Bienvenidos a la posada SWEET DREAM

Por fin la gente abandono la posada y se fueron, algunos a sus habitaciones, otros a sus hogares, estaba realmente agotada, preparé una infusión revitalizante que mezcle con cerezas para que supiese bien, y puse dos vasos, que saqué a la barra, donde Piro se había quedado como clavado, se la puse delante y le dije sonriendo:

-Toma, debes estar agotado, esta bebida te dará energías para aguantar hasta después de cenar al menos. Muchas gracias, no habría podido hacerlo sola. -me acabé la bebida y me arremangué las mangas- Bueno, que quieres cenar, aún no la he empezado a preparar así que acepto sugerencias.

entré a la cocina esperando escuchar su respuesta desde allí para comenzar a buscar los ingredientes nada más supiese la respuesta, el efecto del zumo duraría solo un par de horas, no podía desperdiciar tiempo.

¿Que le sorprendiese? Pues bueno, me tocaba improvisar, cogí algunas verduras del huerto y las preparé salteadas, acabé por hacer una especie de estofado de carne, lo serví y nos sentamos a cenar.

-Siento lo de hoy, ha sido un día de locos, debes estar cansadísimo. Bueno, ¿cómo has acabado por llegar aquí? A mi me llamó un viejo amigo para que le ayudase a poner a flote una posada destartalada, si la hubieras visto cuando llegué, daba miedo, parecía que te fuese a atacar algo.

después de escuchar su respuesta y hablar un poco más recogimos la mesa y lavé los platos para después de decir buenas noches subir a mi cuarto, me duché y me acosté en la cama, para enseguida dormirme de puro cansancio.

Me desperté a las 4 de la mañana para poder empezar a preparar las cosas para abrir la posada, me vestí y bajé las escaleras hasta la cocina, entonces escuche sonidos fuera, y me asomé, Piro estaba fuera entrenando su multiplicación, sonreí para mis adentros, y entré en la cocina, empecé a preparar pan casero y tostadas, hice mermelada con algunas frutas del huerto, herví algo de leche y lo puse en una bandeja, salí fuera todavía con el delantal puesto y lo dejé en una mesa de mármol que había fuera, me acerqué a piro y le dije:

-Buenos días- el césped mojado crujió bajo mis pies todavía mojado por la rosada que caía de los pétalos de las flores como si fuesen gotas de diamantes.- Desde cuando estás despierto? la única que se despierta tan pronto normalmente soy yo y para prepararlo todo para abrir.

Me gustaba la mañana, sobre todo si es así de temprano, el sol empieza a salir, las gotas de rocío parecían diamantes cayendo desde las hojas, el aire aunque fresco no congelaba los huesos, y el aroma era fresco y suave.

-Bueno, ¿tienes hambre?, a las siete y media abrimos y tenemos que estar listos.

Por fin era hora de abrir, Piro se multiplico en 5 y el se quedó en la barra en la cocina no paraban de entrar pedidos entonces escuché un fuerte sonido fuera de la cocina, salté y salí para ver a un par de hombres peleándose, tenía el martillo de partir nueces en la mano y estaba dispuesta a usarlo, la gente se estaba apartando, asustada, y ellos mantenían a voz en grito una discusión que era mejor tener en privado, salí de la barra con el martillo en la mano y una sonrisa, se iban a enterar. me puse junto a Piro en la barra y le miré sonriendo, como retándole:

-A ver quien consigue parar antes a esos brutos? vale?

Piro se quedó allí quieto, esperando ver que hacía yo, así que me acerqué despacio, los dos hombres eran el doble de altos que yo, así que imponían un poco, pero me había enfrentado a magos oscuros, dos tipos no iban a poder conmigo, llegué a su lado y me quedé callada con una sonrisa en mi cara y el martillo sujeto entre las manos, esperé que notasen mi presencia, cuando lo hicieron se giraron para gritarme, supuse, pero mi sonrisa y el martillo golpeando mi mano izquierda les calló, les miré directamente a los ojos y les dije con una voz excesivamente controlada:

-Si quieren pelear, lo hacen fuera, ¿entendido?

Les miré, seria por fin, mientras el martillo seguía golpeando en mi mano, la amenaza se veía a la legua, sus caras se volvieron blancas y salieron de la posada pálidos, lancé un suspiro, esperaba no tener que enfrentarme a esto muy a menudo, me dejé el martillo en la mesa, miré al resto de clientes y hice una reverencia al tiempo que decía:

-Pido disculpas por este desagradable suceso, por favor sigan comiendo, la casa invita a una bebida.

Levante la cara y les sonreí, la sonrisa es muy importante para alguien que trabaja cara al público, hace que la gente se sienta cómoda y segura, recogí el martillo y volví detrás de la barrase lo estampé de forma débil a Piro en el pecho y le dije:

-He ganado.

Sonriendo victoriosa entré de nuevo a la cocina.

