Un encargo delicado [LIBRE: Alywe, Abysso y Azogue]

Al menos Azogue me estaba acompañando a tanto que buscaba a la pequeña, ahora que lo tenía más cerca denoté que no era un demonio como yo, él era de linaje puro, ¡un demonio de verdad! como diría mi difunto padre; su presencia imponía respeto de alguna manera y por eso o simple prejuicio ya no me salía natural mentirle como al principio:

—La busco por simple diversión, no creo que sea capaz de dañarla ¿sabes? tiene algo que me recuerda a mí en la infancia, es perseverante y tenaz, casi que podría admirarla... pero de una manera enfermiza— le contesté al sangre pura mientras caminábamos, fue cuando entre los chispazos eléctricos previos a una lluvia naciente vi una silueta difusa a lo lejos desplazarse sospechosa, y no sé, no puede ser ella, de seguro ya se había ido al interior del bosque, pero bueno, guiado por mis instintos tal vez el universo me ofrezca otro recreo distinto.
—¿Cuál es tu nombre, espadachín? no creo haberte dejado presentarte hace un rato— le expuse en tono sociable pese a que mi rostro no se salía de la ansiedad de acechar; los ojos lo decían todo a la vez que avanzábamos a campo abierto (con esos relámpagos iluminándonos la figura nos verían llegar quienes sean que jueguen bajo la lluvia, o escapando de ella, en esa ¿granja? de gente pobre). A lo que de seguro cometí un error al decirle la verdad, tal vez era peor que yo este individuo, tal vez él terminaría asesinando... y no sé si a ella o a mí, hacía mucho que no intercambiaba con un ser infernal de ese aura, toda mi vida me desenvolví entre humanos y elfos oscuros, y vampiros, y seres cuya maldad era simple; mientras éste no fuera como mi padre en lo bizarro, bien, todo estaba en orden. Me siento tan paranoico cuando hago maldades, siento que todos son como yo ¡Por las flamas del Averno!

Corrí todo lo que pude hasta alcanzar el cobertizo. La sensación era muy siniestra. Cuando entré y pude ver gracias a un fogonazo de luz de un rayo que había caído no muy lejos, pude fijarme que del techo colgaban ganchos oxidados y que las paredes estaban repletas de instrumentos de arado así como otros utensilios para trabajar el campo. No habá animales, aunque sí estaba todo dividido en cuadrículas para cada uno de ellos, las fui contando y había unas quince. Eran amplias algunas y otras más pequeñas, y las cercas eran de distintas alturas, seguramente para guardar a diferente tipo de ganado. La paja que una vez cubrió el sueloo ahora estaba medio podrida o era mantillo, y olía a excrementos de los animales que una vez estuvieron. Un abono ideal para el campo. Al menos, no había restos de ningún animal que pudiera atraer a depredadores.
Encontré un tablón que parecía una puerta arrancada y lo escogí para tumbarme, luego me cubrí con lo que parecía un saco de grano que estaba vacío. Estaba empapada y tenía frío y aunque seguro que ya me habían picado las pulgas y que me picarían más, era mejor que resfriarse y arriesgarse a coger fiebre con todo lo que ello implicaba.
¡Yo yo que hace un rato pensaba que mi mayor preocupación era que el encargo que tenía que hacer era matar a alguien! Nunca había matado, pero esta noche, estaba dispuesta a ello.

Me acurruqué bien dentro del saco para dejar de tiritar y cerré los ojos para conciliar mejor el sueño.

Oí sin mucha atención a las razones que expuso Abysso, aunque me hizo gracia cuando mencionó que no podría atacarla. ¡¿Y qué cojones había hecho antes cuando maquinó con la magia para atraparla?! ¿Y decía que por simple diversión? Ni que fuera el juego del gato y el ratón (me gustaba ser el gato en la mayoría de las veces)... Fijo que pretendía raptarla, o asesinarla... o cosas peores en las que, aunque me encantaba meterme en esos temas, las reglas del foro prohibían mencionar en un rol. Dejando a un lado las intenciones de los demás, procedimos con la búsqueda de la enana. La lluvia comenzaba a mojarnos y los rayos rasgaban la atmósfera, besando la tierra con una frénetica pasión. Ante lo último que dijo Abysso, contesté:

- Tengo de nombre Azoxeroth, pero suelen llamarme Azogue.

Nos quedaba poco para introducirnos en una especie de casucha destartalada. Tenía pinta de granja, aunque juzgándola por su estructura y por el tiempo nocturno, diría que ni un zulo en sus peores días. Cuando la enana se perdió entre los cadáveres de ''Cazademonios'' que habíamos dejado, tuve tiempo de ver que tenía una herida en la espalda. Si iba por el bosque y con tanta humedad, el riesgo de infección aumentaría en buen grado. Así que, si tenía luces, lo más probable es que se hubiera ocultado en algún sitio. Veamos si la suerte de Abysso no nos iba a fallar. Antes de entrar, comenté al demonio en broma:

- ¿Hueles su miedo?

