Tras una dura pelea, Dielf, que tenía buena puntería, le mató. Dijo que nos fuésemos y yo estaba de acuerdo, es más, cerca estaba el verdadero oasis, calculo que serían unos 20 minutos aproximadamente, y estaba empezando a amanecer y no quería que el sol nos diese. Entonces, de repente, Alywe despertó. Estaba confusa, pero parece que se iba recuperando rápidamente. Me acerqué a ella y me senté.
- ¿Estás bien? - le pregunté con voz dulce. Intentaba levantarse, pero no era bueno. - Túmbate, estás mejorando, pero ha sido un golpe duro - dije - Creo que estás bastante bien, pero será mejor que te llevemos cogida un rato, porque no conviene que andes ahora, quién sabe si algo te ha infectado al caerte en la arena. Dicen que hay cosas muy extrañas en la arena del oasis. Además, tenemos que irnos de aquí deprisa, pues notarán rápido la muerte de este y nos querrán perseguir. El oasis real, está a unos 20 minutos a buen paso, allí podremos descansar. - dije. Recogí mis cosas, enfundé mi espada y cogí en brazos a Alywe, como había hecho antes. - Vamos, Dielf - dije. No le había dejado tiempo para que se preocupase mucho por ella, pero teníamos prisa, y ya podrían hablar y todo cuando llegásemos al oasis.