Lo vi todo por la ventana, Piro se transformo y les dio un buen susto a esos dos tipejos, la verdad es que me quedé a cuadros, cuando todos los clientes se fueron y tuvimos un tiempo de descanso, le arrastré a la cocina y le pregunté muy seria:

-¿Que ha sido eso de ahí fuera? cuando te has salido a decirles a esos tipos que se largasen.- estaba muy seria esperando una respuesta pero no pude evitarlo acabé por abrir los ojos como platos emocionada y dije- enserio, ¿cómo has hecho eso? ha sido genial, ¿yo también puedo aprender a hacerlo? ¿puedes enseñarme o solo puedes hacerlo tu? es increíble, ¿y has visto como han salido corriendo esos dos? estaban asustadísimos, la verdad es que ha sido bastante divertido.
Solté una risilla, me había parecido un poco cruel, pero no podía negar que había sido muy divertido. espere a que respondiese a mis preguntas, parecía una niña esperando aprender algo nuevo.

Me obligó casi haciendo que una de sus copias me llevase a rastras a subir a mi habitación. Después de que la puerta se cerrase me quedé de pie boquiabierta, sabía que no me lo había imaginado, estaba segura de que lo había visto, lancé un suspiro, no entendía por qué no quería decírmelo, pero no me iba a dar por vencida así como así, después de un par de minutos salí del cuarto y volví a bajar, tras colgar un cartel que anunciaba que la taberna cerraba por el resto del día me acerqué a la barra y me senté, entonces le hice girarse llamándolo:

-Camarero, hoy entrenamiento, debes saber tratar con los clientes,y responder de forma sincera sus preguntas, si no te ven sincero y comprensivo no querrán volver, así que hay que entrenarte.

Le dije sonriendo por mi pequeño juego.

Me siguió el juego, esto sería interesante, y además era muy divertido, con una sonrisa juguetona en la cara respondí:

-Quiero un zumo de naranja y no, no voy a parar hasta que me lo cuentes, venga, no puede ser tan malo, anda dímelo, me a parecido genial, y muy divertido, ¿como lo has hecho? y ¿puedo aprender a hacerlo yo?

Me había parecido muy raro que no me lo quisiera contar, pero no creía que fuese algo lo suficientemente malo como para asustarme. Así que sonriendo le pedí:

-Andaaaaa, dimeloooo, porfaaaa.

-Trato hecho,la cena a cambio de la historia.

Salté de la banca de la barra y me fui rápidamente a la cocina, un asado y para que no se arrepintiese de contármelo hice hasta postre, tarta de manzana con mermelada de naranjas, tardé más de lo que había pensado, pero el resultado me gustó. Puse la mesa y lo llamé sonriendo emocionada:

-La cena está lista, así que ahora es tu turno de cumplir el trato.

Me senté en la mesa y esperé a que llegase y empezase a contarme como lo había hecho.

Me lo dijo de sopetón y esperé para que contase algo más pero no dijo nada entonces me quejé, más bien en broma:

-Eso no vale, con lo que me ha costado y solo me dices eso, ¿te parece justo?-lancé un suspiro- bueno supongo que eso explica todas mis preguntas, así que más que una pregunta es una petición, verás siempre he querido volar, me dejarías volar algún día, puedes rechazarlo, y a he dicho que es una petición.

Serví la tarta y esperé.

-¿De verdad?¿No te importaría? Muchas gracias, siempre he querido volar, pero nunca he tenido la oportunidad de hacerlo- no podía parar de sonreír, estaba sorprendida, pensaba que igual se molestaba por mi petición, pero al parecer no lo hizo, y cuando me pregunto que cuando iríamos dije- no lo se, no me importa,cuando no estés cansado, te dejo elegir a ti.

Me levanté para recoger la cocina, y le dije recordando esta mañana:

-Por cierto, no es necesario que te esfuerces tanto, ahora mismo debes de estar agotado te has levantado muy temprano y no has descansado en todo el día, si te acabas por desmayar de cansancio la medicina te dejará muy mal sabor de boca, y a mi muchas ganas de vomitar, no quiero verme obligada a prepararla, así que relájate o tendré que hacer de niñera.

Me reí un poco y me volví a sentar, estaba cansada pero muy contenta.

Piro subió a su habitación, pero se había dejado algo sobre la mesa, así que subí a llevárselo y llamé a la puerta, no abrió nadie, debía estar dormido, entré en silencio y lo dejé sobre la mesilla de noche, y le vi, definitivamente estaba agotado, le puse la manta por encima y note su respiración algo desacompasada, debía haberse desmallado, lancé un suspiro y puse mis manos sobre él sin llegar a tocarlo, una pequeña luz salió de mis manos y su respiración se acompaso, dormiría como un bebe.

Salí del cuarto, ahora la que estaba más que agotada era yo, me dirigí a mi cuarto y caí rendida en la cama, levantándome logré cambiarme de ropa, tumbarme y taparme antes de dormirme.