—¿Hueles su miedo?— me preguntó a tanto la lluvia comenzó a ser una molestia en mi ropa.

—Para mi suerte, no soy un demonio de tu status, mis sentidos no son tan avanzados, a penas puedo distinguir a los de mi especie casi por intuición— le respondo a lo que distingo voces no tan lejos, una madre asustada en busca de su hijo caminando con una niña de la mano y sosteniendo un para-aguas en la otra. Sonreí con una depravada cara llena de malicia:
—Ehm, sígueme Azoxeroth...— añadí para acercarme a esa triste campesina.

—¡Oh señores! que suerte les encuentro ahora, son ángeles del mismísimo Más-Allá, ¡ayudadme! hemos tenido una horrenda pelea familiar, mi esposo es un monstruo, hizo que mi hijo se escapara con su violencia paternal y...
—...Bien bien, ya entendí, no llore, basta; ¿sabe qué? la ayudaremos, pero sólo si ha visto a la mocosa que ha de haber pasado corriendo por acá no hace tanto.
—Oh señores, sí la ví, pero no presté atención, con esta tormenta ha de estar por los alrededores, no sé, ¡sólo ayudadme a hallar a mi niño!

—Magnífica información ¿no es así, Azoxeroth? parece ser que tus sentidos no te engañan ni un poco, ¿dices que la sigamos buscando?— comenté ignorando a la llorona, la verdad la ropa húmeda contra mi cuerpo era toda una molestia y posponer la búsqueda ya no me incomodaba (se había apagado mi hambre de cazar con tanta agua); además de seguro sabría más de ella pronto...

Oí voces fuera, a duras penas podía distinguirlas por la lluvia, pero parecía que había una mujer con un disgusto muy grande. Las otras voces sonaban masculinas. Esta vez, no sólo me cubrí con el saco si no que me metí dentro. Estaba algo mareada, probablemente tuviera fiebre. Pero me quedé ahí metida y pronto volví a caer en un profundo sueño. Eso sí, volvería a por el saco de monedas que escondí y acabaría la tarea que me habían encomendado. Me había demostrado la gente que no merecía la pena hacer nada por nadie, no había recompensa. En cuanto a ese demonio... jamás olvido a mis deudores, y ya sería más mayor y podría ponerle en su sitio, pero por ahora sólo quedaba esperar.
Era como si se me estuviera haciendo una pequeña lista de quehaceres para el futuro. Sólo esperaba que no fuera interminable.

Al parecer, nos habíamos topado con una señora desesperada. Necesitaba auxilio y Abysso supo aprovecharse de la situación preguntándole por el paradero de la enana buscada. A pesar de ser un demonio, aprecié su sagacísima astucia. En mi vida había visto a alguien manejar tan bien un diálogo. Aunque su apariencia le delataba, parecía como si se hiciera de confiar. No sabía si era por nuestra sangre demoníaca, pero en Delork-Kas él podría ocupar un buen puesto, si es que no lo tenía. Bueno, daban igual los planes futuros y los presentes.

Desconocía lo que Abysso quería hacer, pero yo ya habñia perdido las ganas de ir en busca de ella. En cuanto a la última pregunta del demonio pálido, contesté:

- Con esta lluvia, apenas daremos con ella - la precipitación arreciaba en su intensidad - Además, ya no merece la pena que la busquemos, probablemente se hizo pasar por huérfana y algún capullo bondadoso la haya acogido.

Con manos en bolsillos, me encaminé a ninguna parte, cuando de repente, paré y me giré a ver a Abysso. Con un suave destello de interés, le pregunté:

- ¿Vas a algún lado, Abysso?

[DEJO POST]

Azogue me había preguntado si iba a algún lado una vez que decidió lo mismo que yo, parecía ser que el agua también comenzó a molestarle tanto como a mí.
—Pues fue de gran significación que me acompañaras hasta aquí de todas maneras, las vueltas de la vida alejaron a mi presa a cambio de este encuentro; de seguro tendré que toparme contigo otra vez, a lo mejor te notificaré con una paloma mensajera por si sale algo divertido que no involucre este aguacero.

Y tomamos rumbos diferentes finalmente, ni siquiera nos dimos la mano, el Cosmos en su acción-reacción ya había enlazado algo mayor que simples formalidades: sólo esperaba que la próxima vez el entrecruzamiento de caminos fuera para una cerveza, una fiesta, y no campos embarrados.

—Te encontraré pequeña, te lo aseguro, tal vez no mañana, tal vez no la semana que viene... bueno, tal vez no el año entrante y... ¡Pero juro que nos volveremos a ver! Tu alma no puede pasar desapercibida en mi vida, ¡yo que...!
Entonces la mujer llorona interrumpió mis pensamientos, parecía ser que en vez de seguir a Azogue se encaminó en mi dirección para rogarme que cumpliera mi promesa ¡Oh maldito largo regreso a casa!

[Dejo Post]