, por el frío que transmitía mi compañero.

Aterrizó con suavidad en la posada y antes de que pudiese siquiera intentar bajar volvió a ser Piro, me sorprendí y cerré los ojos esperando el golpe, pero me cogieron en plena caída, Piro me dejó en el suelo y frotándose las manos dijo:

- Ya estamos aquí.

Le sonreí divertida.

-Vamos dentro, te estás helando y está anocheciendo.

Una vez dentro le eché una manta sobre los hombros y me fui a la cocina, allí limpie la ira del interior de mis cadenas, cambiándola por el buen humor que había aprendido a adquirir y se las di a Piro:

-Toma, ya no hay energía negativa, ni ira, ni odio, ni nada de eso. Cuando necesites un soplo de tranquilidad sostenlas entre las manos y cierra los ojos.

Después de entregarle las cadenas subía a mi habitación, y preparé la bolsa, pronto volvería Henry y yo me marcharía, al bajar salí al jardín para encontrar a Piro que ya no tiritaba, le pregunté si quería entrar y serví la cena, habíamos gastado muchas energías hoy, nos sentamos y le dije:

- Todavía le estoy dando vueltas a lo que me has contado de Darckus, y estoy pensando que si hay una fuerza oscura tan grande dentro de ti, algo debe controlarla, por lo tanto ¿no debe existir una fuerza igual o más poderosa pero benigna? Si no tu tendrías mal carácter y no lo tienes ¿no?-terminé riendo.

Acabamos de cenar y se abrió la puerta de la entrada y una voz muy fuerte y que denotaba una sonrisa retumbó por la posada:

-Ya he vuelto!!!